viernes, julio 30, 2021

Consciencia Integral

José María Doria

LA ACELERACIÓN EVOLUTIVA

Diálogo entre Darío, Yoguina y Néor

Néor: Vivimos un tiempo excepcional. Los seres humanos vamos a ser testigos únicos de uno de los procesos de aceleración evolutiva más increíbles que la mente humana puede imaginar. En este espacio-tiempo de principios del siglo XXI, la humanidad se aproxima a un momento de gran tensión porque, aunque le cueste creerlo, la aceleración en todos lo campos de vida, es históricamente insólita.

Darío: Supongo que lo tranquilizador de este proceso de expansión de nuestra mente es que será irreversible. Como dice Oliver Homes: “La mente del hombre extendida hasta una nueva idea, ya no regresa a sus dimensiones originales”.

Néor: Sí, pero para la raza humana es algo más que un proceso global de expansión. Explicaré el por qué de esta aceleración sin precedentes, que actualmente experimentamos como humanidad.

Darío: De acuerdo.

Néor: El Universo se originó hace diez mil millones de años, naciendo como pura energía inimaginablemente caliente y compacta. Aquel evento energético desarrolló un formidable despliegue hacia la diversidad ilimitada de asociaciones de elementos y formas que han evolucionado hasta nuestro momento actual, dando lugar al mundo visible.

Darío: ¿Piensa usted que en este momento de vida actual, hay mas “velocidad evolutiva”?...

Néor: Por supuesto. La civilización humana está sometida a un proceso de aceleración sin precedentes. Y para que me entienda, seguiré la analogía de Peter Russel, que aclara de manera sencilla, este insólito evento acelerador. El Sr. Russel simplemente establece una similitud entre la historia del planeta por una parte, y la construcción planta a planta por otra, del un rascacielos de 108 plantas de altura. ¿Desea escuchar la insólita conclusión de su desarrollo?

Darío: Afirmativo.

Néor: Recuerde la gran altura de este edificio e imagine que cada planta de sus 108 representa un espacio de tiempo histórico de la Tierra, desde sus inicios hasta el siglo XXI. Desde esta perspectiva, observaremos que las primeras células aparecieron sobre el planeta hace 3.500 millones de años, lo que las sitúa en una altura correspondiente al piso 25 del rascacielos. Seguidamente comprobamos los dos siguientes acontecimientos relevantes: la aparición de la fotosíntesis, que se desarrolló cerca del piso 50, y la presencia de bacterias que respiraban oxígeno y llegaron 10 plantas después. Si seguimos adelante veremos que las células mas complejas, capaces de reproducirse sexualmente, aparecieron en la planta 70. Los organismos pluricelulares lo hicieron en la 80 y los crustáceos dominaron los mares en la 94. ¿Me sigue?

Darío: Por supuesto.

Néor: Los peces entraron en escena en el piso 97 y, se arrastraron a tierra firme en el 99. ¿No da la impresión que la historia de lo más destacado del ser humano, no va a caber en las 11 plantas que quedan de edificio?

Darío: Así parece.

Néor: Pues sigamos que falta lo mejor y más comprimido. Los dinosaurios reinaron entre la 104 y la 107 y, los mamíferos nacieron en la última planta. Observe con atención que el homo erectus comenzó a caminar con dos patas, tan sólo a unos centímetros del techo. Es decir, que la historia de la vida planetaria había tardado el 99,99 por ciento de su largo viaje en dar este paso, un paso que era apenas el comienzo de la humanidad. ¡Qué jóvenes somos! ¿verdad? El hombre de Neanderthal con su cerebro de mayor tamaño, sus primitivas herramientas y su cultura tribal, apareció en el último centímetro antes del techo de este gran edificio. Es entonces cuando llega el hombre de Cromagnón con su vestimenta, la pintura, el lenguaje y quizá la religión. ¿Se da usted cuenta del nivel de aceleración que estamos contemplando en estos miniespacios que nos quedan de construcción?

Darío: Sí, parece increíble que lo más importante de la vida del universo y de la humanidad, suceda tan sólo en los últimos milímetros de un edificio de 108 plantas. Siga por favor.

