Secretos Templarios.
Siete enigmas que ponen en jaque a la Historia La Orden del Temple está plagada de misterios
relacionados con el Santo Grial, el tesoro del Templo de Salomón, el secreto de María Magdalena, la Sábana Santa, la decapitada cabeza del Bautista... Conocimientos esotéricos, herejías y maldiciones póstumas mezclan leyenda y realidad para tejer la historia del Temple en un enigmático tapiz cuyas principales claves intentamos desvelar.
LA DINASTÍA DEL SANTO GRIAL
Apellidos que se repiten en la historia
No hay misterio más legendario que el del Santo Grial. En realidad, no se sabe muy bien en qué consiste
tal objeto. En general se identifica con el cáliz de la última Cena, o con aquel otro en el que José de
Arimatea recogió la sangre que manaba del costado de Cristo, que a la postre bien pudieran ser el
mismo.
En lo que la tradición no duda es en adjudicar a los templarios la custodia de su secreto, fuera éste cual
fuese. En los romances sobre el Grial escritos en los siglos XII y XIII abundan las referencias en este
sentido. El Parzival de Wolfram von Eschenbach identifica como templarios a los caballeros que
defienden el castillo de Munsalvasche, donde se guarda el Grial. De otro famoso romance, titulado
Perlesvaus, algunos eruditos afirman incluso que fue escrito directamente por un templario.
Pero lo que más nos interesa para seguir desvelando las claves de esta intriga es que, relacionados con
el Grial, nos encontramos de nuevo algunos de los apellidos representados en el famoso cónclave
presidido por el conde Hugo de Champaña en 1104. La corte del condado se asentaba en la ciudad de
Troyes, sede eminentemente templaria y griálica. Templaria, entre otras cosas, porque allí se celebró el
Concilio de 1129 que reconoció oficialmente al Temple como orden religioso-militar. La "Milicia de
Cristo", como se la citaba frecuentemente. Y griálica porque a la corte de Troyes pertenecía el autor de
El cuento del Grial, uno de los más conocidos romances sobre la materia. Se llamaba Chretien de
Troyes, escribió su romance en el último cuarto del siglo XII y se lo dedicó al conde Felipe de Flandes,
que era nieto por línea materna de Fulko de Anjou, uno de los asistentes al cónclave de 1104, templario
de primera hornada y rey de Jerusalén en 1131. Además, en 1177 Felipe estaba en Tierra Santa,
apoyando a su primo hermano Balduino IV, entonces rey de Jerusalén, del cual era presunto heredero.
Coincidencias significativas
¿Fue Balduino IV el "Rey del Grial"?
Balduino IV padecía la lepra y estaba tullido por una parálisis que apenas le ermitía moverse. Le
llamaban el "Rey Leproso". Y en los consideren romances griálicos, la figura que custodia el Grial recibe el nombre de "Rey Tullido", pues padece una mágica enfermedad que sólo el Cáliz puede sanar. Este paralelismo ha hecho que muchos investigadores consideren a Balduino IV como el Rey del Grial en esas fechas.
EL LINAJE SAGRADO
¿Tuvieron hijos Jesús y María Magdalena?
Si Jesús era rabino, debía estar casado, ya que la ley judía, la Mishna, establece que "un hombre soltero
no puede ser maestro "
Para muchos investigadores, el Grial es el símbolo de María Magdalena como esposa de Jesús y madre
de sus hijos. Un matrimonio dinástico que unía las casas reales de Benjamín y de Judea, luchando por
arrancar a los invasores romanos el trono de Jerusalén que pertenecía a su sangre.
Que Jesús era descendiente del rey David y, por tanto, rey legítimo de Israel, lo dicen los Evangelios
canónicos y el INRI que coronaba la cruz. Que estuviera casado con María Magdalena no lo dicen, pero
es muy probable, ya que si era maestro de la ley (rabino), debía estar "obligatoriamente" casado, puesto
que la ley judía, la Mishna, establece que "un hombre soltero no puede ser maestro". Pero también hay
otros textos que así lo indican.
Los investigadores han rastreado la posible descendencia de Jesús, y han creído encontrarla en una
línea que, a través de los reyes merovingios, se continúa dando nacimiento a las familias que formaron la nobleza y las primeras casas reales europeas. A este linaje sagrado pertenecería Godofredo de Bouillón, conquistador de Jerusalén, que recuperaría así un trono al que tenía derecho de sangre. Y también compartirían esa sangre los Capeto, los Habsburgo, los Aragón, los Anjou...
¿Qué dicen los romances medievales del Grial sobre esto? Los estudiosos encuentran una curiosa
evolución en el nombre de este objeto. En los textos más antiguos se le denomina Sangraal o Sangreal,
palabra que se descompone en dos: San Greal, esto es, Santa Copa, pasando a identificarse entonces
con el Santo Cáliz. Pero los investigadores opinan que el sentido de la palabra Sangreal no era ése, sino
Sang Real, es decir, Sangre Real, aludiendo a la estirpe davídica a la que pertenecían los hijos de Jesús
y María Magdalena.
En los romances medievales hay una verdadera obsesión por presentar a los buscadores del Grial como
descendientes de este linaje. Así, en La Demanda del Santo Grial, se presenta a Galaz como "del alto
linaje del rey David". En Lanzarote del Lago, se dice que el origen de este caballero "es el del rey David".
Y en La Muerte de Arturo, de Malory, se afirma que "Lanzarote viene del octavo grado de nuestro Señor
Jesucristo, y Galahad del noveno". Es decir, los hacen descender directamente de Jesucristo.
Pero hay más. Wolfram von Eschembach, en Parzival, presenta a su héroe como "un Anjou de
esclarecida estirpe". De manera que tenemos aquí, otra vez, uno de los nombres ya citados en el
enigmático cónclave de Champagne: un Anjou de estirpe davídica, considerado como posible
descendiente de Jesús y de María Magdalena.
Puede que el Grial no fuera otra cosa que la secreta existencia de esta estirpe sagrada. En el
Perlesvaus, el Grial se describe simplemente como un secreto relacionado con Jesús, algo que debe
guardarse porque no hay que "descubrir los secretos del Salvador" como tampoco se tiene que descubrir
a quienes "les corresponde guardarlos", frase que alude a los templarios.
Ocultando el Grial
¿Poseían los cátaros la reliquia?
Igual que sucedía con los templarios, de los cátaros también se decía que estaban en posesión del Grial.
Sin embargo, cuando en marzo de 1244 cayó el castillo de Montségur, última resistencia cátara, los
cruzados no encontraron nada que se identificara con el Grial.
La tradición asegura que algunos defensores consiguieron salvar este secreto escapándose de la
fortaleza por los escarpados riscos.
Las ruinas de los castillos cátaros de Puivert Termes, Arques, Peyrepertuse... salpican hoy el
Languedoc. En ellos se alzan los restos del castillo de Blanchefort, familia a la que pertenecía el sexto
Gran Maestre del Temple.
Los orígenes celestes del Grial.
Desde el antiguo Egipto a Japón hallamos el mismo simbolismo.
El mito de un linaje real de origen celeste nos fascina. Pero no es frecuente que un artículo breve brinde
al lector una imagen clara y didáctica de esta tradición: una panorámica capaz de abarcar su presencia y
su misterio en Oriente y Occidente, desde el alba de la historia hasta nuestros días. En eso consiste el
mérito de este texto, que nos conduce del antiguo Egipto a Japón y a la Europa medieval, para
mostrarnos que estamos ante una leyenda inmortal y ante un legado tan antiguo como la propia
humanidad.
Comenzamos nuestro viaje en el antiguo Egipto. Pero esta historia es mucho más antigua.
Probablemente se remonta hasta los orígenes de la presente Humanidad. Sin embargo, la tradición
egipcia nos ofrece dos ventajas para entenderla: un testimonio arqueológico significativo de la creencia
en la unión de lo divino y lo humano, y la posibilidad de seguir esa tradición desde aquella época hasta
nuestros días. Al escoger esta cultura como punto de partida será más fácil ver cómo este mito -hoy
todavía vivo encarnó en las sociedades antiguas y cómo, a partir de cierto momento, determina-nadas
escuelas de iniciados decidieron transmitir ese legado en secreto a la posteridad.
«El Señor del Zed»
Hace miles de años, en el delta oriental del Nilo surgió una ciudad llamada Busiris, la «residencia de
Osiris». Aquí descubrimos los vestigios más antiguos del culto a este dios en época predinástica. En
Busiris, los fieles de Osiris lo identificaron como el «Señor del Zed» (pilar que simbolizaba estabilidad,
fertilidad y resurrección) y esta deidad tomó el relevo de otra más antigua: Anedjty, un dios pastor. Este
era representado con barba, un tocado coronado por dos plumas y una cinta que colgaba por la
espalda. Sus enseñas incluían un cayado, que se convertiría en el cetro de Heka (la deidad de la
magia). y una fusta llamada Nekhekh (nombre derivado del término nekh, que significa defender).
Más tarde, estos símbolos serían heredados por Osiris y adoptados como emblemas del poder regio por
los faraones. El significado de dichos símbolos remitía a un principio fundamental: el del rey-pastor que
guía y al mismo tiempo defiende a su pueblo. Los dos objetos en las manos del dios (y del faraón)
también indican cómo en la auténtica soberanía sagrada el poder real no está nunca separado del
sacerdotal.
En su libro El legado mesiánico, Baigent, Leigh y Lincoln afirman lo siguiente a propósito de la figura del rey-sacerdote: «El principio ligado a esta figura se extendía a todo el mundo antiguo, no sólo en las culturas clásicas del Mediterráneo y del Medio Oriente, sino entre las tribus celtas y teutónicas de Europa. Entre otras cosas, la realeza representaba una especie de conducto a través del cual el hombre se mantenía unido con sus dioses».
En el curso de toda su historia la monarquía egipcia estuvo estrechamente ligada al mito de Osiris, Isis y
Horus. Pero no se trataba de un relato sagrado exclusivo de esta cultura. El drama del rey herido o
muerto y vengado por su hijo se repite en todos los contextos. También lo encontramos en infinidad de
obras literarias, como en el Hamlet de Shakespeare.
La trama del asesinato de Osiris es bien conocida. En su libro Mito y símbolo en el antiguo Egipto,
publicado hace más de cuarenta años, el profesor R.T.L. Rundle llamó la atención sobre un aspecto
importante del culto de este dios. Entre otras cosas, Rundle afirmaba: «Las aguas de la inundación anual
provenían del muslo del dios. Esta idea es la razón por la que el muslo de Osiris era preservado como
una reliquia en muchos templos. La nueva inundación barría con los demonios que habían dominado la
tierra durante el período del gran calor y la sequía».
También explica que el culto de Osiris fue introducido en Abydos antes del 2050 a.C. A mitad de camino entre el norte y el sur, esta ciudad era el centro ideal de las peregrinaciones y en la época de la primera dinastía faraónica estaba consagrada a una divinidad llamada el «Señor de los Occidentales», que después sería asimilada a Osiris.
Los ritos seguían el esquema original de Busiris. Según Rundie Clark, «debemos imaginar el santuario
principal situado en un bosquecillo. La parte más importante era una plataforma rodeada de agua a la
que se accedía ascendiendo por unos escalones. Ese túmulo simbolizaba la primera tierra, surgida del
océano primordial (Ta-Ur), que daba nombre a toda la región. En dicha isla se recomponía el cuerpo
mutilado de Osiris y tenían lugar las vigilias nocturnas de las sacerdotisas que representaban el papel de
Isis y de su hermana Nephtys. Seguían tres días y tres noches de lamentaciones: el período de «la
Pasión», cuando dios yacía muerto y las dos diosas le lloraban».
