lunes, diciembre 01, 2008

Entrevista a Bruno CARDEÑOSA


Por Mundo Misterioso

-MM: El Código Secreto es tu tercer hijo*; a la tercera va la vencida. Por fin una editorial de prestigio internacional tiene la oportunidad de hacerse con un original tuyo. ¿Marca este libro el fin de una época en la vida de Bruno Cardeñosa, o el inicio de una nueva etapa?
-BC: No, porque seguiré escribiendo libros sobre OVNIs y otros misterios. Pero claro, Grijalbo y su grupo, Random House, es la segunda editorial del mundo en habla hispana y El código secreto será, siempre que los lectores quieran, algo así como un rampa de lanzamiento. Pero lo que más me interesa es hacer buenos libros y escribirlos bien. Si se venden… ¡cojonudo!

* Antes, Cardeñosa había publicado 50 años de OVNIs (América Ibérica, 1997) y Los archivos secretos del Ejercito del Aire (Bell Book, 1998).
-Bruno Cardeñosa siempre ha sido conocido, fundamentalmente, como investigador del fenómeno OVNI. De hecho sus obras anteriores se dedican a ese tipo de anomalías. ¿Reniegas de tu pasado como ufólogo, o este nuevo libro tiene algo que ver con los anteriores?
-Tiene que ver en el sentido de que el enigma OVNI es tan sumamente complejo y amplio, tan poliédrico, que detrás de los No Identificados hondea un enigma si cabe mayor: el ser humano. Y nosotros somos en sí mismo un misterio. ¿Quiénes somos? ¿Dónde vamos? ¿Estamos solos? Estas preguntas se las ha formulado cualquier investigador OVNI. Yo lo hice y busqué la respuesta y en esa búsqueda me encontré con los enigmas de la evolución humana. Pero no reniego de los OVNIs. En absoluto. Sigo y seguiré investigando ese enigma hasta que me muera.
-Durante todo el libro reivindica la figura de Charles Darwin, frente a la comunidad científica conservadora, que se burló y condenó sus teorías revolucionarias. ¿No será que en el fondo todos los ufólogos (e investigadores del misterio en general) se creen un poco darwines de una pretendida nueva revolución científica?
Algo de eso hay. Darwin, que era muy sensato, casi prefirió morirse antes de dar a conocer sus teorías. Tenía un enorme miedo de las consecuencias que le traería. No tenía ese ímpetu quijotesco que sí tienen algunos ufólogos, aunque al final se atrevió a hacerlo. Pero es que la sociedad en la que vivió era más coercitiva y vengativa. A mí nadie me va a juzgar ni condenar por mi libro, porque afortunadamente existe la libertad de expresión. Sin embargo, en las semanas previas a la publicación del libro quienes no creen en la libertad de pensamiento, y quienes se erigen en nombre de la ciencia en abanderados de una hipotética verdad, iniciaron una horrorosa campaña en contra de mí. Han querido censurar y prohibir mi libro.
Me han acusado de creacionista y de antidarwinista, cuando desde el comienzo del libro señalo lo contrario: El Código Secreto defiende los preceptos de Darwin y de la evolución. Me limito, y no es poco, a exponer una serie de anotaciones a pie de página que ponen en duda las verdades establecidas. Pero todo cuanto digo esta, pura y simplemente, fundamentado. Acertadas o no, la mayor parte de las afirmaciones que hago están sustentadas por científicos y hallazgos. Aunque al contradecir lo establecido han sido ignorados y menospreciados. Yo les doy voz.
-Sugiere que todas las razas que actualmente habitan la tierra provienen de una misma especie de homínidos (pág. 73). ¿Cómo encajarán esta pretensión todas las corrientes xenófobas y racialistas, que proclaman las diferencias radicales entre razas, incluso a nivel genético?
Científicamente no existen diferencias entre las razas. Es más: no existen más razas que la humana. Que uno u otros tengamos un color de piel diferente tiene una razón de ser, fundamentada sobre todo en cuestiones ambientales y alimenticias. Desnudos de piel nadie podría distinguir a que raza pertenece una persona. Todos somos hijos de una misma línea homínida que se inauguró a raíz de la mutación en un nucleótido que sufrió una mujer africana hace 150.000 años. Las razas llegaron muchos milenios después. Sólo los mal nacidos pueden sustentarse en argumentos científicos para apoyar el racismo.
-Existen algunas preguntas elementales que probablemente todos nos hemos hecho alguna vez, y a las que aludes en El Código Secreto (pág. 85). Si el hombre y el mono tienen un origen común, ¿porque el primero evolucionó hasta nosotros y el segundo detuvo su evolución? ¿Existe algún otro factor de influencia en nuestro desarrollo, que no sea la mera evolución biológica de las especies?
Ojalá supiéramos la respuesta. Los chimpancés y los humanos compartimos del orden del 98,4 por ciento de nuestros genes. No más de 50 genes. Y sin embargo, las diferencias saltan a la vista, aunque no en todos los casos… Pero esa es otra historia. A lo que iba… La evolución no superdota a ninguna especie. Y nosotros somos la excepción, la única excepción. Es como si hubiera algo más que nos hace diferentes… Eso es el código secreto, un algo que todavía no hemos localizado, a nivel genético o a no sé qué nivel, que nos ha convertido en unos inadaptados de la evolución.
-El libro es muy audaz, pero algunos capítulos lo son especialmente. En el segundo afronta clásicos de la astroarqueología, como las piedras de Ica, las figuras de Acámbaro, los cráneos prehistóricos tiroteados, las suelas de zapatos en fósiles contemporáneos de los saurios... ¿Es posible integrar esos enigmas parahistóricos en lo que pretende ser una obra de divulgación científica?
Nunca he pretendido hacer una obra de divulgación científica, al menos en el sentido estricto del término. Al fin y al cabo soy periodista, y lo que he buscado en El Código Secreto es reunir todas aquellas piezas, la admitidas y las que no lo son (siempre que las heterodoxas estén fundamentadas), para observar el problema en su conjunto. Y luego he reflexionado, porque aunque sea periodista tengo cabeza sobre los hombros. Y lo que he descubierto es que si determinadas piezas son ignoradas es porque escapan a los preceptos científicos establecidos. Eso no es razón para condenarlas a la hoguera. Hay que buscar modelos que integren ambos conjuntos, porque las diferencias las han creados los hombres; los hechos invitan a pensar que en la historia del ser humano hay muchas más cosas de las que nos han contado.
-Menciona a algunos científicos como Ernst Haeckel que buscaron en continentes míticos, como Lemúria, el mítico eslabón perdido (Pág. 125), pero cita solo de pasada esas míticas civilizaciones como Mu, Lemuria o La Atántida. ¿Significa eso que no tienen lugar en tu reconstrucción de la historia de la humanidad?
El problema lo veo así: existen eslabones perdidos, espacios en blanco en nuestra evolución. Pero determinadas informaciones, hallazgos y descubrimientos vienen a llenar esos huecos. Al menos algunos. No puedo negar que el primer bípedo, o el primer homínido del género homo, quizá habitó en una tierra que hoy ya no existe y por eso sigue sin encontrarse. Pero si esa tierra desapareció y aún no tenemos mas que pistas de ella, ¿cómo vamos a saber cómo eran los hombres que las habitaban? Me he limitado a lo que conocemos. A partir de ahí se abren una serie de opciones, pero he tratado de enmarcarlas dentro de lo conocido, lo que no quiere decir "lo comprendido".
-En varios capítulos del libro, y en sorprendente epílogo que lo concluye como un teletipo de última hora que ratifica lo adelantado en el manuscrito original- alabas reiteradamente el clan Leakey. ¿Por qué? ¿Por su valor para renunciar a la universidad? ¿Por su autosuficiencia? ¿Por su valor para rescribir el pasado? ¿Cree que esas deberían ser las cualidades exigibles a los verdaderos científicos?
Insisto en que no soy científico. Pero en el libro hay mucha reflexión y observación atenta. Por ello me atrevo a sopesar algunas hipótesis. Para mí un científico es aquel que busca, se formula preguntas, que investiga, que no renuncia a ninguna hipótesis y que siempre está abierto a desmarcarse de las corrientes oficiales si las sospechas apuntan a ello. Un buen científico debe ser rebelde y no sumiso. Un científico que afirma "esto es así, porque la ciencia dice que es así" puede tener mil títulos y estar doctorado en mil universidades, pero está faltando al primer dogma: todo debe ser investigado y no existen verdades que no puedan ser revisadas.
-Por cierto, no tienes mucho pudor en atacar una y otra vez el inmovilismo, el tradicionalismo, la cobardía y la inercia de la que denomina ciencia oficial. ¿Existe otra forma de ciencia?
Sí, por desgracia. Critico el hecho de que alguien que propone una visión diferente sea menospreciado por ello. Le pasó a Miguel Servet, a Galileo, al mismo Darwin… Hoy por hoy hay unas verdades institucionalizadas y si alguien osa en contradecirlas saldrá del circuito de ciencia oficial. Y nadie, ni siquiera la ciencia puede imponer verdades. ¡Cómo no me voy a rebelar contra eso!
-Una de las muchas revelaciones excitantes de tu revisión histórica es la relativa a las inconcebibles trepanaciones y operaciones quirúrgicas en el pasado remoto (pag. 195). ¿Sugiere que la cirugía es una ciencia muy anterior a Hipócrates?
Lo afirmo. Si se han descubierto huesos con marcas de operaciones quirúrgicas hace 10.000 años o más no hay otra lectura que suponer que entonces ya se efectuaban.
-En el capítulo 4 nos presentas a Eva, nuestra madre (mitocondrial) universal, de origen africano. Sin embargo inviertes muchas páginas en enunciar las evidencias de otras evas (Lara, Ursula, etc), y fósiles de antropoides, diferentes a los africanos, en Asia, América, Europa... ¿Significa eso que en realidad no todas las razas humanas actuales provienen de esa Eva africana?
Con toda seguridad. Aquella mujer, por lo que se sabe, pertenecía a un núcleo poblacional muy limitado. Y sus descendientes, cargados con su nuevo ADN, para entendernos, acabaron emigrando. Y gracias a la genética sabemos que no fueron migraciones gigantescas, sino muy limitadas, y que en quienes las efectuaron se produjeron nuevas mutaciones cuyo rastro podemos seguir.
-Hasta la página 257 del libro te muestras muy cauto a la hora de relacionar las anomalías lógicas que plantea en la línea evolutiva del hombre, pero a partir de ahí, y durante casi el resto del capítulo, planteas que algunas pinturas rupestres, como Tassili. Kondoa, etc, podrían plasmar la intervención de seres no terrestres en nuestra evolución. ¿Es correcto? ¿O por el contrario esas pinturas estarían más relacionadas con viajes al fondo de la mente, que con viajes espaciales?
Quizá ambas cosas no son tan diferentes. Si existen seres de otros mundos, entre nosotros y ellos no se interponen millones de años luz, sino sólo nuestra mente. Para las pinturas rupestres quizá no sólo hay una explicación. Son enciclopedias de las vivencias y conocimientos de los hombres de entonces. Y como nuestras enciclopedias no marcaban hechos normales sino ideas, eventos y acontecimientos relevantes para aquellos hombres. Pero es que lo que dicen los libros de texto es que las pinturas rupestres representaban los animales que iba a cazar al día siguiente aquellos hombres… ¡Qué va! Muchos de los animales que aparecen en esas pinturas jamás los vieron sus autores porque no existían en aquellos lugares. Por tanto, obtenían la información de otra forma.
-Al final, cual es la conclusión al debate: ¿Orce (Pág. 287) o Atapuerca (Pág. 163)?
Ambos. Pero me irrita mucho que los descubrimientos de Orce estén defenestrados por el mero hecho de que quienes están detrás de estas excavaciones no lo están en el circuito mediático. En Atapuerca se ha descubierto algo excepcional, incluso según algunos investigadores más excepcional de lo que los mismos descubridores dicen, pero quienes llevan esas excavaciones han tenido una visión comercial y publicitaria de sus hallazgos muy estudiada. Son arqueólogos con una gran dosis de influjo mediático. Ocurre lo contrario en Orce, pero ¿acaso esa es razón para decir que lo de Orce no sirve? Son tan científicas unas excavaciones como otras… Y por las pruebas presentadas por ambos equipos, desde mi punto de vista, el hombre de Orce es anterior al de Atapuerca.
-Uno de los momentos álgidos de este viaje por la historia de la raza humana, es el capítulo dedicado al Hombre de Neandertal (Pág. 313), donde dibujas a esos hombres-bestia como criaturas capaces de componer música, realizar operaciones de cirugía cardiaca, y hasta poseedores de una elaborada forma de religión. ¿Es esto posible?
Eso está demostrado. Lo que ocurre es que sorprende, y es contradictorio, el hecho de que unos hombres que en muchas cosas eran superiores a nosotros, pues ambas humanidades convivimos, se extinguieran. Aunque este extremo no están tan claro…
-Rizando el rizo, te atreves a afirmar dedicando muchas páginas a justificarlo- que seres míticos, como el yeti o el bigfoot, por no hablar de personajes como el marroquí Azzo (Pág. 335) eran especimenes contemporáneos de hombres de Neandertal. ¿En que te basas?
En algo fundamental: está demostrado, sino al 100 por 100, casi. A veces tendemos a infravalorar el valor de determinadas pruebas que los heterodoxos recogemos. Además, el tema del yeti y otras criaturas similares ha sido tan profusamente estudiado que no alberga duda: existen sin el menor género de dudas, y casi todos los científicos que los han estudiado están convencidos de que son fósiles vivientes, supervivientes de los homínidos que un día fuimos.
-Escribes en la página 385: Según una prospección efectuada por Robert Clarke, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia, nuestro aspecto, en un futuro lejano, será similar al de los alienígenas prototípicos de Hollywood. ¿Sugieres que la evolución no ha terminado? ¿O acaso que los extraterrestres son nuestros propios herederos en la evolución?
Son tendencias que ha marcado el ser humano, con su comportamiento, con sus necesidades y con sus hábitos. Es selección natural y evolución. Por todo ello, en el futuro tendremos otro aspecto, bien por tendencia evolutiva o bien por manipulación genética. Y acabaremos pareciéndonos a los humanoides.
-Por fin, en el epílogo, un elocuente golpe de efecto para cerrar la obra volviendo al principio de la misma, enuncias 17 conclusiones. Tal vez las más importantes, que adelantas en otros capítulos (Somos el propósito-ignoro si definitivo o no- de la evolución, y no un accidente... -Pág. 253-.), sean la intencionalidad de la evolución, y que, en tu opinión existieron varias evoluciones de las especies paralelas, aunque solo una de ellas era depositaria del código secreto que dio como resultado nuestra especie. ¿Por qué esa y no otra? ¿Y quien o qué ideo ese código secreto para la supremacía de una línea evolutiva?
A menudo los árboles evolutivos que todos hemos visto parten de un tronco y de éste salen ramas. Todas, menos una, se podaron, y en esa estamos los Homo sapiens. Pues bien, yo creo que ese árbol, probablemente, debería dibujarse al revés. El mejor ejemplo lo tenemos en el último episodio de la evolución de los homínidos, cuando estaban los neandertales junto nosotros… Éramos las dos últimas ramas de ese árbol. Triunfamos y ellos se extinguieron. Bien es cierto que creo que algo de los neandertales si heredamos, pero ¿por qué nos impusimos a ellos? Alguien decía que los Homo sapiens parecían tener una prodigiosa fuerza de transmisión genética. ¿Nos la dio alguien? ¿O acaso la teníamos y un día se activó el interruptor que puso en marcha nuestro poderío?
-Para terminar. Entre la conclusión del manuscrito original, compuesto de 9 capítulos, y la redacción del epílogo que concluye el libro, transcurrieron algo más de dos meses. En ese tiempo nuevas noticias y descubrimientos arqueológicos, que destaca en sus conclusiones, removieron los pilares de la paleoantropologia. ¿Es capaz de predecir que nuevos descubrimientos llegarán en los próximos meses, que incluso podrían alterar su propia teoría sobre la evolución de las especies... humanas...?
No le pongamos fechas… En los próximos años, quizá en una década, se encuentren homínidos en Europa de más de dos millones de años… Bueno, matizo: ya se han encontrado y en el libro doy las pruebas. Lo que ocurrirá es que esos restos se rescatarán de la heterodoxia u otros nuevos vendrán a confirmarlo. Pero si esto ocurre, la historia escrita quedará coja, porque los primeros homínidos que salieron de África lo hicieron hace dos millones de años. Algo que quizá también ocurra, y en un plazo de tiempo menor, es que se descubrirán homínidos más antiguos de los hasta ahora hallados. El límite está puesto en casi 6 millones de años. Pronto hablaremos de 7 u 8. Pero ¡ojo! La evolución como teoría no variará; es válida en su conjunto para casi todas las especies animales, pero en el caso de los hombres, en algunos aspectos, no encaja.

