Alberto Canosa
¿Qué tiene que ver el caso Roswell de 1.947 con el asesinato de JFK, el presidente estadounidense asesinado en 1.963? Pues quizás mucho más de lo que nos habían contado. En su día ya se sugirieron muchos motivos para aquél crimen, como la guerra de Viet-Nam, el problema de Cuba, los negocios del armamento, etc.. Pero la desclasificación extraterrestre cobra más fuerza que nunca...
Este caso ocurrió hace mas de 57 años en la población de Roswell, New México, y se ha vertido mucha tinta hasta este mismo día. Nos remontaremos al año 1.947 y al pueblo legendario de Roswell.
Entre el 2 y el 4 de Julio del año 1.947, al menos dos Ovnis se estrellaron en Roswell, uno de ellos en el rancho del señor William Mc Bracel. El granjero, una vez que hubo visto uno de los aparatos estrellados y troceados completamente, fue al pueblo y dio parte al Sheriff de Roswell, el sr. George Wilcox. Cuando éste a su vez, atónito y perplejo, vio también el ovni estrellado, dio aviso al Ejército, estacionado en la Base de Patterson, cerca de la población de Roswell, de la que estaba a cargo el General Roger Ramey. Dos oficiales de Inteligencia, Jesse Marcel y Sherindan Cavitt, se desplazan al rancho de Mc Brazel.
Una vez visto el asunto, las autoridades militares de la Base cercana a Roswell dieron aviso al Estado Mayor en Washington. El informe llegó rápidamente hasta al Presidente Harry S. Truman, quien sin pérdida de tiempo, se trasladó él mismo al lugar de los hechos en la Base de Patterson, en donde los militares ya tenían los restos de los Ovnis en su poder. Además había allí mismo, en la propia base, cuatro cuerpos de alienígenas capturados.
Un par de kilómetros más al Norte del primer Ovni estrellado en el rancho de William Mc Bracel, yacía un segundo Ovni. El presidente Truman dio ordenes al General Macmullan, Jefe de la Inteligencia Militar, y éste envió allí rápidamente a un camarógrafo de su Unidad, el Oficial Jack Barnet, que filmó varias películas en el lugar de los Ovnis estrellados, y en la Base de Patterson, en donde todavía se encontraba el Presidente interesándose en las investigaciones y pruebas del material de los ovnis, así como los trajes de los alienígenas...
Después, Barnet filmó algunas autopsias en una tienda de campaña cerca del lugar de los hechos, así como también en la base americana de Fort Worth, a donde se habían trasladado igualmente parte de los restos de los alienígenas.
Fue el propio Ejército el que en un principio informó a los medios de comunicación de lo que había ocurrido en Roswell. La noticia era cierta, y procedía de fuentes militares. Pero después se quiso negar todo.
En un principio las autoridades militares dieron aviso a los medios de comunicación de Roswell, el diario local de Roswell el Daily Record, así como a la Radio local, la KGFL, los cuales empezaron emitir esa impresionante noticia.
También recibió un aviso el jefe de la Funeraria de Roswell, el señor Gleen Dennis, para que llevase urgentemente al Hospital de la Base de Patterson, cuatro sarcófagos herméticos, pequeños, para meter en ellos los restos de los alienígenas, ya que a algunos de ellos ya se les había efectuado las correspondientes autopsias, y con el motivo de transportarlos a diferentes Bases del Ejército en Norte America, dentro de los sarcófagos pequeños debía hielo seco. Las cajas fueron llevadas en aviones del Ejército a la base de Nevada denominada Área 51, así como también a la Base de Fort Worth en Dallas, Texas.