Después de otros complejos rituales, se representaba el triunfal retomo de Osiris a su templo. Por último, y como punto culminante de esta sagrada celebración, se erigía un simulacro de Zed. Este gesto
significaba que Osiris había resucitado. Existe un texto muy interesante sobre este culto en el Libro de
los Sarcófagos (228), que tiene el simbólico título de Fórmula para ser el primero en entrar y el último en salir entre los participantes del banquete en las fiestas de Osiris. R. Clark especifica que compartir la
comida con el dios era sinónimo de felicidad perfecta y que conocer los rituales resultaba de gran ayuda, tanto en la vida como en la muerte.
A comienzos del este texto vemos al iniciado (o alma del difunto), identificado con Horus cuando pide
autorización para entrar en el palacio de Osiris: «He venido hasta aquí para salvarme a mí mismo y avivar mis dos cobras (los ojos); para permanecer en la residencia del padre Osiris y ahuyentar la enfermedad del dios sufriente; para poder presentarme ante un Osiris en toda su fuerza; para poder renacer con él en su renovado vigor; para poder revelaros qué tiene el muslo de Osiris».
El Grial y «el hijo de la viuda»
Clark captó con agudeza una extraña coincidencia: la increíble similitud entre estos textos iniciáticos
egipcios y los romances medievales sobre la búsqueda del Grial. En éstos, el personaje del Rey
Pescador tiene una herida en el muslo que no sanará hasta la llegada del héroe predestinado, como
sucede con Osiris, a quien acude a salvar Horus. Por su enfermedad, el reino se ha convertido en «la
tierra desolada» -evocadora de la sequía simbolizada por la victoria transitoria de Seth en Egipto-, a
causa de la relación indivisible entre un monarca sagrado y su reino. Cuando el héroe plantee la
pregunta clave (¿a quién sirve el Grial?), el rey herido en el muslo recobrará la salud y la tierra volverá a florecer, del mismo modo que en Egipto se restituye la justicia cuando Horus vence a Seth.
Pero las coincidencias no se detienen aquí. En los romances del Grial, el héroe (Parsifal) es llamado «el
hijo de la viuda», exactamente como Horus, nacido de Isis después de la muerte de Osiris. Este
apelativo se encuentra también en la tradición gnóstica y se conserva hasta hoy en la masonería.
El castillo del rey, y templo del Grial, está situado en la cima de una montaña llamada Montsalvatge, que Albrecht von Scharffenberg describe como hecha de ónix y «resplandeciente como la Luna». También en esta montaña, como en Abydos, encontramos la colina primordial o «primera tierra»: el monte Meru de las antiguas tradiciones. No es casual que el término egipcio para pirámide sea Mer, ni
que el castillo del Grial sea descrito como «rotatorio», condición que evoca su posición «polar». Este
punto señala el eje de rotación, el centro inmóvil en torno al cual gira el mundo. Por eso, la estrella polar que indicaba el centro en tomo al cual giraban «las indestructibles» (las estrellas que nunca se
ocultaban) tenía tanta importancia para los antiguos egipcios, simbolizaba la vida eterna y era una
referencia celeste a la que apuntaban las aberturas de las pirámides.
John Matthews sostiene que en las tradiciones budistas japonesas que tratan del monte Meru, éste
también está representado rodeado de agua. En torno a dicha isla o colina primordial giran el Sol y la
Luna, y el Fénix vuela entre sus árboles. También en Egipto clave Fénix (Bennu), fue representada
posada en la tierra primordial surgida de las aguas. Y Matthews agrega: «Un espejo de bronce proveniente del tesoro de Shosoui, en el monasterio Todajdshi en Nara, Japón, muestra el monte Meru rodeado por un océano donde un pescador navega en su barca. Quizás sea una forma de manifestación del dios Vishnu, representado a veces como 'pez de oro' o también como 'el pescador de luz'. En este caso aparece como «el custodio de la montaña sagrada». Exactamente como sucede con el rey pescador en las leyendas europeas del Grial.
También en Abydos se decía que Osiris navegaba en el lago del Templo en su barca Neshmet. Y a
propósito del Fénix, recordemos que, en su Parsjfal, Wolfram von Eschenbach afirma que en
Montsalvatge, gracias al poder del Grial, «el Fénix arde y se reduce a cenizas para resurgir de éstas más
espléndido que nunca».
Cuando observamos que las coincidencias resultan tan significativas, cabe preguntarse: ¿qué voluntad
hizo revivir estas antiquísimas tradiciones en los romances caballerescos de la Europa medieval?
En su libro El Santo Grial, Baigent, Leigh y Lincoln señalan: «A pesar de la desaprobación de la Iglesia,
estos romances florecieron durante casi un siglo y dieron origen a un auténtico culto. Con la caída de
Tierra Santa, en el año 1219, la disolución de los Templarios entre 1307 y 1314, también desaparecieron
de la historia los romances del Grial, al menos por un par de siglos. Más tarde, en 1470, el tema fue
retomado por Sir. Thomas Malory en su famoso relato La muerte de Arturo, y desde entonces siempre ha tenido un puesto más o menos relevante en la cultura occidental».
Podemos afirmar que tras la floritura literaria del ciclo del Grial se hallaba la misma fuerza que dio origen a la orden de los templarios. En los romances, entre otras cosas, los guardianes del Grial llevan con frecuencia la cruz granate sobre el vestido blanco y, además, se les define como «Templarios»,
sugiriendo que representan a una sociedad secreta.
Para comprender este enigma debemos retroceder en el tiempo. En Egipto existía una tradición iniciática que se remontaba a una época anterior al Diluvio. Según dicha tradición, su origen se halla en la tierra primordial. Enoch y Noé pueden definirse como eslabones de esta. Con el tiempo, por una serie de circunstancias que no podemos detenemos a describir, tal tradición se hizo en parte incomprensible o fue olvidada.
Sin embargo, en cierto momento un extranjero consiguió reavivarla en el país del Nilo. Se llamaba José,
y el faraón lo nombró virrey de Egipto. El soberano le distinguió con un nombre más bien enigmático:
Zafnat-Paneach. Michael Drosnin afirma que significa «decodificador del código».
Este José bíblico se casó con la hija del sumo sacerdote de Heliópolis, la ciudad que los egipcios
llamaban lunnu (la «Columna» o pilar del Bajo Egipto). Su equivalente en el Alto Egipto era la ciudad de Nekheb.
Heliópolis era una urbe sagrada, asociada con el mítico Fénix, donde estaba el misterioso Ben-ben (otra
forma del pilar). En los siglos posteriores, después del Éxodo, en Israel se mantuvo la antigua tradición
de la existencia de una línea de sangre que desde Noé llegaba hasta David, otro rey-pastor que tenía el
título de Mesías (Ungido). Las dos columnas del templo que su hijo Salomón construyó recogían el
mismo simbolismo que las del Reino unificado del Alto y del Bajo Egipto. Knight y Lomas, en su libro La llave de Hiram, especifican que la columna de la izquierda era «el pilar real, símbolo de la estirpe
davídica», que representaba a Mishpat (la Fuerza) y era llamada Boaz, nombre del bisabuelo de David.
La de la derecha era el pilar sacerdotal, simbolizaba a Tsedeq (la Justicia) y se denominaba Jachin,
nombre del sumo sacerdote del templo. El arquitrabe, que está encima de las dos columnas, tiene la
clave de bóveda (Shalom), que las une en una estructura única.
Shalom es una palabra hebrea muy conocida como saludo que augura paz. Knight y Lomas sostienen
que este término «tenía para los hebreos de aquella época una acepción más amplia y expresaba una
condición de fortuna y de bienestar general. Sin embargo, Shalom no era un don ofrecido de modo
desinteresado, sino reservado a quienes fueran dignos de instaurar en la tierra el reino de Yavhé: un
orden moral de gobierno sostenido por las columnas real y sacerdotal». Y recordemos que el nombre
«Salomón» -el hijo de David- tiene la misma raíz que Shalom.
Según Baigent, Leigh y Lincoln, en algunos textos esenios se mencionan dos Mesías, llamados de David y de Aarón, representantes del poder real y del poder sacerdotal respectivamente. Pero en La Palestina del siglo I a.C. también existía la expectativa del advenimiento de un rey-sacerdote que encarnase la clave de bóveda, capaz de hacer de las dos columnas del Templo una sola («La piedra descartada por los constructores se han transformado en piedra angular»).
Esta piedra angular, no es utilizable en el curso de la construcción, sino sólo al final. Por eso, silos
constructores no son expertos y no comprenden su función, se corre el riesgo de que sea desechada.
Basta con reflexionar para entender su equivalencia con el Ben ben, que en un tiempo estuvo encima de
la columna o pilar de Heliópolis y que, como el piramidón, simbolizaba el punto donde la multiplicidad
está unificada: «la corona» de la pirámide, punto de unión entre el Cielo y la Tierra.
Por eso, el rey-sacerdote, el Mesías (Cristo en griego) es la encarnación del Grial mismo en una de sus
formas. No sólo la sangre del Cáliz, sino ante todo la piedra (el Zed egipcio). Este es el Lapsit Exillis del que habla Wolfram en su Parsifal, expresión que se comprende como Lapis ex Coelis («la piedra que
cayó del cielo»).
Según la leyenda, María Magdalena, sacerdotisa y compa Francia, es la Sang estirpe tarde dinast.era
del Mesías, habría hallado refugio en llevando consigo el Santo Grial, que también Real (Sangre Real).
De este modo, la sagrada de David se habría perpetuado y más resurgió en la primera casa real de
Francia: la dinastía de los Merovingios.
Guardianes de la sangre divina - Priorato de Sión: ¿La verdadera historia?
El supuesto tesoro hallado en Rennes-le-Cháteau permaneció durante seis décadas en el olvido. Pero, a
partir de los años sesenta, comienzan a aparecer en Francia una serie de opúsculos y artículos
relacionados con este enigma, aparentemente promovidos por un misterioso Priorato de Sión. Los
documentos iniciales dieron lugar a sucesivos libros que han seguido proliferando continuamente,
extendiéndose por otros países.
En 1982 un polémico best-seller da a conocer esta fantástica historia en los principales países
occidentales. El enigma Sagrado sintetiza una larga investigación realizada, junto a Michael Baigent y
Richard Leigh, por el productor de TV Henry Lincoln, que diez años antes había dado a conocer en
Inglaterra el misterio de Rennes-le-Cháteau a través de unos documentales realizados para la BBC. Poco después, gracias al buen hacer de Colin Bioy -industrial y sanador excepcionalmente relacionado en los círculos esotéricos- y al hecho de convertirme en agente de prensa de estos autores en España, tengo la oportunidad excepcional de conocer de primera mano los entresijos de este complejo misterio.
El trío pronto sospecha que todo el material inicial, que da lugar a su investigación, ha salido de una sola fuente. Para ellos, "es obvio que alguien tiene interés en promocionar Rennes-le-Cháteau, en llamar la atención del público sobre esta historia, en generar publicidad y nuevas investigaciones". Y este interés no es económico. Se trata de difundir una propaganda que de credibilidad a una idea, mientras que los responsables de la misma se mantienen en la sombra. Según éstos, cada nuevo fragmento de
información ha contribuido a intensificar el misterio y parece ser una pieza más de un extraño
rompecabezas. Tras los mismos se insinúa la existencia de un secreto de proporciones monumentales
y explosivas.
Los documentos secretos
Los documentos están firmados mediante pseudónimos relacionados con este tema y conducen a los
tres autores a una enrevesada investigación, de dimensiones insospechadas y aparentemente
amedrentadoras. De este denso cúmulo de informaciones emergen algunos puntos claves que el
Priorato pretende presentar como hechos históricos y cuyo posible fundamento es estudiado por los tres
autores, quienes aseguran haber sido los primeros en asombrarse ante la amplitud insospechada de su
investigación y por las insólitas perspectivas a la que ésta les conduce.