Néor: Los faraones reinaron en Egipto a medio milímetro del techo y los imperios griego y romano, florecieron a dos décimas de milímetro por encima. El Renacimiento ocupó mas de dos centésimas de milímetro, menos aún que el grosor de una capa de pintura. Y ya apurando, la totalidad de la historia moderna tendría apenas el tamaño de una bacteria microscópica. ¿No parece increíble? Finalmente la edad contemporánea, la era de la microinformática, el poder nuclear, los viajes al espacio y el calentamiento del planeta sería una capa tan fina que resulta inmedible.

Darío: Ante este desarrollo, recuerdo a Albert Einstein diciendo ante el foro científico:
“Tantos siglos de civilización y no aprendimos a abrazarnos”
Me pregunto ¿Es tan sólo la mente humana la que está experimentando esta increíble aceleración? Ya que observo que existen cosas que siguen exactamente igual como por ejemplo, el electrón que gira en torno del átomo a la misma velocidad con que lo hacía hace 10.000 millones de años?

Néor: Tal vez porque lo que se está acelerando es el ritmo y la velocidad de apertura de la consciencia del hombre. Cuantas mas capacidades se crean, mayor es la oportunidad de que se creen nuevas. Recuerde la ley de retroalimentación positiva: La creatividad engendra creatividad.

Darío: No deja de ser sorprendente la velocidad de apertura que nuestra mente está teniendo que digerir. Y bien ¿Qué piensa usted de la situación?

Néor: El futuro nos viene a buscar como un huracán de cambio insólito. El modelo mental del siglo XXI de la Tierra, requiere de la recuperación de la sensatez medioambiental y la liberación de patrones anticuados, relacionados con carencias, miedos psicológicos y todavía un alto nivel de superficialidad y egocentrismo. El rosario de cambios que se avecinan será tan rápido que no podemos ni tan siquiera imaginarlo. Tratar de averiguar el futuro casi inmediato sería como pedir a nuestros antepasados de la Edad de Piedra que se imaginaran la vida, la sociedad y la tecnología del siglo XX con la sofisticada inteligencia artificial y nuestros vuelos espaciales.

Darío: ¿Qué le parece si nos orientamos hacia lo esencial? Se dice que: Lo importante no es lo que nos sucede sino como lo interpretamos. Es por ello que le pediría una reflexión sobre las tendencias de desarrollo de la consciencia?

Néor: El mundo de lo exterior y objetivo es casi la única realidad que atiende el programa del Sistema Matrix. Y sabemos que por nuestra configuración mental, aquello que miramos ó “atendemos” tiende a crecer. Por el contrario cuando dejamos simplemente de mirarlo decrece, hasta dejar subjetivamente de existir.

Darío: ¿Está usted afirmando que lo que dejamos de atender deja de existir? ¿Es así de fuerte?

Néor: Hay un tribu en África que se saludan diciendo Wa Tu, que literalmente significa -Te veo-. Es decir, “existes para mí”. Mirarte, atenderte, darte presencia en mi pantalla de conciencia, significa darte vida en mi Universo virtual mental.

Darío: Estamos rozando el viejo proverbio: ¿Lejos de los ojos, lejos del corazón?

Néor: Así es la referencia del sujeto, enormemente subjetiva. Pues bien, la mirada del hombre del Sistema, todavía sigue orientada hacia aquello que se puede medir y, en cierto modo, controlar con los sentidos físicos. La sociedad materialista enfoca su atención al desarrollo tecnológico de las cosas que se suponen la causa de nuestro bienestar exterior.

Darío: Pienso que comenzamos a ser conscientes de que este desarrollo unilateral que menciona, merece una nueva expansión hacia dentro.

Las meta-necesidades

Néor: Nos encontramos en una situación en que la sociedad, tras un período de desarrollo, comienza a madurar, y sucede que, una vez satisfechas las necesidades primarias, como lo puedan ser el alimento, el afecto, la aceptación social y otras más, se asciende a otro nivel y nace una variedad diferente y más elevada de necesidades ó “meta-necesidades”. Es decir, que a partir de esta primera fase de logros, brotan una serie aspiraciones que tienen más que ver con la realización espiritual y con aspectos de la dimensión interior de la propia mente del hombre que con los objetivos básicos de supervivencia material que, suelen pertenecer a etapas precedentes

Darío: ¿Podría citar algún ejemplo de “meta-necesidad”?