El Poder de Cooperar

El poder de cooperar es la capacidad para entregar nuestro tiempo, atención, experiencia y sabiduría al servicio de otros. Una imagen representativa de este poder es la de una montaña que se levanta con el dedo de cooperación de muchas manos. El significado es que con la cooperación de todos, incluso una tarea enorme se hace posible.

La auténtica cooperación se basa en actitudes, sentimientos y pensamientos que ofrecen apoyo y ayuda:

ü Simplemente ver las cualidades del carácter de otros y no sus debilidades es un acto de cooperación. Facilitará generar un ambiente de convivencia armoniosa.
Cuando vemos las virtudes, además de cooperar en crear un ambiente positivo, nos hacemos virtuosos: absorbemos aquello en lo que nos enfocamos.

ü Crear pensamientos sutiles y poderosos que favorezcan el éxito de otra persona es una cooperación invisible que no tiene precio.

ü El crear y esparcir con generosidad buenos sentimientos hacia algún amigo o adversario que esté desanimado es cooperación libre de egoísmo (altruista).

ü Una actitud constantemente positiva independientemente del conflicto o dificultad que se presente es la inspiración para elevar la cooperación.

ü Aceptar, reconocer y valorar a los demás es cooperar en su viaje,
suministrándoles así el combustible del entusiasmo.
La cooperación es el tejido de la unidad, la canción de la armonía y la única forma de prosperar juntos. La cooperación nos permite compartir nuestras virtudes y especialidades, y aprender de las cualidades y talentos de aquellos con los que cooperamos.

La cooperación está basada en la fe, el amor y la confianza. Su fuerza se manifiesta cuando hay amor tanto por la tarea como por el papel especial que cada uno desempeña para llevarla a cabo. La verdadera cooperación requiere de buenos deseos y sentimientos puros entre unos y otros. El mayor de todos los logros es cooperar con Dios en su tarea de transformación y renovación.


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La Habilidad de Amoldarse

Así como el océano acoge el agua de todos los ríos que desembocan en él, esté
contaminada o limpia, podemos desarrollar la capacidad de adaptarnos y amoldarnos a todo lo que sucede a nuestro alrededor.

A un nivel espiritual, en el contexto de nuestras relaciones, aprendemos a amoldarnos a las ideas y personalidades de otros. La capacidad de amoldarse significa desarrollar aceptación y fluir con los demás, aceptar y trabajar con sus ideas. Es la base para fomentar la cooperación en las tareas y la armonía en las interacciones. El poder de acomodar es la habilidad de adaptarse a una persona o situación con la conciencia de generar y obtener beneficio en cada oportunidad.
Si la atmósfera es débil o negativa, el poder de amoldarse no quiere decir que nos influenciemos por tal ambiente sino que aprendamos a activar los recursos internos apropiados para no afectarnos por la negatividad.

La capacidad de amoldarnos y adaptarnos nos fortalece la capacidad de discernir.
Accedemos a la sabiduría interna que nos permite percibir con precisión lo que la otra persona o situación requieren. Por ejemplo, si una persona delante de nosotros se está muriendo de sed y tratamos de darle oro o diamantes, no valorará esto tanto como darle un simple vaso de agua. El poder de amoldarse necesariamente implica una escucha activa y empática.

El poder de amoldarnos nos otorga la flexibilidad interna necesaria para generar una actitud liviana en los ambientes de tensión y estrés o sometidos a diversas presiones externas.

Aprendemos a no luchar con las situaciones y las personas, sino a adaptarnos sin perder de vista nuestro propósito y objetivo. Esto revierte en un gran ahorro de energía, tanto mental como física y nos ayudará a mantener el equilibrio interno.
El poder de amoldarse es un signo de nuestro desarrollo espiritual y de que estamos progresando en la disolución de nuestro ego, responsable de las actitudes rígidas, intransigentes y cerradas, que están en la raíz de la mayoría de los conflictos.


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Hay que Afrontar...

El poder de afrontar es la capacidad para enfrentarnos y superar con gran fe y coraje los obstáculos internos y externos, las pruebas y los retos. Una metáfora de este poder es la imagen de una vela encendida, en medio de una tempestad. La luz de nuestra conciencia, nuestra estabilidad y claridad interior, se han de preservar en medio de las vicisitudes, desafíos y retos del océano de la vida.

El viaje espiritual al hogar es un regreso a la conciencia total de lo que es verdadero y lo que es falso. Sin embargo hay muchos obstáculos, pruebas y retos en el camino. Es sólo con nuestra fuerza interior, la cuál se recupera mediante el conocimiento y el poder espiritual de la fuente, que somos capaces de afrontar.
En la meditación damos ese paso hacia adentro y volvemos a conocernos a nosotros mismos. Aprendemos a discernir lo verdadero de lo falso y recuperamos la fortaleza para afrontar. Tres de los principales aspectos que afrontamos:

1) Obstáculos: En nuestro viaje por la vida no sólo nos encontramos con obstáculos externos. Cuando comenzamos el viaje espiritual también nos encontramos con obstáculos internos que vienen de viejos patrones de comportamiento derivados de nuestra falta de comprensión y nuestras falsas creencias.

2) Pruebas: que desencadenan miedo u odio en nosotros. ¿Podemos encararlas y confrontarlas, sobrepasándolas con éxito? ¿Podemos descubrir las valiosas lecciones ocultas detrás de las mismas? ¿Podemos apreciar el aprendizaje enriquecedor que nos ofrecen? Estos son algunos de los indicadores de nuestro poder de afrontar. El miedo, la inseguridad y la falta de confianza en nosotros mismos pondrán a prueba nuestra capacidad para afrontarlas y seguir adelante. Nuestro éxito depende en gran medida de la fe que tengamos en nuestro ser y en la ayuda sutil del Ser Supremo, nuestro compañero invisible, con quien si estamos internamente conectados nos llenamos de coraje, valentía y confianza.

3) Retos: cada instante de este viaje es un reto, y los maestros anhelan los retos. No ven problemas sino oportunidades para aprender, crecer y ayudar a otros en el proceso. No existe tal cosa llamada fracaso; sólo estímulos. No existe otro momento que el presente. El mantra de un maestro es afrontarlo todo en el momento. Los maestros saben que el posponer se paga caro.

El poder de afrontar nos da coraje y confianza para tratar con cualquier persona o situación.

Este poder ayuda a conquistar todo tipo de miedos, inseguridades y dudas, especialmente con respecto a nuestras propias capacidades.

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El Juicio Hacia los Demás


Samael WEOR


Bueno, hermanos, vamos a empezar nuestra plática de esta noche.
Ruego a todos poner la atención debida... En todo caso, el sentido de la plática de esta noche, significa que nosotros No debemos dejarnos llevar de las apariencias, debemos no dejarnos fascinar por las distintas escenas de la vida. La vida es como una película; una película compuesta, como es natural, por muchos cuadros y escenas. No conviene, en modo alguno, identificarnos con ningún cuadro, con ninguna apariencia, porque todo pasa: pasan las personas, pasan las cosas, pasan las ideas.

Todo en el mundo es ilusorio; cualquier escena de la vida, por muy fuerte que ella sea, pasa y queda atrás en el tiempo. Lo que nos debe interesar a nosotros, es eso que se llama el «SER», la CONCIENCIA. He allí lo fundamental, porque el SER no pasa; el SER es el SER y la razón de ser del SER, es el mismo SER.

Cuando nosotros nos identificamos con las distintas comedias, dramas y tragedias de la vida, es obvio que caemos en la fascinación y en la inconsciencia del sueño psicológico. He allí el motivo por el cual no debemos identificarnos con ninguna comedia, drama o tragedia, porque por muy grave que sea, pasa. Hay un dicho vulgar que reza así: «No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista». Así que, todo es ilusorio, pasajero...

Uno a veces, en la vida, se encuentra con algunos problemas difíciles.
Sucede que a veces no encuentra uno (en la vida, dijéramos) la salida, la solución al problema, y éste se vuelve enorme, monstruoso ante nuestra Mente. Entonces sucumbe uno entre las preocupaciones, y dice: «¿Cómo haré, que haré?»

No le encuentra uno escapatoria, y el problema, a medida que se analiza, se vuelve más y más monstruoso, enorme y gigantesco. Pero llega el día en que si nosotros afrontamos el problema tal cual es, es decir, si «agarramos al toro por los cuernos», como se dice, vemos que el problema queda en nada (se destruye por sí mismo), que es de naturaleza ilusoria.

Más suele cualquier problema tomar tales proporciones, su realismo se vuelve tan crudo ante nuestra Mente, que en verdad no se le encuentra salida por ninguna parte; siente uno que sucumbe ante el mismo, que en modo alguno se vuelve soluble. Pero si uno se le enfrenta al problema, vera que es ilusorio y que pasa, como todo tiene que pasar, y al fin queda en nada.

Si uno procede en esa forma (no identificándose jamás con ninguna situación, con ningún evento), logrará estar siempre alerta y vigilante, como el vigía en época de guerra, y en ese estado de alerta donde uno descubre sus defectos psicológicos. Defecto descubierto , debe ser comprendido y después eliminado. La Mente, por sí misma, no puede alterar ningún defecto psicológico; la Mente solo puede rotularlos,
cambiar cualquier defecto, pasarlo de un nivel a otro, pero jamás alterarlo radicalmente.

Se necesita de un poder que sea superior a la Mente y este poder existe en nosotros. Quiero referirme en forma enfática, a la Divina Madre Kundalini. Si uno ha comprendido que tiene tal o cual defecto, si lo ha entendido íntegramente, y en todos los niveles de la Mente, puede concentrarse en Devi-Kundalini Shakti, y mediante élla puede eliminar cualquier defecto psicológico.

Kundalini es la Divina Madre Cósmica. En las religiones se le ha representado como María o Marah, como Tonantzin, Rea, Cibeles, Adonía, Insoberta, etc. La Madre Cósmica, la Madre Divina, en sí misma, es una parte de nuestro propio Ser, pero derivada. Quiero decir, con esto, que la Madre Cósmica está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.

Si nosotros imploramos a ese poder, si pedimos a la Madre Divina que elimine de nuestra psiquis cualquier defecto de tipo psicológico, élla así lo hará. Es obvio que por tal motivo, se desintegrará el defecto en cuestión...

Mediante la Divina Madre Cósmica, podemos eliminar todos nuestros defectos psicológicos. Como quiera que la Conciencia está embotellada entre los defectos, eliminando éstos la Conciencia despertará radicalmente, y entonces podremos ver, oír, tocar o palpar las grandes realidades de los mundos superiores. Pero es indispensable No Identificarnos con ninguna circunstancia de la vida. Cuando no nos
identificamos con tal o cual problema, cuando permanecemos alertas, descubrimos en el problema nuestros propios defectos psicológicos.
Normalmente se ha visto que los problemas obedecen al miedo, que el «Yo» del temor mantiene los problemas vivos. Se le teme a la vida, se le teme a la muerte, se le teme al «que dirán», al «dice que se dice», a la miseria, al hambre, a la desnudez, a la cárcel (a todo se le teme), y debido a esto, los problemas se hacen cada vez más insolubles, más fuertes.