Partiendo de los descubrimientos realizados por el cura Sauniére y siguiendo una multitud de pistas
sembradas por esta organización, los tres investigadores reconstruyen una versión paralela de la historia
del cristianismo en Europa. Según esta: Jesucristo habría sido un heredero de la casa real de David,
que como tal podría convertirse en mesías-rey de Israel, siendo considerado un rebelde por los romanos.
Su presunta esposa, María Magdalena, habría abandonado Jerusalén para refugiarse en el sur de
Francia, donde existía desde hacía mucho una prominente comunidad judía, tal y como relatan las
leyendas de la zona y antiguas tradiciones cristianas, sólo que lo hizo con sus supuestos hijos.
Los descendientes de éstos habrían perpetuado su sangre mediante enlaces con diferentes familias
nobles europeas. Posteriormente, serían conocidos como la estirpe del Santo Grial, cuyo nombre francés
Sant-Graal derivaría de la antigua expresión sang-réal (sangre real).
En el siglo V, uno de ellos se unió a la casa real de los francos, dando origen a la dinastía merovingia. En el año 496 ésta selló un pacto con la Iglesia de Roma, amenazada por la fuerza con la cual se extendía la fe arriana, que no veía a Jesús como el hijo único de Dios. El Papa se comprometía a permanecer fiel a éstos, cuyo origen posiblemente conocía, y ofreció al rey arriano Clodoveo los títulos de Santo Emperador Romano y de Nuevo Constantino, al tiempo que éste se convertía formalmente al
catolicismo. Dicho pacto trascendental supuso el nacimiento de un nuevo imperio romano, fundamentado en la Iglesia Católica y administrado por los merovingios, estableciéndose así un vínculo indisoluble entre iglesia y estado.
Pero el último monarca de esta estirpe, Dagoberto II, fue asesinado por su mayordomo real, que inició la dinastía carolingia. Con su velada complicidad en este magnicidio, el Papado traicionó su pacto con los merovingios, haciendo todo lo posible por suprimir esta línea real indeseable, cuyo secreto
comprometería peligrosamente su poder.
Pese a ello, su sangre sobrevivió gracias a que los carolingios se casaron con princesas merovingias
para legitimar su poder. Pero sobre todo a través de Sigisberto, un hijo del rey asesinado que habría
logrado sobrevivir, contando entre sus sucesores al héroe Guillem de Gellone, gobernador del principado de Septimania (donde estaba Rennes), y al cruzado Godofredo de Bouillón. Su sangre también se perpetuaría en algunas viejas familias que habrían mantenido vivo el secreto recuerdo de sus orígenes.
Mediante matrimonios con casas reales, estarían en el origen de dinastías como los Habsburgo-Lo-rena
o los escoceses Estuardo, que reinaron en Inglaterra.
El Priorato de Sión se presenta como una poderosa sociedad secreta que ha conspirado a través de los
siglos para restituirles su derecho al trono de Francia. Y lo habrían hecho contando con la colaboración
de templarios, cátaros, masones y rosacruces, entre otros muchos.
A la conquista de Jerusalén
El movimiento cátaro -al igual que el Temple- había nacido y prosperado en el Languedoc, zona
norpirenaica cuyo epicentro es Rennes. Esta corriente herética de raíces gnósticas no consideraba a
Jesucristo el hijo de Dios sino un elevadísimo ser que aceptó descender a este mundo impuro para
enseñamos el camino hacia la luz. Veían en la cruz y en la opulenta Iglesia de Roma instrumentos del
Mal. En la fortaleza de Montségur -muy cercana a Rennes-le-Cháteau- un puñado de ellos logró resistir a los asaltos del abrumador ejército enviado por el rey de Francia y por el Papa. Y, antes de rendirse, tres
de sus perfectos escaparon, descolgándose peligrosamente por un verdadero abismo y llevando con
ellos su más preciado tesoro, que podría consistir en unos manuscritos o en un objeto sagrado que no
podía caer en manos de la Iglesia. Muchos piensan que se trataba del Santo Grial, cantado por
romances que surgen precisamente en estas tierras poco después de que los cátaros sucumban, y el Priorato sugiere que se trataba de un heredero de la dinastía sagrada.
Según éste, el término Sant-Graal sería una deformación intencionada de las palabras Sangre Real. El
mito del Grial aludiría por tanto a la sangre de Jesús, llevada a Francia por el vientre de María
Magdalena y concretada en sus presuntos descendientes: los herederos de la Sangre Real.
En la Orden del Temple ingresaron numerosos cátaros, que lograron escapar así a la implacable
persecución que Roma desató contra ellos, y con los que anteriormente algunos monjes-soldados
habían mantenido sospechosas relaciones.
Tras los templarios, habría una Orden secreta, que creó el Temple como su brazo militar y
administrativo, cortando sus lazos con élen 1188. Desde entonces, dicha Orden habría funcionado con
diversos nombres. Hoy sería conocida como el Priorato de Sión y es la responsable de los documentos
citados anteriormente.
A la Orden de Sión habría pertenecido Pedro el Ermitaño, que predicó la necesidad de una Cruzada
para recuperar los Santos Lugares, ocupados por los musulmanes. Este monje fue preceptor de
Godofredo de Bouillón, a quien en 1099 quiso nombrar rey de Jerusalén, tras su conquista, una
misteriosa asamblea de nobles y eclesiásticos. El Priorato sostiene que esta decisión fue obra de sus
antepasados y se debía a que Godofredo era descendiente directo de Dagoberto II.
Si él o su primo y sucesor, el rey Balduino II, hubiesen logrado mantener su presencia en Palestina,
supuestamente habrían divulgado sus orígenes. Se situarían así por encima de todos los demás
monarcas europeos, y el nuevo patriarca de Jerusalén recobraría una posición preponderante sobre la
del Papa, similar a la que tuvieron los primeros jefes de la Iglesia de Jerusalén. Es ciudad santa se
habría convertido en la c pital de una Cristiandad reconciliada con judaísmo y el islam, realizando el
sueño pc seguido por los templarios.
Cuando Tierra Santa se perdió definitivamente y sus planes fueron descubiertos, Papa y el rey francés
decidieron disolver Temple. Ignoraban que la Orden que inspiró su creación seguía indemne.
El Rey Arturo - El Mito de Camelot.
La geografía de un mito
El desarrollo del mito artúrico abarca las antiguas tierras célticas de Gran Bretaña y la Bretaña francesa,
y son muchas las identificaciones propuestas para los diferentes escenarios de la leyenda. Cametot, por
ejemplo, ha sido localizado en South Cadbury Hill, Camelford o Coichester, entre otros lugares. Dei
mismo modo, la batalla de Camlann, donde se enfrentan Arturo y Mordred, ha sido ubicada en puntos
tan dispares como la Camboglanna romana, cerca del muro de Adriano, en los límites entre Escocia e
Inglaterra; en el valle de Camian, en el País de Gales; o en el Salesbieres de los autores franceses,
identificado con Salisbury. Del mismo modo, la batalla del Monte Badon, donde quieren las antiguas
crónicas que un caudillo militar britano de nombre Arturo derrotase a los sajones, ha sido ubicada en
distintos puntos. Hay otras identificaciones consagradas por la tradición, como el Bosque de Brocelianda o la isla de Avalon, asociados a la foresta de Paimpont y la abadía de Glastonbury.
En pos del Santo Grial
Dentro del mundo abigarrado de las aventuras de los caballeros atúricos, la búsqueda del Santo Grial
resulta la fascinante empresa final, el reto más trascendente de los magnánimos héroes de la Tabla
Redonda. Aunque sólo el elegido, Perceval (en Chrétien de Troyes) o Galaad (en las novelas en prosa)
puede dar con esa rara reliquia, de un prestigio santo y mágico. Todos los demás buscadores, la flor de
la caballería andante, fracasan y se pierden en vanos Intentos. El Grial o Graal aparece como un plato o
copa en el que se lleva la eucaristía al rey lisiado de un fantasmal castillo, el Rey Pescador. Es, según la
mayoría de textos, el vaso que Cristo usó en la Última Cena, y también el que recogió algunas gotas de
la preciosa sangre del crucificado en su agonía. La búsqueda es, pues, una aventura singular, envuelta
en un halo de misterio: el castillo del Grial surge de pronto y se esfuma; y el héroe que descubra su
enigmático secreto no lo logrará por la fuerza de sus armas, sino por su virtud personal. Debe ser casto y
tener fe, y un corazón puro, además de noble y esforzado, como Perceval y Galaad. Tres novelas
resultan fundamentales: El cuento del Grial de Chrétien de Troyes, La búsqueda del Santo Grial (del
Ciclo de Lanzarote) y el Parzival del poeta aleman Wolfram von Eschenbach. En esta última obra se
inspiró Richard Wagner para su célebre Parsifal.
La época del rey Arturo
Acaso hubo un caudillo guerrero que se llamó Arturo, que combatió contra los invasores sajones, a fines
del siglo V e Inicios del VI, en la Britania un tanto romanizada de esa época, cuya arrogancia y éxitos
militares inflamaron la fantasía popular que mitificó su memoria. Pero el Arturo de Camelot es, desde
luego, el gran rey de la Historia de los reyes de Britania de Geoffrey de Monmouth, con modos y
maneras del siglo XII. Es decir, un siglo de notable esplendor feudal, en el que renace la literatura
europea, y se pone de moda el amor cortés y el afán de aventuras, el siglo de las damas y los caballeros
artúricos, que los primeros novelistas retratarán con todo su colorido. Un libro como el de Michel
Pastoreau, La vida cotidiana de los caballeros de la Tabla Redonda, recuerda los hábitos y gestos de
esa época, desde la coronación de Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra (1154) hasta la muerte de
Felipe Augusto, rey de Francia (1223). La atmósfera de los relatos artúricos con sus duelos y torneos,
sus damas y amores corteses, sus ceremonias y sus trajes, es la de ese siglo inquieto, brillante y
aguerrido.
Pero algunos escritores y arqueólogos aficionados han buscado las huellas del mundo artúrico
primordial, céltico y tardorromano, con un afán casi iniciático, rastreando en las ruinas del País de Gales
las raíces del Arturo prehistórico. Otros analizan los episodios de su leyenda desde una perspectiva
mítica esotérica (Por ejemplo, J. Darrah en The Real Camelot,1981). En fin, la búsqueda pervive y se
adentra en lo fabuloso por muchos caminos.
El Grial en Burgos.
¿Estuvo el mítico Mont-Salvat en tierra española?
La mitología del Grial, tal y como fue conocida por la Europa de las Cruzadas, ubica la localización
exacta del cáliz sagrado en el norte de España, junto a las estribaciones del Pirineo, en una cordillera o
montaña llamada Mont-Salvat. Con semejantes pistas, eruditos e historiadores de todas las épocas se
han afanado por encontrar tan preciada reliquia en tierras catalanas, aragonesas y gallegas. Pero
¿cuántos Montes Salvados o Sierras Salvadas hay en España? Todo parece indicar que una sola,
situada en los confines de las tierras burgalesas.
En los siglos XII, XII y XIV comienza a ver la luz en Europa un número creciente de poemas que tienen
por argumento las historias de los Caballeros de la Mesa Redonda del Rey Arturo. De ellas surge la
leyenda de la búsqueda del Santo Grial y las aventuras de su máximo representante: Perceval. Los
autores más importantes de este ciclo son Robert de Boron, Chrétien de Troyes y Wolfram von
Eschenbach. Ellos serán los responsables de crear, en el imaginario popular, la creencia en un cáliz,
copa o piedra sagrada custodiada en Mont-Salvat.
