jueves, noviembre 27, 2008
El Poder de la Sabiduría
Radha Burnier
The Theosophist, septiembre de 1997
El objetivo de la vida humana ha sido concebido de diversas maneras, como liberación, iluminación o beatitud. Estas palabras tienden a sugerir que el Objetivo es básicamente conseguir la plenitud de mismo.
La palabra sabiduría, por otra parte, podría implicar un estado que queda reflejado en la vida y en las relaciones; que tiene un impacto sobre los demás y que no consiste simplemente en realizarse uno mismo.
La sabiduría ha sido definida como el amor en acción. Cuando se halla presente, la cualidad del amor espiritual se manifiesta espontáneamente en relación con todo cuanto existe en el universo entero. Cuando la sabiduría florece en la conciencia individual, trasforma no sólo a ese individuo sino también a través de él o de ella, a todo su entorno. Es un poder inherente dinámico, un poder que lo transporta todo hacia una unidad más grande, el amor universal. La historia nos muestra cómo un Buddha, que significa un ser iluminado, puede encender el corazón y la mente de millones de personas. Pero incluso los que son sabios en un grado más pequeño afectan la vida de los demás por ser lo que son.
La búsqueda de la sabiduría no es un movimiento hacia afuera.
La sabiduría es innata en cada ser a todos los niveles de conciencia.
La conciencia pura, el alma, el Yo o Espíritu, es divina.
La naturaleza del ser es sabiduría, porque no puede ser, sin ser consciente.
Cuando los ojos ven, es esa conciencia la que ve. Cuando los oídos oyen esa conciencia oye; percepción, experiencia, sensación, etc., son posibles gracias a esto. Ello significa que en todo momento existe un canal para la sabiduría, siempre que no esté bloqueado por algún punto.
La naturaleza de la sabiduría del Yo o Espíritu de cada uno está oscurecido sin embargo, por las falsas ideas que nacen de la asociación con las envolturas materiales. El cuerpo físico y sus sensaciones generan la ilusión de que las sensaciones son más reales e importantes que ninguna otra cosa.
HPB sugiere en su Diagrama de la Meditación que la experiencia de la Verdad tiene lugar cuando la mente deja de creer en la realidad de las sensaciones y de las otras experiencias del campo material. De modo similar, en asociación con la vestidura mental, nacen las ideas erróneas, y las imágenes mentales asumen una realidad falsa.
Las formas de pensamiento se hacen indistinguibles de la realidad que reflejan. Pensar en Dios le hace creer a la mente que conoce a Dios; los pensamientos de amor engañan a una persona haciéndole creer que hay amor en su corazón. Estos falsos conceptos actúan como un velo que impide manifestarse a la sabiduría innata, aunque sea la naturaleza de todo verdadero ser.
La búsqueda de la sabiduría consiste en aligerar a la conciencia de cuanto se vá acumulando, cuando funciona a través de las vestiduras.
Platón tiene unos pasajes iluminadores sobre el tema de la sabiduría. Dice que todas las virtudes, como la templanza, la justicia y el valor, son atributos del alma, pero que son útiles o perjudiciales según que la virtud esté en conjunción con la sabiduría o con la locura. Por ejemplo, el valor sin prudencia o buen sentido puede acabar en daño y no en bien. Por esto, la sabiduría es la raíz de toda virtud. Cuentan que Sócrates decía que todo lo que el alma intenta o soporta cuando está bajo la influencia de la sabiduría acaba en felicidad. Pero bajo la influencia de la locura todo puede convertirse en una fuente de infelicidad. Ninguna virtud es útil o perjudicial en si misma, pero, como he mencionado antes, acaba de una manera o de otra según se le añada la sabiduría o la locura.
Incluso las ventajas materiales como la riqueza son provechosas solamente cuando se usan sabiamente. Por consiguiente, la sabiduría es la virtud fundamental.
La sabiduría es la luz que nos hace distinguir entre lo invisible e inmutable y lo visible e inmutable y lo visible y constantemente variable. Todas las cosas materiales son visibles y efímeras. Sólo el alma, el Yo, la conciencia, pertenecen al reino de lo eterno.
Los teósofos podrían darse cuenta, de forma natural, que lo temporal no es sólo todo lo visible, accesible a los sentidos a un nivel físico, sino también todo cuanto es percibido por una conciencia envuelta en la vestimenta de cualquier plano manifestado.