En un problema económico, ¿qué tememos? La ruina, o que tenemos que pagar determinada deuda, porque si no pagamos, nos meten a la cárcel, etc.

En un problema de familia, ¿qué tememos? Al «dice que se dice» a la lengua viperina, al escándalo, a los intereses creados, etc., etc., etc., pero si se elimina el «Yo» del temor, ¿en qué queda el problema? ¡Todo se esfuma, se vuelve nada…!

Tenemos que pagar el alquiler de una casa y tememos que nos lancen a la calle, hasta pasamos noches desvelados, pensando que el arrendador ha de llegar y sacarnos a la calle, más al fin llega el día y resulta que el problema se solucionó, quizás por donde menos lo esperábamos. Y si no se solucionó la cuestión, si nos echaron a la calle con todos los muebles, etc., ¿que pasó? ¡En la calle no se quedarán los muebles, alguien tendrá que recogerlos! En fin por allí no faltará, dando vueltas, un lugar donde meternos... ¿Y si los muebles se pierden? ¡Se perdieron!, ¿y qué? ¡Más
se perdió en el Diluvio¡ ¿Porqué nos vamos a apegar a unos muebles?
Después, pasó el problema, por allí quedamos viviendo, en algún lugar, y el problema quedó atrás, en el tiempo. ¿Qué se hizo el problema? No lo olviden ustedes que todo pasa: pasan las ideas, pasan las personas, pasan las cosas; todo en este mundo es fugaz, ilusorio. No podemos y no debemos identificarnos con las apariencias, porque las apariencias engañan (eso es obvio). Pensemos en los ESTADOS DE CONCIENCIA,
que eso es superlativo...

Hay una tendencia general, de todos, a juzgar equivocadamente a todos, y eso es lamentable. Pero, ¿por qué todos juzgan a todos, y equivocadamente? ¿Cuál es el motivo? Sencillamente uno, y muy fácil de comprender: sucede que cada cual proyecta sus defectos psicológicos sobre los demás, cada cuál ve en el prójimo sus propios defectos. Los defectos que a otros endilgamos, los tenemos muy sobrados en
nosotros; juzgamos a otros como nosotros somos.

¿Han oído ustedes hablar de la ANTIPATÍA MECÁNICA? ¿Que de pronto alguien siente antipatía por alguien, sin haber motivo alguno, y entonces decimos: “ésta persona me cayó gorda», frase muy típica que usamos?
Pero, ¿por qué, si nunca la hemos visto, si hasta ahora nos la acaban de presentar? ¿Qué sucedió, por qué nos ha «caído tan gorda» esa persona, si ni la conocemos? Pues que le vimos la apariencia: es alta o es baja, es gorda o delgada, tiene la nariz aguileña o la tiene achatada, y ¿ese es motivo ya, como para decir que «nos cayó gorda»? ¿Qué ha sucedido?

Sencillamente hemos proyectado, sobre nuestra víctima, nuestros mismísimos defectos psicológicos. Posiblemente hemos visto, en esa persona, el defecto más grave que tenemos y a nadie le gusta verse así, dijéramos, tan escarnecido. La cruda realidad de los hechos es que tal persona se ha convertido en el espejo donde nosotros nos vemos a sí mismos, tal cual somos.

Si estamos alertas y vigilantes, si no nos identificamos con el evento, con la persona aquélla que «nos cae tan gorda», si en vez de estarla criticando nos auto-criticamos, nos auto-observamos para ver que es lo que está pasando, descubriremos que un defecto nuestro (nacido de ayer, o de antier, o de quien sabe que tiempo atrás, de otras existencias), se ha reflejado en aquella persona y por eso «nos cae tan gorda». He ahí lo que es la antipatía mecánica: absurda en un ciento por ciento.

Nosotros necesitamos aprender a vivir políticamente. El ser humano, ante todo, es un ente político, un «animal político», y el mismo hombre es un «hombre político». Si uno no sabe vivir políticamente, se crea problemas en la vida. Uno tiene que aprender a vivir políticamente, y en vez de sentir antipatías mecánicas, vale la pena que nos investiguemos a sí mismos.

Sí, en verdad que proyectamos nuestros propios defectos psicológicos sobre los demás. ¿Por qué juzgamos equivocadamente al prójimo?, ¿Porqué todos tenemos tendencia a ver, en el prójimo toda clase de defectos? Sencillamente porque proyectamos en el prójimo nuestros propios defectos, los juzgamos equivocadamente; suponemos que fulano es «así» o «asao», y resulta que ni es «así ni es «asao»: es
completamente diferente, y nuestro juicio resulta equivocado, falso; vemos los hechos ajenos y tenemos la intensa tendencia a interpretarlos erróneamente, nunca somos capaces de ver los hechos ajenos con ecuanimidad, con serenidad; siempre los calificamos erróneamente.
Recuerden ustedes que hay mucha virtud en los malvados y que hay mucha maldad en los virtuosos.

Los defectos que cargamos en nuestro interior, nos vuelven injustos para con el prójimo. Nosotros nos amargamos (a sí mismos) la vida con nuestros defectos, y lo más grave: se la amargamos a los demás.
El defecto de los celos, por ejemplo, ¿cuánto daño ha hecho? Existen celos políticos, existen celos de tipo religioso, celos de tipo profesional, celos pasionarios o vulgares (del hombre por la mujer, de la mujer por el hombre), etc., etc., etc. Ese es un «Yo», el «Yo» de los celos, y es ciego, no sabe de lógica, no sabe de razonamientos, no entiende nada de ciencia ni escucha razones...

¿Cuántos casos de muerte se ven por los celos? Los celos profesionales, ¿cuánto daño hacen? Algunos curanderos magníficos, que sabían sanar de nuestras enfermedades al prójimo (magníficos botánicos), muchas veces fueron a dar a la cárcel. ¿Quién los metió en prisión, si no estaban haciendo mal a nadie, si solo sanaban al prójimo? ¡Los celos profesionales¡ ¿De quién? de su colegas titulados.

En el campo profesionista, los celos parecen multiplicarse espantosamente, en círculos y círculos: círculo artístico, círculo político, círculo religioso, etc., pero en cada círculo hay terribles celos, espantosos...

Sufren los celosos y hacen sufrir (también) a sus semejantes: los celos han causado mucho y gravísimo daño. Y si eso decimos de los celos, ¿qué diremos nosotros de todos los otros defectos que tenemos?
Ahora, las apariencias engañan. Muchas veces juzgamos un acto ajeno en forma equivocada, de acuerdo con nuestros Egos, y el resultado viene a ser precisamente la calumnia. Y todos calumniamos a todos (¡eso está ya demostrado¡).

Hay tendencia, siempre, a dejarnos llevar de las apariencias.
Determinado acto puede ser juzgado en una forma, y la realidad correspondiente al mismo) es otra. Un hecho cualquiera podría ser juzgado en determinada forma y de cierto modo, y no coincidir el juicio con el hecho, porque resulta que el hecho tiene otro sentido, diferente al juicio, y entonces el juicio sale equivocado. Al haber juicio equivocado, se ofende al prójimo, y quien emite el juicio equivocado también se ofende a sí mismo, se causa dolor.

Saber vivir es muy difícil, porque vivimos en un mundo de apariencias, ilusorio, y tenemos la tendencia a identificarnos con las apariencias, olvidando LO ESENCIAL, que es el SER (¡he ahí lo grave¡)... En nosotros, dentro de nosotros, existen factores psicológicos espantosos, que ignoramos y que jamás admitiríamos tener. Ante todo deben recordar ustedes que el «Yo» no es algo (dijéramos) perenne; que el «Yo» es una suma y también una resta, una multiplicación y una división de «elementos inhumanos» (cada «elemento» de esos, es un «Yo»).

Así, pues, no tenemos un solo «Yo», tenemos muchos «Yoes». Nuestro «Yo» es pluralizado, no singularizado, y eso es algo que ustedes deben comprender, porqué existe el «YO TEMO», el «YO AMO», EL «YO ODIO»,el «YO ENVIDIO», el «YO TENGO CELOS», el «YO TENGO CORAJE», etc., etc., etc.. Cada uno de esos «Yoes» tienen tres
cerebros: el Intelectual, ubicado en la cabeza; el Emocional, en el corazón, y el Motor-Instintivo-Sexual en la Espina Dorsal y en los órganos sexuales (cada uno de esos «Yoes», es una persona diferente).
Así, pues, tenemos muchas personas viviendo dentro de nuestra persona. Lo más grave es que nuestra Conciencia (lo más digno, lo más decente que hay en nosotros) esté embotellada entre todas esas PERSONAS INTERNAS que cargamos. Y se procesa la Conciencia en esa forma, de modo sub-consciente, en virtud de su propio
condicionamiento; es decir, está dormida, y he ahí lo grave.
Si tenemos la Conciencia dormida, ¿cómo podríamos, en verdad, conocernos a sí mismos? Ahora, ¿creen acaso, ustedes, que alguien que no se conoce a sí mismo, puede conocer a los demás? Si a sí mismos no nos conocemos, ¿cómo podríamos afirmar, nosotros, que conocemos a los demás, que conocemos a nuestros amigos, que conocemos a las gentes?.

Si queremos conocer a los demás, debemos empezar a conocernos a sí mismos. Más somos necios: no conociéndonos a sí mismos, creemos que conocemos a los demás (¡cuán necios somos¡). Si nos conociéramos a sí mismos, todo sería distinto. Desgraciadamente, no nos conocemos a sí mismos.

Si un hombre no se conoce a sí mismo, si no conoce sus propios mundos internos, ¿cómo podría conocer los mundos internos del planeta Tierra, o cómo podría conocer los mundos internos del Sistema Solar, o de la Galaxia en que vivimos? Si alguien quiere conocer los mundos internos de la Tierra, o de la Galaxia, o de las Galaxias, debe empezar por conocerse sus propios mundos internos, empezar a conocerse a sí
mismo.

Más, ¿cómo podríamos conocernos a sí mismos, si no dirigimos jamás la Inteligencia hacia adentro, hacia el interior; si no nos acordamos nunca de nosotros mismos, debido a que estamos identificados, precisamente con las apariencias de la vida? ¿Cómo podríamos conocernos a sí mismos, si jamás dirigimos la Inteligencia hacia adentro, debido a que estamos fascinados por los distintos eventos, sucesos o acontecimientos que llegan a nosotros? ¿Cómo podríamos conocernos a sí mismos, si
nunca dirigimos la Conciencia hacia adentro, debido a que los múltiples problemas de la existencia nos tienen atrapados, los vemos insolubles, creemos que son eternos, no nos damos cuenta que tienen un principio y que tienen un fin?

Nosotros estamos atrapados por lo que es inestable, por lo que no tiene verdadera realidad; estamos metidos en una máquina que gira incesantemente, juzgando a los demás de acuerdo a como somos (¡he ahí tántos y tántos errores!), y no coinciden nuestros juicios con los eventos que mal interpretamos, sean éstos propios o ajenos...
Obviamente, estamos metidos dentro de una máquina que gira incesantemente, pero andamos sonámbulos, inconscientes, dormidos; nada sabemos sobre sí mismos, porque nunca nos acordamos de sí mismos, de nuestro propio Ser; tenemos la Mente demasiado ocupada en las cosas ilusorias, en lo que es pasajero.
Nosotros debemos buscar la Auto-realización Intima del Ser, no vivir más como autómatas; debemos vivir en estado de alerta-percepción, de alerta novedad...

¡Estamos en un «estado de coma» espantoso¡ Reflexionen en esto: Primero, no nos conocemos a sí mismos; Segundo, proyectamos nuestros defectos psicológicos sobre los demás y vemos en los demás nuestros propios defectos; Tercero, juzgamos equivocadamente las acciones de los demás; Cuarto, tales acciones no coinciden con el juicio que nosotros emitimos; Quinto, el juicio que nosotros emitimos, es en
verdad del propio defecto psicológico que sobre el prójimo hemos proyectado.

Conclusión: el prójimo nos está sirviendo de espejo, pero nosotros no nos damos cuenta, en nuestra inconsciencia, de que el prójimo está únicamente reflejando nuestros propios defectos, nuestro propio «Yo psicológico».

El prójimo es un espejo donde nosotros nos reflejamos, más no comprendemos que el reflejo (que hay en el espejo) es nuestro propio reflejo; ni siquiera nos damos cuenta de que nos estamos reflejando en el prójimo. Antes bien, estamos tan identificados con el evento, con las circunstancias, que ni remotamente se nos ocurre reflexionar en todas estas cuestiones y vivimos en un estado de fascinación, de inconsciencia y de sueño psicológico.

Si en estos asuntos de la vida práctica (terrenales, dijéramos), andamos tan inconscientes ¿qué podríamos decir nosotros con respecto a las cosas celestiales? En verdad que podríamos mal interpretar todos los postulados de la Ciencia Hermética; podríamos mal interpretar, debido a nuestros juicios erróneos, las actitudes de los otros iniciados, la vida de los Adeptos, etc.

Podríamos mal interpretar, debido a nuestro estado de inconsciencia, hasta el mismo Drama Cósmico, y obviamente el Drama Cósmico, tal como está estipulado en los cuatro Evangelios, ha sido mal interpretado.
¿Porqué podríamos interpretar erróneamente la vida de los Adeptos de la Blanca Hermandad, o porqué podríamos mal interpretar el Drama Cósmico, o porqué podríamos mal interpretar los postulados de la Sabiduría Hermética, etc.? Por un solo motivo: porque nuestro juicio no es libre, es un juicio condicionado por nuestros propios defectos.
Nuestro juicio es el resultado del embotellamiento Psicológico en el que nos hallamos; nuestro juicio es, dijéramos, la proyección de nuestros propios defectos.

