El temor al fracaso, sentirnos culpables, la timidez, pueden impedirnos llevar a cabo nuestros proyectos. La Hipsoconciencia apunta a la construcción de un Yo libre de estos mecanismos, fortaleciendo los estados conscientes y la voluntad del individuo.
El fracaso es una actitud mental del individuo, está dentro de la persona y no en las condiciones externas, como comúnmente se cree. Existen seres con gran inteligencia y preparación que no llegan a triunfar en la vida por una cantidad de bloqueos de la propia personalidad. Estos no les permiten utilizar sus capacidades de manera efectiva. En esta situación, nuestro inconsciente juega un papel muy importante.
El miedo al fracaso, la sensación de culpa, la timidez son factores que oponen una fuerza negativa a nuestros proyectos de vida. Aprender a liberarnos de ellos, encarar los asuntos que nos interesan con una actitud positiva es fundamental para pretender el éxito y el bienestar. Y en esta nota le contamos de qué se trata.
Hipsoconciencia ¿Qué es y cómo trabaja?
La hipsoconciencia es una disciplina que apunta a la construcción de un Yo libre de estos mecanismos del inconsciente, afianzando y fortaleciendo los estados conscientes del individuo. Hipso significa mayor. Lo que se busca es una conciencia más plena y mejor aprovechada frente a los conflictos que nos plantea la vida cotidiana. No se trata de hacer un super individuo con una potencialidad y energía superior a la normal, sino de eliminar trabas de nuestra mente para el aprovechamiento de estas capacidades. Es por eso que la hipsoconciencia es una búsqueda de la verdad. En esta entrega, explicamos algunos ejercicios a los que esta práctica recurre para alcanzar el dominio de uno mismo y el bienestar interior.
El pensamiento creativo
La sociedad ha contribuido a la formación de esta actitud negativa que refrena la expansión de nuestro Yo individual. Nuestra civilización nos ha inculcado una serie de hábitos y costumbres que han hecho confundir el yo con el nosotros, impidiéndonos diferenciar entre la identificación grupal y nuestros propios deseos. Ante la publicidad y el adoctrinamiento de los medios masivos de comunicación, la postura mental más cómoda es la de dejarse llevar por la corriente y aceptar como propias las iniciativas de los demás, sin reflexionar sobre nuestras propias metas...
La hipsoconciencia busca la conformación de un Yo reflexivo, avanzando en la confianza en sí mismo. A esto se llega limitando la identificación con la sociedad y dejando fluir nuestros genuinos deseos. Es necesario poner distancia del medio que vivimos, para lograr nuestras propias normas de conducta y conceptos filosóficos, libres de los condicionamientos sociales. Lo verdaderamente crucial es la diferencia entre ser un individuo o no serlo.
Las trampas de la emoción
De acuerdo con la hipsoconciencia, nuestra actitud diaria se divide en estados oníricos de vigilia. En ningún momento del día aparece uno con exclusión del otro. Del mismo modo, aunque durante el sueño el estado onírico es el que predomina, también se mantiene algún grado de conciencia.
El mundo de los sueños carece de lógica y de inteligencia racional. Las facultades de la mente sufren una perturbación y sólo actúa lo emocional y los instintivo. El problema surge porque en estado de vigilia lo onírico aparece provocando perturbaciones.
Es por esto que no se reflexiona adecuadamente y nos cuesta vencer los conflictos del mundo real. Una forma muy común de este estado onírico es el anticipar lo que pasará. Por ejemplo, antes de una importante entrevista de trabajo, imaginamos lo que va a suceder. Caemos en un estado donde impera la fantasía. Nos llena de angustia pensar lo que podría ocurrir y, llegado el momento de la entrevista real, intervienen las emociones que sentimos en nuestro estado onírico, y no podemos captar el verdadero suceso en su dimensión.
Cuatro técnicas para elevar el nivel consciente
Este método propone diferentes ejercicios para la elevación del nivel consciente. 1.- LA RESPIRACION INTELIGENTE
Un buen ejercicio es la respiración matinal que eleva el tono mental y produce un estado armónico, permitiendo que la energía se dosifique de manera equilibrada durante el día. Este entrenamiento respiratorio hace pasar lo que era puramente mecánico al estado consciente, y lleva lo que era vegetativo al nivel de lo volitivo.