Néor: Todas ellas tienen una finalidad evolutiva, ya que el ser humano perteneciente a esta etapa de desarrollo, siente una gran felicidad por ser consciente de su crecimiento interior y atestiguar su propia utilidad al grupo humano. Aspiraciones tales como el autoconocimiento, la coherencia con los propios valores, la expansión de la consciencia, el amor a la verdad, el desarrollo de la intuición, el espíritu de servicio, la apreciación de la belleza, el propósito de la vida, la realización de su misión... y otros muchos aspectos, comienzan a no ser tan sólo patrimonio de los excelentes, sino que también representan propósitos y aspiraciones de un amplio sector de “Hermanos Mayores” de la humanidad, gentes de todas las culturas y estilos de vida que están superando la esfera primaria inherente al miedo, la codicia, el egocentrismo y el apego materialista.

Darío: ¿Y qué sucede con personas que todavía siguen instaladas en el modelo materialista y egocéntrico?

Néor: Muchos de los que todavía no han experimentado esta reorientación hacia valores próximos a la cooperación y el crecimiento interior, viven en un estado de tránsito, en espera de la próxima crisis personal que, como toda crisis, hará de embajadora hacia el cambio de hábitos y modelos con todas sus consecuencias.

Darío: Parece fuerte eso de la crisis como embajadora. Me pregunto que así como el mundo exterior efectivamente está sometido a una aceleración sin precedentes bastante obvia ¿Qué grado de aceleración tendrá a su vez, el desarrollo del mundo en la esfera de los valores internos?

Néor: En este campo del despertar de la consciencia, el ritmo de cambio está comenzando a seguir un proceso de evolución vertiginosa. Lo que sucede es que todavía dicha revolución silenciosa se está desenvolviendo en los niveles profundos de la conciencia y, de la misma forma que se desarrollan las raíces de una planta, la revolución de la consciencia todavía no aflora en todo su potencial, aunque la crisis colectiva de desencanto y confusión que evidenciamos, sea ya una manifestación.

Darío: ¿Crecen a la misma velocidad el desarrollo exterior y el interior?

Néor: Tenga en cuenta que, contrariamente a lo que sucede en el desarrollo material, el desarrollo de la consciencia no se encuentra sometido a ningún límite de tiempo, por lo que se producirá mucho mas velozmente de lo que la lógica puede concebir.. Los obstáculos que tratan de paralizar el cambio interior no son físicos sino mentales. Son las restricciones programadas de actitudes acerca de lo que es o no posible en el mundo del Sistema. A medida que el ser humano aprenda a liberar y descondicionar su propia mente, conseguirá realizar cambios en “un abrir y cerrar de ojos”, si así finalmente se elige.

Darío:¿Y respecto a la Gran Elección que cada uno realiza, qué papel desempeña el salto cuántico de la humanidad, ó bien una gran destrucción? ¿Aparecerá una nueva planta en el rascacielos de la historia? ¿Me cuenta en qué planta vive usted?

Néor: Hemos hablado del tiempo, de la línea del tiempo, y del correr del tiempo. Pero ¿Ha pensado alguna vez que podríamos existir fuera de lo que conocemos como línea del tiempo y experimentar lo atemporal e infinito en la consciencia de un presente continuo?

Darío: Eso me suena a místico, pero ¿es posible dar un salto como humanidad?

Néor: ¿Por qué no? En el símil de la creación que hemos contemplado anteriormente, habrá usted observado que como humanidad hemos experimentado ya varios saltos. La fotosíntesis y la aparición de los sexos son muy trascendentales, pero ¿qué me dice de la aparición de los crustáceos, de los dinosaurios, o la del propio homo erectus? Cada salto ha revolucionado lo anteriormente conocido y el propio devenir. Pues bien, el nuevo nivel al que los humanos del siglo XXI se enfrentan a optar, supone una auténtica revolución en la esfera de la conciencia.