Las formas materiales, incluso del tipo más sutil, visibles solamente al ojo entrenado del vidente, y no a la persona corriente, siguen siendo variables y por esto son irreales, o relativamente reales.
En Phaedo, Platón dice:
El alma, cuando utiliza el cuerpo como instrumento de percepción, es decir, cuando usa el sentido de la vista o el del oído o cualquier otro sentido... se ve entonces arrastrada por el cuerpo hasta la región de lo variable y está perdida, y confundida. El mundo gira a su alrededor, y ella es como un borracho, cuando entra en contacto con el cambio.
El alma que no está apegada al cuerpo y no se ve arrastrada de un lado a otro por las sensaciones es pura; y cuando el cuerpo muere, ella se retira en sí misma. Como estuvo siempre dedicada a la práctica de la muerte, es decir al desapego de los objetos variables, se dirige hacia el mundo invisible de lo divino e inmortal. Pero el alma que se halla al servicio del cuerpo, fascinada por los deseos y placeres, acostumbrada al odio, al miedo y a las otras pasiones, se ve arrastrada otra vez, hasta el mundo visible.
Allí donde no hay apego a las cosas transitorias, existe una libertad interna, la sabiduría y la verdadera percepción. La tierra y sus habitantes, las estrellas y los universos, son todos símbolos que apunta a una realidad trascendente. El mundo manifestado refleja la belleza de lo inmanifestado. La sabiduría no consiste en enamorarse de la belleza reflejada, sino en encontrar el reflejo,... la inspiración que nos haga ser uno con la realidad intemporal e, ilimitada.
La sabiduría no puede ser enseñada por nadie, ni aprendida como en una clase de la escuela o la universidad. Es el fruto de una vida en estado de alerta y de meditar sobre lo que tiene un interés pasajero y lo que es eterno.
Uno de los Maestros escribió:
La verdad es que hasta que el neófito no alcanza la condición necesaria para ese grado de iluminación al cual y por el cual tiene derecho y está preparado, la mayoría de los Secretos, si no todos, son incomunicables. La receptivilidad tiene que ser igual al deseo de instruir.
Un cordel burdo no puede producir vibraciones finas, y tampoco puede una mente obtusa ser un centro que irradie sabiduría.
El Buddha habló de la meditación usando tres criterios. Uno de ellos, también mencionado en el Vedanta, lo tenemos resumido A Los Pies del Maestro:
Los hombres que no saben, trabajan para conseguir riquezas y poder, pero estas cosas duran como máximo una vida solamente y por eso son irreales. Hay cosas más grandes que estas, cosas que son reales y duraderas; una vez que las hayáis visto, ya no desearéis las demás.
Una mente que confunde lo transitorio con lo eterno y lo real, está perdida en la ignorancia.
El Diagrama de la Meditación de H.P.B. señala la serie de "privaciones" que de hecho no son privaciones, sino un lastre inútil que hay que tirar por la borda.
Día a día, a medida que van surgiendo los pensamientos y las emociones basadas en la creencia de que ciertos objetos de los sentidos son deseables y tienen que ser poseídos y disfrutados, hay que reflexionar: ¿Tienen estas cosas un valor real? ¿Van a durar?
No debemos engañarnos por la atracción de los objetos que nos llevan a buscar lo transitorio. Fijar la mente más bien en lo Eterno, reflexionar sobre la transitoriedad de todas las formas, y cuando la conciencia quede impresa en la Verdad la conducta cambiará. La ira, los celos, etc., desaparecen. La mente tranquila.
Annie Besant dijo que los salvadores del mundo, los sabios ancianos, conocen todos los yoes como Uno; todas las formas también son realizadas como parte del todo.
Se conoce a sí mismo en la planta, en el bruto, en el salvaje, igual que en el santo y en el sabio y ve una Vida en todas partes, y sabe dentro de sí mismo que Vida sola, es sabiduría.
Quien es más sabio es también el más humilde. Sabiendo que la misma vida fluye a través de todas las criaturas, poniéndolas hacia una manifestación más y más plena de perfección, el sabio nunca siente desprecio por aquellos que son ignorantes.
Como dice Sri Krishna en el Bagavad Gita "nada me es odioso, y nada me es querido; todo es igual". Todo viene de la misma fuente y llegará al mismo final, igual que el agua del océano, que se convierte en nube, en lluvia, en riachuelo y en torrente para fundirse en el océano.
