jueves, noviembre 27, 2008
La Magia del Muérdago
(Viscum album)
Algunas de las plantas y hierbas históricas empleadas con fines curativos adquirieron originalmente un renombre de curalotodo no tanto por sus inherentes virtudes terapéuticas como por sus influencias mágicas. Probablemente la más conocida de estas plantas sea el muérdago, un parásito muy útil, auténtica panacea para los druidas, que poseían un considerable conocimiento de la ciencia
herbaria. El nombre latino del muérdago, Viscum, se refiere a la viscosidad pegajosa de sus semillas. Creían los druidas que esa planta parásita de los robles y las encinas (dos de sus árboles sagrados) era un remedio para todas las enfermedades que afligían a la humanidad, y la consideraban un don divino teniendo que recogerse con las ceremonias apropiadas en el sexto día –o a lo sumo en la sexta noche- de la sexta luna, después del solsticio de invierno, cuando empezaba el año para ellos.
Plinio afirmaba que no había nada más sagrado para los druidas que el muérdago y el árbol sobre el cual aquél se producía, con tal de que este fuera un roble:
"Escogen robledos por su propia cuenta, y no practican ninguno de sus sagrados ritos sin las hojas de estos árboles, de modo que puede suponerse sea por esta razón que son ellos llamados con la palabra de origen griego druidas; y todo muérdago que crece sobre los robles creen ellos que es enviado del Cielo y lo toman por una señal de que Dios mismo ha escogido este árbol. Esto, con todo, se encuentra raramente, pero cuando se ha hallado es objeto de una gran ceremonia. Llaman a la planta por un nombre que en su lengua significa "lo que cura todos los males", y luego que han preparado debidamente la solemnidad y los sacrificios debajo del árbol, llevan allí a los dos toros blancos, cuyos cuernos son atados por vez primera. El sacerdote, vestido con una túnica blanca, sube al árbol y con un podón dorado taja el muérdago, que es recogido en una especie de saco o tela blancos; luego sacrifican las víctimas y rezan para que Dios bendiga su propio don en aquellos a quienes Él se lo ha otorgado".
Los druidas atribuían al muérdago maravillosas virtudes curativas, y tras ponerlo con agua se distribuía el líquido a aquellos que lo merecían para beneficiarse de su acción protectora contra los malignos encantos de brujas y hechiceros. Además se creía que era un antídoto para los venenos. Durante la Edad Media, cuando era recogida por la generalidad de la gente, imperaba todavía la creencia de que si se cortaba la planta sin la debida reverencia el que la cogía sería castigado por su desatención.
A este respecto, existe una anécdota que nos cuenta el escritor británico Aubrey, refiriéndose a que algunas personas, en Norwood, cortaban el muérdago de un roble para venderlo a los boticarios de Londres y, mira por donde, "uno cayó enfermo poco después y, al cabo de poco tiempo, cada uno de los otros perdió un ojo, mientras que un individuo, temerario que se aventuró a ello, poco después, cayó del mismo roble y se rompió una pierna".
En fin, el hecho es que está más asociado a dar suerte que a quitarla. Después de coger el muérdago se acostumbraba a veces a cubrir las casas con sus ramas para que los espíritus del monte se guarnecieran entre ellas durante los vientos y las heladas del invierno.
Se utilizaba en toda Europa, especialmente en los países del norte.
Según una leyenda escandinava, el dios Baldur, el Apolo nórdico, fue hecho inmune por su madre Friga e invulnerable a todo daño producido por los cuatro elementos: aire, fuego, tierra y agua. Sin embargo, como quiera que Loki –el maligno espíritu- estaba enemistado con él, formó una flecha con una rama de muérdago (la cual procedía de uno de los elementos) y la dio a Hodr, la deidad ciega, quien arrojó la flecha a Baldur y le derribó. Los dioses decidieron que Baldur viviera y como reparación por el daño que él recibió, el muérdago fue dedicado a su madre Friga. Para impedir que la planta pudiera utilizarse contra ella, fue puesta bajo su absoluto control, en tanto que no tocara la tierra, en el imperio de Loki.
Se dice que de esto se originó la costumbre de colgar una rama de muérdago de las vigas y techos durante los días de Navidad para que cuando personas del sexo contrario pasaran por debajo de ella pudieran darse un beso de amistad y amor (sin complejos ni inhibiciones), con la seguridad de que la planta había dejado de ser un instrumento maléfico.