Pero ocurrió algo sorprendente en la Base de Patterson cuando el Ejercito realizó algunos análisis de los Ovnis estrellados en Roswell. Algo que aterrorizó a todos los allí reunidos, así como al mismo Presidente Truman: Al colocar los restos de los Ovnis estrellados en el banco de pruebas de la base de Patterson, vieron con espanto que ese material extraño no se disolvía a altas temperaturas, no se podía trocear, ni tampoco se podía arrugar, ni oxidar, ni deformar, ni destruir, ni ensuciar, al igual que los trajes de los alienígenas. Y lo más sorprendente de todo era que ¡¡CUANDO SE TRATABA DE ROMPER O TROCEAR O DAÑAR AQUÉL MATERIAL, SE UNÍAN LAS PIEZAS RAPIDAMENTE A LA MANERA DEL MERCURIO SOLIDO, COMO POR UNA INERCIA NATURAL!!.
Lo mismo sucedía con los trajes de los alienígenas. Era de un material semejante a la seda, que no se rompía, ni se arrugaba, ni se ensuciaba, e igualmente si se trataba de romper con fuertes presiones, se unían las piezas rápidamente, como en el caso del material de los Ovnis; ¡¡¡Era un material indestructible por completo!!!.
Este descubrimiento llegó a aterrorizar por entero a los altos mandos militares y al Presidente Truman. Era 1.947, la Segunda Guerra Mundial había acabado hacía 2 años pero había empezado otra Guerra diferente, la denominada Guerra Fría. Existían los países comunistas del Este, el Bloque del Este, que por ese tiempo comprendía Rusia enteramente, China una superpotencia, Corea del Norte, algunos países asiáticos, países sudamericanos, etc.., que amenazaban con extender el comunismo por toda la Tierra.
Y todavía estaba reciente el Crack de la Bolsa de los años 30, que precisamente contribuyó a motivar el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Por ello las máximas autoridades estadounidenses pensaron acerca del peligro de dar a conocer un material como el de los Ovnis y los trajes de los alienígenas, un material indestructible, y que se reparaba así mismo.
En ese tiempo la expansión del Comunismo Internacional se estaba haciendo cada vez más agresivo y peligroso para la estabilidad de América del Norte. Si ese material de los Ovnis caía en manos de una nación del bloque enemigo del Este, como Rusia o China, una Tercera Guerra Mundial con ese material podría ser terrible para todo el mundo occidental y particularmente también para Estados Unidos.
Este pequeño mapa nos servirá para ubicar la historia. En los alrededores de la localidad de Roswell (punto morado) se estrellan 2 ovnis. El Estado al que pertenece Roswell, que aquí tiene color azul, es Nuevo México. Los restos son transportados en aviones militares a dos bases secretas, por un lado a la Base del AREA 51, cerca de Las Vegas, en el Estado de Nevada, y los otros restos son transportados a la Base secreta de Fort Worth, situada cerca de Dallas, en el Estado de Texas.
Un material con el que se podrían construir armas convencionales de combate que jamás se destruyesen en el frente, imposibles de destruirse o trocearse, ya fuesen armas convencionales, fusiles de asalto individuales, aviones, carros de combate, submarinos y todo tipo de armamento colectivo, así como material de construcción de edificios, vigas, andamiajes, etc..., toda esa ventaja industrial y de armamento podría ser finalmente para una nación enemiga.
Pero además del hecho de la Guerra Fría, el descubrimiento del material irrompible implicaba otra posibilidad más peligrosa a nivel mundial. Si se fabricase todo con ese material de los Ovnis y de los trajes de los alienígenas, todo tipo de vehículos sea que fuesen para el Ejército o utilitarios, camiones, electrodomésticos, aviones de transporte y de pasajeros, trenes, construcciones de edificios indestructibles, etc.., que jamás se rompiesen, ni se oxidasen, ni envejeciesen, ni se estropeasen, y además se auto reparasen a sí mismos, incluso destruyéndolos intencionadamente, en una sola generación o década, se llegaría a la Crisis mas impresionante de la Historia, cuando la Humanidad no necesitara ya renovar ningún vehículo, ni maquinaria, ni aviones, ni trenes, ni barcos, ni camiones, ni pieza de clase alguna fabricada con ese material.
Aparte la crisis de las prendas textiles por fabricarse con ese material de los trajes de los alienígenas, una material textil que duraría eternamente, sea la prenda que fuese, lo que supondría igualmente que en una sola década las naciones irían la ruina, el desempleo de millones de personas en toda la Tierra.