Y Annie Besant dijo de la persona sabia, que "no siente su sabiduría como propia sino como una propiedad común que pertenece a todos de igual forma, y comparte su sabiduría en la forma separada con la ignorancia de las otras formas separadas." La diferencia está en el recipiente que la contiene y no en la vida que lo habita.
Aquí aprendemos recordando el segundo criterio dado por el Buddha - el no yo.- Nada tiene una identidad absoluta, que lo mantenga apartado del resto de la existencia. Nuestro cuerpo,, nuestros pensamientos y experiencias no son tan específicos como parecen . Todas las cosas están recicladas y entran en el cuerpo de los otros, recibiendo sus sustancias de otras partes.
Cuando el cuerpo físico se desintegra, la materia que lo compone es absorbida en la tierra , en las plantas, en los animales, y otros organismos. Esta materia, como toda la demás materia, forma parte de la vida común de la tierra y "pertenecen" sólo temporalmente a una criatura particular.
Los pensamientos y las emociones tampoco son tan especiales para cada individuo como se acostumbra a creer. Viajan de una persona a otra e incluso recorren toda una multitud, moviendo la gente que constituye esa multitud hacia un estado de entusiasmo infeccioso, como en un campo de fútbol; o hacia una compasión compartida cuando ocurre un desastre.
En los planos invisibles de la emoción y el pensamiento, los intercambios son más rápidos que en el físico, pero como estos planos son también más sutiles, es más difícil para nosotros reconocer que la emoción o el pensamiento experimentado no es específico y propio nuestro, tal como nos imaginamos, sino que esta condicionado por una corriente del exterior.
Todo condicionamiento de la mente implica que lo que estaba "afuera", se ha alojado "dentro". Con el tiempo, lo que está "dentro" pasará otra vez a la mente de los otros de "fuera". La tradición, así como los esquema culturales y las costumbres, quedan así establecidas.
Sin embargo, como la gente es inconsciente de la existencia y del proceso del condicionamiento, inconsciente de que el condicionamiento implica un constante intercambio que destruye las identidades precisas, se aferrarán fuertemente a la idea de que hay algo que puedo llamar "yo" y que hay rasgos muy especiales y personales en el variado contenido del cerebro. La maduración de la mente empieza cuando nos damos cuenta del condicionamiento. Uno empieza a ver cómo, igual que una esponja, el cerebro absorbe la materia que constituye su contenido y como proyecta el pensamiento de que este contenido es "nuestro". Damos paso a toda una serie de problemas, dejando que la ilusión de un yo identificable y diferenciado nos llene la mente. Pero cuando nos damos cuenta por medio de la observación y de la meditación, de que las imágenes del cerebro no tienen propietario, los rayos de la sabiduría iluminan nuestra mente y desaparece el engaño.
La conciencia en su estado puro no tiene ningún rasgo identificable. Es la conciencia no obstaculizada por las imágenes de los objetos que ha percibido y por ello es libre y creadora.
En las enseñanzas de Krishnamurti, los que están dentro de la corriente de la yoidad - con sus ambiciones, su amor por el poder, su orgullo, su ansiedad, etc. - no tienen individualidad. Todos los que están en esa corriente son iguales, porque todos están luchando por mantener su propio interés. La forma que esto toma puede muy bien diferir. La ambición, el miedo y otras expresiones del yo son distintas. Pero la atención concentrada demostrará que todo esta igualmente enraizado en el yo.
Krisnamurti declara que solamente los que se salen de esa corriente son verdaderos individuos.
Los Maestros de la Sabiduría no son copias el uno del otro. En la naturaleza, la unicidad es un atributo de la perfección. Cada ser humano perfecto no tiene par en la perfección. Es la ignorancia humana que se regocija en el conformismo, en la imitación y la clonación, y repudia el dinamismo creador de la naturaleza.
Desgraciadamente, la persona común y corriente se siente gratificada creyendo que el manojo de experiencias del cerebro y los recuerdos tomados de aquí y de allí, que constituyen el mezquino yo personal , (es único y que posee un mérito extraordinario).
Como dice del alma La Voz del Silencio, "cuando, contemplando su imagen en las olas del espacio, susurra ‘esta soy yo’, declara, ¡ Oh discípulo, que tu alma, está enredada en las redes de la ilusión".!
