martes, noviembre 18, 2008
El Grial y el Centro del Mundo
José Luis Romero
El término «Grial», conforme ha llegado hasta nuestros días, con todas sus connotaciones simbólicas, mágicas y religiosas, debe su nacimiento en Occidente a la literatura caballeresca y romántica de la Alta Edad Media.
Es Chrétien de Troyes en su libro Contes du Graal (1180) quien por primera vez nos habla de un «graal» que en el castillo del llamado Rey Pescador aparece de forma un tanto misteriosa. Este graal forma parte de un extraño cortejo compuesto por un paje que empuña una lanza blanca de cuya punta brota una gota de sangre y una doncella que sostiene un plato argentado de rico metal. Entre ellos, custodiada por otros dos pajes con sendos candelabros, una hermosa y bien compuesta doncella porta el graal, todo de oro y piedras preciosas.
Poco más nos cuenta Chrétien de Troyes sobre este tema, salvo que el buen caballero del mundo artúrico, Perceval, se abstiene de preguntar por qué sangra la lanza y a quién se sirve con el «graal». El silencio de Perceval será la causa por la que el tullido Rey Pescador no podrá por el momento recobrar su propia salud ni la de su reino.
El genial escritor de la Champaña francesa murió antes de terminar de escribir su obra, por lo que el cuento del graal queda suspenso, en el aire, rodeado de una aureola de misterio en extremo irresistible para la imaginación de poetas y escritores posteriores.
Así, de comienzos del siglo XIII se conservan cuatro contindesde los términos latinos gradale: plato hondo donde se servían ricos manjares en las casas nobles; cratalis: lebrillo, vasija de barro; crater-eris: copa grande; hasta el griego kratarión: copa; krateut: piedras; e incluso la palabra hebrea goral: pequeña piedra), pasa a convertirse uaciones a la obra de Chrétrien, dos primeras anónimas, la tercera escrita para Jeanne de Flandes, nieta de Felipe (manessier) y la cuarta de Gerbert de Montreuil, todas ellas en verso. A partir de la primera continuación, la lanza sangrante por lo general comenzará a identificarse con la lanza utilizada por Longinos cuando hirió en el costado a Jesucristo.
El poco definido graal que nos presentase Chrétien, cuya etimología es bastante confusa (con Robert de Boron en su Estoire du Saint Graal (1195-1214), en el vaso o cáliz que recogió la sangre de Cristo, gracias al cual José de Arimatea -aquel que fuera miembro del sanedrín judío y que dio sepultura al cuerpo del Mesías- se alimentó mientras estuvo en prisión. Este cáliz asume las funciones de la eucaristía cristiana como productor de alimento espiritual.
El mismo José de Arimatea o sus descendientes, que se convertirán en custodios del grial, serán los encargados de transportarlo a Occidente, concretamente a la isla de Britania, donde permanecerá hasta la época del rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda, quienes podrán experimentar en el transcurso de diversas aventuras las diferentes propiedades mágicas de este vaso sagrado.
Merece especial mención entre la literatura que sobre el tema del grial surgió de forma abundante y casi exclusiva a principios del siglo XIII, la obra del Wolfram von Eschenbach Parzival, donde el autor define el grial como «deseo del Paraíso, raíz y floración a un mismo tiempo», y lo identifica con una piedra, Lapsit exillis, sobre la cual cada Viernes Santo una Paloma que desciende de los cielos deposita una pequeña hostia blanca que concede a la piedra la virtud de generar los alimentos. La lanza sangrante representa aquella lanza envenenada con que el Rey del Grial fue herido en su virilidad.
A lo largo de todos estos relatos se van asociando al grial, ya sea como copa, vaso o piedra, una serie de virtudes o propiedades mágicas que de forma general resumiremos en los tres puntos siguientes:
-Capacidad de proporcionar un alimento inagotable, pues con su sola presencia las mesas se llenan de ricas viandas y toda clase de bebidas. Del mismo modo, en algunas versiones, con una sola oblea de pan que porta en su interior mantiene durante largos años la vida del padre del Rey Pescador.
-También se le atribuye la propiedad de curar las heridas y sanar a los enfermos. Y no solamente cura las enfermedades físicas, pues, como vemos en La muerte de Arturo de Sir Thomas Malory (1468), Lanzarote del Lago es sanado de su repentina locura gracias a la benéfica influencia del grial.
-Por último, como cualidad principal y suprema para el hombre, el grial se convierte en fuente de un conocimiento sin límites para aquellos valientes que estén totalmente dispuestos a buscarlo de corazón, virtud ésta íntimamente asociada con la capacidad de conferir la inmortalidad o la eterna juventud.
El centro del mundo
El símbolo de la copa o el vaso no es exclusivo del occidente cristiano. En muchos otros lugares y culturas, de una u otra forma, aparece esta misma representación que podríamos incluir en el ámbito de la Simbología universal y que por lo general hace referencia al recipiente que contiene el alimento o la bebida de la Inmortalidad.
En la tradición hindú el grial se corresponde con el samudra o vaso sacrificial que contiene el soma, la «sangre del Dios viviente», según Emile Burnouf.
