martes, septiembre 28, 2021

Del Misticismo a la Psicología Cuántica

Adriano Pastorelli

Es la mística un estado que es alcanzado por todos aquellos que se auto inician, sea por estudio, práctica y/o iluminación, en el profundo conocimiento del hombre y de la naturaleza. Personajes representativos de esta realidad de todos los tiempos los tenemos desde Zoroastro, pasando por Siddharta Gautama hasta Jesús Cristo y otros. Esta denominación abarca igualmente «experiencias cumbre» de cualquier individuo u hombre de la calle. Experiencias que tienen que ver con la interrelación Hombre Cosmos, el hombre como parte de un todo absoluto, integrado a un sistema complejo de acción y reacción; donde el accionar de un sujeto conlleva el «estar» de todos los demás sujetos que comparten su especie, y no sólo ellos sino también el hábitat que los comprende y los cobija.

El objetivo tradicional de la psicología ha sido la comprensión y tratamiento específico de los caracteres y patologías del ser humano individual. Otra ciencia como es la sociología ha tenido la tarea de estudiar al hombre como especie, como fruto de su propia estructura social y causa de fenómenos culturales.

La visión futura del Hombre ha de ser una visión más amplia, más universal, menos si se quiere «terrestre». Los adelantos científicos, los nuevos descubrimientos, los viajes espaciales, los cambios doctrinarios, las crisis moral y éticas de nuestra sociedad, así como los cismas religiosos, imponen un replanteo, e incluso un revisionismo de todos nuestros sistemas de vida. No existen más fronteras políticas, sociales ni raciales en el futuro al cual ingresamos, no se puede, por ejemplo, aplicar la geopolítica a la Internet. Todos somos cual fragmento de un holograma, y deberá ser así la visión que tomen las ciencias, religiones y disciplinas en el futuro milenio. La visión cuántica, física y espiritual, espacial y temporal del hombre y el mundo es una exigencia no una sugerencia, que nos plantea el Universo si queremos subsistir y superar nuestra propia historia que hasta el presente no ha sido más que una lucha constante y egoísta de las partes de un todo.

De la psicología cuántica...

¿El Hombre en el Cosmos o el Cosmos en el Hombre?. Esta ha de ser una de las preguntas que el hombre actual debería plantearse, más aún cuando la ciencia ficción de ayer es una realidad de hoy.

Muchachos, llegamos a Marte y no es gracias, precisamente, a los políticos, ni tampoco a los clérigos, es gracias al afán humano de trascender las débiles, para algunos muy fuertes, fronteras que nos separan del universo infinito. La mente ya lo preveía, las culturas lo anticipaban y los filósofos antiguos elucubraban sobre la posibilidad de lograrlo.

Nuestra especie se ha visto atada al universo finito en los últimos tiempos por cuanto ha ido paulatinamente olvidando su esencia cósmica. No hablo de rayitos de colores ni de angelitos anunciadores, hablo de la posibilidad cierta de descender de algunas de las semillas esparcidas por un Big Bang o por la gracia divina a cualquier punto espacial y temporal.

Ya Hermes Trimegisto decía ¡Tal como es arriba es abajo! Y curiosamente solo muy pocos en la historia humana supieron descifrar tan simple mensaje... como vemos a una hormiga nosotros somos vistos por el Cosmos. Y como cada hormiga equivale a un Brahma, el cual a su vez a una Era (estimada en 2650 años terrestres), el Brahma representa a miles de nosotros en miles de años.

El Cosmos es cuántico, holográfico y fractal, existe y no existe, es una realidad y un sueño, es el todo pero a su vez es una parte, tan igual al todo que podemos encontrar en la superficie de una piedra, al contemplar una hoja, al ver un músculo humano o animal, el reflejo del espacio, de sus formas y sus fondos. ¿ Será tal vez éste el «mensaje» descifrado por algunos de nuestros compañeros de viaje en esta nave que llamamos Tierra, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, pasando desde Pitágoras a Jung y de éste a Grof?

¿Es uno de los contenidos de la Shruti (revelación) hindú, del Tao chino, del Kami-NoMichi japonés, de las Eddas nórdicas o de los vedas orientales? O ¿ tal vez es a ésto a lo que se referían los antiguos egipcios cuando hablaban del Ba (principio único del que surge la idea de Dios y luego esta idea se concretiza y recién surge la deidad), los sumerios cuando lo llamaban Me; los chinos le decían Chí (Qi o Ki para los japoneses) y algunos, en Occidente, aún lo llaman Vril?

Literalmente todos estos vocablos fueron traducidos como «energía», pero aún hoy nos encontramos con que nuestros vocablos no logran hallar el verdadero concepto original que estas palabras contenían para los pueblos que los manejaron.

Carl C. Jung poco antes de morir creyó encontrar una pista en los escritos de Alquimia que consultaba. Tuvo a la gnosis al lado cuando determinó que más allá del inconsciente individual y colectivo existe un inconsciente universal. A éste lo denominó Inconsciente psicoide.

Las investigaciones posteriores, relacionadas con el tema, son materia de los estudios realizados por Stanislaff Grof, mas la última palabra no está dicha y por ende nos esperan muchas novedades en el próximo milenio.