Proyectamos nuestros defectos sobre los cuatro Evangelios, los proyectamos sobre los actos de los Iniciados, sobre la vida de los Adeptos, etc. Así es que, también para las cosas Celestiales no estamos preparados. Proyectamos, y una Mente que proyecta sus propios errores, no es una Mente libre, no es una mente que pueda aprehender,
capturar la realidad de las cosas, la realidad de los fenómenos, de los hechos, de las circunstancias que por todas partes nos rodean.
Una mente así, si no sirve para comprender las cosas terrenales, ¿cómo servirá para entender la vida de los grandes Iniciados, las cosas celestiales? Incuestionablemente fallaría, por que si lo terrenal no lo puede entender, mucho menos lo celestial. Así que, creo yo que lo vital, en la vida, es no dejarnos llevar por las apariencias, no dejarnos capturar por los eventos, por las circunstancias. Antes bien, estar alertas para descubrir, en tales eventos, nuestros propios defectos de tipo psicológico.

Cada circunstancia de la vida, ya sea ésta en la casa, en la calle, y en donde sea, nos brinda maravillosas oportunidades, y si estamos alertas y vigilantes, como el vigía en época de guerra, logramos aprehender nuestros propios defectos, que se proyectan sobre el prójimo.
El prójimo es el espejo donde podemos ver nuestros mismos defectos.
Si vamos por la calle y vemos un ebrio, a un borrachito, ¿qué haremos?
No burlarnos del borrachito. Antes bien, decir: «¡Ahí voy yo¡» «¡Vea, ese borracho soy yo; vea como hago pantomimas, cuán cómico estoy yo» «¡Ese soy yo, ahí voy..¡». Debemos aprender a vernos en los demás. Si descubrimos, allá, un individuo que «truena» y «relampaguea», que «rasga sus vestiduras», como Caifás, debemos decir: «¡He ahí yo, allí estoy yo¡» «sí, cuán iracundo soy, cómo «rasgo mis vestiduras», cómo blasfemo; ese soy yo..¡. En verdad, pues, estamos reflejándonos sobre
los demás, en el prójimo nos estamos reflejando...

Claro, podrían ustedes decirme, en forma enfática, o tal vez objetarme:
«¡No, yo no soy ladrón, yo no soy asaltador de casas; yo no me subiría jamás a la azotea y me metería en una casa ajena, para robarme los dineros o las joyas»... Eso dirían, ¿verdad? Juzgaremos al ladrón diciendo: «¡ladrón es, y a la cárcel con él¡» Mas sucede que, en muchos de nosotros, también existen «Yoes» ladrones. No los conocemos, no los hemos descubierto, pero existen.

Ahí sí es como dijo Galileo: «Pur se muove, se muove» (es decir, «pero se mueve, se mueve»). Cuando a Galileo le preguntaron: «¿Jura usted que la Tierra no es redonda y no se mueve?», entonces dijo,»!Lo juro, pur se muove, se muove!» (es decir, «se mueve y se mueve»). Así dijo Galileo, y se evitó que lo quemaran vivo en la hoguera de la Inquisición.
Así podemos decir nosotros: que no tenemos el «Yo» del robo. Habrá, entre ustedes, personas tan honradas que sean incapaces de quitarle «un quinto» a nadie, y sin embargo tienen el «Yo» del robo (increíble, pero cierto; algún día lo descubrirán).

¿Quién podría pensar, por ejemplo, que una dama virtuosa, magnífica esposa, tenga un «Yo» de prostitución? Increíble, ¿no? Pero vamos más allá: pensemos en una niña pequeña, que es todavía más escandaloso...
¿Que una niña de doce años (inocente, bien criada religiosamente), tenga el «Yo» del prostíbulo? (¡Es algo que causa asco!). Dirán ustedes:
«¡Imposible, absurdo¡» Más, sí puede ser...

Recuerden también, ustedes, que así como hay una luna allá arriba, brillando entre el firmamento y que tiene dos caras (una, para iluminar la noche, y otra escondida, oculta, que no se ve), así también hay una Luna Psicológica (dentro de cada uno de nosotros) con dos caras: la que se ve y la que no se ve, la manifiesta y la oculta. En la cara manifiesta de esa Luna Psicológica, tenemos los defectos que a simple vista resaltan: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc., y
«otras tantas hierbas más».

Pero detrás de esa cara que siempre se ve, que a simple vista se ve, en nuestra Luna Psicológica existe la parte oculta, la que no se ve. Allí existen defectos que ignoramos, allí todos resultamos MAGOS NEGROS, allí todos resultamos hechiceros, brujos; allí las damas (más aristocráticas) resultan prostitutas, etc., etc., etc.

En esa cara oculta de la Luna (que no se ve), de la Luna Psicológica, hay «Yoes» de prostitución, hay «Yoes» de adulterio, hay «Yoes» de robo, etc., «Yoes» que normalmente ignoramos, porque si alguien nos dijera que nosotros tenemos tal o cuál «Yo» de esos, nos ofenderíamos, no lo aceptaríamos de ninguna manera, más sí los tenemos.
Si a un santo del Nirvana se le dijese que él tiene todavía «Yoes» del asesinato, de la prostitución o del robo, se ofendería terriblemente. El santo nos bendeciría diciendo «¡Que Dios te perdone, hijo mío; estás perdonado, no guardo rencor contra tí, pero sé, hijo mío, que yo no tengo nada de eso¡» Así diría aquel santo del Nirvana.
¿Por qué? Porque no es más que un santo. En esa forma, aquel santo detiene su avance hacia el Eterno Padre Cósmico Común. Y muchos son los santos que así están: detenidos en su avance; porque, en verdad, aunque sean del Nirvana, en la cara oculta de la Luna (que no se ve), en esa cara oculta de la Luna Psicológica, cargan todos esos «Yoes», y esto es lo que no entienden muchos. Esto es, en verdad, lo grave: todos tenemos tendencia a justificarnos, a dejarnos llevar por las apariencias.
En cuanto a lo que a mí se refiere, ni soy santo ni me interesa ser santo.
¿Porqué no me interesa ser santo? Porque me detendría, en mi progreso esotérico. Se muy bien que la parte oculta de mi Luna Psicológica, tienen que existir (indubitablemente que existen) «Yoes» de tiempos antiguos, escondidos entre las tinieblas. Eso lo sé, y sé también que sólo penetrando heroicamente (con la espada en la mano) en esa zona de nuestra Luna Psicológica, podremos en realidad de verdad eliminar tales defectos, más esto es muy avanzado.

Normalmente, las gentes pueden eliminar los defectos de esa parte de la Luna Psicológica, esos defectos que resaltan, que a simple vista se ven. Ya cuando se trata de penetrar en la parte oculta de la Luna Psicológica, en la parte escondida, pues se requiere un esfuerzo mayor.
Eso pertenece ya a la «INICIACIÓN DE JUDAS», corresponde a la PASIÓN POR EL SEÑOR. Nadie podría penetrar en esas zonas, sin empuñar la Lanza en la «Forja de los Cíclopes», es decir, en la «Novena Esfera»... ¿Misterios? ¡Sí y muy grandes...¡

El santo no llega tan lejos: se contenta con eliminar los «Yoes-Defectos» que posee en la cara visible de su Luna Psicológica. Luego se beatifica y de allí no pasa (entonces se estanca). He ahí el motivo por el cuál yo no soy santo, ni quiero ser santo. Unicamente amo la comprensión, y eso es lo fundamental: la comprensión de sí mismos.

En realidad de verdad, el Adepto está más allá de los santos. Cuando alguien dijo «los santos Maestros», ese alguien estaba equivocado, porque los Maestros están más allá de los santos. Primero está el profano, luego el santo y después el Maestro. El Maestro está más allá de la «ESFERA DE LOS SANTOS»; en el Maestro está la sapiencia.
Más, es posible juzgar equivocadamente a los Maestros, a los Adeptos.
Tenemos siempre la tendencia a proyectar, hasta sobre los Adeptos, nuestros propios defectos de tipo psicológico. Si juzgamos equivocadamente a los Adeptos, sobre ellos lanzamos nuestros juicios equivocados, porque si no es posible juzgar rectamente los actos del prójimo, mucho menos es posible juzgar los actos de los Adeptos en
forma correcta. Normalmente, tenemos tendencia a tirar lodo contra los Adeptos. Así como tiramos lodo contra nuestro prójimo, también tiramos lodo contra los Adeptos de la Blanca Hermandad. Por eso, éstos han sido crucificados, envenenados, metidos en prisiones, apuñalados, perseguidos...

Es muy difícil juzgar a un Adepto. Si es casi imposible juzgar al prójimo, mucho menos podríamos juzgar a un Adepto. Así que, los invito esta noche a la reflexión: a no dejarse llevar jamás de las apariencias, porque las apariencias engañan; a no endilgar nuestros defectos a nadie.

Y hasta aquí mis palabras.

¡Paz Inverencial!

El Poder de Discernir y Decidir


El poder de discernir es la capacidad para percibir lo sutil y distinguir lo verdadero de lo falso. Un joyero que distingue entre una joya verdadera y una falsa nos proporciona una adecuada representación del poder de discernir. Discernir es el arte de ver. No de ver con los ojos físicos sino con el tercer ojo, el ojo interno. Ver lo que es verdadero y lo que es falso. La visión espiritual es como el ojo del joyero. Ver lo que es verdadero sólo es posible cuando hay una comprensión de las leyes y principios que gobiernan el discurrir de la vida humana. Es el conocimiento de estas leyes de la naturaleza, tanto físicas como espirituales, lo que nos devuelve la visión y la capacidad para discernir.

El poder de discernir nos ayuda a distinguir la verdad real de la verdad aparente, entre las cosas de valor temporal y aquellas de valor eterno, entre lo superficial y lo sutil. Este poder nos ayuda a reconocer las trampas de la ilusión, por muy exquisitamente adornadas o tentadoras que se presenten. Con este poder podemos desenmascarar los engaños y actuar con confianza y sabiduría. Con la meditación se desarrolla la claridad mental para discernir en un segundo lo falso de lo verdadero, lo correcto de lo incorrecto.

El poder de decidir es la capacidad para evaluar la calidad de nuestras elecciones, decisiones y acciones. La balanza de precisión representa este poder. A la hora de juzgar o decidir mis respuestas, tiene que haber un equilibrio entre la cabeza y el corazón, la razón y los sentimientos o la ley y el amor.
Una decisión precisa, en términos espirituales, abarca tres aspectos:

1) Evaluar una situación para poder reconocer la respuesta apropiada que podemos generar y llevar a cabo.

2) No evaluar o juzgar a las personas en base a sus acciones. Éste es un error que cometemos cuando evaluamos a los demás con una visión limitada. Podemos diferenciar cuando las acciones son correctas o erróneas y aprender de ellas, pero no debemos juzgar a las personas simplemente por sus acciones. Una percepción más profunda es la de que detrás de una acción errónea o perjudicial, hay un ser espiritual que probablemente está bajo la influencia de un hábito negativo. La acción puede ser censurable, pero no juzgamos al ser que realiza la acción. Hacia el ser espiritual mantenemos buenos deseos y sentimientos benevolentes.

3) Es correcto evaluarnos a nosotros mismos, no para castigarnos, sino simplemente para comprobar si nuestros pensamientos, palabras y acciones son coherentes e íntegros.
El poder de decidir nos ayuda a evaluar cualquier situación con mayor certeza, con mayor precisión y claridad. Con un estado mental desapegado e imparcial, podemos usar este poder para discernir la calidad de nuestros pensamientos, palabras y acciones y no ser críticos con los demás.