Todo ello podría desembocar en una Tercera Guerra Mundial y abrir el paso definitivamente al Comunismo Internacional, ya que sería la única forma de sobrevivir en esas condiciones de desempleo y crisis Global. Se habría llegado a una situación mundial que inevitablemente tendría que repartir equitativamente el trabajo y los medios económicos sin vuelta a tras. La única solución: hacer callar y ocultar la existencia de estos Ovnis, y desmentir esos hallazgos al costo que fuera, cayese con cayese. A esa conclusión habían llegado en ese momento los mandos militares americanos y sus máximas autoridades gubernamentales. Un pensamiento erróneo, como más adelante explicaré.
Pero así las cosas, aún había otro problema a resolver: ¿Qué pasaría si otro Ovni como el de Roswell, cayera casualmente en otra nación extranjera como Rusia o China o en algún otro Pais del Este o comunista? Se necesitaría la coordinación y la colaboración de los Gobiernos aliados de todo el mundo occidental en conjunto, por lo que rápidamente se formaron una multitud de colaboradores políticos y militares, y adicionalmente otras organizaciones gubernamentales secretas y clandestinas, para controlar la caída de Ovnis fuera del territorio americano, así que de inmediato se formó una Comisión de Científicos americanos, denominada MAJESTIC-12, con miembros del Gobierno a los que les hicieron jurar lealtad y silencio en sus investigaciones y análisis acerca del material de los Ovnis.
De igual manera, se formó otra Comisión Internacional, para el estudio geográfico y táctico de la caída circunstancial de Ovnis por toda la Tierra, fuera en el país que fuese, ya fuese o no aliado de Norte América, denominando ese proyecto bajo el sobrenombre de USAF MOON DUIST. Su objetivo, colaborar con todos los Gobiernos de la Tierra y pactar la recogida de Ovnis en cualquier país sin dar tiempo a los Gobiernos para que analizasen estos vehículos espaciales extraterrestres. Estos acuerdos secretos son el motivo de por qué todos los países colaboran con Estados Unidos en la entrega de material extraterrestre.
De hecho, a lo largo de todos estos años, tras el Incidente de Roswell del año 1947, han caído, efectivamente, muchos Ovnis fuera del Continente Americano, incluso se han encontrado Ovnis perfectamente nuevos, en óptimas condiciones, en el territorio Egipcio, enterrados debajo de la arena durante miles de años. Por ejemplo, el que se descubrió cerca de la Pirámide de Snofru en Dashur, y que fue capturado por el ejército Israelí en el año 1978 y trasladado a Israel y mas tarde a Norte América, a la base de Nevada en la denominada Área 51 donde se guardan y experimentan con Ovnis estrellados en diferentes partes de la Tierra, desde el asunto de Roswell en adelante.
Porque muchos se preguntan: ¿Cómo es posible este gran salto tecnológico tan grande que la humanidad ha dado en sólo unas décadas, en comparación con todos los milenios de su historia? Y es que precisamente técnicas electrónicas extraordinarias fueron descubiertas en los Ovnis, unos sistemas sofisticados de mini microchips, de los que se han ido nutriendo a lo largo de todos estos años muchas técnicas que hoy se emplean por toda la Tierra en los Ordenadores y en los instrumentos electrónicos, viajes espaciales, y todo tipo de industria.
Aparte de lo mencionado existen otros dos secretos más, que se han hallado en la Tierra, en emplazamientos antiquísimos, de los que además de hacer palidecer a la humanidad, su esclarecimiento y exposición a la luz pública haría que la Historia pasada de la Humanidad se tenga que reescribir de nuevo, lo que no le agradaría a muchos seres humanos que viven de las religiones, de las sectas, de las filosofías, del ocultismo, de la evolución, de la arqueología convencional, del engaño y del fraude, de las estructuras económicas engañosas, y de la explotación de la humanidad, lo que ha costado millones de muertes en "Guerras santas", atentados terroristas, matanzas por ideologías fanáticas en todo tiempo y lugar de la Tierra.