El eco de estas leyendas perduró hasta el siglo XVII, puesto que el botánico Clusius afirmaba que una ramita de la sagrada planta levada alrededor del cuello era un talismán contra los maleficios, siempre que no tocara la tierra después de haber sido separada del árbol. En Suecia hay una tradición según la cual un cuchillo con mango hecho de madera de muérdago evitaría los ataques de epilepsia. Para otras enfermedades un trozo llevado alrededor del cuello del paciente o convertida en anillo y ceñido al dedo, era igualmente efectivo.
USO TERAPÉUTICO
Las ramas secadas y pulverizadas se empleaban para el tratamiento de la epilepsia, mientras que las hojas y los granos, después de haber sido secados y reducidos a polvo, se administraban durante cuarenta días consecutivos como un remedio para la epilepsia, la apoplejía, la parálisis y la gota coral.
FLORACIÓN
A principios del verano brotan diminutas flores y posteriormente aparecen bayas de color verde pálido que al madurar hacia finales del otoño, se vuelven blancas.
La Magia del Muerdago
El muérdago es una planta que todos asociamos sin querer con las Navidades. Colgada sobre nuestras puertas o adornando el árbol de Navidad, la vemos año tras año, normalmente de plástico, y bien poco o nada sabemos de ella, únicamente que un beso dado a la persona amada, bajo su influencia, nos deparará mucha suerte y amor eterno. ¿Pero que es realmente el muérdago? ¿De donde proviene la creencia de la magia de esta planta?
El Phoradendron leucarpum, que es el nombre técnico del muérdago, es una planta situada especialmente en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Existen de 700 a 1400 especies divididas en las familias, Viscaceae y Loranthaceae que varían desde el género no parásito hasta el completamente parásito.
El muérdago navideño, el que nosotros más conocemos, pertenece a un grupo de plantas vasculares, con flores que parasitan el tallo de árboles y arbustos. Crece en manojos en los troncos y de ellos obtiene el sustento para vivir. Al ser una hemiparasita, sí puede elaborar su propia clorofila pero necesita del tejido xielmático de su hospedador para conseguir los nutrientes necesarios para su desarrollo y los adquiere utilizando su propio sistema endofítico.
Las flores del muérdago nacen en las axilas de las hojas de este arbusto, son pequeñas y unisexuales, es decir cada planta tiene un solo sexo. Las flores hembras se convertirán en pequeñas bayas blancas de carne pegajosa que madurarán en invierno. Cada una de estas contiene una semilla que las aves se encargarán de transportar a otros árboles o otras partes del mismo.
La estructura de esta planta es primitiva y reducida en apariencia.
Cuando esta baya transportada por cualquier pajarillo alcanza el tronco de un árbol, un pegajoso acodo en la semilla le permite adherirse al hospedador. Dentro de un disco adhesivo germina y se desarrolla. Como la implantación de esta hemiparásita produce ciertos cambios en el área ocupada del hospedador, su crecimiento en principio es lento. Las yemas no serán visibles hasta el segundo año, pero cuando su sistema endofítico se ha establecido la planta crece rápidamente. Entonces
brotaran las hojas siempre verdes, duras y carnosas que la caracterizan y de nuevo comenzará todo el ciclo. El muérdago prefiere los árboles frutales, especialmente el manzano pero también se le puede encontrar parasitando robles.
Hasta aquí hemos conseguido averiguar un poco sobre la estructura y desarrollo del muérdago, pero aún no hemos aclarado el motivo de la creencia de la magia de esta planta.
Para hacerlo debemos remontarnos en el tiempo hasta la prehistoria y los druidas. El historiador romano Plinio en su Historia natural, nos hablaba ya de estos sacerdotes y magos celtas explicando el complejo ritual del que se servían para su recolección, siempre en determinadas fechas del año y prefiriendo el muérdago nacido en los troncos de los robles. Lo utilizaban para protegerse de los rayos, de la maldad, de las enfermedades, para ayudar a las mujeres a la concepción, para hacerse invisibles, para curar heridas...El muérdago era su planta mágica por excelencia y los druidas lo recogían cuidando que no tocase el suelo, bien en el solsticio de verano o bien en el de invierno, siendo diferente por ello sus aplicaciones.
Las leyendas sobre el muérdago son innumerables; una francesa nos relata que en su origen esta planta era un árbol pero habiendo sido utilizada para construir la cruz donde Jesucristo sufrió su martirio y muerte, Dios la condenó a no obtener jamás un lugar en la tierra y a tener que depositar sus raíces sobre otros árboles. La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega de mano del dios de la paz, Balder, este fue herido y muerto por una flecha de muérdago, esto entristeció mucho al resto de los dioses, que conmovidos por los llantos de la amada de Balder, le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor. Por ello, en tributo a esta pasión sin fin, Balder ordenó que cada vez que una pareja enamorada pasase por debajo de una rama de muérdago, se besasen para perpetuar su amor.