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Los Vivos y los Muertos


Eliphas Levi



Pasando una vez el Cristo por el campo de las tumbas, encontró a un joven que estaba de rodillas y lloraba ante una cruz. Al verle Jesús, se compadeció de su dolor, y aproximándose le dijo: ¿Por qué lloras?
Volvióse el joven, y extendiendo la mano respondió: -Mi madre está allí desde hace tres días.
-No, hijo mío, tu madre no está ahí. -respondió Jesús- Ahí sólo se ha depositado el último vestido que abandonó; ¿por qué lloras, pues, sobre un despojo inservible? Levántate y marcha; tu madre te espera.
El doliente movió tristemente la cabeza y dijo:
-No, esperaré aquí la muerte e iré a reunirme con mi madre.
-¡La muerte espera a la muerte, y la vida va en pos de la vida! No entristezcas con un dolor egoísta y estéril, el alma de aquella que te ha precedido; no retardes su marcha hacia Dios con tu desesperación y tu inercia. Su amor vive aún en tu corazón, y no la habrás perdido si la haces vivir dignamente en tí. En vez de llorar a tu madre, resucítala. No me mires con admiración, ni pienses que me burlo de tu dolor. Aquella cuya pérdida lamentas está cerca de tí; uno de los velos que separaba vuestras almas ha caído; queda uno todavía, y, separados sólo por ese velo, debéis vivir el uno para el otro; tú trabajarás para ella y ella rogará por tí.
-¿Cómo trabajaré para ella? respondió el huérfano. Ahora que está debajo de tierra, no tiene necesidad de nada.
- Te engañas hijo mío, confundiendo el cuerpo con el vestido.
Ella tiene ahora, más que nunca, necesidad de inteligencia y de amor en el mundo donde vive. Tú eres la vida de su corazón y la preocupación de su espíritu, y ella te llama en su ayuda.
Para tener el derecho de descansar, es preciso trabajar. Si no trabajas por tu madre torturarás su alma. Por eso te dije: Levántate y anda; porque el alma de tu madre se levantará y marchará contigo, y tú la resucitarás en tí si haces fructificar su pensamiento y su amor. Ella tiene un cuerpo en la tierra: es el tuyo; tú tienes un alma en el cielo: es la suya. Que esa alma y este cuerpo marchen juntos y tu madre revivirá.
Creeme, hijo mío, el pensamiento y el amor no mueren jamás, aquellos a quienes creeis muertos viven más que tú si piensan, y más todavía, si aman.
Si la idea de la muerte te entristece y te espanta, refúgiate en el seno de la vida; allí encontrarás a todos aquellos que te aman.
Los muertos son los que no piensan y no aman, pues trabajan para la corrupción, y la corrupción a su vez los consume.
Deja pues a los muertos llorar por los muertos, y vive con y para los vivos. El amor es el lazo de las almas, y cuando este lazo es puro, es indestructible.
Tu madre te precede; marcha hacia Dios, pero está encadenada a tí; y si tú te duermes en la pena egoísta, se verá obligada a esperarte y sufrirá. Pero yo te digo, en verdad, que todo el bien que puedes hacer, le será tenido en cuenta a su alma, mientras que si haces el mal sufrirá voluntariamente la pena. Por eso te repito; si la amas, vive para ella.
El joven, entonces, se levantó. Sus lágrimas cesaron de correr, y contempló la faz de Jesús con admiración, pues el rostro del Cristo estaba radiante de inteligencia y de amor, resplandeciendo la inmortalidad en sus ojos.
Tomando al joven de la mano, Jesús le dijo: Ven.
Le condujo enseguida sobre una colina que dominaba a la ciudad entera, y exclamó:
¡Mira el verdadero campo de las tumbas!
Allá en esos palacios que entristecen el horizonte, hay muertos a los que es necesario llorar, más que aquellos cuyos restos yacen aquí, pues esos no descansan. Se agitan en medio de la corrupción y disputan su pasto a los gusanos; son semejantes a un hombre enterrado en vida. El aire del cielo falta a sus pulmones, y la tierra gravita sobre éllos. Están encerrados en las estrechas
y miserables instituciones que han hecho para sí, como en las tablas de un féretro.
Joven que llorabas y cuyas lágrimas secó mi palabra, llora y gime ahora sobre los muertos que sufren aún. Llora sobre aquellos que se creen vivos y que son cadáveres atormentados. A esos hay que gritar con poderosa voz: ¡Salid de vuestras tumbas!
¡Oh! ¿Cuándo resonará la trompeta del angel? El angel que debe despertar al mundo es el angel de la inteligencia, el angel que debe salvarlo es el angel del amor.
La luz será entonces como el relámpago que brilla en Oriente y refulge al mismo tiempo en Occidente. A la voz de aquél, el cuerpo de Cristo que es el pan fraternal, será revelado a todos, y las águilas se reunirán alrededor del cuerpo que debe alimentarlos. Entonces el verbo humano, libertado de los intereses egoistas, se unirá al Verbo divino; y la palabra unitaria, resonando en el
mundo entero, será la trompeta del angel.
Los vivos se levantarán, los vivos a quienes se les habrá creido muertos y que sufrirán esperando la liberación, y todo lo que no es muerto se pondrá en marcha e irá delante del Señor; mientras que el viento barrerá las cenizas de los que ya no son.
Joven, mantente dispuesto, y guárdate de morir. Vive para aquellos que amas, ama a aquellos que viven, y no llores por los que han subido un grado más en la escala de la vida; llora por los muertos.
Tu madre te amaba; te ama por consiguiente, mucho más en este instante en que su pensamiento y su amor están libres de las pesadas barreras de la tierra. Llora por los que no piensan en tí y no te aman.
Pues te digo, en verdad, que la humanidad solo tiene un cuerpo y un alma, y vive doquiera se trabaja y se sufre.
Un miembro insensible al bienestar y al dolor de los otros miembros, está muerto y debe ser suprimido en breve.
Dichas estas cosas, el Cristo desapareció de la vista del joven, quien, después de haberse quedado algunos instantes inmóvil, y como bajo la impresión de un ensueño, emprendió silenciosamente el camino de la ciudad, diciendo: Voy a buscar a los vivos entre los muertos. Y haré bien a todos aquellos que sufren sufriendo con ellos y amándolos, a fin de que mi madre lo sepa y me bendiga en el Cielo; pues ahora comprendo que el Cielo no está lejos de nosotros y que el alma es al cuerpo, lo que el cielo material es a la tierra.
El cielo que rodea y sostiene a la tierra se abreva en la inmensidad, como nuestra alma se embriaga de Dios mismo.
Y los que viven en el mismo pensamiento y en el mismo amor, no pueden separarse jamás.
Publicado en "El Loto Blanco" (Diciembre 1917)

Los Templarios y la Caída de San Juan de Acre

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Fonte: http://www.cuadernostemplarios.com.ar/n4/Frame.htmç


A fines del siglo XIII sólo quedan en Tierra Santa las Ordenes Militares que cubren la retirada de los barones francos y del resto de caballeros y habitantes del Reino Latino de Jerusalém.

En 1291, 200.000 mamelucos, al mando del sultán Al Asharf ponen sitio a San Juan de Acre. Las fuerzas cristianas suman unos cincuenta mil hombres. A la cabeza del temple, su Maestre Guillermo de Beaujeu y de los hospitalarios (y Rey de Chipre y Jerusalém), Jean de Villiers.

Luego de dos meses de sitio el sultán lanza el ataque final el 28 de mayo. Los dos maestres en primera fila van a defender la llamada Torre Maldita. Guillermo es herido de muerte de un flechazo. Se cuenta que al retirarse, un cruzado le dijo: "Por Dios, señor, no os vayáis, o la plaza está perdida".

"No me voy, es que estoy muerto" respondió el maestre- con razónmostrando
la flecha clavada. Villiers, también herido, pudo sin embargo ser salvado. Jacques de Molay, último Maestre del Temple y veintitrés años después muerto en la hoguera, se había transformado en estandarte de la batalla al encabezar una carga de trescientos templarios que increíblemente rrollaron a diez mil egipcios.

No obstante el desequilibrio numérico pronto se haría notar; poco después, sólo quedaba un reducido número de caballeros del Temple, encontrando refugio en la torre del convento. Oleadas de mamelucos eran despachadas a dar cuenta de esos empecinados templarios que pese a todo, rechazaban los ofrecimientos de rendición. La guarnición resistía sólo con el honor del compromiso de luchar hasta el último hombre.

Al Ashraf ordenó a sus tropas socavar la base de la torre, construyendo un profundo túnel al que prendieron fuego. Tras ello atacaron. La torre se derrumbó sobre los propios mamelucos. René Grosset dice: "El Temple de Jerusalém fue acompañado a su funeral por dos mil cadáveres turcos".

El Pato Donald y el Budísmo Zen


Alejandro JODOROWSKY


A veces, leyendo distraídamente un libro, somos sorprendidos por unas líneas que nos sumergen en una especie de benéfico terror.
Parece se que sólo podemos comprender lo que ya conocemos...
Gurdjieff dijo que las ideas necesitaban tiempo para ser comprendidas. La conciencia las guarda como un estómago de rumiante y poco a poco las va digiriendo hasta que las nuevas
concepciones penetran el total del individuo. Pero, también, a veces,
nos meten un “gol psicológico”. Algo nuevo irrumpe bruscamente en
nuestro ser saltando toda clase de defensas. Y como toda nueva idea
asimilada produce necesariamente un cambio, (“Cambio” igual a “muerte”) por inercia, nos aterramos.

Estos últimos días sentí ese terror de comprensión dos veces. La primera, leyendo “Toutankhamon”, de Cristiane Desroches- Noblecourt, (Hachette). La autora, después de dedicar todo un capítulo a desmitificar las leyendas de “venganzas de faraones” que periodistas venales inventaron, termina reconociendo que sólo dos acontecimientos podrían merecer el nombre de “sobrenaturales”. El primero se refiere al apagón que sumió en la oscuridad a todo El Cairo en el mismo instante en que murió Lord Carnavon, el mecenas que protegió al descubridor de la tumba de Tutankamón. Una
encuesta llevada a cabo no pudo explicar esta extraña pana de corriente. (La palabra “casualidad” afloró a mi mente. Un hecho fortuito y poéticamente bello, eso es todo, me dije. Pero el segundo hecho me erizó los cabellos). “En Inglaterra, en el momento exacto de la muerte de Lord Carnavon, tomando en cuenta la diferencia de horarios, el perro favorito de éste se puso a aullar sin que nadie pudiera callarlo, hasta que cayó muerto”. Los acontecimientos son reales. Cualquier persona puede verificarlos consultando el libro que mencioné. Si la mente de un perro tiene el poder de viajar de Inglaterra a Egipto y enterarse de la muerte de su amo, ¿qué no podrá el cerebro humano? ¿He empleado bien la palabra “cerebro”?
Responder a mi última pregunta implica relatar cómo sentí el “Terror
benéfico” por segunda vez:
Estos últimos días mis lecturas se han concentrado en el libro “Woumen-
kouan” (48 koans clásicos del Budismo Zen) y en una selección del Pato Donald. La historieta del “Pato Bombero” corresponde exactamente al mensaje de los koans 42 y 44.

Comencemos por el Pato Donald. He aquí el resumen del cuento: el jefe de los bomberos invita al Pato Donald a formar parte del cuerpo de voluntarios. Se lo cuenta a sus sobrinitos. Estos también quieren participar, pero su tío, considerándolos unos bobos, los obliga a
quedarse en casa. Le dan un equipo con la condición de que al escuchar la alarma salga inmediatamente con él hacia el incendio. Si llega puntualmente recibirá una medalla de cobre. El pato, orgullosamente, vacía un cofre diciendo que le servirá para guardar las medallas que va a ganar. Esa noche suena la bocina pero el pato no se despierta. Sus sobrinos lo sacan del sueño. El pato se lanza hacia el incendio olvidando el casco, luego el hacha, luego los pantalones. Cuando logra equiparse ya es tarde. La casa que quería apagar es un montón de escombros y los bomberos ya se han marchado. Al día siguiente lo llama el jefe y le da un puesto menos
importante. Le han quitado el hacha y en su lugar le encargan un pequeño extintor. En la noche vuelve a sonar la alarma y el Pato vuelve a quedarse dormido. Lo despiertan sus sobrinos. Esta vez se viste con mucho cuidado pero en su apresuramiento, en lugar de tomar el extintor, agarra una bomba de insecticida. Al tratar de apagar el fuego hace que éste se extienda más. Al otro día el jefe lo rebaja aún de categoría. Ahora apagará el fuego con un costal. Sus sobrinos para ayudarlo deciden organizar en la calle un pequeño incendio para que el tío no se sienta tan deprimido y trabaje. El Pato, mientras tanto, encuentra un paquete de cohetes y los guarda en un bolsillo por estimarlos peligrosos. “Tío, ¡hay un incendio en la calle, debes tomar tu costal y salvar la ciudad!”. El Pato apaga la pequeña fogata pero se le incendia la chaqueta. Corre a su casa. Estallan los cohetes. El salón comienza a incendiarse. Los niños traen una
manguera y apagan el fuego. Llega el Jefe de Bomberos y los admite en la compañía. Esa noche al sonar la alarma, los niños se despiertan y gritando “¡Hay que ir deprisa!¡Ningún obstáculo nos detendrá!” parten hacia el incendio en un modernísimo carro equipado con todos los adelantos, mientras de pie, en la calle, con su miserable costal en la mano, el Pato Donald los ve alejarse, murmurando “¡Tienen mucha suerte!”.

En esta fábula se presentan muchos temas, desde el héroe que se duerme, hasta la lucha contra el fuego prometeico, pasando por la eliminación de objetos como camino de llegar al Yo original.
Quisiera citar la epopeya de Gilgamesh. En la tableta once un inmortal, para probarle Gilgamesh su propia debilidad, le recomienda que trate de no dormir durante seis días y siete noches. Gilgamesh cierra levemente los ojos y se duerme. El Inmortal dice a su mujer:
“Mira a este hombre que quiere vivir eternamente y que no es capaz ni siquiera de liberarse del sueño. Cuando se despierte, va a negar que se ha dormido porque todos los hombres son mentirosos. Tú le proporcionarás la prueba de lo contrario. Cada día fabrica un pan y ponlo al lado suyo”. Al séptimo día, el Inmortal despierta a Gilgamesh. Este dice furioso: “¡Cómo, apenas entrecierro los ojos un momento y ya me empujas para despertarme!”. Pero cuando le muestran los panes, el primero más podrido que los recién
fabricados, Gilgamesh se da cuenta que ha dormido seis días y siete
noches...

Este mentirse a sí mismo lo describe magistralmente Dostoyewski en “Crimen y Castigo”. Un preso condenado a muerte, quiere dormir toda su última noche. Se despierta un minuto. En ese minuto se despierta también un perro que ladra un minuto. Ambos se duermen.
Horas más tarde pasa lo mismo: El preso se despierta un minuto al mismo tiempo que el perro ladra un minuto. Al amanecer sucede lo mismo por tercera vez. El preso se despierta en la mañana diciendo que no pudo dormir porque toda la noche ladró un perro.
A juzgar por los textos mesopotámicos, la más antigua preocupación de los hombres es “despertar totalmente”. Todas las doctrinas esotéricas subrayan esta “maña” del hombre que le hace unir sus pequeños estados de conciencia, como el prisionero de Dostoyewski, y olvidar que entre ellos hay grandes lagunas de sueño. La totalidad del Budismo Zen está basada en este despertar o iluminación llamada “Satori”. “No hay Zen sin Satori que es el alfa y el omega del Budismo Zen. El Zen desprovisto de Satori es como un sol sin luz ni calor... El satori puede ser definido como una mirada intuitiva en la naturaleza de las cosas en contraste con la comprensión lógica o analítica. Prácticamente significa el descubrimiento de un mundo nuevo, desapercibido hasta ahora a causa de la confusión de un
espíritu formado en el dualismo. Al alcanzar el satori, todo lo que nos
rodea es visto bajo un ángulo de percepción hasta ahora desconocido. Para los que obtienen el satori, el mundo cambia.... (“Essais sur le bouddhisme zen” D. T. Suzuki, Editions Albin Michel). Pasemos al Koan 44: “El bastón de Pa-Tsiao”. El maestro Pa-Tsiao dice a los monjes en su sermón: “Si tenéis un bastón, os doy el bastón. Si no tenéis bastón, os quito el bastón”.