Darío:¿Tendrá cada hombre que tomar decisiones de crecimiento que le propicien el cambio hacia una nueva esfera?

Yoguina: Para meditar acerca de ello, les contaré un cuento de Sabiduría Milenaria:

El VUELO DE LAS AGUILAS. Marahat acababa de cumplir los 22 años y en el horizonte de su corazón se estaban cruzando toda clase de ideas acerca de su futuro destino.

Se daba la circunstancia de que había conocido a un grupo de viajeros que pasaban por aquel poblado con los que había congeniado de forma tal, que era su deseo ardiente unirse a ellos, para investigar y aventurar en países muy alejados.

Y Marahat, aunque siempre había soñado con hacer algo así, las varias veces que había planteado esta posibilidad en el seno de su casa, se enfrentaba al dolor y a las dudas de su madre, que apegada al hijo, trataba siempre de borrar sus deseos de vuelo, con toda clase de argumentos y presiones que finalmente lograban paralizar al entusiasmado Marahat.

El joven vivía una constante frustración interior, ya que amaba a su madre y percibía de ella sus favores y protección de forma tan generosa e incondicional, que se encontraba irremediablemente atado a la forma de vida de sus padres.

Un día preso de dudas y cavilaciones decidió ascender la montaña más alta de aquellos contornos y meditar acerca de las cadenas familiares que aunque había querido y aceptado, sentía le torturaban.

Una vez arriba y sentándose junto a una aromática higuera, sintió un sueño inminente y cerrando sus ojos... su mente comenzó a ver una extraña escena:

Se trataba de un pájaro que a todas luces no poseía el don del vuelo. Éste, a pesar de sus plumas caminaba como un pollo a ras de suelo.

Y sucedió que una tarde encontró un huevo de otro pájaro volador, que al parecer había sido abandonado a su suerte. Así que lo empolló con esmero hasta que el pichón rompió la cáscara y nació al mundo.

Al tiempo, el pichón habló a su madre adoptiva diciéndole: "¿Cuando volaré?"

Y el pájaro atado a tierra le dijo: "¿Para qué quieres volar? ¿No ves lo bien que vivimos tal y como estamos? Además si vuelas ya no te podré cuidar igual y en el mundo más allá de esta tierra hay muchos peligros desconocidos... "

Aquel pájaro no sabía como enseñarle al pichón a volar, ni sabía tan siquiera como arrojarlo del nido de manera que aprendiese...

Por otra parte, el joven pichón aunque reconocía la situación, sentía una enorme gratitud hacia el pájaro que lo había empollado.

"Sin ese servicio de ayudarme a nacer," se decía, "seguramente estaría aún en el huevo"

."Aunque quien puede empollarme seguramente debe también saber enseñarme a volar... quizá es solo una cuestión de tiempo... o quizá de mis propios esfuerzos, o quizá, también se decía, un día llegará a mí una gran sabiduría..."

Ante el eco final de estas pensamientos, Maharat fue despertando poco a poco del ensueño. Se sentía extrañamente aliviado, así que decidió descender. Algo en lo íntimo de su corazón sabía que había comenzado el camino del saber.

Al poco, al pasar por una ladera, se oyeron las notas de un laúd que acompañando el estribillo de una voz decía: "Si quieres vivir como las águilas no vivas entre gorriones"

Mas allá del egocentrismo

Darío:¿Podría usted reflexionar en voz alta acerca del nuevo nivel presentido y anunciado?

Néor: Es un tema que a lo largo de esta crónica merecerá visiones más profundas, sin embargo le diré que el “salto” afecta a la esfera de la consciencia y tiene ver con el encuentro de cada cual consigo mismo. Como diría Wilber:
“Usted siente que ha dejado atrás la fe ciega en lo roles y las reglas convencionales de la sociedad, ha superado ya la actitud egocéntrica e incluso etnocétrica, se ha adentrado en la actitud mundicéntrica”.
Es decir, su centro ya no es el ego, ni la raza o sociedad, sino el mundo, la totalidad que subyace en el interior de todo lo existente. Este nuevo hombre ya no se consuela con lo trivial. Para ello lo finito debe morir, y la magia, los dioses míticos y la ciencia racional no pueden salvarlo. El descubrimiento ser-en-el mundo propicia lo que dicho en otras palabras es la “auténtica individualidad en la comunión” ¿le parece muy filosófico?

