Gema Marcos Garrido
Las influencias más nefastas en el desarrollo del hombre han sido y son: el sistema financiero, el sistema militar, las instituciones religiosas y el sistema médico alopático y farmacéutico. Todas nos han sumido en la ignorancia y la esclavitud. Temen perder su dominio porque sin ellas el hombre despertaría a su libertad. El tiempo ha llegado. Cada vez más y más personas se están saliendo de los sistemas imperantes y optando por vivir desde y acorde a su divinidad, a quienes verdaderamente son y no a quienes les han contado que son.
Si echamos una mirada profunda y honesta a cada uno de estos sistemas, ¿qué nos han aportado? ¿Nos han unido? ¿Nos han hecho ser individuos responsables de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones? ¿Nos han ayudado a conocernos a nosotros mismos, nuestro origen, nuestra misión y nuestro camino evolutivo? ¿Nos ayudan a manifestar prosperidad material y espiritual? Muy al contrario, nos han traído miseria, separación, limitaciones y miedos.
1. El sistema médico sanitario tradicional: ha convertido la enfermedad en un negocio lucrativo. Este sistema nos ha hecho creer que las enfermedades ocurren por casualidad, una especie de “lotería” de la que sólo puede escaparse a través de medicamentos, que no son otra cosa que energías dañinas que nos vuelven débiles y dependientes. Este sistema nos convierte en meros “reactores”, no en seres “creadores” o hacedores y conocedores de nuestra energía y nuestro desenvolvimiento como seres energéticos.
Tienen que entender profundamente, y grabar esto en su energía-pensamiento, que las enfermedades no son otra cosa que la manifestación de un proceso psíquico que se encuentra aún en estado de energía-pensamiento. Cuando esta energía-pensamiento comienza a enfermarse, produce una sobrecarga eléctrica que desestabiliza la fluidez, la frecuencia y el ritmo. De esta manera, la vibración decae y, al hacerlo, permite la entrada de energías cinabrias enfermas que viven y se alimentan de este tipo de ondulación vibratoria. (Extraído de El Ser Uno)
En vez de destinar dinero a hospitales, laboratorios, farmacias y vacunas, ¿por qué no crear lugares donde nos enseñen a gestionar nuestras energías-pensamientos y transmutar los negativos en positivos para evitar la enfermedad y crecer como seres conscientes y responsables, elevando así nuestra vibración y la del planeta?
2. Las instituciones religiosas: nos han desempoderado, ocultado nuestra verdadera naturaleza, suprimido nuestra luz y manipulado la única verdad: que todos somos seres cristalinos eternos, pedacitos de ese Dios/Creador/Espíritu/Fuente/Principio del que nacimos y hacia donde volveremos en unidad llenos de sabiduría y experiencias. Si esa energía suprema de la que formamos parte (y que trasciende toda comprensión humana) tiene los más bellos atributos y capacidades infinitas de amor, armonía, belleza y abundancia, ¿por qué no los estamos expresando? Porque siempre nos han dicho qué pensar, qué sentir, qué hacer y cómo hacerlo.
Ese Dios que se disputan las distintas religiones, peleándose las unas con las otras como si trataran de poseerlo, ese Dios ya no nos sirve, pues es sólo un concepto humano, mental e inventado para tratar de explicar lo inexplicable y que nada tiene que ver con el Dios verdadero, que ya reside en el interior de cada uno y no tiene ni reglamentos ni juicios, sino sólo y puramente amor incondicional, pero no ese amor del que se habla a la ligera, sino del que sólo puede experimentarse puesto que es inefable.
Desde estas instituciones se nos dice que hay una pérdida de fe y de valores y que la humanidad se está degenerando. Esto no sólo no es así, sino que hay un mayor despertar espiritual, sólo que éste no concuerda con sus intereses. El verdadero Dios ni está en la Biblia ni le importa si vamos al cielo o al infierno, pues éstos son sólo estados de conciencia y grados de amor hacia uno mismo. El verdadero Dios es simple y sin expectativas. Y la forma más pura de conectar con él es en realidad… dejándolo ir, dejando ir cualquier noción que hayamos concebido acerca de él, yendo al interior de nuestro ser y amarnos hasta lo infinito.