Estas mismas frases se encuentran casi idénticas en el Nuevo Testamento. “Porque se le dará a aquel que tiene y tendrá abundancia; pero a aquel que no tiene se le quitará incluso lo que tiene”. (San Mateo, 13, 12; 25, 29). “Cuidado con la manera con que escucháis, porque a aquel que tiene se le dará y a aquel que no tiene incluso lo que crea tener le será arrebatado”. (San Lucas, 8, 18; 19, 26).

Analicemos estas frases a la luz del Pato Donald. Nuestro personaje recibe un “llamado” pidiéndole que apague el fuego. Se le da un bastón sagrado en forma de un hacha. (Todos los maestros budistas zen usan en sus sermones este bastón que tiene su raiz en el Tao. El Taoísmo elige este símbolo extrayéndolo del reloj de sol. Se enterraba una varilla en la tierra y siguiendo el cambio de la sombra se podía ver la hora, el cambio de día en noche, de verano en invierno. El bastón estaba en medio de la luz y la sombra ya a través de su presencia las dos poderosas fuerzas del Universo, Yin y Yang se manifestaban. El bastón entonces venía a significar el Yo original. Un bastón que por más que se alargue nunca llega a la sobre
abundancia; por más que se ale acorte nunca se agota. Como dice
Nicolás de Cues, el “Máximo absoluto y el Mínimo absoluto coinciden”...). Al recibir el llamado místico, el Pato Donald peca por orgullo. Rompe la ley: “Piensa en la obra y no en fruto” (Bagavadghitta). Se pavonea con los frutos que va a obtener: un puesto de gran responsabilidad del que su yo narcisístico sacara caricias y una medalla de bronce. (Si fuera un verdadero valor, la medalla sería de oro). Piensa además guardar estos premios en un baúl, símbolo de su ego cerrado. La idea del premio ha aterrado a todos los santos. Siempre piden que se les dé el infierno por miedo a amar a Cristo sólo por deseo de obtener el paraíso y no por Él mismo.
Los sobrinos que encarnan la lucha generacional, - son los nuevos ejemplares de hombres, jóvenes, asociados en grupo- (“mejores son dos que uno, porque si uno cayere ¿quién lo levantara?” “Un haz de varillas no presto se rompe” Eclesiastés)- representan al moderno pensamiento colectivo, a la gestalt, a la realización social antes que individual. Ellos son tres y a la vez uno. Hablan una frase dividiéndose las palabras. Así: A.-“Suena la alarma... B.- ... y el tío debe... C.- estar dormido”. Estos sobrinos relegados por el pensamiento ególatra son los que despiertan al sonar de la alarma.
Son los que se preocupan de apagar el fuego anónimamente, son los que piensan en la obra y, por último, son los que tratan de ayudar al Otro. Ellos “tienen” y por eso se les da el mejor carro de bomberos. El pato Donald “no tiene”. Por eso mismo se le va quitando. Al final ni siquiera puede apagar el fuego que hay en él mismo. Este fuego interior pide agua, ¿qué significa esto?

Tellarhd de Chardin nos da la respuesta: “El fuego, este principio del ser... Al comienzo había el Verbo... no había el frío ni las tinieblas; había el Fuego... y por la virtud de su inmersión en el seno del Mundo, las grandes aguas de la materia, sin un temblor, se cargaron de vida. Nada tembló, en apariencia, bajo la inefable transformación. Y sin embargo, misteriosa y realmente, al contacto de la sustancial Palabra, el Universo, inmensa Hostia, se hizo Carne.
Toda materia está desde ahora encarnada, Dios mío, por tu encarnación”.

El llamado de la Palabra-Fuego Divino necesita del Pato Donald para que este la riegue el agua de su materia. El Pato, al dormirse, no deja que se provoque la comunión y al no apagar el fuego, la divinidad no puede encarnarse en él.
Pasemos al Koan 42. “La mujer sale de su concentración”. Una mujer cae en concentración junto a Buda. Otros santos se quejan porque ella merece este honor de estar junto al Buda. Ese les dice que la saquen de su meditación. Ninguno puede. Llama al buda a “Ignorancia”. Este se acerca a la mujer, hace su sonar sus dedos y ella se despierta inmediatamente.

El contenido es muy claro: ni la ciencia no la discusión ni la investigación pueden dar el Satori. Sólo la Ignorancia, sin forma, lo
encuentra. Houang-Po dice en su “Esencia de la ley que se transmite por el espíritu”: “Incluso si todas las divinidades pasan sobre las arenas del Ganges, estas no son felices. Incluso si todos los corderos, insectos y hormigas pasan hollándolas con sus pies, las arenas no se encolerizan. Las arenas no desean ni envidian tesoros maravillosos y perfumes refinados. Las arenas tampoco odian las carroñas ni las basuras malolientes. Este espíritu es el espíritu sin conciencia”.
El Pato Donald, moderno Prometeo, recibe el llamado para que apague su pequeña hoguera mental, producto de unos cuantos cohetes, y se sumerja en el gran fuego-inconsciente-universal. Es evidente que la anormalidad del exceso de pensamiento dualístico, hace sufrir al hombre. He aquí por qué el Pato chilla cuando se le comienza a quemar la casa. Necesita el satori, pero le teme. Deja la oportunidad y tristemente, aferrado a su costal filosófico, ve alejarse a las nuevas generaciones diciendo para consolarse: “¡Tienen mucha suerte1”. Creyendo que ellos no obtuvieron por un trabajo interior constante que respondía a todas las llamadas, sino que sin trabajar les dieron.

¡Pobre Pato Donald! Todo se le irá quitando, porque, aferrado a sus concepciones mentales anquilosadas, espera que le den, sin trabajar por lograrlo.

¿Y cómo lograr? El camino para el Pato Donald está trazado en el cuento: debe dedicarse a limpiar su baúl, arrojando de él todas las medallas de cobre.

El Pensamiento Positivo


Los pensamientos positivos son los únicos que nos permiten acumular fuerza interior y nos capacitan a ser constructivos. Los pensamientos positivos son los que siempre dan beneficio en todas las situaciones sin atraparnos en la apariencia externa de una situación. Pensar positivamente no significa que ignoremos la realidad a nuestro alrededor y pretendamos vivir en lo irreal o ser otra persona. Pensar positivamente significa ver los problemas y reconocer su realidad, pero al mismo tiempo ser capaces de encontrar soluciones a ese problema.

A menudo, esto requiere tolerancia, paciencia y sentido común. Una persona que piensa positivamente será consciente de las debilidades de los que le rodean pero aún así dirigirá su atención hacia sus buenas cualidades. Los pensamientos positivos nos dan el sentimiento de contentamiento interior y gracias a esto nuestras expectativas hacia los demás disminuyen cada vez más. Esto no significa que no nos importen, sino que dejamos de pedirles amor, respeto, reconocimiento, etc. Y hacemos que la relación sea más liviana. Este es el mejor método para crear relaciones duraderas y armoniosas. También cuando estamos contentos interiormente tenemos la fortaleza para aceptar a los demás tal como son sin querer cambiarles según nuestros deseos y expectativas. A la vez, somos capaces de darnos tal como somos, con nuestros talentos positivos y nuestras limitaciones, sin pretender otra cosa.

Nuestro cuerpo también experimenta gran beneficio, ya que cuando nuestra mente está en equilibrio y en armonía somos menos sensibles a las diferentes enfermedades.
Todos conocemos el término “enfermedades psicosomáticas” y vemos como la ciencia está descubriendo cada vez más la profunda interacción y conexión entre el espíritu y el cuerpo. Una persona que tiene muchos pensamientos inútiles a menudo se encontrará muy cansada, ya que está gastando su energía en crear miles de pensamientos sin sentido. Nuestra mente se hace fuerte y sana si la alimentamos con pensamientos positivos. Una mente sana se convierte en la base para una
personalidad equilibrada. Nuestros pensamientos, sean positivos o negativos, crean nuestra conciencia y nuestra actitud hacia los demás o sobre las situaciones.
Si nuestros pensamientos son positivos nuestra actitud también será positiva y esa es la mayor protección de la negatividad en nosotros y a nuestro alrededor. Teniendo una actitud positiva podemos permanecer pacíficos cuando afrontamos las dificultades y por lo tanto, rápidamente encontramos la solución correcta sin quedarnos atrapados en esa dificultad. De esta forma, siendo capaces de tomar la decisión correcta en el momento adecuado, uno es capaz de ahorrar mucho tiempo y energía. Sobre todo, una actitud positiva nunca permite la falta de esperanza o que la confusión entre en la mente y por eso nos ayuda a mantener nuestra dignidad y nuestro Autorrespeto.
Realmente, la forma en la que afrontemos a los demás o a las situaciones depende completamente de nuestra actitud. Algunos, por ejemplo, consideran una botella de agua medio vacía, mientras que otros la consideran medio llena. Para las personas con una actitud positiva, todos los obstáculos serán simplemente una oportunidad para mejorar aún más, no para reaccionar con negatividad.

Se dice: “De acuerdo a tu actitud, así es el mundo que ves”. Estamos acostumbrados a ver la negatividad que existe en el mundo, sin embargo, al dirigir constantemente nuestra atención hacia ella, no hemos conseguido cambiarla en nada mejor. Tenemos que ser conscientes de que donde quiera que se dirijan mis pensamientos es ahí donde irá también nuestra energía.

Concentrándonos ahora en el aspecto positivo de nosotros mismos, hacemos algo constructivo para llevar a cabo un cambio en nosotros y en nuestro entorno inmediato.
Esto se puede entender como el mayor desafío de nuestros tiempos para el que necesitamos valentía y confianza en uno mismo.

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El Otro Lado: La Ciencia de los Anillos y el Mundo Espectral

Por Pablo Ginés Azaghâl


Esta conferencia es el resultado de una investigación que tuvo su origen la noche del Año Nuevo Élfico de 1997. Celebrábamos el nuevo año en la casa de Glorfindel. Nuestro anfitrión nos sorprendió con maravillosas e indescriptibles viandas élficas que dieron satisfacción al hobbit hambriento que todos llevábamos dentro. Después, siguiendo la tradición de la Sociedad Tolkien, a la comida le sucedieron los cuentos, las poesías y las canciones. La noche avanzaba pero nosotros ya no sentíamos el paso del tiempo como los mortales, porque los cuentos nos hacían libres del paso de las horas, más semejantes a los Elfos, que pueden vivir sin pan, pero no sin historias. Y los cuentos nos asombraban y nos recordaban viejos sentimientos. Y también despertaban en nosotros preguntas.

La pregunta que ha dado lugar a esta conferencia apareció escuchando la charla que Frodo y Gandalf tuvieron en Rivendell, el día que el hobbit despierta, herido por los Nazgûl. Frodo recuerda su huída de los Jinetes Negros y le dice a Gandalf lo que vió entre las brumas de la herida y el Anillo:
“-Creí ver una figura blanca que brillaba y no empalidecía como las otras. ¿Era entonces Glorfindel?
Y Gandalf responde:
-Sí, lo viste un momento tal como es en el otro lado, uno de los poderosos Primeros Nacidos.”
Mi pregunta, la causa de esta conferencia, es : ¿qué quiere decir Gandalf cuando dice “el otro lado”? ¿Qué es “el otro lado”? Esta frase indica que Glorfindel tiene un aspecto distinto, una manifestación gloriosa, blanca y luminosa, una manifestación que no se ve normalmente. Él es realmente así en ese misterioso “otro lado”. ¿Qué es lo que ha visto Frodo? No es una ilusión. No es un engaño del Anillo, el cansancio o la enfermedad. Es la realidad.
“Lo viste tal como es” dice Gandalf.
Aquella noche del Año Nuevo Élfico, debatimos el tema y se formularon hipótesis. ¿Se refiere Gandalf al “Otro Lado... del Mar”, es decir, a Valinor?
¿O el Anillo permite ver unas energías invisibles, un aura, que sólo mediante magia puede percibirse ?
Pero hay una tercera posibilidad. Glorfindel está parcialmente en el Vado de Bruinen, con una antorcha en la mano. Está en la Tierra Media, en “este lado”, sólo en parte. Pero
Frodo lo ve tal como es en el Otro Lado porque Frodo está parcialmente en ese Otro Lado, porque el hobbit se está desvaneciendo, convirtiéndose en espectro. Frodo, Glorfindel y los Espectros del Anillo viven en parte en la Tierra Media, pero otra parte de ellos vive en otro lugar: el Otro Lado, el Mundo de los Espectros.
Esto no es una especulación. El propio Gandalf dice lo siguiente a Frodo :
“[Con el Anillo puesto] tú mismo estabas a medias en el mundo de los espectros, y ellos podían haberte alcanzado. Tú podías verlos y ellos te podían ver. (...) Estabas en el umbral del mundo de los fantasmas. (SA-I, p. 308).
Y acerca de Glorfindel dice Gandalf :
“...quienes han vivido en el Reino Bienaventurado viven a la vez en ambos mundos y tienen grandes poderes.” (ídem).
Por lo tanto, creo que podemos afirmar que existen dos mundos : la Tierra Media, cuyas leyes físicas son parecidas a las de nuestro propio mundo, y el Otro Lado. ¿Más pruebas?
Veamos unas citas acerca de los Hombres a quienes Sauron regaló anillos en la Segunda Edad.
De los Anillos del Poder (S, p. 392):
“Podían andar, si así lo querían, sin que nadie de este mundo bajo el sol llegara a descubrirlos, y podían ver cosas en mundos invisibles para los Hombres mortales ; pero con no poca frecuencia veían sólo los fantasmas y las ilusiones que Sauron les imponía”.
“Y se volvieron para siempre invisibles, salvo para el que llevara el Anillo Regente, y entraron en el reino de las sombras” (S. 393).
Estas citas refuerzan la existencia de dos mundos : “este mundo bajo el sol” y “el reino de las sombras”, “mundos invisibles para los Hombres”.
Pero, ¿cómo es el Otro Lado ? ¿Cómo es ese Mundo Invisible ?
Bien, el mundo invisible es... invisible.
Parece una verdad de Perogrullo, pero lo cierto que es la invisibilidad es la marca de identidad de las manifestaciones del Otro Lado. Hay infinidad de textos que aluden a la invisibilidad. Pero cuando el que lo experimenta lleva puesto el Anillo Único, su percepción es distinta, y las relaciones entre ambos mundos siempre se ven mediatizadas por un velo, algo que impide la clara percepción.
Los Názgûl no pueden ver claramente el Mundo bajo el Sol. Dependen de una especie de olfato, de la visión de sus monturas, o de la atracción intangible que el Anillo ejerce sobre ellos. En la oscuridad de la noche ven mejor, y parece que bajo oscuridades malignas como la que cubre Minas Tirith en la guerra, sus sentidos están a pleno rendimiento. El Rey Brujo no muestra ningún problema de vista contra Éowyn o Gandalf. Veamos como se nos describe al Espectro en la batalla del Pelennor:
“Llevaba una corona de acero, pero nada visible había entre el aro de la corona y el manto, salvo el fulgor mortal de unos ojos: el Señor de los Nâzgul”. (SA-III, p.145).
El texto no dice que entre la corona y el manto no hubiera nada material: dice que no había “nada visible”. El cuerpo que usa el Nazgul es un cuerpo muerto, animado por el Espectro que lo usa. Pero ese cuerpo está, en su mayor parte, en el Mundo Espectral. Ha completado el proceso de desvanecimiento que vemos en los Portadores del Anillo: en Bilbo, cuando dice que está “estirado”, o en el consumido Gollum. Los primeros cuerpos de los Nazgûl completaron este proceso y, como hemos leído más arriba “se volvieron invisibles para siempre [no inmateriales] y entraron en el Reino de las Sombras”. Lo único que se ven son los ojos, que brillan desde el Mundo de las Sombras. Precisamente.