Quizás alguien se asombraría si supiera quién dió aviso a los israelíes acerca de ese emplazamiento de la Pirámide de Snofru en el año 1978, además de otros descubrimientos. Lo cierto es que aún conservo las correspondencias que mantuve con el ex-Embajador israelí en España, el Sr. Slomo Ben-Ami, acerca de secretos y emplazamientos arqueológicos en aquella parte del mundo.
También se creó la CIA, con el Almirante Roscoe Hillencoetter (12), igualmente para que de una manera extraoficial, entre otros asuntos, se trataría de recoger información de donde quiera que un Ovni cayese, para capturar esos aparatos y pactar con quienes tuviesen autoridad para extraer información al costo que fuese, y cayese quien cayese.., aunque pudiera ser hasta el mismo Presidente de los Estados Unidos de América, como así desgraciadamente sucedió.
Y por último, había un enésimo problema más en relación a lo que se derivaba de la existencia de los ovnis y de la caída de Roswell: El peligro Internacional era el miedo al Ateísmo Internacional. Por un lado ya se ha comentado el peligro de la expansión del Comunismo.
Y por otro lado, si el mundo llegase a saber con seguridad que existen otras entes muy superiores a la de la Humanidad que desde hace miles de años nos controlan y vigilan, las religiones organizadas de toda la Tierra, sus negocios y su poder sobre las masas, irían igualmente a la bancarrota, y en especial la Iglesia Católica, que como ustedes saben, en todas las Guerras sobre todo en las Guerras Mundiales colaboró mano a mano con todos los Gobiernos ya fuese el Gobierno Americano, el Ingles o el Nazi Alemán, realizando concordatos Estado y Religión, en el caso de los nazis firmado en Roma en el ano 1933 entre el que fue después Papa Pio XII el Cardenal Pachelli y el Ministro de exteriores Von Papen en representación de Hitler y el Nacional Socialismo Alemán.
A fin de cuentas era lo mismo que las instituciones religiosas habían estado haciendo siempre a lo largo de toda la Historia, como en las matanzas aberrantes de las "Cruzadas", donde se enfrentaron fanáticamente en contiendas bélico-religiosas todas las naciones, unas contra otras, " en el nombre de Dios".
Las instituciones religiosas colaboraron siempre con todos los gobiernos a la manera de lacayos. En ambos lados de las contiendas estaban presentes las mismas religiones. Las autoridades eclesiásticas han colaborado estrechamente con todos los gobiernos, sean quienes sean, dictadores, aventureros, criminales o asesinos de masas, para aligerar las conciencias de los combatientes y acceder a las aventuras de los Dictadores, aunque fuesen los crímenes mas atroces de la Historia.
Por todo ello, la colaboración eclesiástica y de los servicios secretos vaticanos para la recuperación de ovnis estaba también garantizada. Había que controlar la caída de ovnis en cualquier parte de la Tierra, aún en las islas del mar. Y las religiones pusieron como siempre toda colaboración, a cambio de las concesiones religiosas establecidas en esos lugares remotos de la Tierra, lugares inhóspitos donde cabría la posibilidad de la caída de algún Ovni.
Ya es prácticamente un secreto a voces que las últimas tecnologías de los aviones estadounidenses provienen de los estudios desarrollados a partir de materiales extraterrestres recuperados, como los de Roswell.
Los brazos institucionales religiosos llegan hasta el último rincón de la Tierra, y al final, forman parte de la misma red de control internacional. El procedimiento siempre es el mismo: se produce un aviso. Inmediatamente unas unidades especiales se trasladan a ese lugar para recoger las pruebas, al costo que sea, caiga quien caiga, sin dar información pública alguna de ese acontecimiento o bien negarlo rotundamente bajo presión o amenazas, como así sucedió también en toda la población de Roswell y con los testigos oculares de aquel suceso de 1947.