El soma es el néctar celeste, el elixir de la inmortalidad, y tiene su equivalente en el haoma avéstico, la ambrosía del mito griego o el hidromiel de la mitología nórdico-germana. Sus propiedades son prácticamente idénticas a las del grial: «protege el cuerpo y cura la enfermedad, da salud de cuerpo y alma, aleja las dificultades y los peligros, conforta y consuela, proporciona fuerza y alegría, inflama e ilumina, prolonga la vida, inspira a los poetas y sabios, hace surgir un sentimiento de paz con los Dioses y otorga la inmortalidad« (1).
En la religión taoísta el grial es el vaso de Kuan-Yin que contiene el «néctar de la inmortalidad», la compasión y la sabiduría.
Los viejos jeroglíficos egipcios simbolizan el corazón con la imagen de un vaso.
Todas estas representaciones nos dan idea de un simbolismo cuyo significado es esencialmente «central», pues está relacionado con las tradiciones que nos hablan del «Centro del Mundo», «Altura montañosa», «Isla Blanca» o tierra solar, el lugar mítico dónde habitan los destinados a asumir la dignidad de reyes legítimos.
Un ejemplo de ello es la isla de Avallon, o sea, «la isla de Apolo, del dios solar hiperbóreo llamado, entre los celtas, Aballum. También se ha dicho de legendarias razas divinas como los Tuatha de Danan que provenían de Avallon, que venían ‘del cielo’. Los Tuatha llevaron con ellos de Avallon algunos objetos místicos: una piedra que indica los reyes legítimos (2), una lanza, una espada, un vaso que provee de alimento perenne. Son los mismos objetos que figuran en la leyenda del graal» (3).
Algunos textos dan el nombre de «isla Blanca» e «ínsula Avallonis» a la región donde José de Arimatea llevó el grial. La misma Inglaterra que se nos presenta como escenario de las aventuras del cáliz sagrado puede entenderse como un país simbólico, pues no en vano fue llamada «Albión» e «Isla Blanca», y se denominaba «Albania» a una región de la misma.
René Guénon afirma que la lanza que acompaña al grial es, de algún modo, complementaria de éste y una de las representaciones del «Eje del Mundo».
A veces el llamado «Centro del Mundo» es representado por una montaña o una roca. La tradición islámica nos habla de la montaña de Qâf como «aquella que rodea la tierra y que al propio tiempo constituye el extremo norte de ésta, haciendo de polo de la misma. Por otra parte se dice que está separada de la tierra por una región infranqueable para los mortales, y que, en consecuencia, no se llega a ella ‘ni por tierra ni por mar’. En su cima se posa el ave del Espíritu, y más allá de ella habira el ave Fénix (o el Simorgh)» (4)
El grial que recoge la sangre de Cristo en el monte Calvario se halla supuestamente en el castillo de Munsalvaesche o Mont-salvat, que ha sido traducido por Monte Santo, Monte de Salvación o Monte Salvaje.
También el soma hindú aparece ligado a la roca y a la montaña. Traído de los cielos por el águila mensajera de Vishnú, el soma es depositado en lo alto de la montaña, recibiendo el nombre de «crecido en la montaña» y «morador de la montaña».
Del mismo modo la tradición taoísta nos habla de la montaña Kuan-lun, de donde surge la fuente milagrosa Tan-Shui, cuyas aguas otorgan vida eterna.
En lo que respecta a la asociación simbólica de la copa con el corazón, es evidente el papel central que este órgano desempeña en el hombre, y también que en todas las tradiciones las expresiones «corazón del Mundo» y «centro del Mundo» han sido con frecuencia equivalentes.
Más allá de todo lo que se ha escrito sobre el grial está una especie de secreto que se nos esconde. Tal vez no fue casualidad que el cuento de Chrétien de Troyes quedase inacabado. Posiblemente tenía que terminar así, inmerso en el misterio hasta que cada hombre, buscando en el centro de su ser, en su propio corazón de diamante, ponga fin a las aventuras del grial.
Notas:
(1) El Grial y la Búsqueda Iniciática. El Grial en las Tradiciones Orientales. Antonio Medrano. Ed. Cielo y Tierra / Monográfico. Pág. 9
(2) Del mismo modo que el Lapsit exillis, el graal de Wolfram von Eschenbach, donde aparecía escrito quién debía ser Rey del graal.
(3) El grial y la búsqueda Iniciática. La Leyenda del Graal. Julius Evola. Pág. 55 Ed. Cielo y Tierra / Monográfico.
(4) El Grial y la búsqueda Iniciática. El misterio del Graal a la luz del Esoterismo Islámico. Jordi Quingles. Ed. Cielo y Tierra / Monográfico. Pág. 91.
Bibliografía
El Graal y la búsqueda iniciática. VV.AA. Ed. Cielo y Tierra / Monográfico.
Del árbol de las Hespérides. Mario Roso de Luna Ed. Pueyo.
La muerte de Arturo. Sir Thomas Malory. Ediciones Siruela.
Perceval y el cuento del Grial. Chrétien de Troyes. Ed. Austral.
El Rey Arturo y su Mundo. Carlos Alvar. Ed. Alianza Tres.
Diccionario de los símbolos. Jean Chevalier / Alain Cheerbrant. Ed. Herder.