En la zona más septentrional de Burgos, mezclados con torreones y mansiones señoriales, casas
solariegas y castillos medievales, se elevan cuatro templos románicos vinculados desde antiguo con
dicha leyenda. La historia de esta zona se remonta a la época de los celtas autrigones. El paso de los
romanos dejó una importante calzada y los tiempos medievales fueron testigos del nacimiento de la
palabra Castilla: fue en el monasterio de Taranco, fundado en el año 800, donde se redactó el
manuscrito que citaba, por vez primera, dicho nombre. Cuatro siglos después, sería esta misma zona,
con tan rico patrimonio histórico, la elegida para construir algunas de las iglesias románicas más
característicos de la provincia de Burgos.
Siguiendo las directrices de la llamada Escuela de Mena-Villadiego, se levantaron en la zona norte
burgalesa tres destacados templos: San Pantaleón de Losa, Vallejo de Mena y Santa María de
Siones. Sus ricas ornamentaciones historiadas, tanto en el exterior como en el interior del edificio, y sus
ubicaciones en parajes rurales, aislados y solitarios, han ayudado a conformar a su alrededor un aura
mitológica, directamente vinculada con el cáliz sagrado, los secretos de los templarios y el siempre
polémico y misterioso Priorato de Sión.
San Pantaleón de Losa
Coronando un inmenso atolón rocoso, semejante a un navío embarrancado, se levanta una diminuta y
hermosísima ermita románica en el pueblo de San Pantaleón de Losa. Con la silueta de la Sierra
Salvada al fondo, y en un paraje natural que respira espiritualidad y sensación de secretos ocultos, el
singular santuario impone su presencia en toda la región. Según las palabras del experto en esoterismo
y simbolismo románico Jaime Cobreros, un fuerte telurismo. parece impregnar toda la zona y el
sentimiento que se tiene al pisarlo de que nos hallamos en un lugar cargado de poder es de una fuerza
poco frecuente. Su historia se remonta a las últimas décadas del siglo XII o a las primeras del XIII. Una
inscripción conservada en uno de los muros del templo nos informa de que el obispo Don García de
Burgos consagró la ermita en el año 1206. Aunque dicho acto revistió las solemnidades dedicadas a una
basílica y el edificio se cuenta entre los más importantes monumentos románicos, tiene un tamaño
reducido, en parte exigido por las características del terreno. De hecho, su acceso sólo es posible a pie,
tras remontar un empinado sendero que tarda en cubrirse unos diez minutos a buen paso.
La portada es uno de los elementos más atractivos y originales de este monumento: un gigantón y un
enorme zigzag, a modo de columnas, soportan los numerosos arcos de medio punto que configuran la
arquivolta exterior. Son muchas las explicaciones que se han dado de ambas representaciones
iconográficas, si bien ninguna puede ser confirmada por documentos. El gigantón o atiante, que aparenta estar encogido y triste, presenta una curiosa barba y una no menos llamativa túnica, ceñida por un cinturón, con un manto recogido y terciado al hombro. Entre sus manos sujeta una especie de saco o
bolsa, que ha hecho suponer su carácter de peregrino, asociándolo a algún tipo de búsqueda especial:
¿el Grial? La presencia de numerosos monstruos, máscaras grotescas y animales fantásticos a lo largo
y ancho de la ermita han dado pie a toda una serie de leyendas, entre las cuales la del Santo Grial es la
más destacada. Guardianes gigantescos, fuerzas del mal desatadas, hombres prisioneros que sólo dejan
ver sus rostros y piernas.
Los expertos en arte románico han resaltado lo extraordinario de la decoración. No suele ser habitual
tanto lujo decorativo en una ermita rural aislada. Para algunos autores, no es improbable que, detrás del
simbolismo hermético, los constructores de San Pantaleón pretendieran esconder un mensaje,
ayudándose del entorno natural.
A tan sólo cinco kilómetros de esta enigmática ermita se encuentra el pequeño pueblo de Criales de
Losa, cuyo nombre evoca la raíz «grial». Se asegura que, en tiempos pretérítos, el lugar se llamó
"Griales", si bien no existe constancia documental. De cualquier forma, no deja de ser sorprendente la
cercanía geográfica de una sierra, la Salvada, y un pueblo, Criales, que aluden tan directamente a la
leyenda del Cáliz Santo. No hay en toda la geografía española ningún otro pueblo o lugar que acumule
nombres tan sugerentes.
La conexión templaria
En el pueblo de Criales existía una iglesia románica primitiva, de la que hoy apenas queda algún vestigio porque fue transformada en gótica, dejando a la vista tan sólo una ventana y dos puertas de la
construcción original. Bajo el suelo hay un recinto abovedado que pudiera ser una cripta aún más
antigua, quizás mucho más.
¿Guardará este edificio alguna pista que vincule al paraje con el Santo Grial? En dicha iglesia vemos a
dos hombres que sujetan en sus hombros una extraña caja mediante travesaños. Esta representación
bien podría interpretarse como la de dos templarios, los monjes guerreros que portaban el Arca de la
Alianza descubierta en sus excavaciones del mítico templo de Salomón. Las figuras se encuentran en el
capitel que ocupa el espacio más importante, detrás del altar del templo de Santa María de Siones, uno
de los ejemplos más extraordinarios de escultura simbólica románica. Y se da la circunstancia de que
esta iglesia se halla situada en una posición paralela a la de San Pantaleón de Losa, de la cual la
separan unas decenas de kilómetros. ¿Casualidad u orientación deliberadamente buscada para
comunicar crípticamente que esta comarca guarda un importante secreto?
Nuestras sospechas aumentan cuando nos enteramos de que esta hermosa iglesia, construida en las
últimas décadas del siglo XII, se ha atribuido tradicionalmente a la Orden del Temple, aunque Siones no
aparece en documento alguno hasta entrado el siglo XIV, cuando los míticos caballeros ya habían caído
en desgracia y la disolución de su Orden hizo que todos sus bienes fuesen traspasados a otras órdenes.
El interior de este templo se caracteriza por su gran riqueza, con una bellísima arquería doble de siete
arcos y una nutrida serie de capiteles decorados con escenas bíblicas, como el capitel del Paraíso
terrenal, con Adán, Eva, el Arbol y la serpiente; el de David y Goliat; o el que nana el milagro del
muchacho injustamente ahorcado en Santo Domingo de la Calzada y resucitado por Santiago.
En todo caso, el afán por representar todo tipo de escenas hace que el aparato iconográfico se distribuya
por toda la iglesia, cubriendo incluso los muros laterales, donde se puede observar a una mujer tirando
de los pelos a un demonio o la tentación de Cristo por el diablo en el desierto. De las relaciones de la
Orden Templaría con la sabiduría oriental queda el testimonio de una columna cuya decoración evoca
directamente los más bellos relieves de los motivos vegetales persas. Y también aquí hallamos otra
alusión al misterio del Santo Cáliz en la representación de la lucha entre Sigfrido y Fafner, vinculada a la leyenda del Grial.
La tradición cristiana ha relacionado la mitología griálica con la Orden del Temple. Esta leyenda comenzó tras la conquista de Jerusalén por los cruzados, quienes levantaron una fortaleza y monasterio en la cumbre del Monte Sión, en extramuros de la ciudad. En aquel lugar se hallaba también, según la
tradición, la tumba de David y el cenáculo en el que se instituyó la Eucaristía. En ese cerro se fundó un
primer monasterio dedicado a Nuestra Señora de Sión, estableciéndose allí más tarde una orden
religioso militar, la de los Caballeros del Sión, de la que según algunos autores surgieron los templarios.
La historia de Santa María de Siones se relaciona también con otra de las modernas teorías vinculadas
al Grial: la que interpreta a este mítico símbolo no como un cáliz o copa literal, sino con el vientre de una mujer, María Magdalena, "esposa mística" de Jesús para la Iglesia, pero que para ciertas corrientes
heterodoxas sería la madre de sus hipotéticos hijos y quien habría perpetuado su estirpe sagrada sobre
la Tierra. Para proteger a la madre y a su descendencia, hay quienes mantienen que se creó una
sociedad secreta, el llamado Priorato de Sión. Resulta realmente curioso que Santa María de Siones,
con tan sonoro nombre, tenga como escenario de fondo la llamada Sierra de la Magdalena.
La tercera iglesia que es objeto de nuestra atención, ubicada a escasos 15 km de Santa María de
Siones, es San Lorenzo de Vallejo de Mena. Donada por Endrequina de Mena a los Caballeros de San
Juan de Jerusalén, y construida en las décadas finales del siglo XII, fue una de las cuarenta y una
encomiendas que tuvieron los sanjuanistas en los reinos españoles.
San Lorenzo de Vallejo, considerada por los expertos en arte románico como la muestra principal de la
Escuela de Mena-Villadiego, presenta muchos de los rasgos decorativos ya explicados en los ejemplos
anteriores: escenas bíblicas mezcladas con figuras monstruosas y animales fantásticos junto a imágenes
astrológicas. Estamos ante un rico aparato iconográfico que parece aludir claramente a un importante
misterio oculto en estos parajes burgaleses. La repetición de los temas escultóricos hace sospechar una
estrecha relación entre los constructores de San Pantaleón, Santa María de Siones y San Lorenzo, y
entre dichos motivos destacan las alusiones al Grial.
Estas denominaciones designan a pequeños pueblos perdidos en las estribaciones de accidentes
orográficos que también tienen sugerentes nombres, como Sierra Salvada y Peña de la Magdalena.
Paisajes rurales con ermitas e iglesias dotadas de un poderoso contenido simbólico, preñado de
significaciones mistéricas destinadas a perdurar a lo largo de los siglos en espera de que alguien, en
posesión de las claves que permiten leer esos símbolos, venga a desentrañar su mensaje oculto. Así es
el arte románico: un lenguaje en piedra que nos comunica su sabiduría a través de los siglos. ¿Seremos
capaces de descifrarlo? ¿Encontraremos alguna sorprendente clave griálica en tierras de Burgos?
Investigador Infatigable
Nacido en Tajueco (Soria, España), en 1958. Escritor y periodista, colaborador de varios periódicos y
revistas de ámbito nacional; Miembro del Centro de Estudios Sorianos (adscrito al Centro Superior de
Investigaciones Científicas), y de la Federación Nacional de Periodistas y Escritores de Turismo.
Colaborador de TVE, la ZDF alemana y El Norte de Castilla, ha sido director de Revista de Soria, y autor de media docena de libros editados por Sotabur S.L.
Dentro del panorama cultural español, sin duda Almazán es uno de los mas prestigiosos especialistas en
temas Tradicionales, investigador del simbolismo, la etnográfica y la hermenéutica. Muy próximo a las
interpretaciones simbólicas de René Guénon y Carl Gustav Jung, enfoque ya perceptible en gran parte
de su obra escrita y, muy especialmente, en sus libros. Desde "La Búsqueda" destacamos dos de sus
títulos por su relación con el Grial:
- Los Códices Templarios del río Lobos. Los Custodios del Grial (Sotabur, Soria, 1997). Novela histórica e iniciática.
- Guía Templaría Soriana y el Enigma del Río Lobos (Sotabur, Soria, 1999). Prólogo de Nicholas Wilcox.
A continuación, transcribimos la entrevista que sobre el Santo Grial ha tenido la amabilidad de contestar
como primicia para esta Web.
- ¿Qué puede decirnos del Grial?
Es uno de los grandes símbolos centrales de la Tradición Primordial, de ahí que esté presente en
muchísimas tradiciones secundarias y religiones. Ya en los Vedas, que son los textos más antiguos que
se conservan de los pueblos indoeuropeos, aparece como "bebida de la inmortalidad" que sirve para
trascender el estado humano y aproximarse al de los dioses.
