viernes, noviembre 28, 2008

Precognición: Libre Albedrío ó Destino??


Una de las posibilidades más inquietantes que conocemos en relación a la fenomenología paranormal es la aparente capacidad que algunas personas manifiestan para conocer el futuro. Es indudable que se trata de un tema que implica mucha controversia y que no puede ser analizado ni discutido a la ligera, debido a la complejidad y a los numerosos temas que, directa o indirectamente, lleva a plantear a medida que nos adentramos en el fenómeno.

Obviamente, que de todas las formas posibles de comenzar un artículo sobre este tema, la mejor será definiendo brevemente lo que queremos decir con la palabra precognición. A lo largo de la historia de la Parapsicología y a medida que se han presentado y analizado casos de personas que parecían conocer hechos futuros antes de que estos ocurriesen, se ha intentado lograr una definición clara y precisa. Trataremos de dar una definición que consideremos acertada y que englobe gran parte de lo que es este fenómeno: la precognición es la capacidad que tiene el ser humano para obtener información de acontecimientos futuros a través de su conciencia y exclusivamente a través de esta, es decir, excluyendo los cinco sentidos y la inferencia lógica.

Los casos de precognición son numerosos, no solo en la casuística paranormal sino a través de la historia. Sin embargo, la dificultad estriba en que nos enfrentamos con un fenómeno de características espontáneas, es decir, que se presenta de forma inesperada y difícilmente bajo condiciones controladas o según la voluntad del individuo.

Precogniciones famosas y reconocidas ha habido muchas a través de la historia, pero lo que quizás más nos intrigue sea el significado que tiene el poder conocer con anterioridad hechos que no pueden ser previstos de ninguna manera.

El debate aquí planteado se centra entre el libre albedrío y el llamado destino, al que muchos creen estar irrevocablemente dirigidos. Para unos, la libertad de elección constante les permitiría decidir qué será de su futuro, qué harán con su vida y cómo responderán a los acontecimientos y experiencias que vivan; de modo tal que irían haciendo a futuro a medida que viven el presente según sus deseos y elecciones. Para otros, independientemente de nuestras acciones, su futuro está ya determinado por el destino, es decir, que aunque tratemos de evadir una situación esta ocurrirá más tarde o más temprano, y no habrá forma de evitarlo. Ciertamente que se trata de una visión fatalista, que conlleva el supuesto de que somos manejados por alguna fuerza que nos empuja a encontrarnos en circunstancias que cerrarán cualquier otra posibilidad de manera tal que nos veamos obligados a cumplir con lo propuesto o indicado por nuestro destino. Desde otro punto de vista, se trataría de que está pautado lo que haremos y lo que no, sea por causa de alguna fuerza que así lo determine o porque sencillamente de eso se trate la vida.

Así que al plantearnos la existencia de la precognición como un hecho cierto, que ocurre cada tanto en la vida de algunas personas, nos obliga a reconsiderar los conceptos de libre albedrío y destino. Intentar comprender, entonces, si el que un hecho pueda ser previsto con amplios detalles, es indicativo de que el destino, y nuestro irrevocable camino hacia él, es la realidad y la respuesta al debate planteado. Sin embargo, aunque a primera vista esto es lo que sugiere el fenómeno precognitivo, no es la única explicación, ya que si consideramos que la visión de un hecho futuro no es más que una posibilidad que se nos muestra y que depende de la decisión que tomemos, entonces podremos ver cuán diferente es el planteamiento. Estaríamos hablando de situaciones que pueden ser conocidas con anterioridad siempre basadas en la decisión que más probablemente tome una persona en un momento dado, pero no en la única decisión que podría tomar, ya que ante cualquier posibilidad siempre tendremos por lo menos dos opciones a elegir, como mínimo. Desde este enfoque la precognición no haría más que mostrar la posible concreción de una decisión y su consecuencia lógica. Por ende, de alguna manera, estaría en consonancia con el concepto del libre albedrío. Esto lo demuestra el número de casos en los cuales se ha advertido a una persona de no abordar un avión o un barco que puede correr el peligro de sufrir un accidente, por ejemplo, y aún así lo hace. La decisión fue tomada y para muchos cumplió su destino, para otros, simplemente no creyó en lo que se le decía y optó por seguir con su decisión inicial.

Pero particularmente, no creo que la precognición sea una prueba de que el destino existe, sino de la apertura de nuestra conciencia para establecer contacto con la de otros y obtener información consecuente con ello, mostrándonos los hechos que se generarán a partir de una determinada decisión. Quizás por ello, las precogniciones suelen ser de desastres, accidentes y problemas, en su mayoría, porque inconscientemente quienes manifiestan esta facultad perciben el peligro que subyace en la elección que otra persona tomará.

Puede que muchos se pregunten cómo se relaciona esto con aquellos casos en los que están involucradas miles de personas, como terremotos, inundaciones, accidentes aéreos, etc. Es decir, si en esos casos se está observando el hecho mismo, en lugar de la conciencia de una única persona, como en el anterior ejemplo. Y en este caso conviene aclarar que el fenómeno precognitivo tiene diversas manifestaciones: premonición, fenómeno en el que se obtiene información detallada de un hecho que ocurrirá en muy poco tiempo; presentimiento, el cual se caracteriza porque sólo se tiene un sensación de que algo está por ocurrir, por lo que los detalles son pocos y más bien indefinidos, aunque lo suficientemente esclarecedores como para asegurar que efectivamente se tenía alguna información previa del suceso; y finalmente la profecía, que siempre se trata de la previsión de hechos que afectarán a una comunidad, un amplio grupo de personas o a toda la humanidad. Suele considerarse que profecía es todo aquello que se dice acerca del futuro, independientemente de las características que lo acompañan. Pero para quienes han estudiado este tipo de fenómenos les es claro que la precognición varía en sus manifestaciones. Por lo que, indudablemente, la precognición, como profecía, nos plantea otros interrogantes, que será interesante tratar en un posterior artículo.