viernes, noviembre 21, 2008

Esoterísmo Tradicional Versus Ocultismo

Dr. Carlos Raitzin


Todo conocimiento es, ante todo, una clasificación como afirmaba un muy ilustre sabio español, el Dr. Julio Rey Pastor, mi Maestro en matemática. Para comprender bien cada cosa es menester poder ubicarla en relación a las demás cosas y distinguir lo que es y lo que no es. Y esto no siempre se hace o se hace mal. Así por ejemplo, en el campo de lo que vagamente se denomina esotérico o espiritual aparecen nociones confusas y de límites entremezclados las que, por falta de definición adecuada, contribuyen a la incomprensión general y a los malos entendidos y resultados. Tomemos palabras tales como mística, iniciación, esoterismo, ocultismo, devoción, psiquismo,... No podrían ser más diferentes cada una de ellas de todas los restantes en cuanto a su significado y sin embargo es cosa usual que se las use bien superficialmente como sinónimos o casi. Desde luego, este error garrafal (compuesto de muchos en realidad) proviene de una incomprensión profunda de lo que las cosas son, de su como, su porque y su para que. Intentaremos pues poner aquí orden en el caos siquiera parcialmente (pues es territorio demasiado vasto y no podremos agotar este asunto en un artículo).

Comencemos por lo esotérico. Desde luego este, en su acepción más general, es saber reservado a algunos y que al resto de la gente no se le comunica. Si se aplica al dominio de lo espiritual y metafísico será el secreto de grupo o escuela y que de ahí no sale. Pero esto es aún demasiado amplio pues se aplica a todos los niveles de conocimiento desde el más alto al más bajo y tanto a lo serio como a lo que no lo es. Pero lo esencial y principal es que "el verdadero esoterismo es un secreto que se guarda solo" (Lanza del Vasto). No tiene acceso al mismo sino aquel a quien se lo concede un poder más alto. La puerta no la abrimos nosotros sino que se nos abre en momentos dados y culminantes de nuestra vida. Y si la cruzamos ya no seremos los mismos nunca más. Por supuesto ese género de experiencias interiores es variadísimo pero marca a una vida para siempre, es un punto de no retorno al menos parcial pues deja una huella indeleble en quien lo vive.

Sin esas experiencias interiores no hay esoterismo, pues este tiene la marca de lo INEFABLE y ATEMPORAL, y si esta marca no existe simplemente no hay verdadero esoterismo. Podrá haber parloteos amenos, explicaciones de la vida que van desde la "doxa" o parloteo vulgar a la más intrincada y sutil "episteme" filosófica pero el esoterismo digno de ese nombre estará faltando totalmente...

Para limitarse a lo serio y elevado dentro de lo esotérico y que hace a las posibilidades superiores del ser es necesario e insoslayable recurrir al concepto de Tradición Universal (llamada también Tradición Peremne, Unica, Unánime,...). Es menester definirla con cuidado y precisión para poder entender luego que es lo iniciático propiamente dicho y que no lo es. En esto seguiremos fielmente a René Guénon, autor tradicional por excelencia, uno de cuyos grandes méritos fué precisar este concepto. Esta Tradición es, por excelencia, el saber absoluto y atemporal que nace y se nutre de la experiencia metafísica. Es por ende incontestable, es decir no puede ser objeto de polémicas a mero nivel racional. Este Conocimiento sapiencial reaparece en las más distintas épocas, lugares y circunstancias a lo largo de la historia humana. Se reviste con ropajes diferentes de acuerdo a esas circunstancias exteriores pero lo esencial permanece inalterable. Esto naturalmente solo podrá ser comprendido y aceptado por quien haya atravesado alguna vivencia metafísica. Quién no se halle en esa situación deberá abstenerse de emitir juicios pues simplemente no solo lo ignora todo sino que, como se dijo, esta incapacitado para comprender la naturaleza de una tal experiencia precisamente porque no fue la propia.