- ¿Y cómo entiende la "Búsqueda del Grial"?
Es la búsqueda de nuestro Centro Metafísico, en el Eje Polar de los estados múltiples del ser.
- Se refiere al Grial como un símbolo. ¿Descarta que pueda ser también un objeto?
Ante todo, es un símbolo, y éste es la plasmación de un arquetipo, y éste a su vez lo es de una Idea del
Clemente y Misericordioso. No descarto que pueda plasmarse, en este mundo terrestre, de alguna
manera "física" para que tenga también su "irradiación" en el ámbito de la materia y del cuerpo humano,
pero tal tipo de manifestación sería, en todo caso, meramente circunstancial y como apoyo físico para el
"último impulso" en la consecución de ese Centro Metafísico o, cuando menos, de su percepción
sensorio-intelectual.
- A lo largo de la historia ha habido buscadores del Grial como un objeto físico. Un objeto que
algunos incluso aseguran poseer...
Quien diga que lo posee, no lo tiene. El Silencio y el Secreto, a mi entender, debe regir entre quienes
hayan podido acceder a tal "gracia" divina.
- ¿Por qué el cristianismo adoptó la leyenda del Grial entre sus mitos?
Por la misma razón metahistórica y arquetípica con que adoptó la Cruz. Quiero decir con ello que ambos son símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, provenientes de la Tradición Primordial, que en el caso del cristianismo ha adoptado un simbolismo específico, cual es, en el caso griálico, el cáliz de la Última Cena que es, también, el portador de la sangre del Cristo agonizante y lanceado por Longinos
(ahí tenemos el origen del "Rey herido" del ciclo literario griálico). El "misterio eucarístico", que tanto
fascinó a los ortodoxos y, consteló la imaginación de los cruzados, es la clave arquetípica del grial
cristiano, sede de la "sangre y cuerpo" de Cristo: receptáculo que contiene la "esencia y sustancia" de
Enmanuel, el "Dios en nosotros".
- ¿Qué relación tiene el Grial con el islam y otras religiones?
Ya he señalado que es un símbolo arquetípico universal y, por tanto, se encuentra por doquier a lo largo
del planeta y en todas las épocas conocidas. Y no puede ser de otra forma puesto que la "Presencia" de
Dios en este mundo terrestre, tiene su principal sede en el "corazón" del ser humano, de ahí que tal
hecho sea capital en las religiones. En cuanto al islam, hay un libro de Pierre Ponsoye que profundiza
muy certeramente al respecto al desmenuzar las raíces musulmanas de "Parzival", la mejor obra literaria
griálica medieval, escrita por Wolfram von Eschembach.
- Ciertos autores han asociado el Santo Grial con la sangre real perteneciente a la supuesta estirpe de Jesús, quien pudo desembarcar en Marsella. ¿Qué opina de esta teoría?
Yo mismo recogí esta teoría en "Los Códices templarios de río Lobos. Los custodios del Grial", junto con otras diferentes. Con el paso de los años he llegado a la conclusión de que la teoría del linaje crístico, de la "Sangre Real" merovingia que fue difundida internacionalmente por las obras de Baigen, Leigh y Lincoln, y posteriormente por el irreverente Peter Berling- es un montaje del Priorato de Sión y de otros grupos monárquicos franceses. Es una fábula.
- También hay investigadores que sugieren una profunda conexión entre el "grialismo" y el culto
mariano (diosa madre).
El grial tiene un componente "yin", receptivo. Los arquetipos precisan de un receptáculo, de una
"materia", para ser percibidos por los sentidos sensoriales humanos. Los arquetipos son una "fuerza
imaginal" que "penetra" en este mundo desde "el Cielo" y que son acogidos por lo "Femenino", por la
"substancia", por "Prakriti". María fue la madre de Cristo, al que tuvo en su vientre durante nueve meses, de ahí que sea el "Gran Receptáculo", la "Gran Vasija Contenedora" del Verbo en el cristianismo, y las letanías lateraneses lo expresan perfectamente.
- ¿Tuvieron los cátaros y los templarios esa relación con el Grial que se les atribuye?
Sobre ambos, cátaros y templarios, se ha escrito de todo. Yo mismo no pude zafarme de ello en la
novela anteriormente citada, y tres años antes, en 1994, con mi ensayo "Soria-Francia. De Numancia a
Montsegur". Se habla de un "Grial cátaro" custodiado en Montsegur", y su mejor expositor ha sido, a mi
juicio, Otto Rahn en "Cruzada contra el Grial" y "La corte de Lucifer". Y respecto al Temple, ya Wolfram von Eschembach, a comienzos del siglo XIII, afirma que los guardianes del graal (con esta
denominación) son los templarios. Así que tal atribución tiene ya unos cuantos siglos de existencia.
Sabemos que los templarios fueron guardianes, por otro lado, de diversas reliquias de Jesús y que se les
asigna una labor de custodios de la Tradición Primordial, de un Saber o Conocimiento Metafísico y
Atemporal adquirido al contactar con grupos y personas insignes del esoterismo islámico.
- Si el Grial tiene distintos significados, ¿también hay distintas maneras de buscarlo?
Es obvio que sí, pero también que no. Intentaré explicarme. Evidentemente el Grial ha adoptado
múltiples "expresiones" en el "Imaginario Colectivo", y según la tradición o religión de que se trate los
rituales y el exoterismo de su búsqueda es diferente formalmente. Ahora bien, más allá de esta
"multiplicidad" radica la "unidad" y, por ello, la búsqueda esotérica es, en su esencia, la misma para
quienes emprenden tal "Demanda": la de encontrar a nuestro "Señor" en nuestro "corazón" y pasar a ser
su vasallo más fiel y abnegado.
- ¿Que mensaje en tu opinión brinda el Grial al hombre del siglo XXI?
El de su Realidad Divina Esencial y Substancial, tan olvidada en este desacralizado y profano mundo
contemporáneo. Y también conlleva el recuerdo de una época en la que Dios estaba presente en cada
palabra, en cada gesto, en cada mirada humana, y se le sentía plenamente en cada inhalación y
exhalación, una época conocida en los mitos como Edad de Oro o Sattya Yuga.
Grial: el linaje que llegó del Cielo.
El poder oculto de la sangre.
Hay un misterio profundo asociado a un tema recurrente en todas las culturas antiguas: la idea de que
existe un linaje sagrado, de origen divino, que perpetúa su dotación genética a través de la sangre. En el
antiguo Egipto la conservación de dicho linaje se garantizaba mediante el matrimonio consanguíneo de
la familia Real, en la cual la relación incestuosa -tabú para el resto de la población- era un imperativo
religioso. Y no es casual que esta cultura afirmara que, en sus orígenes, había sido fundada y regida por
los dioses, considerados como los antepasados de los faraones, quienes a su vez tenían consideración
de deidades vivientes.
En la cultura judía encontramos la misma tradición. Por un lado, el linaje davídico entroncaba con el de la familia Real egipcia, a través de Moisés.
También el hijo del rey David, Salomón, desposó a una princesa egipcia para quien hizo construir un
templo consagrado a sus deidades; un hecho ciertamente muy extraño, no sólo porque no existe ningún
otro caso conocido en el cual una princesa de sangre real egipcia fuese dada en matrimonio a un
monarca extranjero, sino porque está documentado el desprecio que sentían los faraones por aquellos
reyes que, a cambio de oro, les enviaban princesas reales extranjeras en matrimonio (Salomón, entre la
realidad y el mito, de Javier Alonso López).
Por otro lado, tenemos la evidencia de un linaje sagrado sacerdotal -los sadoquistas- que tenían el
monopolio del servicio del Templo. De hecho, la rama judía de los esenios nació como reacción a una
ursurpacion de los privilegios sacerdotales de dicho linaje.
Los Evangelios insisten en destacar que la genealogía de Jesús lo entroncaba con el linaje sagrado
davídico, del cual debía nacer el Mesías profetizado, y también incluyen la afirmación de que Jesús vivió en Egipto durante su infancia y juventud.
Esta tradición que recogen los Evangelios canónicos, también se transmitiría a través del esoterismo
cristiano de los primeros años de nuestra Era, que constituyen las raíces de la mitologia europea del
Santo Grial, asociado a Jesús y a su linaje: la presunta descendencia de éste y Magdalena, que
aparecen como pareja en los Evangelios gnósticos descubiertos en Nag Hammadi, corroborando así
una vieja tradición europea del cristianismo declarado herético por la Iglesia de Roma. En este sentido,
es significativo que el Santo Grial se vinculara con la "sangre real" y que ésta fuese el divino contenido
de ese vaso (Grial) que simbolizaba el vientre materno y en el cual la leyenda quiere que José de
Arimatea recogiera la sangre de Jesús al pie del Calvario para transportarla a Europa occidental,
precisamente al territorio donde se habían asentado los últimos depositarios del esoterismo cristiano de
los primeros tiempos: los cátaros.
Algunos autores creen que esta insistencia en un linaje de origen divino era mucho más que una
creencia. En su opinión, los antiguos mitos sumerios, egipcios y judíos hacian referencia a un
conocimiento secreto, que incluía técnicas precisas para activar estados de conciencia superior a través
de una alquimia capaz de "despertar" o activar la dotación genética de los dioses en el organismo
humano. Esta operación permite al hombre trascender su condición mortal para convertirse en un ser
superior, consciente de su naturaleza divina y de su inmortalidad. A los descendientes de ese linaje
sagrado, como Jesús, les correspondería la misión de completar la promoción de los seres humanos
iniciada por unos enigmáticos seres llegados del Cielo, a quienes las antiguas culturas consideraron
"dioses".
Si esta hipótesis fuese cierta, el sumerio Enki y los Anunnakis, como los egipcios Ra y Osiris, o los
Gigantes antediluvianos del Génesis bíblico, habrían sido esos misteriosos seres superiores que
pusieron en marcha dicho proceso evolutivo programándolo en el ADN (a través de la sangre).
Abiertos los archivos secretos de la catedral valenciana para investigar sobre el Santo Grial.
Los estudios afirman que el Santo Cáliz de Valencia es el mismo que usó Cristo en la Última Cena
El Santo Cáliz de Valencia fue usado por Cristo, por San Pedro y después fue enviado a España por San
Lorenzo. Más tarde se guardó en el monasterio de San Juan de la Peña (Huesca). Fue salvado
providencialmente del fuego por el rey Martín el Humano en 1399. En otras dos ocasiones, el Santo Cáliz fue «salvado» de desaparecer entre las llamas: la primera durante la invasión napoleónica, en la que fue llevado a Alicante por un sacerdote; la segunda, durante la Guerra Civil española, que fue sacado de la catedral valenciana pocas horas antes de que ésta fuera incendiada por los republicanos.
Los viejos periodistas creen que los archivos huelen a manzana podrida. Pero ése es el olor del misterio.
El misterio siempre se acumula en el techo de las bibliotecas. Aunque no hay detectores para descubrir
los misterios, el que no falla nunca es la curiosidad del que busca un tesoro. Y es que la catedral de
Valencia donde se encuentra el Santo Cáliz acaba de abrir sus archivos para que se pueda estudiar esta
pieza que, según los entendidos, es el mismo que utilizó Jesucristo en la Última Cena. El primer estudio
científico lo realizó el catedrático Antonio Beltrán, en tiempos del obispo Marcelino Olaechea, en el año
1960, llegando a la conclusión que el cáliz que se conserva en Valencia corresponde a una piedra de
oriente medio, tallada en un taller oriental, y que es de la época de Jesucristo.
En el año 1994, el profesor Manuel Sánchez Navarrete, que actualmente tiene 92 años, ha realizado el
estudio más completo que se conoce sobre el Santo Cáliz que abarca los tres aspectos mas importantes:
la historia del cáliz, las leyendas del Santo Grial y su tradición.
