Compartido por Jose Manuel Garrido
El término resiliencia es relativamente nuevo, e incluso extraño para nuestra lengua, ya que pese a su etimología latina nos llegó directamente del mundo anglosajón y en concreto del ámbito de la ingeniería.
El vocablo nos llegó del inglés resilience, expresando la capacidad que tiene un determinado material de recuperar su forma original después de haber sido sometido a altas presiones.
Era previsible que no tardasen mucho en adoptarlo las ciencias sociales, y en particular la psicología, para expresar una cualidad semejante en el ámbito de la conducta humana. Fueron los psiquiatras Michael Rutter y Boris Cyrulnik quiénes lo hicieron alrededor de los años 70, y desde entonces ha sido utilizado para denotar una especial capacidad de las personas a la hora de afrontar y superar tragedias o acontecimientos traumáticos en los que se vive un estrés intenso.
No ha tardado tampoco en convertirse en un término popular, ampliamente utilizado por psicólogos y psiquiatras, convirtiéndose pronto en protagonista de un gran número de estudios e investigaciones científicas, que están permitiendo un conocimiento preciso del término y de su influencia como variable de conducta.
Hoy voy a mencionar algunos de los estudios más recientes realizados en habla hispana y cuyas conclusiones me parecen relevantes.
Las personas que no consumen alcohol tienen más resiliencia.
Es la conclusión a la que llegó el estudio dirigido por Elisardo Becoña (Universidad de Santiago de Compostela 2006) en el que se analizó la relación existente entre laresiliencia (medida con la Escala de Wagnild y Young) y el consumo de alcohol en jóvenes.
Del estudio se desprende que los jóvenes que obtienen la mayor puntuación en resiliencia, o en sus escalas derivadas de competencia personal y aceptación de uno mismo y de la vida, son los que no beben o beben poco.
Según sus autores “Estos resultados indican la utilidad del constructo de resiliencia para explicar el consumo de alcohol y su potencialidad para ser utilizado en los programas preventivos a nivel escolar, familiar y comunitario”.
La resiliencia protege frente al consumo de drogas.
De la revisión realizada por el mismo autor (2007) sobre los estudios que han analizado la relación entre resiliencia y consumo de drogas (tabaco, alcohol y drogas ilegales) se concluye que la resiliencia es un elemento protector para que la persona no consuma o abuse de las distintas drogas.
Se llega también a la conclusión de que este concepto es de gran relevancia en el campo de las drogodependencias y específicamente, a la hora de establecer y desarrollar programas preventivos basados en la resiliencia.
La familia es un factor de protección indispensable para favorecer el desarrollo de la resiliencia infantil
Según la investigación dirigida por González-Arratia (Univ. Autónoma del Estado de México 2011) y publicada en la Revista Psicooncología, la familia como factor de protección favorece el desarrollo de la resiliencia infantil, y el rol especialmente de la madre es necesario cuando se trata de niños que padecen cáncer. (El estudio se realizó con un grupo de pacientes oncológicos).
A partir de los resultados se sugiere que los pacientes, familiares y profesionales se integren a fin de incentivar el óptimo desarrollo del niño e ir más allá de sólo el tratamiento médico.
La resiliencia protege a los cuidadores frente al Burnout.
Los hallazgos más significativos de este estudio dirigido por Menezes de Lucena (Univ. Federal de Paraiba, Brasil 2006) demuestran que los cuidadores con altas puntuaciones en Resiliencia obtienen mayores niveles de eficacia y compromiso, además de exteriorizar un menor agotamiento emocional.
No es posible concluir, según los autores, que los cuidadores más resilientes no llegan a quemarse (Burnout), pero si parecen lograr mayores habilidades y competencias de compromiso con la tarea (vigor, dedicación y absorción), y en la medida que refuerzan estos atributos personales, se hacen menos vulnerables al Burnout.
Estos son sólo algunos de los estudios realizados en habla hispana sobre la resiliencia en los últimos años. Tratándose de un concepto incorporado recientemente al ámbito de las ciencias sociales, y en particular al de la psicología, debemos esperar que nuestra base de conocimientos sobre el término se irá ampliando en los próximos años de manera sustancial.