viernes, noviembre 28, 2008

Más Allá de las Palabras

Desde la invención del fuego hasta nuestros días han transcurrido muchos años y muchas cosas. Desde aquellas gloriosas fechas, no hemos parado de inventar.

En un millón de años pasamos de la húmeda y tenebrosa cueva, a los edificios inteligentes, de caminar durante días para conseguir comida a teclear unos números y traértela a casa. De ver que la jornada se dividía en luz y oscuridad, al reloj de sol o de agua utilizado por los Egipcios, del reloj de arena inventado en el siglo XIII a.C. a los primeros relojes mecánicos del siglo XIV, de los relojes atómicos a la teoría de la relatividad de Eisntein. Que por cierto si Eisntein que fue un gran científico, pero un mal estudiante hubiese leído algo de historia, seguro que no habría tenido tantos quebraderos de cabeza con su teoría de la relatividad.
Pero el mayor descubrimiento de la humanidad no fue ni el fuego ni el tiempo, sino la palabra, sin ella no habríamos llegado hasta donde estamos ahora. Pero como todos los inventos creados por el hombre éste también tiene sus pros y sus contras.
La palabra al igual que la escritura fue creada para comunicarnos y comunicarse es hacer participe a otro de lo que uno tiene, comunicarse es conversar, tratarse, relacionarse, pero como podemos tratarnos, relacionarnos cuando hay multitud de diferentes ideas y creencias, como podemos relacionarnos cuando yo creo en esto y tu en aquello. Como relacionarnos cuando se es Judío, Palestino, Católico, Protestante, del norte o del sur. Como relacionarnos cuando estamos divididos en pequeñas porciones de terreno a las cuales llamamos Naciones.

Como relacionarse cuando estamos en una constante lucha con nuestros hermanos, amigos y vecinos, ya sea ésta disputa por mantener nuestras ideas creencias o la paz en el mundo, cosa que jamas se conseguirá si no nos damos cuenta ni tan siquiera de que no se puede luchar por la paz, esto es una contradicción, como lo es asesinar a un ser humano y que te manden a la cárcel, matar a diez y ser un psicópata, eliminar a cien en una guerra y ser un héroe. Si el heroísmo es el esfuerzo supremo de una persona que la lleva a realizar hechos extraordinarios en beneficio del prójimo, como se puede ser un héroe habiendo matado, que puede tener de extraordinario el matar a un semejante.

Como relacionarse cuando hacemos de la amistad un concepto, un juicio, una valoración. El concepto de amistad se puede aprender en los libros, pero ser amistoso es ser afable, amigable, abierto y no se aprende en los libros sino que se demuestra en el día a día, con las acciones, los hechos y no con meras y simples palabras Ser amigo es sentir simpatía, aprecio, camaradería, es ser compañero y no rival, antagonista, ni enemigo.

Hemos aprendido hablar a leer, escribir y a comportarnos civilizadamente, tan evolucionados estamos que somos capaces de matar por una idea, una creencia o por una porción del planeta a la cual llamamos nación. Hemos aprendido lo que supuestamente es Dios y la religión, ya sea esta llamada Cristiana, Musulmana, Budista, Induista, Comunista, Socialista, Betica, Madrileña, o del Logroñes, para el caso es lo mismo que importa como la llamemos, todo es una forma de escapar de la realidad, de lo que realmente somos.

No podemos darnos cuenta de algo tan sencillo como que las ideas, las creencias dividen a la raza humana, ya sea ésta roja amarilla negra o blanca, no será que las ideas las creencias nublan nuestro entendimiento nuestra inteligencia, hasta el punto de no percibir que la división es la causa de las desdichas, luchas y conflictos de la humanidad.

Pero como surgió la división del hombre, cual fue la causa de esta separación.
El libro del Génesis nos dice: Era la tierra toda de una sola lengua y de una misma palabra. Bajó Yahve y dijo: << He aquí un pueblo uno, pues tienen todos una misma lengua, bajemos pues y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos a otros. >>

Si realmente fue Yahve el culpable de este descomunal desorden- Tal y como nos propone éste libro- no debería de sentirse muy orgulloso de su obra, pues la misión de un padre que dice que te ama no es la de crear el caos y el desorden entre sus hijos.

Lo mas preciado que tenemos en esta vida es el tiempo, y éste no nos pertenece pues la muerte nos acecha desde el mismo instante que nacemos, y si el tiempo que es vida no nos pertenece, como nos atrevemos a decir mi Dios, acaso Dios puede pertenecer a alguien, y si Dios no nos pertenece, como podemos decir mi nación, mi religión, mi padre, mi hermano, o mi lo que fuere. En una ocasión a Jesucristo le dijeron: << Maestro ahí está tu madre y tus hermanos >> y él señalando a la gente manifestó: << Mi madre y mis hermanos son todos estos. >>

Lo dividimos todo, en lo político, en lo económico, lo social, cultural, en lo mío lo tuyo, sin darnos cuenta de que no hay nada mío ni tuyo.
Que el mundo está fragmentado es un hecho y nadie puede cambiarlo si no cambiamos nosotros primero, pues nosotros somos el mundo y el mundo es lo que somos. Pero esta separación no es la obra de un Dios sino de la mente calenturienta del hombre. Esta partición de naciones religiones y lenguas no es solamente externa, el ser humano como ente individual también está dividido en lo interno y ésta división interna es la responsable de la externa.

Cuando el hombre inventa la palabra a la misma vez comienza a pensar, pues el pensamiento es palabra, conocimiento, memoria, recuerdos del ayer. El pensamiento al darse cuenta de su inestabilidad crea al pensador- El pensador es el que escucha observa y experimenta, sin él no existiría el sentimiento del yo, ni él tú- y al inventar al pensador origino la división entre los dos. Y como hemos podido comprobar las divisiones generan luchas y conflictos.
Esto lo podemos apreciar cuando vamos por una calle oscura y escuchamos unos pasos a nuestra espalda, entonces nos asustamos y esa reacción es natural, el problema surge cuando el pensamiento inicia su movimiento. Cuanto más pensamos en aquello que nos da miedo más miedo se siente y si dejamos de pensar o se piensa en otra cosa el miedo desaparece.

No nos percatamos de que hay una experiencia- La podríamos llamar angustia, depresión, deseo, apego o como en este caso de miedo, pero puede ser cualquier otra- que es el miedo, un experimentador que somos nosotros y un deseo de escapar de esa experiencia desagradable.

Sin darse cuenta la mente se dividió a sí misma como el experimentador y lo experimentado, sin percatarse de que era ella misma la que estaba produciendo el miedo, experimentándolo y deseando escapar de esa experiencia desagradable. Lo mismo sucede con las experiencias agradables, las producimos las experimentamos y después queremos que se repitan.

El pensador es el pensamiento, el experimentador lo experimentado y el observador lo observado.

Si nos observásemos a nosotros mismos en vez de a los demás, advertiríamos esta división entre el observador y lo observado, el pensador y el pensamiento, experimentador y lo experimentado.