sábado, octubre 04, 2025

Los Abalorios del Demonio

El propio atanor va acompañado fundamentalmente de vasijas destilatorias construidas especialmente para que cumplan la función especial y esencial de separar o unir en su caso, la materia que ha de subliminarse de la que debe licuarse.
El propósito de tal tarea es que ambas adquieren la forma mas idónea y especial misión de que la cocción se realice de la manera exacta y oportuna en cada una de las fases de la obra. Vasijas de este tipo han sido encontradas en en monasterios y conventos, donde fueron utilizadas por los doctos religiosos en las misteriosas operaciones que conducían a la obtención de licores medicinales y el agua de la vida o "Aquae Vitae".
La mayoría de estos brebajes comenzaron utilizándose como panaceas para las enfermeda-des -como émulos del Elixir- y terminaron convertidos en fuentes artesanales de ingresos. Así se dió origen a licores como los benedictinos,chartreuses, mistelas, cervezas y otras variedades locales de alcohol destilado.
El primer alambique del que se habla en antiguos grimorios, es decir las famosas "Vasijas Destilatorias" se dice que fue el ideado e inventado por la conocida y al mismo tiempo misteriosa "Maria La Judia". Este se componía de dos cuerpos y en el principal de ambos se acumulaba la sustancia que habia que destilarse, cuyo producto se concentraba luego en el segundo.
Existía también el llamado Matraz, cuyo nombre procedía del griego "Mytra" que significa matriz. este instrumento o vasija es de forma esférica y se prolonga por un lado por un tubo cónico. Servía y sirve para la maduración lenta del compuesto y al parecer fue desarrollado y designado posteriormente por algunos alquimistas con una simple "X", por lo que los adeptos y conocedores lo bautizaron como "La Cruz de San Andrés".
También había la variante del alambique denominada como "Vas Mirabile", un nombre que según la tradición, le fué también puesto por Maria la Judia a un recipiente que representaba la base misma del "Gran Secreto Alquímico", pues en él actuaba el oro que servía de contraste y el "Esperma" para la realización de la "Obra".
De modo que el recipiente se comportaba como un auténtico útero generador, donde se iría formando en la última fase del proceso el producto final, la Piedra o el Elixir en su caso. Cuando era necesario llevar a cabo una destilación prolongada, se utilizaban un alambique especial denominado "Pelícano" que servía para una sola operación y terminaba generalmente destrozado a fuerza de ser sometido a largos ciclos destilatorios.
En antiguos grimorios se cuenta que hasta quinientas veces llegó el alquimista Thomas Charnock a utilizar, repetición tras repetición una destilación con un solo pelicano. Todo el mundo a oído hablar del "Baño María", es decir la operación de someter cualquier producto a su calentamiento mediante una operación de calor indirecto. Pues bien el nombre procede de su inventora, Maria la Judia.
El misterioso y arcano proceso alquímico y el recipiente y el agua utilizados vienen a representar para los alquimistas la matriz de la que nació Jesús y el líquido amniótico que lo envolvía. Por eso algunos maestros llamaron "Encarnación del Señor" al momento en que los ingredientes, contenidos en la vasija, entran en fusión y regresan al estado primigenio de la materia. También están los crisoles, elementos imprescindibles de todo laboratorio, sea químico o alquímico. Que vienen a ser unos recipientes construidos en barro, porcelana o terracota, los cuales deben ser resistentes a las mas altas temperaturas, en las cua-les se producirán las fusiones. Se conocen dos tipos de crisoles. De una sola pieza o dobles.
Los de una sola pieza son utilizados para colocar la materia y simplemente cla-entarla y producir la fusión. Y los dobles, en los que la sustancia se pone a fundir sobre el de encima, que tiene el fondo perforado, y al producirse la fusión, el metal licuado cae en el segundo recipiente con mayor pureza, por que en el primero han quedado las escorias o "materias impuras".
Tampoco faltan en el laboratorio los instrumentos de medida, los cuales se utilizan para establecer los pesos exactos y las proporciones precisas de los productos empleados, así como la especificación de las cantidades de temperatura y calor a tener en cuenta en cada caso. Sin embargo dichas medidas son siempre contadas de modo críptico en los "Tratados", de manera que cada alquimista, tendría que calcularlas por su cuenta y riesgo. Y así vemos cuando leemos en antiguos grimorios o tratados como se habla de : "...que el peso del agua debe ser plural y el de la tierra singular...". Cuando se repasa el Tratado de "Los Aforismos de Basilio Valentín" se puede leer: "...
Comenzamos nuestra obra con la conjunción de los tres principios preparados según determinada proporción, que debe ser casi igual a la mitad del espíritu y el alma...".
También se puede deducir que cualquier laboratorio que se preciara de serlo, debía de poseer balanzas y sistemas de medidas, y algún tipo de termómetro medidor de temperaturas. Aunque contrasta con eso la afirmación del misterioso Fulcanelli cuando afirma que: "...
Si los pesos del Arte son conocidos del Artista, y rigurosamente determinados por el, en contrapartida, el peso de la Naturaleza es siempre ignorado, incluso por los mas grandes Maestros...".
Además de todo lo expuesto, el Alquimista debía almacenar en su laboratorio, o en su defecto en estancias anejas, las sustancias que habrían de servirle a lo largo del procedimiento para operar en las diversas operaciones que efectuare. Obviamente la más abundante tendría que ser la "Primera Materia", con la que se inicia todo el proceso y que tendría que ir empelándose en distintas proporciones para llegar a la fase de putrefacción y muerte, a partir de la cual daría de nuevo comienzo todo el ciclo vital, hasta la obtención del resultado "apetecido".