Aprendamos a no decir con los labios o con el pensamiento, ni siquiera con el pensamiento subconsciente,... yo,... yo,... yo,... en el curso de la existencia diaria. Este yo es tan efímero como una brizna de hierba. Su fascinación nos hace tan necios como a Narciso. Actuando sin sentirnos actores, disfrutando sin aferrarnos a la imagen del que disfruta, conociendo sin la conciencia de ser el conocedor, se recupera la inocencia y la sabiduría del yo más profundo, del verdadero ser.
La vida es para aprender el desapego y para desarrollar la percepción de la visión a través de la cual la mente se funde en ese verdadero Yo y refleja su Sabiduría. El deseo incontrolado y la voluntad egocéntrica son los aliados que dan origen al sufrimiento.
La mente superficial también acostumbrada a dar muchas cosas por sentado, supone que la causa del sufrimiento está siempre fuera, ¡qué es sobre todo el resultado de lo que otras personas hacen o dejan de hacer! . Incluso a los dioses se les acusa de ser culpables, y resulta que la única exente de responsabilidades es uno mismo.
Si meditamos sobre la transitoriedad de los placeres de los sentidos y los objetos fenoménicos, y examinamos en profundidad la naturaleza de lo que uno cree que es el ser, junto con sus objetivos y deseos, naturalmente tendremos que reflexionar sobre la verdadera causa del sufrimiento. Ya no daremos por supuesto que la causa está fuera.
En su hermosa conferencia sobre El Dolor, su Significado y Uso, Annie Besant explica cómo el dolor despierta a la mente inmadura para verdades importantes. Es el dolor lo que instruye al alma del niño a darse cuenta que las leyes de la naturaleza no pueden torcerse ni olvidarse para adoptarlas a nuestro gusto. La gratificación del deseo personal y la satisfacción de nuestros objetivos personales independientemente de lo que les ocurre a los demás, inevitablemente acaba en sufrimiento.
Después de aprender estas lecciones elementales enseñadas por el dolor, el buscador de la sabiduría llega a la profunda conclusión que el sufrimiento es lo mismo que el sufridor.
Cuando hay un yo personal que levanta barreras dejando fuera al resto de la vida bajo la denominación de "los demás", el sufrimiento tiene que llegar a continuación. Paradójicamente, el sufridor es también el que disfruta, el conocedor, el hacedor. En otras palabras, detrás de todas estas etiquetas hay un yo personal que es el que experimenta. La experiencia, ya sea sufrimiento o placer o cualquier otra cosa. está constituida por el sufrimiento; es el origen del sufrimiento.
Annie Besant lo expresa así:
Si el Alma fuese perfecta, nada de lo que está fuera podría producirle dolor, y si siente dolor, es una señal de imperfección, que no está retirada del todo de la naturaleza interior, que no es ella misma. Y entonces empieza a utilizar el dolor en lugar de sentirlo simplemente.
Cuando encuentra este dolor - diremos que precedente de una acción mal intencionada o de la mala interpretación de un motivo o una conducta - el Alma toma el dolor en sus manos como un escultor podría tomar un cincel y con este instrumento del dolor va retocando su propia personalidad.
Cuando hay un "conocedor", existe siempre la posibilidad de que su conocimiento no se reconocido, y entonces esto suele dar pie a la frustración y al dolor. Cuando hay un "disfrutador", podría ocurrir que los objetos del disfrutre no estén disponibles o que unos objetos inalcanzables hechicen a la mente. El "hacedor" antes o después también sufrirá porque sus actos no producen los frutos esperados.
Tal vez quiere salvar al mundo y encuentra que el mundo se niega a ser salvado por él. En estos casos el sufrimiento está debajo de la superficie. El yo personal tiene que morir para que el sufrimiento pueda acabar, lo que significa que el experimentador" tiene que darse cuenta de que cada resultado que busca lo busca sobre todo para satisfacerse a sí mismo.
Después de años de viajes exhaustivos, de conferencias, de charlas con la gente y muchos trabajo, le preguntaron a Krishnamurti:
¿Cuál es el resultado de todo este trabajo de tantos años?.
Ni una sola persona ha experimentado una revolución total.
Krishnamurti replicó dulcemente y amablemente:
Yo planto la semilla y después me voy
Eso es lo único que puede hacerse. Es una de las verdades básicas enseñadas por el Bhagavad Gita, sólo cuando la mente es pura, armoniosa y despreocupada por alcanzar un resultado, puede producir el bien y liberarse del sufrimiento.
Ramana Maharshi afirma lo mismo diciendo:
Quién no se da cuenta de la diferencia, que no piensa,
"yo soy uno y él es otro",
¿quién hay sino el Yo?