Póngase de pie, con los ojos cerrados los pies juntos y en una postura erguida. Estire los brazos y junte las yemas de los dedos a la altura de la pelvis. Manteniendo la misma postura, súbalos lentamente hasta la altura del mentón, mientras inspira de manera profunda y presiona el estómago hacia fuera. Usando la misma inspiración, abra los brazos para ampliar la capacidad pulmonar llevándolos lo más atrás que pueda. Retenga el aire unos segundos y comience la exhalación aflojando los brazos y las manos hasta que queden a ambos lados del cuerpo. Haga una pausa antes de repetir el ejercicio para evitar la sucesiva oxigenación. Es conveniente realizarlo tres veces al día, siempre por la mañana y antes del desayuno.
2.- CONTROLE SU IMAGINACION
El principio de la ideoplástica se basa en la capacidad de transformación que tienen las ideas en el capo de lo filosófico. Si cerramos los ojos e imaginamos un tren que pasa delante de nosotros a toda velocidad, comprobaremos que nuestros ojos imperceptiblemente se mueven de un lado a otro, como si efectivamente siguiéramos con la vista al tren.
Nuestros globos oculares se mueven acompañando el recorrido imaginario. Esto demuestra que existe una relación estrecha entre los fenómenos imaginativos y la actitud ocular.
PASO A PASO
El ejercicio que proponemos es mirar hacia atrás, pero no girando la cabeza, sino haciendo como si miráramos a través de nuestro cerebro. Aconsejamos hacerlo acostado, en una habitación a oscuras. Relaje los músculos de los ojos mirando alternativamente hacia arriba, hacia abajo y para cada uno de los costados. Cierre los ojos, mire fijamente hacia adelante y, luego, imagine que sus globos oculares son dos linternas cuya luz en vez de salir hacia delante lo hace hacia atrás.
3.- EJERCICIOS VERBALES
La claridad de la palabra influye en los procesos nerviosos, ya que contribuye a obnubilar o aclarar. El primer elemento que debe tenerse en cuenta en los ejercicios que tienen que ver con la fonación es el aire. El flujo debe ser constante y uniforme.
PARA ACLARAR LAS IDEAS
Tome un texto y léalo sin emitir sonido, pero moviendo los labios, la lengua y la mandibula como si lo estuviera haciendo en voz alta. Exagere los movimientos para ser consciente de ellos. Repítalo durante un tiempo, y después de reconocer profundamente los movimientos que antes hacía inconscientemente, lea en voz alta.
Otro ejercicios consiste en leer con un lápiz entre los dientes hasta que las palabras salgan claras. Se debe prestar atención al silabeo y a la articulación. Puede pensarse que el hecho de estar concentrado en el modo de hablar causará distracción en el uso correcto del lenguaje, pero las personas que lo han practicado atestiguan que sucede todo lo contrario. La mente se despeja y también las ideas. Esto se debe al aumento de la vigilia, que acrecienta el nivel de conciencia y aclara el pensamiento.
4.- LA CONCENTRACION KINÉSICA
El repetir movimientos de manera involuntaria hace que coexistan los dos estados de vigilia y onírico o de conciencia y subconsciencia antes mencionados. El automatismo siempre refuerza el nivel inconsciente y debilita la conciencia.
Un ejercicio que reintroduce el nivel de lo consciente en nuestros movimientos es la concentración kinésica. La técnica consiste en moverse simple y pausadamente de manera deliberada como si fuera necesario pensar para moverse. Es necesario comenzar con movimientos sencillos, como levantar una taza o dar un paso. Luego el perfeccionamiento de esta técnica nos permitirá practicarla en situaciones más complejas. Estos ejercicios resultan óptimos en los momentos en que se precisa una claridad mental excepcional. Su práctica lleva a estructurar a un individuo inteligente con pleno dominio de su actitud consciente.