Seng-tsan
(tercer patriarca Zen - falleció el 606 d. C.)
El Método Perfecto no conoce dificultades Salvo que rehúsa hacer preferencias; Sólo cuando está libre de odio y amor Se revela plenamente sin disfraz; Basta la diferencia de un décimo de pulgada Para que cielo y tierra se separen; Si deseas verlo con tus propios ojos, No fijes tu pensamiento en su favor ni en su contra. Alzar lo que te gusta contra lo que te disgusta
Es la enfermedad de la mente:
Cuando no se entiende el profundo significado (del
Método), La paz de la mente se perturba para nada.
(El Método es) perfecto como el vasto espacio, Con nada que falte, con nada
superfluo: En realidad, debido a que
se escoge Su talidad se pierde de
vista.
No persigas las marañas
externas,
Mora en el vacío interno; Sé sereno en la unidad de las cosas, Y (el dualismo) se desvanecerá por sí solo.
Cuando te esfuerzas por ganar la
quietud, deteniendo el movimiento,
La quietud así ganada está siempre en movimiento;
Mientras te demores en el dualismo,
¿Cómo puedes realizar la
unidad?
Y cuando la unidad no se entiende cabalmente,
De dos modos se soporta la pérdida:
La negación de la realidad es su afirmación,
Y la afirmación del vacío
es su negación.
Verbosidad e intelección...
Cuando más les hacemos compañía, más nos extraviamos;
Fuera, pues, con la verbosidad y la intelección,
Y no habrá lugar por donde no podamos pasar libremente.
Cuando volvemos la raíz, ganamos el significado;...
Cuando perseguimos los objetos externos, perdemos la razón.
En el instante en que nos iluminamos por dentro,
Atravesamos el
vacío de un mundo que nos enfrenta.
Las transformaciones que se
suceden en un mundo vacío que nos enfrenta
Parecen reales en su totalidad
debido a la Ignorancia;
Procura no ir en pos de lo verdadero,
Cesa tan sólo de no abrigar opiniones.
No mores en el dualismo,
Evita cuidadosamente perseguirlo; Tan pronto tengas lo correcto y lo
erróneo, Sucederá la confusión, y la
Mente se perderá.
Los dos existen por causa del
Uno,
Pero no te aferres siquiera a este Uno; Cuando la mente no está perturbada, Las diez mil cosas no prodigan ofensa.
No se prodiga ofensa, no hay diez
mil cosas;
No se produce perturbación, y ninguna mente es puesta a trabajar:
El sujeto se aquieta cuando el objeto cesa,
El objeto cesa
cuando el sujeto se aquieta.
El objeto es un objeto para el sujeto,
El sujeto es un sujeto para el objeto:
Has de saber que la, relatividad de los dos
Reposa, en última instancia, en un solo
Vacío.
En un Vacío los dos no se
distinguen,
Y cada cual contiene en sí la totalidad de las diez mil cosas;
Cuando no se hace discriminación entre esto y aquello;
¿Cómo puede surgir un criterio unilateral y prejuicioso?
El Gran Método es calmo y longánimo,
Para él nada es fácil, nada es arduo;
Los criterios pequeños son irresolutos,
Cuando más se apresuran, más
lentamente avanzan.
El apego jamás se mantiene dentro
de límites,
Con seguridad se va por el camino
equivocado;
Abandónalo, y las cosas siguen
sus propios rumbos,
Mientras la Esencia ni se marcha
ni permanece,
Obedece a la naturaleza de las
cosas y estarás en concordia con el Método,
Calmo, cómodo y libre de
molestias;
Mas cuando tus pensamientos están atados, te apartas de la verdad,
Crecen más pesados y torpes, y para nada son sanos.
Cuando no son sanos, el espíritu se altera;
¿De qué sirve entonces ser parcial y
unilateral?
Si quieres recorrer el curso del Vehículo Único,
No seas prejuicioso contra los seis objetos
sensorios.
Cuando no tienes prejuicios
contra los seis objetos sensorios,
Entonces eres uno con la
Iluminación;
Los sabios son no-activos,
Mientras los ignorantes se
atan;
Mientras en el Dharma mismo no hay individuación,
Ignorantemente se
apegan a los objetos particulares.
En su propia mente que crea las ilusiones,
¿No es ésta la máxima contradicción?
Los ignorantes abrigan la idea de sosiego y desasosiego,
Los iluminados no tienen gustos ni disgustos:
Todas las formas de dualismo
Son urdidas por los
ignorantes mismos.
Se parecen a visiones y flores en el aire;
¿Por qué perturbarnos en asirlas?
Ganancia y pérdida, verdad y error,
¡Fuera con ellos de una vez por todas!
Si la Mente retiene su absoluto,
Las diez mil cosas son de la
Talidad única.
Cuando se sondea el hondo
misterio de la Talidad,
De improviso olvidamos las
marañas externas;
Cuando las diez mil cosas se ven
en su unidad;
Volvemos al origen y permanecemos
donde siempre estuvimos.
Olvida el origen de las
cosas,
Y alcanzaremos un estado que
trasciende lo análogo;
El movimiento se detiene, y no
hay movimiento,
El reposo se pone en movimiento, y no hay reposo;
Cuando el dualismo no subsiste más,
La unidad misma no mora.
El fin último de las cosas donde
no pueden ir más adelante
No está ligado por normas ni
medidas;
En la Mente armoniosa (con el
Método) tenemos el principio de la identidad,
En el que hallamos que todos los
esfuerzos se aquietan;
Las dudas e irresoluciones están
completamente desechadas,
Y se fortalece la fe
correcta;
Nada se deja detrás,
Nada se retiene,
Todo es vacío, lúcido, y auto-iluminador;
No hay ejercicio, ni derroche de
energía...
Esto es donde el pensamiento nunca llega,
Esto es donde la imaginación no logra
medir.
En el reino superior de la Talidad verdadera
No hay "yo" ni
"otro":
Cuando se busca la identificación directa,
Sólo podemos decir "No dos".
En ser "no dos" todo es
lo mismo,
Todo lo que es, está comprendido
en él;
Los sabios de los diez sectores
Entrarán todos en esta Razón Absoluta.
Esta Razón Absoluta está más allá
(del tiempo)
Que se apresura y (del espacio)
que se extiende,
Para ella un instante es diez mil
años;
Véasela o no,
Se manifiesta por doquier en la
totalidad de los diez sectores.
Las cosas infinitamente pequeñas
son tan enormes
Como las cosas enormes pueden
serlo,
Pues aquí no subsisten
condiciones externas;
Las cosas infinitamente enormes son tan pequeñas
Como las cosas pequeñas pueden serlo,
Pues aquí los límites objetivos no se consideran.
Lo que es lo mismo como lo que no lo es,
Lo que no lo es, es lo mismo que lo que es:
Donde este estado de cosas no logra subsistir,
Ciertamente, no hay
que detenerse allí.
Uno en Todo,
Todo en Uno...
Si sólo se comprendiese
esto,
¡No te preocuparías más por no
ser perfecto!
Donde la Mente y cada mente
creyente no están divididas,
Y donde están sin dividir cada
mente creyente y la Mente,
En donde las palabras
fallan;
Pues no es del pasado, del
presente ni del futuro.
(*) Hsin La Mente-Corazón - Manual de Budismo Zen - D.T.Suzuki