Cuando Frodo es capturado por los Tumularios leemos que “Frodo creyó ver dos ojos fríos, aunque iluminados por una luz débil que parecía venir de muy lejos”(SA-I, p-197)
Esto es otra manifestación del mismo fenómeno: la fuerza que anima al Tumulario está ubicada sobre todo en el Otro Lado, que es el lugar de donde viene la luz de sus ojos.

Pero volvamos otra vez con el Rey Brujo a la Batalla del Pelennor. He aquí otra descripción:
“Vieron con asombro una corona real ; pero ninguna cabeza visible la sostenía. Las llamas brillaban rojas entre la corona y los hombros anchos y sombríos, envueltos en la capa. Una boca invisible estalló en una risa sepulcral”. (SA-III, p.128).
De nuevo, no se dice “ninguna cabeza”, sino “ninguna cabeza visible”.Y queda claro que ríe con una boca invisible. Hay un cuerpo material, aunque sea invisible. En cualquier caso, calificar la risa del Nazgûl como sepulcral es adecuado, porque el cuerpo que ríe está al mismo tiempo en la Tierra Media y en un lugar frío y profundo como un sepulcro: el Mundo Espectral.

Otra manifestación invisible del Mundo de las Sombras es la barrera mágica que tejen los Centinelas de Cirith Ungol. Los Centinelas, como el Anillo, no son objetos inanimados, sino que tienen voluntad e inteligencia, la cual probablemente reside y opera desde el Otro Lado. Dice el texto:
“Algún espíritu maléfico y alerta habitaba en ellos. Reconocían a un enemigo: visible o invisible, ninguno escapaba.”. (SA-III, p.233).
Sam saca el frasco de Galadriel para enfrentarse a los Centinelas. Se dice textualmente que “la voluntad de los Centinelas empezó a flaquear” y finalmente Sam entró en la Torre para liberar a Frodo. Fijémonos de todas formas en que los Centinelas tejen una barrera invisible para atrapar a cualquier enemigo, ya sea éste “visible o invisible”.

Bien, el Mundo Invisible es, como decía, invisible. Pero sólo desde “este lado”. Si entramos en el Otro Lado podremos ver algunas cosas, aunque la Tierra Media se difumina. La primera vez que Sam se puso el Anillo le sucedió lo siguiente :
“El mundo se transformó, y un solo instante de tiempo se colmó de una hora de pensamiento. Oía mejor y la vista se le debilitaba, pero no como en el antro de Ella-Laraña. Aquí todo cuanto veía alrededor no era oscuro sino impreciso, y él, en un mundo gris y nebuloso, se sentía como una pequeña roca negra y solitaria. El Anillo le pesaba y tironeaba en la mano izquierda, y era como un globo de oro incandescente. No se sentía invisible, sino por el contrario, horrible y nítidamente visible, y sabía que en alguna parte un Ojo lo buscaba”. (SA-II, p.483)
En el Otro Lado lo que hay no es oscuridad, sino sombras. El color que prima es el gris, lo frío, lo inerte e impreciso. Es un mundo gris y nebuloso. Sam se vuelve a poner el Anillo poco después :
“...advirtió que el oído se le había agudizado, pese a que las cosas visibles de este mundo eran vagas y borrosas, (...) pálidas como si las viera a través de una bruma”. (SA-III, p. 227).

Atentos ahora a la descripción de los Nazgûl desde el Otro Lado. Frodo está en su mismo plano y les ve “tal como son” :
“Podía verlos claramente ahora ; se habían quitado los capuchones y los mantos negros y estaban vestidos de blanco y gris. Las manos pálidas esgrimían espadas desnudas, y llevaban yelmos en las cabezas. Los ojos fríos relampagueaban y unas voces terribles increpaban a Frodo.” (SA-I, p. 297).
En el combate en Amon Sûl, Frodo, con el Anillo puesto, ve a los Jinetes bajo sus envolturas: caras blancas, ojos penetrantes y despiadados, cabelleras canosas, manos macilentas. A Frodo le parece que su espada númenóreana “emitía una luz roja y vacilante” en el Otro Lado, mientras que el cuchillo de Morgul y la mano que la sostenía, “resplandecían con una pálida luz”. La batalla con los Jinetes Negros (que en realidad van de blanco y gris) nos da algunas pistas más. Por ejemplo, que los Jinetes parecen respirar, o como mínimo, exhalan aire:
“Frodo creyó oir un débil siseo, como un aliento venenoso y sintió que se le helaban los huesos” (SA-I, p.273).

Y al pasar delante de un Jinete, huyendo hacia el Vado, “un aliento helado lo traspasó como una espada”. El frío y el veneno se unen en la cuchillada de la Cima de los Vientos, cuando “Frodo sintió un dolor, como un dardo de hielo envenenado”.
Esta herida, y la esquirla de Morgul que queda dentro de Frodo, refuerzan y aceleran brutalmente el proceso de desaparición que afecta a todos los Portadores del Anillo. Frodo, herido, vive en ambos mundos, y así, mientras viajaba :
“las cosas de alrededor se le desvanecían durante el día en sombras de un gris espectral” (SA-I, p. 295).

Pero ahora sus sentidos sobrenaturales se han afinado. Cuando ve a Glorfindel, incluso sin Anillo, “Frodo tuvo la impresión de que una luz blanca brillaba a través de la forma y las vestiduras del jinete, como a través de un velo ténue” (SA-I, p.291.)

En la persecución del Vado Frodo ya lleva el Anillo puesto, la esquirla avanza hacia su corazón y el Alto Elfo se enciende en furia. Frodo ve entonces “una figura brillante de luz blanca, y detrás unas pequeñas formas sombrías, que corrían llevando fuegos, y las llamas rojizas refulgían en la niebla gris que estaba cubriendo el mundo” (SA-I, p.299).
Lo de que Glorfindel estaba encendido de furia no es una metáfora. El propio Gandalf dice que :
“Atrapados entre el fuego y el agua, y viendo a un Señor de los Elfos a quien la furia había hecho visible, los Jinetes se acobardaron y los caballos enloquecieron”. (SA-I, p. 310).
Debemos entender que la furia hizo visible a Glorfindel “tal como era en el otro lado”, y visible sólo para los Jinetes, que reconocen a un enemigo terrible viéndolo desde su propio mundo.
Todas estas citas ¿nos sirven para saber qué aspecto físico tiene el Otro Lado? No. No sabemos de su aspecto nada, excepto que todo es gris e impreciso, que allí radican los espíritus y parte de los cuerpos de Názgul y Tumularios y que Altos Elfos y Portadores del Anillo pueden entrar parcialmente en él. Sabemos que desde allí se ven mejor las cosas ocultas, y que los objetos mágicos, como las espadas de Oesternesse o de los Espectros, resplandecen, con distintos colores y grados de luminosidad. También el fuego mantiene desde el Otro Lado un débil color rojo. Pero una visión entrenada por haber estado en el Otro Lado además permite ver cosas que una vista normal no revelaría.

En el penoso camino desde Cirith Ungol al Orodruin, Frodo se deja caer, agotado y dice a Sam:
“Estoy desnudo en la oscuridad, Sam, y entre mis ojos y la rueda de fuego no queda ningún velo”. (SA-III, p. 284).
Más tarde, Gollum se abalanza sobre Frodo, pero está demasiado débil y Frodo lucha como un poseso por el Anillo, su tesoro. Gollum cae al suelo y Frodo alza la espada hacia él. Y Sam, Portador del Anillo, ve la siguiente escena :
“Una criatura derrotada y poseída a la vez por una codicia y una furia monstruosas, y ante ella, severa, insensible ahora a la piedad, una figura vestida de blanco, que lucía en el pecho una rueda de fuego. Y del fuego brotó impertérrita una voz : -¡Si me vuelves a tocar, también tú serás arrojado al Fuego del Destino!” (SA-III, p.293)
La profecía de Frodo, como casi todas las de El Señor de los Anillos, se cumple: Gollum le vuelve a atacar y, efectivamente, termina en el Fuego del Destino. Pero esto no es lo que nos interesa. Más interesante ahora es el tema de la rueda de fuego. La rueda de fuego es el Anillo. El Anillo está ya en la mente de Frodo. En este momento, Frodo ya ha perdido la batalla, el Anillo ya controla su mente. Pero aún no controla su cuerpo resistente de hobbit, que empujado por el amor de Sam y una fuerza inexplicable avanza hacia el Orodruin. La rueda no es la imagen que Frodo se hace de su tortura, sino la imagen con la que el Anillo, un ser con voluntad, se presenta a sí mismo en la mente de su Portador.

“Entre mis ojos y la rueda de fuego no queda ningún velo”, dice. El velo es mencionado a menudo cuando hablamos del poder de los Sabios, como una protección de la luz frente a las sombras. Pero aquí ya no hay velo, y los ojos de Frodo están condenados a ver sólo la rueda de fuego. Vive ya permanentemente en el Otro Lado, simplemente por llevar el Anillo sobre el pecho.

Y también Sam, con su visión acrecentada, le ve así. Donde otros verían un hobbit con andrajos oscuros y un anillo sobre el pecho, él advierte “una figura vestida de blanco que lucía en el pecho una rueda de fuego”.

Otro caso de visión acrecentada, también sin llevar el Anillo puesto, es el que captamos en el Espejo de Galadriel, cuando Frodo ve el Anillo Élfico de Galadriel, al que su magia debería ocultar. Sin embargo, el Portador del Anillo lo percibe sin dificultad durante la tentación de la Reina. Frodo, Sam y Galadriel acaban de mirar en el Espejo, y el Espejo se asoma al pasado o al futuro ¡¡a través del Otro Lado !!. La descripción es elocuente:
“Como si hubiesen descorrido un velo oscuro, el Espejo se volvió gris, y luego se aclaró.” (SA-I, 500).
Por si la mención del velo y el color gris no es suficiente, tras dos páginas de visiones en el Espejo se produce un cambio:
“...como si se hubiera abierto un agujero en el mundo visible, y Frodo se quedó mirando el vacío. En ese abismo negro apareció un Ojo (...) y la hendidura negra de la pupila se abría sobre un pozo, una ventana a la nada”. (SA-I, p.502)
Frodo está viendo al propio Sauron y le mira en el núcleo de su ser: el vacío, abismo negro, hendidura negra, un pozo, una ventana a la nada. El Ojo de Sauron en el Espejo de Galadriel es en sí mismo espejo del alma del Señor Oscuro: un alma oscura y vacía.

Sin embargo, aquí las palabras no se usan con propiedad. Debemos distinguir entre el Otro Lado y el auténtico Vacío. El Vacío, también llamado Abismo, es el lugar fuera de Arda donde está desterrado y encadenado el Morgoth. Lo que Frodo ve es el vacío de un espíritu carente de bondad. El auténtico Vacío es lo que espera a Sauron y a sus Nâzgul si son derrotados, y así le dice Gandalf el Blanco al Capitán de los Espectros:
“¡Vuelve al abismo preparado para ti ! ¡Vuelve ! ¡Húndete en la nada que te espera, a ti y a tu Amo!” (SA-III, p.128).
Esta profecía de Gandalf también se cumple. Y parece que es a este Vacío al que se refiere cuando habla a los Capitanes de Gondor de lo que pasará si el Anillo se destruye:
“Pues habrá perdido la mejor parte de la fuerza que era innata en él en un principio, y todo cuanto fue creado o construido con ese poder se derrumbará y él quedará mutilado
para siempre, convertido en un mero espíritu maligno que se atormenta a sí mismo en las tinieblas...” (SA-III, p.201).

Estas tinieblas, pues, parecen ser el Vacío y no el Otro Lado. Lo que sí tiene todo el aspecto de ser una manifestación del Otro Lado es la carga de Gandalf como Caballero Blanco contra los Nâzgul, muy parecida a la de Glorfindel:
“Un jinete se adelantó a todos, rápido como el viento entre la hierba: iba montado en Sombragris y resplandecía. Una vez más iba sin velos, y de la mano alzada le brotaba una luz.” (SA-III, p.114).