Señalemos de paso que la Tradición Esotérica nada tiene en común con los dogmas de tipo religioso pues estos últimos no pasan de ser enunciados arbitrarios cuya raíz u origen no supera generalmente el plano de las emociones o de las conveniencias políticas. Quien pueda encontrar chocantes estas afirmaciones hará bien en remitirse a la lectura de la célebre obra de Rudolf Otto "Das Heilige" (Lo Santo). En su tercer capítulo (y refiriéndose a lo numinoso) el autor señala que quién no haya experimentado o no pueda representarse una experiencia de este tipo simplemente debe renunciar a la lectura de su libro. Para mayor abundamiento respecto de la experiencia metafísica no creo que se pueda dar una referencia más adecuada que el maravilloso libro "Cosmic Consciousness" del Dr. Richard M. Bucke.

Por lo demás bueno será aclarar que la Tradición a la que me vengo refiriendo, lejos de ser una fantasía guénoniana, es una realidad que puede comprobarse cuando se investigan con actitud serena, imparcial y lúcida las enseñanzas espirituales de raíz metafísica de los más diversos pueblos en todas las épocas. Así hallamos que las mismas nociones fundamentales, enseñanzas, símbolos y disciplinas se reencuentran una y otra vez en los más distintos lugares, pueblos y épocas

En la mayoría de los casos sólo se puede hallar en las "escuelas" esotéricas restos deformes y mal comprendidos de ideas provenientes de la genuina Tradición Esotérica. En realidad mucho o todo de esto mismo ocurre con los credos religiosos exotéricos... Para agravar estos males, muchos pretendidos eruditos de lo oculto han pretendido llevar a este campo las técnicas racionales y los métodos de documentación propios de las disciplinas profanas con lo cual su espiritualidad se transforma aún más en un burdo materialismo traspuesto a lo sutil, lo que pone aún más de manifiesto su total ignorancia e incomprensión. Tras todo este descalabro, fácil es discernir que se oculta algo tremendo y siniestro cuya naturaleza corresponde a la contrainiciación como la denominaba Guénon. Incluso es dable admitir fenómenos de desnaturalización y degradación de esta índole en centros dependientes de escuelas iniciáticas orientales perfectamente tradicionales y cuyas doctrinas han sido importadas sin una verdadera y profunda comprensión previa al Occidente. El proceso en su conjunto puede con justicia ser denominado, siguiendo a Guénon y como se dijo, la contrainiciación, pues todo desemboca en una muy neta y muy clara acción antitradicional. Lo que cuenta aquí es el nefasto espíritu de negación y subversión que impregna a la corta o a la larga a la mayoría de las actividades neoespiritualistas. En "L'erreur spirite" declara Guénon que por lo menos cabe decir que al analizar las prácticas espiritistas y algunas burdas profesiones de fe de ciertas escuelas "esotéricas" no puede caber duda alguna no sólo de que la Verdad no está allí sino de que todo eso surge con la marca indeleble de algo tremendamente bajo e inferior.
La única vía segura es para Guénon el Camino de la Iniciación, lo que equivale a apuntar a una Realización de orden suprafísico en el orden de lo intelectual-espiritual. Nada tiene que ver la Iniciación con alguna forma de religiosidad o misticismo. Estas últimas corresponden a un orden muy inferior de cosas y son esencialmente pasivas y, por ende no pueden conducir a una tal Realización que es solamente alcanzable por la Vía Activa. El tremendo peligro que encierran las organizaciones místicas pseudo-iniciáticas (o bien contra-iniciáticas) va mucho más allá del riesgo de enfermedades mentales para sus adherentes y pocas veces ha sido advertido en toda su magnitud. La denuncia de Guénon al respecto ha sido oportuna y sabia.

Debemos a esta altura definir a la Iniciación y solo cabe hacerlo como la transmisión de una influencia espiritual. Pero esto requiere indefectiblemente que quien la transmite o imparte la haya recibido realmente. Este hecho esencial reduce las verdaderas y genuinas Escuelas Iniciáticas Tradicionales a unas muy pocas. El resto, es decir la enorme cantidad de grupos neo-espirituales que hoy pululan por el mundo incluyendo aquí a los espiritistas, teosofistas, la totalidad de sectas "New Age", etc. solo pueden encasillarse en el territorio de la pseudoiniciación y de las fantasías individuales de pretendidos "Maestros". Y esto cuando no desembocan directamente en la mencionada contrainiciación. O sea exactamente lo opuesto de lo que se pretende y se pregona alcanzar...