El último estudio sobre el Santo Cáliz lo ha hecho un profesor alemán, Michael Hessmann, catedrático
de historia, que en un libro titulado «Die Eneeckung des Heilligen Grars», en el que afirma tajante que el Santo Cáliz que se conserva en Valencia corresponde al que usó el Señor Jesucristo en la Última Cena
con los discípulos.
El Santo Cáliz ha hecho un largo recorrido hasta que llegó a Valenica. Primero fue utilizado por San
Pedro, primer Papa de la Iglesia, y todos los Papas lo utilizaron hasta Sixto II. Fue en tiempos de este
Papa, en el siglo IV, cuando San Lorenzo, diácono de Huesca, lo manda a casa de sus padres, por
temor a que desaparezca con las persecuciones. El Santo Cáliz recorre diversos lugares del Pirineo
como Jaca y más tarde Yebra, hasta que llega a San Juan de la Peña. En 1399 es el rey Martín el
Humano el que se lo pide a los monjes para tenerlo en su casa, debido a la importancia que en esta
época tenían para los cristianos las reliquias. Poco después de pasar a su mano es destruido el
convento de San Juan de la Peña, junto con todas sus pertenencias.
Es en el año 1410 cuando aparece la primera documentación donde se afirma que es el auténtico Cáliz
que usó el Señor en la Última Cena. Pero había que esperar al rey Alfonso V de Aragón que en el año
1428 lo deposita en la catedral valenciana. Más tarde, en 1437, hace una donación ante notario para
dejarlo en la catedral. Posteriormente, en 1808, con la invasión francesa, fue salvado de la hoguera y
llevado a Alicante por un sacerdote. Y lo mismo pasó en 1936, en plena Guerra Civil, que fue llevado a
Carlet, a 27 km de Valencia, para que no fuera consumido por las llamas. En el año 1982 el Papa Juan
Pablo II lo reconoció como «vestigio del paso de Cristo por la tierra».
La mitología cobra vida en Broceliande
La Revista "Enigmas" en el número de octubre del 2002, ha publicado un interesante artículo con
temática griálica, esta vez se vuelve a analizar el Bosque de Broceliande (Francia) y su riqueza desde el
punto de vista de la Tradición Griálica y Artúrica, a continuación, reproducimos un extracto de dicho
artículo:
Aegoat, nombre mitológico de esta zona de interior de Bretaña es uno de los territorios más esotéricos de la Europa atlántica. En su corazón, Broceliande coinciden las leyendas más sobrecogedoras de las
sagas célticas, donde todo un mosaico de sensaciones gravita en el ánimo del viajero nada más entrar
en este fascinante lugar, porque en el denso acede su atmósfera flotan las almas de los personajes más
significativos de la mitología antigua y medieval. El bosque, que tiene como referencia la villa de
Pámpont, al suroeste de Rénnes, ocupa una superficie de 7.600 hectáreas.
Los caballeros de la Mesa Redonda encontraron en Broceliande un decorado a la medida de su destino
y de su búsqueda. Arturo, su legendario rey, les ordenó encontrar el más preciado cáliz de la humanidad
cristiana: el Santo Grial, que, según la tradición oral, estaba oculto en estos bosques de la Bretaña gala.
El mago Merlín, amigo y consejero del joven Arturo, fue el huésped privilegiado de Broceliande. La
presencia de este druída impregna todavía la densa atmósfera de estos lugares. De este modo, la
milagrosa Fuente do Barenton, al norte del pueblo de Beauvais, se fijó en el punto de encuentro con la
hermosa hada Viviana. Merlín legó a amar tanto a Viviana que no dudó en edificarle, en el estanque
donde se duplica la silueta del castillo de Comper, en Concoret, una ciudadela de cristal. Y fue allí, en
aquel bucólico escenario donde la llamada "Dama del Lago" crió a Lancelot, el cual no tardaría en
convertirse en uno de los más legendarios caballeros del rey Arturo. A pesar de la enorme diferencia de
edad, Viviana amaba tanto a Merlín que no pudo contentarse de lo temporal. De este modo, gracias a los
innumerables sortilegios que le había enseñado el mago, Viviana le echó un encanto en la Fuente de
Juvencia, y el viejo druida al beber de sus aguas no tardó en rejuvenecer. Después no dudó en retenerle
como prisionero de amor dentro de nueve círculos mágicos, tan intangibles como el aire, pero duros
como la roca de granito, para la eternidad. Y ahora, abre bien los ojos: esa tumba atribuida a Merlín, al
norte del bosque es, como decíamos anteriormente, todo un vestigio de un crómlech megalítico. Historia
y leyenda, mitología y cuentos se entrelazan en un viaje etéreo a través de los más ancestrales hitos
de la proto histona y del mundo medieval.
Actualmente hay dos enclaves mágicos dentro del firmamento mitológico de Broceliande, relacionados
con el universo de la Mesa Redonda: el castillo de Comper en donde se ubica el Centro del Imaginario
Arturiano, y en Tréhorenteuc, la iglesia del Grial, síntesis del cristianismo más gnóstico, la fascinante
religión de los druidas celtas y el mito del rey Arturo; visible, todo ello, en la policromía de las vidrieras, cuadros y mosaicos de esta humilde ermita concebida según la proporción áurea.
El enigma del rey pescador
En el ejemplar de septiembre (2002) la Revista Año Cero vuelve a incidir en la temática griálica, en un
artículo de Rafael Alarcon Herrera, titulado los libros malditos del Temple, del cual hemos reproducido
una parte muy interesante en "Citas", y un segundo artículo de Luis G. La Cruz del cual reproducimos un extracto:
¿Qué es el Grial? En Perceval (s. XIII), Wolfram von Eschenbach lo identifica con una piedra celeste. En La historia del Grial (1190), Chrétien de Troyes lo asocia con un recipiente; su relato se inspira en un
cuento céltico anterior (Peredur). En Historia del santo Grial y en El mago Merlín, Robert de Boron, quien cristianizó el mito, mantiene que se trata del Santo Cáliz usado por Jesús en la Última Cena y en el cual José de Arimatea recogió su sangre al pie de la cruz, en el Calvario.
En cualquier caso, al margen de que las distintas variantes del mito asocien el misterioso objeto con un
caldero mágico celta, una bandeja, un vaso, una piedra o el Santo Cáliz, todos los relatos coinciden en
que se trata de un símbolo de poder regio que encierra un misterio y posee virtudes sobrenaturales:
ilumina, sana, nutre, conserva la vida, regenera y fertiliza la tierra, aunque también puede destruir a
quien lo encuentre sin ser digno de contemplarlo. Por otro lado, en todas las variantes de la historia se
repiten algunos motivos recurrentes:
La custodia del Grial corresponde a un monarca castrado o tullido que a menudo se identifica con «el rey pescador». En la versión de Von Eschenbach, éste lleva escrita la palabra «amor» en su estandarte y
resulta herido en un combate que libra contra un caballero pagano llegado de Tierra Santa, a quien mata.
Pero una astilla de la jabalina de su misterioso enemigo le castra y hiere en el muslo. Cuando consiguen
extraerle la astilla ven que ésta lleva inscrita la palabra «Grial». El soberano castrado es Anfortas y se
nos dice que su herida abierta no sanará hasta que un caballero puro llegue al castillo donde se
encuentra el Grial y, ante la procesión que lo porta, haga una pregunta clave. Esta castración conlleva la
decadencia o ruina del reino, que permanece a la espera del caballero escogido como redentor. Anfortas
-que significa «el que no tiene poder»- sólo encuentra alivio a su dolor pescando. En El rey pescador y la doncella sin manos (Ed. Obelisco, 1997), Robert A. Johnson recoge varias versiones que incurren en la misma situación. Este motivo se reitera tanto en las leyendas célticas como en las versiones
cristianizadas, en las cuales también José de Arimatea es herido en el muslo, o el último rey de la
dinastía que él inicia en ambos muslos. En casi todos los casos el daño lo produce una lanza
envenenada o una espada que destruye la parte generativa del hombre, le deja impotente y no permite
que su herida cicatrice.
El rescate del Grial corresponde a caballeros, pero éste siempre es portado y guardado por mujeres, que
aparecen como las depositarias del misterioso legado.
A menudo aparecen imágenes de decapitaciones y cabezas cortadas. En Peredur, una de estas cabezas
es llevada en procesión a la vista del caballero (Chrétien de Troyes la sustituye en su obra por el Grial).
Con frecuencia surge la enigmática figura de un «caballero negro» o no identificado que hiere al «rey
pescador» o con quien debe batirse el héroe elegido para devolverle a éste la salud y al reino su plenitud
original.
En la imagen del Grial como recipiente o Cáliz resulta fundamental el motivo de «la sangre real», que
tiene naturaleza redentora y poderes sanadores.
Brocelandia: El bosque del Santo Grial.
En el ejemplar de julio (2002) de la revista Año Cero ha publicado un interesante artículo firmado por
Pablo Villarrubia, en el que plantea la posibilidad de que las leyendas artúricas tuvieron lugar en la
Bretaña francesa y más concretamente en el Bosque de Brocelandia, tierra mágica por otro lado llena de
las huellas de los celtas, los druidas y los monumentos megalíticos, arriesgada teoría a la que pretende
aportar pruebas. A continuación, reproducimos una introducción al citado artículo:
Tanto la literatura como el cine han hecho que siempre nos imaginemos al rey Arturo, al mago Merlín y a los valientes caballeros de la Tabla Redonda en el escenario medieval de una húmeda y verde campiña
inglesa. Sin embargo, algunos historiadores creen la saga aventurera del mítico monarca que seguía la
huella del Cáliz Sagrado pudo desarrollarse en la Bretaña francesa y en sincretismo con las tradiciones
celtas.
El hada Viviana bajó del cielo y abrazó a Merlín. Cuando le acarició con su cálido aliento, el viejo y
arrugado mago se encogió y se sonrojó, rendido ante su belleza. AI fondo se escuchó el tropel de una
caballería mítica. A la cabeza cabalgaba el rey Arturo, seguido por sus fieles caballeros de la Tabla
Redonda. Se movían entre altos pinos, por tierras de la Bretaña francesa, en un bosque más meridional
que los de las latitudes isleñas británicas que han servido de escenario preferente a las evocaciones
literarias y fílmicas de sus aventuras.
Nos encontramos en Brocelandia. La tradición local sostiene que en este espacio del Finisterre galo se
desarrolló buena parte del ciclo artúrico: la apasionada búsqueda del Santo Grial, batallas encarnizadas,
amores imposibles y encuentros con seres sobrenaturales. La historia también nos muestra que estas
tierras fueron el último refugio de los druidas durante la ocupación romana.
Estuve viajando de pueblo en pueblo, generalmente a pie; subiendo y bajando colinas; rastreando
menhires, dólmenes y cromlechs; levantando mi tienda de campaña por las noches para desmontarla al
alba y proseguir mi itinerario por esta región. Su capital es el pequeño pueblo de Paimpont, al sudoeste
de Rennes. Había entrado por Campénéac, donde un paredón repleto de pinturas referentes al mundo
artúrico me anunciaba que estaba internándome en un paisaje mitológico. Después me topé con una
muralla verde de densa vegetación. Las brumas matinales contribuían a enaltecer la atmósfera de
ensueño de aquel paraje boscoso. Una lejana gaita bretona -hermana de la escocesa y de la gallega- me
transportó hasta el universo de Arturo, Lancelot, Gauvain, Parsifal y Galaad.
En el camping de Paimpont entablé conversación con un viajero que despertó mi curiosidad. Era un
hombre de nariz aguileña y piel curtida. Tendría 70 años y hablaba con voz grave y seria sobre los
caminos secretos del legendario bosque de Brocelandia.
