Cuando haces limpieza en tu hogar, ordenas y acomodas, tiras cosas a la basura. Cuando estás preparando la cena, lo que deshechas va al cesto. Cuando ya has acumulado demasiados archivos o papeles en tu oficina, empiezas a deshacerte de ellos.
¿Y qué ocurre con los sentimientos y emociones?
¿Existe una “papelera de reciclaje” como en el ordenador, para ellos?
La basura emocional se acumula y acumula si no sabemos eliminarla a tiempo. Hasta que cierto día, ya no tendrás espacio para nada más. El problema radica en que no te cabrán los buenos sentimientos al estar repleto de emociones negativas.
Si te ha pasado que al levantarte de la cama estás completamente desmotivado, no tienes ganas de hacer nada y experimentas la horrible sensación de que es mejor rendirte en vez de luchar, entonces, puede que el umbral de estrés y de emociones tóxicas haya sobrepasado su límite.
Esto es más frecuente de lo que piensas y puede llegar a ocurrir varias veces en la vida. ¿Cuándo, precisamente? Cuando no podemos deshacernos de la ira, los resentimientos, la frustración, el estrés, el enojo, la venganza, la envidia, etc. Estos estados se van acumulando hasta que nuestro “disco rígido” ya no tiene más capacidad para seguir guardando cosas.
Es verdad que la basura emocional no te ocupa un espacio físico, no es que estarás más delgado cuando la elimines, pero te aliviará una carga muy pesada en lo psicológico, mental, espiritual, o como quieras llamarle.
Debes encargarte de purgar todos aquellos sentimientos malos que no te aportan nada y que de lo contrario, te hacen sentir pésimo. Si no lo haces, puede que te sientes cada vez más insatisfecho de la vida que llevas y además, te faltará energía para afrontar tus tareas cotidianas.
Si después de analizar estas palabras quieres comenzar a eliminar la basura emocional, puedes prestar atención a los siguientes pasos o técnicas más que interesantes y eficaces.
En primer lugar, sería bueno que reajustes tus expectativas. Esto no significa que tienes que quedarte sin soñar, sin proyectar o sin buscar la excelencia, pero si, reducir un poco la presión y lo que esperas tanto de ti mismo como de los demás. Cuando tenemos expectativas demasiado altas (puede ser en el empleo, en la pareja, en el estudio, en los planes a futuro), y éstas no se cumplen, la tristeza y la frustración también serán elevadas.
Entonces, lo primero que debes hacer para eliminar la basura emocional es ajustar tus metas a tus posibilidades. Quizás una idea que se puede aplicar es poner objetivos a corto plazo, que, al sumarlos, se convierten en ser algo mucho más grande. Por ejemplo, en lugar de querer ser el gerente de tu empresa, trabaja primero para ser supervisor y luego ir escalando posiciones.
En segundo lugar, siempre mantén una actitud positiva. Si por el contrario, estás constantemente pensando en las cosas malas, es más probable que falles. Ten el hábito de escribir un “diario de positividad”. Cada día, anota al menos tres cosas buenas que te hayan pasado, por más de que parezcan pequeñas o insignificantes.
Desde conseguir asiento en el metro a encontrar un billete en tu vieja chaqueta, hasta noticias más agradables, como un nuevo empleo, una buena conversación con alguien que quieres, etc. Así empezarás a sentirte más feliz con lo que tienes, más agradecido por lo que te ocurre y no tendrás sitio para las emociones negativas.
El tercero de los pasos para echar fuera los sentimientos tóxicos y vivir más feliz es ser proactivo.¿Esto qué quiere decir? Bien, que no basta con mirar hacia nuestro interior y decir “si, tengo emociones malas”, también es necesario hacer algo al respecto. Actúa lo antes posible, siempre a tu ritmo, para deshacerte de todo lo que te pesa.
En lugar de quedarte sentado viendo cómo tu basura emocional se va amontonando, empieza a hacer limpieza. Según como seas, puedes hacerlo de a poco, juntando lo que está más cerca o bien dedicarle todo un día a quitar de una vez por todas los deshechos.
No hace falta que compres ningún artículo de limpieza, puedes poner en práctica ciertas técnicas para lograrlo, como por ejemplo la meditación, la relajación, una respiración más consciente, un curso de manejo de la ira, etc.
Empezarás a notar que “la vida te sonríe y tú le devuelves la sonrisa” y eso repercutirá en todo lo que te rodea.