Darío: Me parece interesante... y reconozco determinadas experiencias de lo que expone, pero ¿qué es lo que revoluciona la consciencia?

Néor: La entrada del yo en los dominios supraconscientes ó el llamado nacimiento del “Yo Observador” conducen directamente a la experiencia de la unión con el Espíritu o la divinidad que, en las profundidades últimas de nuestra conciencia, puede decirse que intersecta con el infinito. El Yo Observador suele ser llamado Testigo, Presencia, o Conciencia Pura como tal, un rayo divino que en opinión de los grandes sabios y místicos del mundo es el Cristo, el Buda o la misma Vacuidad.

Darío:¿Dónde queda lo que llamamos inteligencia? Me refiero a esa inteligencia práctica de cada día.

Néor: Cuanto mayor es la profundidad, mayor es el fulgor con que resplandece la atención consciente. El Yo Observador comienza a trascender la mente racional y comienza a experimentar lo que podríamos llamar como “transracional” ó transpersonal. El Yo Observador termina desplegando su propio origen que es el mismo Espíritu, la misma Vacuidad. Dicho en términos místicos, supone la concepción de una identidad suprema que desata el nudo del yo separado y lo eclipsa en su esplendor.

Darío: Parece que usted habla del mismísimo Espíritu como Unidad.

Néor: Sí. En cada uno de los pasos que van desde la materia al cuerpo, desde el cuerpo a la mente y desde la mente al espíritu, el Yo Observador se desidentifica de su identidad exclusiva con el nivel anterior e inferior y más superficial, y se abre a una dimensión más profunda, mas elevada y más amplia, hasta que termina abriéndose en el substrato último del Espíritu.

Darío: No dudo de su exposición pero, ¿hay referencias rigurosas en tradiciones sagradas de esta promesa que usted acaba de explicar?

Néor: El Budismo lo afirma como el reconocimiento de que todos los fenómenos, no son sino distintas manifestaciones de la conciencia. El Zen lo muestra hablando de la no dualidad. Los textos hinduistas hablan de la unión con Brahma, estado en el que alcanza la fuente de la creación y todos sus niveles de manifestación. Los místicos cristianos nos hablan de la unidad con Dios.

Darío: Y en este contexto planetario que ahora vivimos de superaceleración de los procesos de consciencia ¿qué aspecto tendrá lo que podríamos denominar como meta ó supuesto “final de la evolución”?

Néor: Tal vez el destino de una energía tan singular como es la consciencia de la humanidad, puede estar impulsada a desarrollar una masa amorosa tal, que se convierta en una Supernova Espiritual. Una estrella radiante de luz y amor. Para Teilard de Chardín, la humanidad se mueve hacia el Punto Omega, un punto de luz espiritual que brilla en totalidad. En esa opción tal vez irrenunciable, habremos llegado al centro de la espiral, ¿Sería el fin del mundo que conocemos? Lo que sí supondría es el fin de nuestros apegos al tiempo, sabríamos que somos, en esencia, Luz que existe en el tiempo cero, es decir, fuera del tiempo.

Darío: Ante esta descripción no parece que haya duda en la opción a elegir.

Néor: No lo crea así. Cuando el que está preparado se enfrenta a la elección, no se la plantea en estos términos tan conceptuales y lógicos, sino que ésta se presenta enrevesada en la telaraña de numerosas crisis emocionales, entre las cuales, va naciendo una profunda determinación de lo que ya no se elige vivir.
La íntima experiencia de lo “nuevo” va llegando a través de un delicado tejido de muertes y renacimientos de la vida cotidiana, y de un sinuoso juego de señales, a veces contradictorias, que por decirlo así, guían al peregrino hacia la transformación y el “salto”.

Darío: Me sigue pareciendo fluido e inevitable.

