Una de las premisas más importantes que aprendí durante mis estudios formativos como Terapeuta Gestáltico, es que consciente e inconscientemente buscamos completar todas las experiencias. Si tú experimentas hambre, buscarás completar la experiencia comiendo. Si experimentas ira, buscarás completar la experiencia gritando o golpeando. Si experimentas deseo sexual, buscarás completar la experiencia intimando con el otro, etc.
En nuestras vidas pasadas nos relacionamos con muchos seres y con algunos de ellos nos quedaron asuntos pendientes -gestalts abiertas o inconclusas, experiencias incompletas- y necesitamos completarlas y concluírlas de alguna manera. Y aunque no seamos conscientes de ello, nuestra Alma se las ingenia para facilitar el reencuentro con algunos de dichos seres en nuestra vida actual. La finalidad es contar con una nueva oportunidad de encuentro y sanación de la relación a través del amor y, a través de ese proceso, sanar nosotros para poder continuar nuestro sendero evolutivo.
Y es tan poderosa nuestra necesidad de completar los vínculos, que podemos sentirnos inexplicablemente atraídos y enamorados más allá de las características del otro y de la relación en sí. Podemos, incluso, tener claro que el vínculo es tóxico para nosotros, o que es destructivo, o que no coincide con lo que queremos conscientemente y, sin embargo, mantenemos el "enganche". En estos casos, siempre se trata de desafíos para que aprendamos a amar y el otro cumple el rol de perfecto/a Maestro/a.
Si queremos conocer en profundidad las verdaderas razones de un vínculo -de pareja, familiar, amistoso o social- un cuidadoso análisis de nuestra Carta Natal nos revelará aspectos que hasta ese momento seguramente permanecían ocultos. En muchas ocasiones en que he sido consultado sobre, por ejemplo, una relación de pareja, del análisis astrológico surgieron informaciones que además de asombrar a mis consultantes, les facilitaron vivir sus relaciones de modos diferentes, más completos, maduros y satisfactorios. A veces, quien está a nuestro lado es un Alma Gemela con quien ya hemos compartido otras vidas. Y un Alma Gemela no es aquella que nos hace las cosas fáciles, sino que generalmente es todo lo contrario. Es tan profundo su amor hacia nosotros, que acepta cumplir a veces roles aparentemente fastidiosos-complicadores-destructivos, con la única finalidad de hacernos reaccionar. Y la reacción se produce cuando, debido a cómo actúa el otro con nosotros, sacamos a la superficie aspectos de nuestra personalidad que necesitan sanación.
Recuerdo el caso de alguien a quien llamaré Eduardo. Cuando me consultó por primera vez estaba en crisis ¡su cuarto matrimonio! Me contó que siempre le ocurría lo mismo. Sus relaciones comenzaban con fuegos artificiales y banda de música. Luego de un tiempo, sus parejas empezaban a manifestar rasgos en sus personalidades -depresión, agresividad, críticas- y Eduardo gradualmente emprendía la retirada y la relación finalizaba. Aparentemente, las mujeres con las que se había relacionado eran diferentes y, sin embargo, la historia se repetía. Había intentado tres psicoterapias con orientaciones distintas, que le habían posibilitado mejorías transitorias para, finalmente, volver a lo habitual. Me miró con sus ojos húmedos y me dijo:
- No quiero más de lo mismo.
Cuando analizamos su Carta Natal y específicamente cómo experimentaba él sus vínculos amorosos, comenzó a aparecer la verdadera y hasta ese momento oculta razón:su dificultad para comprometerse.Se asombró y comenzó a asentir con un gesto de su cabeza y la luz comenzó a disipar la oscuridad.
El creía que por el hecho de casarse y por tanto formalizar la relación, estaba comprometiéndose. No obstante, la comprensión, que incluye fundamentalmente aceptar la real naturaleza del otro y, sobre todo, que él o ella es todo lo buen "sí mismo" que puede y sabe en el momento, era algo que Eduardo no practicaba. En cuanto su pareja se salía un poco de la imagen ideal que él se había formado, comenzaba el malestar y la tendencia a huir. Claro que ésta era, hasta ese momento, una conducta totalmente inconsciente en él. Y lo bueno es volver consciente lo inconsciente, porque recién entonces podemos identificar al adversario y, por tanto, hacer algo con él.
Iniciamos un proceso de terapia combinando la información proveniente de sus Cartas astrológicas con técnicas transpersonales y el resultado fue que mi consultante no sólo permaneció casado sino que, por primera vez, estuvo realmente en pareja.
Uno de los mayores descubrimientos que hizo, fue que en varias existencias anteriores él había repetido esa conducta de rechazo al compromiso. Y las mujeres que habían cruzado su camino en esta vida fueron perfectas maestras que le presentaban una vez más la lección aún no aprendida.
A veces, mi querido/a lector/a, las razones no son las que aparentan ser. Y ahí la Astrología puede jugar un rol importantísimo porque es, hasta donde yo sé, la única ciencia y técnica que nos permite vislumbrar lo que se oculta detrás de lo aparente. Y es importante hacerlo por una simple razón: porque lo que está en juego es, nada más y nada menos, que nuestra propia vida y la forma en que la vivimos.
Y por favor, haz lo necesario para ser feliz.