«La verdadera historia de Arturo está aquí, no al otro lado de la Mancha», afirmó con cierto orgullo
nacional. «Puedo parecer pedante -añadió-, pero no es algo que asegure yo, sino los libros de historia».
Después sacó de su raído zurrón una libreta amarillenta, pasó sus manidas páginas hasta que halló el
apunte que buscaba y prosiguió, precisando su información: «En el siglo XII, Geoffroi de Monmouth
escribió La Historia de los Reyes de Bretaña, en la cual ya aparecían el mago Merlín y el rey Arturo
merodeando por Brocelandia».
Aquel hombre se había dedicado a recopilar la tradición oral: las leyendas y creencias populares sobre el ciclo artúrico de aquella zona. Era evidente que conocía bien el tema y que éste tenía para él un interés mayor que el puramente histórico.
«Asegura la leyenda -me dijo-, que cuando los celtas reorganicemos nuestras fuerzas para recuperar
nuestra identidad, entonces también el rey Arturo romperá la redoma de cristal donde duerme el sueño
de los justos».
«Un investigador independiente, Jean-Claude Even -prosiguió reatándome más tarde-, casi provocó un
maremoto entre los historiadores. Después de leerse montones de textos y de reconstruir con todo
detalle la cronología artúrica, llegó a la conclusión de que, efectivamente, Merlín y Arturo vivieron en la
Bretaña francesa, y hasta precisó la fecha de su llegada: el 1 de mayo de 474, durante la batalla de
Carhaix, en el lugar llamado Brécilien».
El Grial secreto de los cátaros - Joaquín Javaloys
Después de la publicación el pasado año del libro: "El Grial secreto de los cátaros", Joaquín Javaloys
nos vuelve a sorprender con este interesante artículo en el que vuelve a plantear sus interesantes teorías
entorno al Grial, a continuación, reproducimos un extracto del artículo:
Tanto en los romans sobre el Grial como en las canciones de Gesta se relataba el comportamiento y las
hazañas de ciertos personajes, más o menos reales, que frecuentemente pertenecían al linaje del Santo
Grial --Raymond Roger II Trencavel (Parsifal) o San Guillermo de Gellone, por ejemplo---, y que eran
presentados como modelos de comportamiento ideal en la Edad Media.
Además del Grial clásico existió también otro Grial provenzal, pirenaico o mediterráneo, que era un
Santo Grial secreto para los cátaros, para ciertos judíos y para algunos cristianos, ya que a la idea
medieval del linaje de David como la única sangre real legítima se le había añadido entonces el
componente social-religioso del catarismo. Ambas corrientes de pensamiento defendían la existencia de
un mismo Grial. El Grial provenzal o mediterráneo se basa en una tradición verdaderamente histórica.
En el libro El Grial secreto de los cátaros se descubren las sorprendentes consecuencias de esta
tradición verdadera, que fue recogida esotéricamente en el Parsifal de Wolfram von
Eschenbach en el que se relata el Grial Provenzal o Grial de los cátaros.
El mismo Wolfram. dice lo siguiente:
Desde Provenza nos Llegó la historia verdadera y también el final de la narración. Yo, Wolfram de
Eschenbach, no quiero contar más que lo que contó allí el maestro. Os he presentado el distinguido
linaje de Parzival a sus hijos.
En fin, como concluye René Nelli, «el hipotético Kyot en el que Wolfram. pretende haberse inspirado
habría encontrado esta leyenda en Toledo, en una obra escrita en árabe por un astrólogo judío --o medio
judío-- llamado Flegetanis, cuyo nombre, deformado, significa al parecer astrólogo en persa».
En mi opinión, el judío Flegetanis fue en realidad Abraham ben Daoud (también llamado Abraham ibn
Daud), que vivió en Toledo (España), autor del Sepher Ha-Kabbalah o ShK (El Libro de la Tradición), que contenía, como apéndice de este libro, una crónica hebraica anónima redactada en Narbona en 1161, en la que se basaba la historia verdadera de Kyot el Provenzal a la que se refiere Wolfram von Eschenbach como fuente inspiradora de su Parzival.
El historiador Arthur J. Zuckerman, en un libro documentadísimo y fidedigno, expone una parte del
contenido de esa crónica hebraica, el Addendum a ShK, que literalmente dice así:
Entonces el Rey Carlos [Carlomagno] envió una petición al Rey de Babilonia [el califa de Bagdad] para
que le remitiese -uno de sus judíos dios descendiente de la real Casa de David. El la acogió y le envió
uno de allí , un magnate y sabio de nombre Rabbí Makhir. Y [Carlos] le estableció en la capital de
Narbona y le instaló allí, donde ledio grandes posesiones cuando la capturó a los ismaelitas [árabes]. Y
él [Makhir] tomó como esposa a una mujer de entre los magnates ... y el Rey le hizo noble. Este Príncipe [nasí] Makhir se convirtió en el caudillo [de Septimania]. Él y sus descendientes emparentaron con el Rey y con todos sus descendientes.
La existencia y el contenido del Addendum a ShK son corroborados por el profesor de la Universidad de Haifa, Aryeh Grabois, especialmente cuando se refiere a la crónica hebraica anónima redactada en
Narbona hacia 1161.
En El Grial secreto de los cátaros se relata por primera vez en su totalidad la historia oculta de la
davídica sangre real siguiendo paso a paso hasta nuestros días la singular andadura de los miembros
del linaje del Grial, que algunos identifican con la familia denominada Rex Deus. A continuación, se
especifica con nombres y apellidos los personajes históricos que corresponden a cada uno de los héroes
legendarios y de los protagonistas que aparecen en los romans del Santo Grial, descubriendo así lo
esotérico que contienen esos relatos, sobre todo en lo referente a quiénes son las personas integrates
del linaje del Grial.
Los Custodios del Grial - Javier Navarrete
Basándose en un estudio del Grial de Valencia y de su recorrido a través de la historia, Javier Navarrete
ha dedicado un interesante Dossier al Santo Grial, analizando desde la Tradición Artúrica, los
templarios, la herejía cátara, los diferentes posibles Griales históricos y centrándose en la historia del
cáliz de la catedral de Valencia, planteando un recorrido desde el siglo I; en el que José de Arimatea lo
deposita en Roma, San Lorenzo diácono del papa Sixto II, lo envió a Huesca para salvarlo de las
persecuciones contra los cristianos y se instaló en un templo existente donde ahora está la iglesia de
San Pedro el Viejo (Huesca - España), después de varias vicisitudes pasa en 1071, a San Juan de la
Peña (Huesca - España), para celebrar con tan preciada reliquia la primera misa que se ofició en la
Península siguiendo la liturgia romana., más tarde será depositado en la catedral de Valencia en 1437.
A continuación, reproducimos parte del citado artículo: La Copa Valenciana; un rompecabezas de piedra y perlas. Se conserva casi igual a como salió de San Juan de la Peña en 1399. Está formado por tres piezas separadas: Copa, pie y nudo. Cada una de las piezas de época distinta.
La pieza más interesante es la copa. Se trata de un vaso tallado en una piedra llamada cornalina, con
una coloración que va del rosa suave a un profundo rojo cereza. Los estudios consideran que procede
de algún taller oriental, posiblemente de Palestina, realizada entre los siglos II y I antes de nuestra Era
El pie lo forma otra copa ovalada. Está tallada en una calcedonia, puesta boca abajo para que sirva de
peana. El pie tiene una inscripción árabe, en caracteres cúficos, de ambigua interpretación. La
realización de esta peana es más tardía, y está fechada entre los siglos X y XIl, posiblemente como
trabajo originario de un taller cordobés.
La inscripción dice: lilzáhira, que significa "para el que brilla". Sin embargo, Don Antonio Beltrán,
Catedrático de la Universidad de Zaragoza, manifiesta que puede tener un segundo significado: "para la
más floreciente", Medina "Azzáhira", el alcazar, que Almanzor mandó edificar para su recreo en
Córdoba, es decir pudo haber sido una pieza de la vajilla de dicho palacio.
El nudo ensambla las piezas. Es de oro e incluye dos asas verticales. Obra de orfebrería gótica
inspirada en motivos musulmanes es de estilo carolingio y su realización se sitúa a finales del siglo XIII o principios siglo XIV. Lo decoran 27 perlas, dos berilos semejantes al rubí y dos esmeraldas, una de ellas colocada en 1959. Se cree que con esta forma le fue entregado al rey Martín I.
Bornholm: refugio secreto de los templarios.
Dos investigadores afirman que la isla de Bornholm (Dinamarca) pudo ser el lugar escogido por los
templarios para esconder y preservar algunos de los tesoros que encontraron bajo las ruinas del Templo
de Salomón. La geometría sagrada de la arquitectura que desarrollaron podría aportar las claves para
resolver este apasionante enigma.
¿Dónde ocultaron los primeros templarios los tesoros que, al parecer, encontraron a principios del siglo
XII durante su estancia en las ruinas del Templo de Salomón? Diferentes autores han propuesto
distintos emplazamientos para las mismas reliquias, como la zona del Languedoc, en Francia; la Capilla
de Roslin, en Escocia; la Isla del Roble, en Oak Island (Canadá); y Toledo o Barcelona, en España.
Ahora podemos añadir a la lista la hipótesis que los investigadores Erling Haagensen y Henry Lincoln
han formulado en su libro "La Isla Secreta de los Templarios: Bórnholm, en el Mar Báltico". Los autores afirman que en las iglesias medievales redondas construidas en este lugar se utilizó la misma geometría sagrada que los míticos caballeros utilizaron en otras regiones europeas y, en particular, en la ya legendaria Rennes-le-Cháteau (Francia).
En 1162, el arzobispo danés Eskil viajó a Francia para visitar al Gran Maestre de los Templarios,
Bertrand de Blanchefort, nueve años después de la muerte de san Bernardo de Clairvaux, inspirador,
cerebro gris y promotor ante la Iglesia de la Orden en el marco de la disciplina cisterciense. Según la
versión de la historia ortodoxa, el propósito de esta visita fue preparar una cruzada contra los paganos
asentados en la costa oeste del mar Báltico, en lo que hoy es Estonia y Letonia.
Sin embargo, Haagensen y Lincoln creen que dicha cruzada se produjo en un momento en el cual los
templarios se sentían especialmente vulnerables tras la muerte de su gran defensor y protector, san
Bernardo. Por ello, según estos autores, construyeron unas iglesias en Bornholm, donde podrían haber
escondido algunos de sus tesoros. La distribución de estas reliquias en diferentes zonas de Europa sin
aparente relación entre sí pudo ser una, táctica para protegerlas contra posibles expolios. La visita de
Eskil en ese momento tan crítico, podría haber sido la oportunidad buscada por dicha orden militar para
ocultar y preservar algunas de las piezas más valiosas de su tesoro, como el Arca de la Alianza y el
Santo Grial. La pequeña isla de Borriholm estaba protegida y era fácil de controlar. No parecía, por tanto, un objetivo atractivo para aquellos invasores que descaran crear un nuevo reino.
Templarios, custodios del Arca-Grial
Según una tradición etíope, Menelik, hijo de la Reina de Saba y de Salomón, robó el Arca de la Alianza
durante su estancia en Jerusalén y desde allí la trasladó al país de su madre. Cuando los templarios
conocieron en Tierra Santa al clero etíope, quizá oyeron también esta leyenda, que situaba el objeto en
Aksum. Y hasta Etiopía llegaron los caballeros de la Orden. ¿Qué buscaban en este lejano reino?
Diversas fuentes apuntan a que allí habrían descubierto el Santo Grial y el Arca que lo contenía...