Néor: Le advierto que la persona que, metafóricamente hablando, “cruza el umbral” y entra en este proceso de expansión progresiva, se ve enfrentada a dudas y contradicciones, avances y retrocesos, esperanzas y llegadas de información, con sensación de que vive en lo no casual, aspecto que a veces puede confundirla. Sin embargo, lo que sí le puedo decir es que “aunque el fruto tarda en madurar, cae de repente e irreversiblemente”.

Darío: Bien, y ¿qué pasa cuando alguien tiene inquietudes suficientes como para encontrar pistas acerca de este camino y está dispuesto a recorrerlo? ¿Qué puede hacer?

Yoguina: A esa persona que ha determinado crecer y no sabe como, ni siente que tiene fuerzas para operar cambios, Le rogaría que se mantenga muy atenta a las situaciones inesperadas ya que en ellas, se encierra nuestra gran oportunidad. Pero para meditar acerca de ello les contaré un cuento de Sabiduría Milenaria que contiene las claves:

EL CAMINO DE LA VIDA. Tras muchos años de estudio, Ibrahím era capaz de hablar y discutir sobre todos los temas que se refiriesen al mundo del conocimiento. Conocía las últimas teorías científicas acerca del comportamiento de la materia y, además dominaba las verdades reveladas de las diferentes religiones del planeta.

En cualquier reunión en donde Ibrahím se encontrase, no escapaba a los ojos de cualquier observador que dominaba perfectamente el arte de disertar acerca de cualquier tema; sobre todo, si éste se refería a los interrogantes más comunes de la humanidad, que él solía definir como:

¿A dónde vamos?
¿De dónde venimos?
¿Quiénes somos?

Sin embargo Ibrahím sentía que no había encontrado lo que buscaba. No tenía paz interior y por más libros que leía, sabía que algo importante faltaba para calmar la sed de su corazón
Muchas veces se preguntaba ¿De qué me sirve conocer y conocer, haber repasado las bibliotecas más prestigiosas y haber escuchado a los eruditos más famosos, si no me siento conectado con esa armonía suprema de la que hablan todos los textos?

Así pues, Ibrahím se dijo: "Iré en busca del Maestro Interior de quien también se dice que se halla en lo más recóndito de mi ser, para lo cual iniciaré un largo viaje y, a lo largo de las experiencias que viviré en el transcurso del mismo, encontraré lo que busco. Así que sin pensárselo más, partió hacia el Este en un despejado amanecer de primavera.

A los tres días de viaje, se encontró con un sacerdote derviche que caminaba como él en la misma dirección. Al poco, el derviche habló y dijo:

¿Quién eres y adónde te diriges?

Yo soy Ibrahím y voy en busca del Maestro Interior

A lo que el derviche contestó

Yo soy El-Faith y caminaré contigo

¿Puedes tú ayudarme a encontrar el maestro Interior?

El encuentro con el Maestro Interior depende en como se utilice la experiencia, y, eso es algo que a veces y en parte, puede ser transmitido por un compañero.

Al rato llegaron junto a un árbol que se balanceaba de manera algo extraña. El derviche se detuvo y a los pocos instantes dijo:

El árbol está diciendo: "Algo me está lastimando, deteneos un rato y quitadlo de mi costado de manera que pueda encontrar reposo"

"Bah, tenemos prisa", dijo Ibrahím. "Además ¿desde cuando los árboles se comunican con los hombres?"

A las pocas horas de camino, el derviche dijo: "Cuando nos encontrábamos cerca del árbol creí haber olfateado miel. Puede que hay sido un panal de abejas salvajes construido en un costado del árbol."

"Si eso es cierto", dijo Ibrahim "volvamos de prisa para juntar la miel que podríamos comer y vender una parte para el viaje".

Cuando llegaron nuevamente al árbol, vieron que otros viajeros la habían ya descubierto y estaban gozosos de haber encontrado cantidad tal, como para asegurar largo tiempo de sustento.