Si alguien dice algo sobre él
¿qué importa?
Para él es exactamente igual que se lo dijera el mismo.
Cuando no hay un centro en la conciencia llena de deseos y de egocentrismo, el sufrimiento no puede acercarse. Otros pueden demostrar desprecio, criticar o difamar, pero la conciencia permanece firme y tranquila igual que una hoja de loto permanece impermeable cuando caen sobre ella las gotas de agua. Cuando no hay una imagen de sí mismo en la mente como experimentador, sujeto a alegrías y penas a éxitos y fracasos, se estará siempre en paz consigo mismo y con los demás. El "sufridor" nunca puede responder totalmente, al sufrimiento del mundo. Cuando una parte tan grande de la conciencia está ocupada por los pensamientos egocéntricos, no tiene la libertad de responder profundamente y con compasión.
Todos sentimos hasta cierto punto la piedad, la compasión y la preocupación, pero la respuesta no es ni profunda ni genuina. Sólo cuando se disuelve la imagen de uno mismo, la experiencia de ser esto o aquello, el corazón se abre totalmente y libremente el resto de la vida.
La historia alegórica del Buddha indica cómo un acto profundamente sentido puede elevar la conciencia y conducirla hasta la iluminación.
La meditación, es la perspectiva de las tres cosas, que hemos estado considerando, la transitoriedad, la irrealidad del yo personal y la verdad sobre el sufrimiento, que es un todo. Los tres son aspectos de una comprensión de más largo alcance y más omniabarcante.
Conocer cuál es la raíz del sufrimiento es darse cuenta al mismo tiempo de la irrealidad de los objetos pasajeros y de los acontecimientos del mundo fenomenal, incluyendo la entidad construida de pensamientos que es el yo.
En las famosas palabras del Buddha, pronunciadas después de su iluminación, el Constructor del Tabernáculo es buscado y encontrado:
Muchas Casas de Vida,
Me han sostenido,
buscando siempre,
a aquél que forjó,
las prisiones de los sentidos,
lleno de tristeza;
¡Dura fue mi incesante lucha!.
Pero ahora,
Tú Constructor de este Tabernáculo,
¡Tú, yo Te conozco!,
Nunca construirás de nuevo, estas
murallas de dolor,
Ni levantarás, el árbol, de los engaños,
ni pondrás frescas alforjas en la arcilla;
¡Rota está tu morada, y
tu cumbrera quebrada!
¡El engaño le dio forma!
Y yo avanzo seguro para obtener la libertad.
La sabiduría, como todos sabemos, naturalmente no es el simple conocimiento. La gente puede tener mucho conocimiento de lo religioso, lo científico, de los negocios u otros campos, y seguir siendo tontos. De hecho una gran parte del conocimiento demuestra muchas veces una soberbia y una auto - importancia latentes, que no deja de ser una forma de tontería.
Por otra parte, es posible ser extremadamente sencillo y sabio a la vez. Como ya hemos mencionado, la sabiduría florece cuando la conciencia sale fuera de la cárcel del yo, después de haber aprendido a distinguir entre lo real y lo irreal, entre lo eterno y lo transitorio. Esta conciencia está abierta a la vida universal, y tiene acceso al ilimitado conocimiento de la mente universal.
Se dice que el pasado, el presente, y el futuro son como un libro abierto para el Adepto. Este no tiene que seguir un proceso laborioso de investigación para poder conocer. No sólo todo el conocimiento sino también todo el poder está a disposición de los sabios.
Como dice la primera nota de La Voz del Silencio, los siddhis están preparados para servir a los yoguis que han sometido sus sentidos y están en comunicación con la vida universal, simbólicamente Krishna. Los que son sabios y tienen una totalidad de conocimiento y poder a su disposición, tienen todo el derecho de ellos, ya que carecen de cualquier deseo egoísta.
La sabiduría es compasión, un estado totalmente relacionado con la elevación espiritual y el bienestar de todas las criaturas. Cualquier persona que está dedicada verdaderamente y sinceramente a encontrar la sabiduría se encuentra en el camino correcto, porque ello no confiere poder simplemente, sino el poder de hacer el bien; no es conocimiento de libros, sino un conocimiento que servirá para elevar a los demás; y también la bendición de la paz y la armonía celestial.
Busquemos la Sabiduría entonces y todo lo demás se añadirá a nuestra vida.