Esta planta como hemos comprobado hasta ahora, tiene múltiples aplicaciones y significaciones mágicas, pero la ciencia no la ha olvidado por ello y ha estudiado profundamente el muérdago hasta llegar a aislar sus componentes, extrayendo la viscotoxina del Viscum alba, o muérdago europeo y del Phoradendron serotinum, la phoratoxina, ambas proteínas producen un descenso de la fuerza contractil del corazón, originando una bradicardia.
También la lecitina específica de galactosa se extrae de esta planta y consigue una mejora en la calidad de vida de los pacientes sometidos a quimioterapia y radioterapia, ya que aumenta la respuesta del sistema inmunológico y los niveles de endorfina del plasma B.
En 1994 Heiny y Beuth, experimentaron los efectos del muérdago sobre el cáncer de mama, tratando a un grupo de 68 pacientes aquejados por carcinoma de mama . Estos fueron quirúrgicamente tratados y hospitalizados para someterlos a la quimioterapia. Usando el estandarizado galactósido-muérdago específico (ML-1) aislado del muérdago europeo, Viscum alba, les fue administrando un tratamiento subcutáneo durante 12 semanas. Los resultados fueron óptimos demostrándose que los niveles de endorfina B aumentaban después del tratamiento con ML-1.
No estaban los antiguos druidas muy equivocados cuando consideraron al muérdago como su planta mágica, sus propiedades terapéuticas están hoy más que demostradas. Ahora solo nos resta comprobar si un beso dado bajo un pequeño ramillete verde de esta planta realmente tiene la facultad de concedernos el amor eterno y toda la suerte que necesitamos para comenzar este año que entra.
Parece que su nombre procede del latín mordere, que significa morder. Se llaman así seguramente porque al tratarse de plantas parásitas que crecen en los grandes árboles y por tanto se alimentan de ellos, son percibidas como mordedoras de éstos. He ahí pues la primera originalidad de esta planta. Hay variedades que alcanzan hasta un metro de altura. Son de hojas coriáceas, persistentes, oblongas, cuneiformes, del mismo color verde de las ramas, con flores de un verde amarillento que se abren entre febrero y mayo, según el clima. Su fruto es esférico, del tamaño de un guisante, igual que el del acebo, la otra planta navideña por excelencia; pero éste, de color blanco verdoso.
Vive sobre los troncos o las ramas de álamos, sauces, perales, manzanos, abedules, tilos, arces, abetos, nogales, y así hasta más de 50 especies. Raramente crece en el roble y en la vid. La variedad Viscum laxum vive sobre el pino; la variedad cruciatum, sobre el olivo. El muérdago desarrolla unos brotes chupadores que penetran pajo la corteza del árbol en que se alojan. Sus bayas se utilizan
para preparar la liga de cazar pájaros.
La variedad Loranthus europaeus, llamada también visco quercino por ser huésped preferente de la encina (quercus), es de un verde pardusco, lampiño, con ramas cilíndricas, hojas oblongo-spatuladas, flores verde amarillento, bayas amarillas aovadas, es originaria de Europa y Asia, tiene un gran recorrido histórico: fue muy apreciado por los druidas y por los demás pueblos celtas de Europa, en
especial los galos, que transmitieron esta tradición a los anglosajones. El muérdago ocupó un lugar importante en lafarmacopea antigua.
También está presente el muérdago en la mitología nórdica, consagrado en ella al dios Baldur, a quien estaba consagrada la primavera. Se utilizó en esas latitudes como planta de buen augurio y estuvo presente en las fiestas del solsticio de invierno. En esa misma línea tradicional, se desarrolló especialmente en Inglaterra el comercio de esta planta para presidir en las casas las fiestas de
Navidad y Año Nuevo. Por lo general se colgaba del techo. Y no sólo se consideraba que traía buena suerte, sino que además bajo los auspicios del muérdago, el joven que sorprendía a una chica bajo esta planta, tenía licencia para besarla. Así nos lo describe Charles Dickens en su novela "Los papeles póstumos del Club Pickwik". La especie auténtica ligada a esta tradición es el viscum album de los manzanos de Bretaña, en Francia.
En Andalucía, donde el muérdago que parasita los olivos daña a estos árboles de forma considerable, al muérdago lo llaman marojo. Y a la operación de limpiarlos de muérdago, desmarojar.
Fuente:http://www.oya-es.net/reportajes/muerdago.htm