En vista de lo cual, siguieron su camino

Al poco tiempo llegaron a una montaña en cuya ladera se escuchaba un zumbido. El derviche aproximó la oreja al suelo, y luego dijo:

"Debajo de nosotros hay millones de hormigas construyendo una colonia. Ese zumbido es un pedido colectivo de ayuda. En el idioma de las hormigas significa: Ayudadnos, ayudadnos, estamos escavando, mas nos hemos tropezado con rocas extrañas que detienen nuestro avance. Ayudadnos a quitarlas de ahí"

El derviche continuó y dijo: "¿Deberíamos detenernos a ayudar o prefieres que sigamos adelante? .

"Hormigas y rocas no son asunto nuestro hermano, tenemos objetivos más importantes, pues yo por mi parte estoy buscando a mi maestro interior." Contestó Ibrahím.

"Muy bien", dijo el derviche... "aunque dicen que todas las cosas están relacionadas y esto tendría que tener una cierta relación con nosotros..."

Ibrahím no prestó atención a lo que aquel viejo que le acompañaba decía ente dientes, así que siguieron el camino.

En la noche cuando se detuvieron, de pronto Ibrahím se dio cuenta de que había perdido su cuchillo.

"Debe habérseme caído cerca del hormiguero", dijo.

De modo que a la mañana siguiente volvieron sobre sus pasos buscando el cuchillo. Al llegar nuevamente al hormiguero no encontraron ni rastro del mismo, pero lo que sí encontraron fue a un grupo de personas, descansando junto a una enorme pila de monedas de oro. "Éstas", dijeron las personas con júbilo, "son un tesoro escondido que acabamos de desenterrar. Estábamos en este camino cuando de repente un anciano derviche por cierto muy parecido al que te acompaña, nos dijo: "Cavad en este lugar y encontraréis aquello que es roca para unos y oro para otros."

Ibrahím maldijo su suerte. "Si sólo hubiéramos parado, tú y yo habríamos sido ricos oh derviche"

A los pocos días de travesía llegaron a orillas de un hermoso río. El derviche se detuvo y mientras se hallaban sentados esperando a la balsa que los cruzaría, un pez emergíó varias veces, boqueando en dirección hacia ellos.

"Este pez", dijo el derviche, "nos está enviando un mensaje que dice: Me he tragado una piedra, agarradme y dadme de comer aquella cierta hierba, así podré vomitarla y encontrar alivio. ¡Caminantes tened piedad!"

En ese instante apareció la balsa e Ibrahím, impaciente por seguir adelante empujó al derviche dentro de ella. Al fin y al cabo los peces no eran asunto suyo. Cuando llegaron, el barquero se sintió agradecido por la moneda que pudieron darle y les indicó un lugar junto a la orilla en el que podrían pasar la noche.

A la mañana siguiente y poco después del amanecer, apareció el barquero diciendo: "La noche última ha sido una noche de suerte. Sucedió que al llegar la hora de retirarme a descansar a mi casa, aparecieron unos viajeros en la orilla solicitando mis servicios, y aunque ya no era la hora de trabajo y, además parecían pobres, me dije: aunque sea por hacer la buena obra del día y recibir el Baraka, decidiré volver y realizar el servicio que me solicitaban. Pero, resulta que al volver hacia mi casa, de pronto vi que un pez se había arrojado sobre la orilla y aparentaba tratar de comer una hierba. sentí compasión por él y metí la hierba en su boca. Aquel pez a continuación vomitó una piedra y se zambulló de nuevo en el agua. Pero ante mi sorpresa, aquella piedra luminosa era un perfecto diamante de incalculable valor.

Ibrahím enfurecido le dijo al derviche: "¡Eres un demonio. Tu conocías los tres tesoros por alguna percepción oculta y, sin embargo, en ninguna ocasión me lo confesaste!. ¿es eso verdadero compañerismo?.

El anciano tan sólo miró a Ibrahím y sonrió con ternura.

En ese momento, la voz áurea de un poeta que cantaba junto al río, llegó acariciando los oídos de los dos viajeros diciendo : Llegará un día en que tras conocer y dominar las aguas, los vientos, las rocas y el fuego dominaremos para la Vida las energías del amor.

Ese día habremos despertado del gran sueño y los astros bailarán la danza sagrada que convierte el conocimiento en conciencia y la conciencia en amor.