Para terminar esta serie de fragmentos en los que se menciona el velo entre la Tierra Media y el Otro Lado daremos un salto al final de El Señor de los Anillos. Frodo ya y lleva unos días en el barco-cisne de los Portadores de los Anillos:
“En una noche de lluvia (...) le pareció que (...) la cortina de lluvia gris se transformaba en plata y cristal, y que el velo se abría y ante él aparecían unas playas blancas y más allá un país lejano y verde a la luz de un rápido amanecer”. (SA-III, p.414).

Podemos plantearnos si Valinor y sus playas blancas forman parte del Otro Lado. Y yo diría que sí. Los Valar, los Eldar, las olvar y kelvar de Aman, durante la Primera y Segunda Edad del Sol, vivieron al mismo tiempo en ambos mundos, como hace Glorfindel. Pero con el hundimiento de Númenor, Valinor desaparece de Arda y queda ubicado por entero en el Otro Lado, conectado con la Tierra Media sólo a través de los barcos-cisne. El velo que se abre ante Frodo es el que oculta a Valinor.
Veamos ahora algunos textos dudosos. Parecen hacer mención al Otro Lado, pero la adscripción es difícil. Por ejemplo, Gandalf no es el único que hace amenazas. El Rey Brujo demuestra ser un campeón de este género monológico. Escuchemos las lindezas que le dice a Éowyn antes de saber que es una mujer:
“Te llevaré conmigo muy lejos, a las casas de los lamentos, más allá de todas las tinieblas, y te devorarán la carne y te desnudarán la mente, expuesta a la mirada del Ojo sin Párpado”. (SA-III, p.146).

¿Dónde están esas casas de los lamentos? No parece que sea en Mordor, porque Mordor no está “más allá de todas la tinieblas”. Si dijeran “en las tinieblas”, podríamos pensar que este horrible lugar está en el Mundo de los Espectros, pero si está más allá todavía hemos de admitir que el Nazgûl sabía como asustar. Por otro lado, la tortura de desnudar la mente es precisamente la que sufre Frodo (recordemos que dice “estoy desnudo en la oscuridad, Sam”) aunque no bajo el Ojo sin Párpado, sino bajo la Rueda de Fuego. Desnudar la mente (someterla a Sauron, que tiene acceso directo a las mentes de sus Nâzgul) y devorar la carne (es decir, consumirla como se consumió Gollum) parece una buena descripción de lo que hay que hacer para convertirse en Nazgûl. Quiza el Rey Brujo habla por experiencia propia.
Otro tema curioso es: ¿dónde se mete Sauron cuando Isildur le derrota cortándole el Anillo de la mano? En De los Anillos del Poder se dice:
“Entonces Sauron quedó vencido por el momento, y abandonó el cuerpo y su espíritu huyó a espacios distantes y se escondió en sitios baldíos, y durante largos años no volvió a tener forma visible” (S, p.400)
Es verdad que el Mundo de los Espectros podría considerarse un “espacio distante” o un “sitio baldío”, y es un buen lugar para el espíritu de Sauron. Pero lo mismo podría decirse de las llanuras secas del Lejano Harad. Hablar aquí del Otro Lado es arriesgado.

Los Tumularios parecen tener unas relaciones fluidas con el Mundo de los Espectros. Ya hemos hablado de como los ojos de los Nazgûl y los de los Tumularios parecen brillar desde un lugar lejano. Pero además hay unos versos de Tom Bombadil que pueden ser tan enigmáticos como reveladores:
“Deja vacío el túmulo.
Perdido y olvidado, más sombrío que la sombra,
quédate donde las puertas están cerradas para siempre,
hasta los tiempos de un mundo mejor” (SA-I, p.200)
“La puerta oscura no se cierra,
la mano muerta se ha quebrado.
La noche huyó bajo la Noche
¡y el Portal está abierto! (SA-I, p. 201).
En el Estel 18, Jorge Calvo aventura que las puertas cerradas para siempre son las Puertas de la Noche, detrás de las cuales está desterrado el Morgoth. Efectivamente, el problema es saber si se nos está hablando del Otro Mundo o del Abismo, el Vacío Intemporal. ¿A qué se refiere Tom Bombadil?
Veamos la primera estrofa. Supongamos que el Otro Lado es “la sombra”. Entonces, el lugar más sombrío que la sombra donde las puertas están cerradas para siempre podría ser el Abismo, el Vacío. Tom Bombadil en realidad estaría diciendo al Tumulario lo mismo que Gandalf al Nazgûl: ¡deja vacío el túmulo!, ¡húndete en la nada que te espera a tí y a tu Amo!

Pero la segunda estrofa no habla de puertas cerradas, sino abiertas. “La puerta oscura no se cierra”, “la noche huyó bajo la noche” y “el Portal no se cierra”. En mi opinión Tom Bombadil está analizando que el túmulo es un lugar donde hay un portal que conecta el Mundo Espectral con la Tierra Media y que no se puede cerrar el portal. El responsable sería el Rey Brujo de Angmar, de quien los Apéndices dicen que pobló los túmulos con espíritus malignos salidos de Angmar.
Otro tema que prometía relacionarse con el Otro Lado es el de los Espectros del Sagrario. Sin embargo, cuando leemos el paso de la Compañía Gris por las Sendas de los Muertos, no hay nada que aluda al mundo de los Espectros. La caverna que atraviesan es perfectamente sólida y material : no entran en otra dimensión. Es tan material que Gimli se avergüenza de sentir miedo, sabiendo que está en su propio mundo. Pero una cosa son las Sendas de los Muertos y otra los muertos en sí. Escuchemos la voz del Enano describiendo la batalla de Pelargir y el avance de los Espectros del Sagrario :
“El Ejército de las Sombras, que había permanecido en la retaguardia, se precipitó como una marea gris, arrasando todo cuanto encontraba a su paso. Oí gritos y cuernos apagados, y un murmullo como de voces innumerables muy distantes, como si escuchara los ecos de alguna olvidada batalla de los Años Oscuros, en otros tiempos. Pálidas eran las espadas que allí desenvainaban. (SA-III, p-197)”
Los ruidos de batalla de los muertos de Erech vienen de muy lejos, son sonidos apagados, muy distantes. ¿Llegan desde el Otro Lado? ¿O vienen del pasado, de alguna batalla olvidada, como sugiere Gimli? Los espectros quedan descritos como una marea gris (el color del Otro Lado) y sus espadas, como las de los Nâzgul, son pálidas. Otra característica que comparten con los Nâzgul es que provocan miedo incluso sin ser vistos, y sus enemigos huyen. Pero no nos consta que causen nada parecido al Hálito Negro.

Los Jinetes Negros que cruzan La Comarca no provocan el Hálito Negro, lo que indica que es un poder que pueden desplegar a voluntad. Y las características de este poder son peculiares. Parece evidente que el espíritu de las víctimas empieza un proceso de traslación hacia el Otro Lado. Sin embargo, el cuerpo no se desvanece, como sucede con los Portadores del Anillo. Aragorn cura a Faramir trayendo su espíritu que se desliza hacia el Mundo Espectral:
“[Aragorn le puso la mano sobre la frente] y todos los que miraban sintieron que allí se estaba librando una lucha. Pues el rostro de Aragorn se iba volviendo gris de cansancio y de tanto en tanto llamaba a Faramir por su nombre, pero con una voz cada vez más débil, como si él mismo estuviese alejándose y caminando en un valle remoto y sombrío, llamando a su amigo extraviado” (S.A. III, p.181).
“[Faramir abrió los ojos y miró a Aragorn] y una luz de reconocimiento y de amor se le encendió en la mirada :
-Me has llamado, mi Señor. He venido. ¿Qué ordena mi rey ?
-No sigas caminando en las sombras, ¡despierta! -dijo Aragorn” (S.A. III, p.182).
Podríamos entender que aquí Aragorn viaja (al menos en espíritu) al Otro Lado y allí busca a Faramir, llamándolo con palabras que no oímos. El caso es que Faramir despierta (vuelve de las Sombras) sabiendo que ese perfecto desconocido que tiene delante es su Rey. Sólo podría saberlo si se hubieran visto antes...en el “valle remoto y sombrío” que dice el texto.

Y ahora volvamos a hablar de los Nâzgul y sus Anillos. Imaginemos a Sauron repartiendo sus Nueve Anillos para los Hombres Mortales. Sabemos que los dio a reyes y hechiceros. Podemos suponer (como ICE) que algunos eran hombres de ciencia de raza númenóreana y que otros eran reyezuelos de la Tierra Media. Sus vidas se alargaron, quizá, pero sus cuerpos se consumieron. Aquí podemos formular dos hipótesis:

a) la materia pasa al Otro Lado, invisible para los mortales pero visible para los Portadores del Anillo. En Amon Sul Frodo ve a los Espectros tal como eran el día que dejaron este mundo bajo el sol: blancos, pálidos, consumidos... Pero en la crecida del Bruinen, Elrond consigue destruir los cuerpos de los Nâzgul por vez primera en la
Historia. Luego, Sauron aloja sus espíritus en otro cuerpo que usar como herramienta y reaparecen sobre la Tierra Media.

b) la segunda hipótesis sería que el cuerpo de los ambiciosos brujos y reyes no sólo se consume sino que al final de sus días es controlado por Sauron. El Señor de los Anillos usa el Único para encontrarlos y atraerlos a la Tierra de Mordor donde se extienden las sombras. Allí su cuerpo queda hecho cenizas. Sauron se agacha y recoge sus Anillos. Luego invoca los espíritus, que están esclavizados en el Otro Mundo y les proporciona cuerpos.

Esto implica que Sauron tiene una buena provisión de cadáveres en conserva, para lo cual cuenta sin duda con la tradición mortuoria númenóreana. Recordemos que la Boca de Sauron es un dúnedan, probablemente miembro de una familia de Númenóreanos Negros de Umbar.

Además, meter espíritus en cuerpos ajenos ya muertos parece estar en consonancia con lo que hace el Rey Brujo en las Quebradas. Sauron es el Nigromante. Usa el Otro Lado para almacenar o cazar allí espíritus malignos que no quieren o no pueden ir a Mandos.

Algunos los seduce, otros los atrapa con sus conocimientos arcanos. Pero con los Nâzgul sólo necesita usar el Gran Anillo, y cuando pierde éste, los Anillos menores.
Probablemente, con los Enanos intentó la misma jugada y los Anillos Enanos debían funcionar igual que los de los Hombres. Pero Sauron no contó con la capacidad de resistencia de esta raza indomable, cuya vida no se vio alargada ni acortada. Y en los Hobbits encontramos una raza de Hombres de increíble vigor y amor por la vida: eso es lo que permite a Gollum, Bilbo y Frodo sobrevivir durante tanto tiempo. Bueno, eso y el hecho de que no usaron mucho el Anillo.

Curiosamente, la mayoría de la gente a la que he hablado del tema, imagina que cada Nazgûl lleva su Anillo puesto. Hay varias razones que demuestran que no es así, y que los Anillos los guarda el Señor de los Anillos.

En primer lugar, el poema del Anillo dice bien claro: “un Anillo para, en la Oscuridad, atarlos, en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras”. Parece que el lugar que les corresponde es Mordor.

En segundo lugar, si los Nâzgul llevaran su Anillo, el Frodo Portador de sentidos aumentados que vio el de Galadriel se lo habría visto.
En tercer lugar, si los Nâzgul llevaran los Anillos puestos, Elrond podría haber recogido nueve bonitas fruslerías en las orillas del Bruinen tras destruir los cuerpos de sus portadores.
Y en cuarto lugar, parece que Tolkien menciona en una de sus Cartas que Sauron guardaba los Anillos “en su poder”.

sí pues, Sauron guarda los Anillos y mantiene contacto mental con los Nazgûl, con los que se comunica dirigiendo su voluntad. Sin embargo, la mente de cada Nazgûl es
individual, y aunque esclavizada por Sauron a través de los Anillos (y sumisa a Sauron ya con anterioridad), no es un simple apéndice de la mente de su Amo.
El otro tema polémico que siempre surje cuando hablamos de los Nâzgul es el de la muerte del Rey Brujo en el Pelennor. Los textos dejan bien claro que hay un cuerpo al que herir. La espada de Merry se clava “en el tendón, detrás de la poderosa rodilla” (SA-III, p.147). Éowyn, en cambio, golpea entre los hombros y la corona. Se admite que la herida de Merry debilita y distrae al Espectro, puesto que la espada de Oesternesse fue forjada para acabar con él. Pero es Éowyn quien le vence culminando la profecía, pese a que su espada no presume de ningún linaje especial.
Vencido el Rey Brujo, “el plaquín y el manto estaban vacíos” (SA-III, p.148). La espada de Éowyn chisporroteó y voló hecha añicos.

Por su lado, la de Merry, al cabo de un rato, desaparece completamente, como si se introdujera en el Otro Mundo. Dice entonces el texto:
“Ninguna otra hoja, ni aun esgrimida por manos mucho más poderosas, habría podido inflingir una herida más cruel, hundirse de ese modo en la carne venida de la muerte, romper el hechizo que ataba los tendones invisibles a la voluntad del espectro” (SA-III, p. 151).

Queda claro pues que el espectro habita en una carne muerta, un cadáver, que no es el suyo, en el que se ha alojado mediante un hechizo, un hechizo que une con lazos invisibles el cuerpo y el espíritu. Estos lazos, tan artificiosos como los hilos de una marioneta, cruzaban el velo entre los mundos enlazando el cuerpo en nuestro mundo con el espíritu en el Otro Lado. Quizá Merry cortó los lazos obligando al espectro a alojarse enteramente en la carne muerta, saliendo de su bien protegido plano dimensional. Una vez por entero en la Tierra Media, la valentía de Éowyn hizo que se cumpliese la profecía. El Rey Brujo en su totalidad es destruído, no sólo su cuerpo. El espíritu, si no compareció en Mandos, debió ser arrojado al Vacío, heraldo de su amo Sauron.

Muchas gracias por vuestra paciencia.