No hay amor más sublime en la vida que el amor del Yo. No existe amor más grande, pues a partir del abrazo del Yo existe la libertad. Y es en esa libertad donde nace la alegría. Y gracias a ese nacimiento, Dios es visto, conocido y abrazado. Y cuando tú ames lo que eres, sin importar cómo seas, entonces conocerás esta magnífica esencia que yo amo, que se halla detrás de todos los rostros y dentro de todas las cosas. Entonces amarás como Dios ama. Así es fácil amar y perdonar. Así es fácil ver a Dios en toda la vida. No hay otra redención para la Humanidad que el reconocimiento de su divinidad. Vosotros sois las semillas de esta realización. (Extraído de Ramtha, el libro blanco)
3. El sistema financiero: mantiene al hombre en el consumismo y necesidades creadas que exprimen a los seres. Éstos se limitan a trabajar para subsistir y vivir en la creencia de que nuestro planeta es carente en abundancia y recursos, y, por ende, con obtener “justo lo necesario” ya deberíamos sentirnos agradecidos. Este sistema está montado para que se enriquezca a sí mismo, en vez de elevar el espíritu de los ciudadanos, impidiendo así que tomen las riendas de su vida y se conviertan en seres pensantes soberanos.
El sistema fiscal es sólo una forma tridimensional que han inventado los gobiernos para obtener energía de la gente a fin de mantener la suya propia. Y los exiguos salarios que obtenemos en nuestros precarios trabajos son otra forma tridimensional hipnótica y limitante respecto de cuánto valemos y cuánto debemos ganar de acuerdo a criterios deterministas y pobremente concebidos.
4. El sistema militar: obliga a fabricar armas y tecnología bélica que acarrean billones a los Estados, solo con objeto de complacer su ego y supremacía mediante guerras inventadas y destacarse por encima de otros países a quienes consideran subdesarrollados. Las guerras son juegos de poder y ambición para probar esas armas y dar la apariencia de que éstas son necesarias. Y en el camino generan dolor, miseria y la destrucción de familias, comunidades y países enteros.
Una sociedad iluminada no necesita de ninguno de estos sistemas. Si siguen existiendo es porque todavía hay un entendimiento primitivo de la espiritualidad, la salud, el liderazgo y la administración. Nuestras vidas están tan controladas y disminuidas, que ni siquiera somos conscientes. Es lo que nos han contado y lo que nos hemos creído. Y lo denominamos democracia, equiparándola a la libertad, cuando en realidad estamos profundamente hipnotizados.
La energía de estos sistemas, que no es más que energía enferma llena de terror ante la pérdida de control sobre la humanidad, es la que nos está reteniendo aquí en la Tierra e impidiendo nuestra ascensión a otros estados de conciencia y realidades. Todos estos sistemas conforman un conjunto de creencias tan fuertes y limitantes como subliminales, hasta el punto de que nos parezca imposible salir de ellos. Al ser sistemas energéticos, tratarán por todos los medios de subsistir, pues toda energía busca perpetuarse y expandirse. Pero sus paredes se derrumbarán. Ya lo están haciendo.
Cuando la mayoría de la gente de un país, digamos que del 70% al 80%, hayan abrazado una nueva verdad para sí como seres soberanos y tomen en su corazón la decisión sincera y empoderada de que el estar sometidos a cargas fiscales ya no es su verdad […], tened por seguro que así sucederá. […] Sabed con todo vuestro corazón que vuestra soberanía tiene que salir, en primer lugar, del interior del yo. […] Como seres divinos, tenéis plenos derechos a la prodigalidad de este planeta y de este universo; no está reservada únicamente a unos pocos. (Extraído del libro 3 de Telos)
Todo es un reflejo de nuestra conciencia: nuestro cuerpo, nuestra vitalidad, nuestros gobernantes y la manera en que nos dejamos esclavizar. A medida que se eleve la conciencia planetaria, estos sistemas impositivos irán desapareciendo, pues, al ejercer nuestra divinidad individual, no necesitaremos de ningún gurú, presidente, guerrero o medicina. Seremos LIBRES y CREADORES de nuestra realidad. Será un trabajo individual. Cada uno habrá de obtener el conocimiento de su realidad personal, planetaria y cósmica y trabajar su energía y sus pensamientos con profundo amor. Solo así, uno a uno pero unidos, transformaremos nuestra realidad. Como dice mi querido Saint Germain, “grandes cambios barrerán las tierras”.
Lo que están viendo ahora mismo es una despedida al poder, la pérdida del poder, el poder como veneno en la Tierra. Está barriendo de lado a lado cada institución de poder. Incluso lo van a ver en cosas como las universidades y las escuelas, en los departamentos de policía y en los militares, porque lo que acostumbraba ser el objeto mismo que los sustentaba, ahora va a ser lo que los colapse. […] El colapso del poder conduce a olas de turbulencia que ocasionan un vacío tenso, el cual conduce a nueva percepción [= conciencia]. (Adamus Saint Germain)