La Jerusalén africana
El Arca de la Alianza, extraño y poderoso instrumento divino, acompañó al pueblo judío por todo el
desierto hasta la Tierra Prometida de Israel (AÑO/CERO, 7 y 78). El rey David la instaló en Jerusalén
(1000 a.C.), y Salomón hizo el primer Templo para albergarla (955 a.C.). Allí permaneció, en el Santo de los Santos, sobre la roca shethiyah, hasta una fecha indeterminada cercana al s.VII a.C., en que
desapareció.
Sin embargo, una tradición etíope asegura que cuando la reina de Saba visitó a Salomón, tuvieron
relaciones amorosas de las cuales nació un hijo, Menelik. Cuando este niño creció, la reina lo mandó a
Jerusalén con su padre, para aprender de él. Y tan buen alumno resultó que, consintiéndolo Dios, robó el
Arca de la Alianza y se la llevó al país de su madre, Etiopía. Cuando se descubrió el robo, Salomón
mandó fabricar una réplica del Arca y pidió a los sacerdotes que callasen aquella vergüenza para evitar
el ridículo de Israel. Pese a ello, después del 955 a.C. Israel fue decayendo y Etiopía elevándose.
Una variante historicista asegura que, hacia el 640 a.C., unos israelitas que escapaban del rey hereje
Manasés llevaron el Arca hacia el sur, por el Nilo hasta la isla lacustre de Debra Sehel. Allí se levantó un pequeño templo hasta que años después, cuando la posesión del Arca les hizo prosperar, se instituyó la capital del reino en Aksum y la trasladaron a ésta como símbolo de identidad nacional, para venerarla en un gran templo octogonal...
Otto Rahn y la búsqueda del Grial
El prestigioso autor ha realizado un interesante trabajo de investigación en torno a la "Sabida fascinación que suscitó entre los esotéricos nazis el mito del Grial", más concretamente la historia del conocido medievalista Otto Rahn. Reproducimos un extracto del artículo:
Tras estudiar la geografía Sagrada del sur de Francia y, también, el relato más extendido del Grial, el
llamado "Parzifal" de Wolfram von Eschenbach, Rahn halló notables similitudes entre los topónimos
franceses y los de la leyenda. Así concluyó que el castillo de Montsegur se Correspondía con la última
morada del Grial, el llamado Munsalvache. El resultado de su primera encuesta vio la luz en 1933 con el libro "La Croisade contre le Graal". En él sostiene que el "Parzifal" de Eschenbach narra hechos que
sucedieron realmente durante la Cruzada Albigense.
El estudio de la geometría sagrada de Montsegur, sus orientaciones astronómicas y su relación con otros
lugares sagrados, convenció a Rahn de poder triunfar donde otros habían fracasado. Entre otras cosas
porque había descubierto los pasajes secretos y subterráneos donde entendía se había escondido el
tesoro...
La búsqueda del cáliz sagrado
Dos años más tarde, en 1935, Rahn es destinado por las SS a la frontera franco-española y establece su
centro de operaciones en les Marronniers, al pie de las cuevas de Lombrives, en Ussatles-Bains, entre
Montsegur y Tarascon.
Conocemos parte de sus movimientos por las cartas que el recién ascendido a oberstrumführer remitió a
sus superiores informando de los lugares visitados, del progreso en sus investigaciones y pidiendo
confianza a Himmler, su patrocinador.
Por aquella época se rumorea que Rahn crea dentro de las SS un círculo neo-cátaro. Su compañero
Paul Ladame, prologista de la segunda de sus obras, La Cour de Lucifer le acompañó durante días en su
incursión por las cuevas cátaras y asegura que el gran mérito de Rahn fue descubrir el secreto del Grial
que - según él - conocían los cátaros; y que "Kyot" (el pagano que difundió originalmente el relato) lo
había transmitido en leguaje hermético al trovador germánico Eschenbach.
"Esto es la clave misma de la civilización occidental - escribe Rahn -. El mensaje aquí transmitido tendría que unificar Europa para siempre, en la igualdad política de todos los particularismos y bajo el reino de una sola religión, tolerante ecuménica que abrace a todas las demás: la religión cátara, es decir, el cristianismo de los orígenes". ¿Había dado Rahn con la esencia misma del conocimiento? ¿El Grial?
La Orden del Temple y el esoterismo cristiano
Los caballeros del Temple desarrollan una vida colectiva, tanto en los campos de guerra como, en
tiempo de paz, en sus encomiendas. En cambio, los caballeros del Grial vagan individualmente a la
búsqueda de aventuras, los vemos combatir en combate singular pero nunca en el seno de un ejército
que combate contra otro ejército. Los monjes-caballeros del Temple hacen voto de castidad, pero la
literatura del Grial está llena de aventuras amorosas; la belleza del cuerpo, tanto femenino como
masculino, ocupa un lugar importante, y Wolfram von Eschenbach no se priva de insistir en ello, de
forma pesada a veces, tanto sobre los rasgos físicos de las mujeres que pone en escena como sobre el
placer que de ellas se podría recibir. En fin, en Wolfram es Parsifal quien se convierte en el "rey del
Grial", él, esposo de Conduiramour y padre de varios hijos, a los que "no deja de besar cariñosamente ".
Después de que "por decreto inscrito en el Grial", Parzifal fuese proclamado "rey y soberano",
Conduiramour se reúne con él en Montsalvat, y el texto de Wolfram ¡nos impide por completo imaginar
que los esposos al fin juntos pasasen la noche unidos solamente en plegarias! Ciertamente, en otras
versiones de la leyenda del Grial, el elegido es Galaad, el caballero-virgen, pero es Wolfram -y,creemos,
sólo Wolfram- quien hace mención explícita a los Templarios. Es pues, basándose en el "Parzifal", como
hay que intentar resolver las contradicciones que hemos constatado.
Si no es posible identificar los caballeros del Grial a los monjes-caballeros del Temple, los textos de
Wolfram como los de René Guénon -desde que los damos por válidos-, obligan a admitir la existencia de una estrecha relación entre las dos caballerías. Parece que la única explicación que puede conciliar toda contradicción, consiste en considerar a la Orden del Temple como una manifestación exterior, por lo tanto históricamente ubicable, de lo que podemos llamar la Orden del Grial. Si nos atenemos a la
tradición que evoca nuestro colega René Mutel, la Orden del Temple no tuvo, originalmente, un carácter
esotérico y, solamente bajo el mandato del segundo Gran Maestre, Robert de Craon, "se habría
establecido, en el corazón de la Orden, una Fraternidad de carácter propiamente Iniciático ". Esta
afirmación, que encontramos en perfecta conformidad con los hechos conocidos, implica, por una parte,
que no todos los templarios eran iniciados, y por la otra -lo que por lo demás es evidente-, que existía
una organización Iniciática anterior, que podríamos designar, si bien esta denominación no aparece
"oficialmente" en ninguna parte, con el nombre de Orden del Grial.
El Tesoro Templario
Estudiosa de temas paranormales y colaboradora de diversos programas radiofónicos españoles. Hace
un análisis entorno a: ¿Cuál fué la verdadera riqueza de los templarios y cómo y para qué la consiguieron?
Basandose en el interesante libro de Josep Guijarro, "El Tesoro Oculto de los Templarios", Martínez
Roca, Barcelona, 2001. postula que las historias sobre el Grial fueron inspiradas por la famosa orden y
que en sus páginas se esconden numerosos símbolos y datos frente a los que un iniciado podría
localizar la esencia de esta reliquia: un conocimiento transcendente.
A continuación, reproducimos la Editorial de la citada revista firmada por Josep Guijarro, director de la
misma:
Caballeros del Grial.
A finales de este mes de mayo tendrá lugar en Jerez de los Caballeros (Badajoz) un congreso
internacional sobre la Orden del Temple. A pesar del tiempo transcurrido desde su desaparición en 1314,
la hermandad sigue envuelta en una aureola de misterio y mitificación, sobre todo en lo relativo al
paradero de sus riquezas y, de modo especial, a los tesoros que pudieron rescatar durante sus años de
permanencia en el Templo de Salomón.
En efecto, este templo construido en honor a Yahavé, terreno sagrado para tres religiones, albergó entre
otros el Arca de la Alianza y su no menos misterioso contenido: la Menorah o candelabro de siete
brazos, así como la llamada Mesa de Salomón.
La mayoría de estos tesoros fueron llevados a Roma por el emperador Tito y posteriormente quedarían
en manos visigóticas para ser trasladados a Francia y, después, a España. Nuestro país jugó un papel
muy importante en los planes del Temple, incluso se dice que el rey Alfonso II de Aragón, responsable
de la introducción de la orden en la piel de toro de nuestra España, era en realidad el Anfortas de las
leyendas del Grial.
El mito y la realidad se dan la mano en este tema y ahora un grupo de expertos tratará de arrojar luz
sobre este asunto trascendente. Y digo trascendente porque, como postulo en mí último libro El Tesoro
Oculto de los Templarios, tras la misteriosa orden se esconde un objetivo inquietante: preparar a la
sociedad -la de su tiempo- para el retorno del Consolador prometido.
Los templarios no encontraron las condiciones adecuadas para presentar al segundo Mesías, pero
quienes continuaron con la tradición hasta nuestros días presumen que este tiempo está próximo y,
además, aseguran ser custodios del tesoro material que la orden amasó a lo largo de sus dos siglos de
existencia.
¿Verá entonces la luz? Como aquellos monjes guerreros muchos de nosotros nos enfrascamos hace
años en la búsqueda del Grial. Somos los nuevos caballeros del Grial, tal vez no del objeto pero sí de la
transformación que él representa, una suerte de alquimia interior que nos convierta en más sabios, en
mejores personas.
La búsqueda puede cristalizar en los campos más diversos, la parapsicología, los OVNIs, las terapias
alternativas... lo importante, en cualquier caso, es que la semilla está bien plantada, que sigue creciendo
y algún día dará sus frutos.
Aquí o en otra parte. Amigo, ten por seguro que si lo consigo serás el primero en saberlo.
Los Hijos secretos del Grial.
¿Fundó Jesucristo una dinastía cuyos miembros todavía están entre nosotros?
Este libro traslada la búsqueda del Grial a la actualidad para descubrir sociedades secretas, intrigas
religiosas u políticas, leyendas de tesoros enterrados y documentos codificados.
Rennes-le-Château esconde el secreto de un grupo de familias que descienden de los veinticuatro
Sumos Sacerdotes del Templo de Jerusalén. Esta obra examina esa dinastía, que ha conspirado con
frecuencia para modificar el curso de la Historia y participó en la llegada de la Casa de David al trono de Jerusalén. También revela la verdadera influencia de esa tradición sobre la cultura occidental.
Los hijos secretos del Grial muestran cómo las auténticas enseñanzas de Jesucristo han sido preservadas
para quienes vivimos el comienzo del tercer milenio. Los autores son:
Marilyn Hopkins nació en Totnes (Inglaterra). Ha dedicado diez años al estudio de diversas formas del
cristianismo y de la espiritualidad esotérica. Interviene en seminarios, charlas y conferencias. Es
coautora de "Rosslyn: Guardian of the Secrets of the Holy Grail".
Graham Simmans es un destacado arqueólogo descubridor de un antiguo asentamiento cristiano en el
desierto oeste de Egipto. Ha vivido durante más de doce años en Rennes-le-Château, donde continúa
investigando sobre los cátaros, los templarios y el complejo pasado histórico de la región.
Tim Wallace-Murphy, nacio en Irlanda, estudió mediciana en el University College de Dublín. Es coautor de "Rosslyn: Guardian of the Secrets of the Holy Grail y The Mark of the Beast". Entre sus libros destaca "The Templar Legacy and the Masonic InheritaWithin Rosslyn Chapel".