Para comprender un poco mejor toda esta categoría de hechos se hace ahora menester denunciar la permanente confusión que reina hoy entre psiquismo y espiritualidad. Quede esto muy en claro pues no faltan los ingenuos que identifican lo esotérico con las meras moralidad y creencia y, lo que es aún más triste y absurdo, con formas de psiquismo diversas, mancias y adivinaciones e incluso con la sensualidad más o menos refinada. No se equivocaba Guénon cuando señalaba como uno de los males de nuestro tiempo a esa confusión permanente que hemos mencionado entre el psiquismo y la espiritualidad. Cuán frecuente es oir desatinos tales como "Esa señora es muy espiritual. Además de ser vidente tira muy bien el tarot". O bien nos endilgan cosas tan aberrantes como "Yo soy muy "evolucionado". Despues de una opípara comida me encanta escuchar buena música". Naturalmente en tales casos el hedonismo se halla presente pero la espiritualidad no...

Y nótese de paso que es una gran tontería hablar de evolución espiritual: la evolución es un fenómeno esencialmente temporal y el espíritu (entendido como Chispa Divina en el ser humano) es esencialmente atemporal.

Tras estas extensas pero necesarias consideraciones podemos entrar de lleno en el tema del ocultismo. Y aquí la consideración fundamental que lo distingue netamente del Esoterismo Tradicional es el PARA QUE? El ocultismo no persigue la realización espiritual sino y ante todo lo fenoménico y curioso.

De hecho el ocultismo como grupo (y no como línea de pensamiento) tiene origen moderno pues se origina en Francia a fines del siglo XIX. Guénon atribuye la palabra misma "ocultismo" a Eliphas Levi (Alfonse Louis Constant). Esto en sustitución de la expresión "ciencias ocultas" usada hasta entonces. Posteriormente el vocablo fué retomado por Papus (Dr. Gérard Encausse), el Conde Piobb y otros. Pero si bien existió aquí una tendencia muy marcada a lo fenoménico y paranormal faltó siempre hasta hoy una doctrina de base, una unidad de pensamiento. Lo que contrasta precisamente con la unidad monolítica de la Tradición Esotérica.
Ello era inevitable debido precisamente a esa diversidad de componentes heterogéneos. Con los años se ha ido marcando más y más en la corriente ocultista el interés por las mancias adivinatorias, los poderes curativos y, en las últimas décadas, los platos voladores, los alienígenas y otros temas por el estilo.

Todo esto se sumó a los intereses de partida, fuertemente condimentados de nociones provenientes de la magia, teosofismo, espiritismo, cábala y hermetismo. Es indiscutible que las fantasías de los diversos autores llevadas a menudo hasta un punto increíble jugaron un gran rol en el desenvolvimiento del ocultismo. Para una síntesis histórica remito a Guénon "El error espiritista", Cap. V.

Una característica muy marcada de la corriente ocultista fué pretender desde el vamos dar una apariencia "científica" de erudición a sus disquisiciones. Por cierto no lo logró hasta hoy pero esto es el mejor porvenir que se le puede augurar a este movimiento singular. Su interés siempre acuciante por los fenómenos extraños puede muy bien llevar a los ocultistas a la observación y control serios y rigurosos de estos empleando los recursos de la ciencia ordinaria. Y esto es lo mejor que podría ocurrir ya que así se despojará gradualmente al corpus ocultista de todas las inconsistencias, fantasías y faltas de seriedad que lo caracterizaron hasta la fecha. Pero dudamos y mucho de que esto ocurra pues supondría un cambio muy profundo de mentalidad y de actitud por parte de los ocultistas de tan variados pelajes. Y en cuanto a espiritualidad no hay que buscarla por cierto entre ellos pues no se encuentra ninguna. El objetivo ocultista, reitero, es otro: lo fenoménico. Y en eso permanece. Cuando no lleva por caminos mucho más peligrosos...