Pero hay detrás de todo eso otro asunto más, un problema aún mayor y del que les comentaré seguidamente. Me refiero a mi cita anterior cuando expuse que toda esa conclusión de las autoridades norteamericanas de tapar el Caso Roswell y todo lo que ello derivaba, no era sino un gran error. Explicaré por qué: Realmente no es cierto de manera alguna el hecho de que si se hiciese publico y se explotase ese material de los Ovnis y los trajes de los alienígenas, la Humanidad caería en una crisis sin precedentes, como decían las Comisiones secretas estadounidenses. Porque el asunto se debe enfocar de otra manera muy distinta, que es la siguiente:
Si se explotase el material de los Ovnis y de los trajes de los alienígenas, en todo el mundo florecerían enormemente las Industrias metalúrgicas, y la fabricación de material electrónico y doméstico, utilitario, de todas formas y modelos, haría ciertamente que la Tierra gozase de elementos utilitarios, siempre nuevos y prácticos, y sobre todo seguros técnicamente, en perfectas condiciones de seguridad y estabilidad, lo que haría que en todo hogar en la Tierra, se tuviesen unos ahorros sin precedentes que podrían utilizarse para otros fines industriales y de consumo, y se podría vestir y atender enteramente a toda la Humanidad de una manera digna, y así millones de seres humanos podrían tener acceso a un traje, un vestido, una manta, una bicicleta, un vehículo de transporte o para su actividad, una plancha, una cama, y un arado.
Y el hambre, la miseria, y sobre todo las muertes prematuras, bien por inanición o accidente, se podrían realmente evitar, y toda la Tierra y la entera humanidad estaría vestida, socorrida, y abrigada dignamente, como sería justo y amoroso, no solo como hasta ahora que lo practican las clases o las naciones ricas de la Tierra.
Pero hay algo mas drástico. Y son las muertes prematuras innecesarias de millones de seres humanos por todo el planeta, pero en especial de que a lo largo de todos estos años, a raiz del año 1947, cuando se llegó a saber este asunto de Roswell, han fallecido ignorantemente e innecesariamente en accidentes de aviones, barcos o coches, trenes, derrumbamiento de edificios, catástrofes de todo tipo por construcción de materiales perecederos y débiles, ya que si a partir de esa fecha se hubieran construído todo este tipo de accesorios con la formula de los materiales de los Ovnis y los trajes de los alienigenas, se hubieran evitado todo este tipo de accidentes mortales, y se hubieran evitado todas esas muertes por accidentes y derrumbamiento de edificios, como en el caso del atentado terrorista del 11de Septiembre de 2.001 en las torres gemelas de New York.
La fabricación de barcos con ese material indestructible habría hecho imposible la rotura de planchas en diversos accidentes marítimos y se hubieran evitado el vertido por todos los Océanos y Mares de la Tierra, de millones de toneladas de petróleos, productos químicos o tóxicos, lo que ha hecho que la Tierra entera este ya a punto de exterminarse por contaminación global, e incluso la rotura de Centrales Nucleares como la de Chernobyl, causas que entre todas ellas causan la muerte innecesaria de millones y millones de seres humanos y el exterminio de la fauna, los animales y peces de todo el planeta, al igual que el peligro constante y diario de accidentes de camiones de transporte con materiales tóxicos por toda la Tierra.
A la izquierda Harry S. Truman, fué Presidente U.S. desde 1.945 hasta 1.953. Le siguió el Presidente Eisenhower, (centro) el general héroe de la 2ª G.M. desde 1.953 hasta 1.961. A la derecha, John F. Kennedy, fue Presidente desde 1.961 hasta 1.963, año en el que murió asesinado víctima de un oscuro complot.
El Presidente que quiso cambiar el mundo
A continuación vamos a abordar un gran drama que ocurrió en relación con el asunto de los Ovnis estrellados en Roswell en el año 1947. Remontémonos al año 1963, en aquel díia fatal en que el Presidente John F. Kennedy fue asesinado a tiros en Dallas.
El Presidente John Fitgerald Kennedy al llegar a la Presidencia de los EEUU, entre otros asuntos, tenía la intención de curiosear el asunto Roswell tan secreto para la mayoría de el Gobierno de los EEUU. En las altas esferas del poder se decía que era un asunto intocable para la mayoría, incluso para el Presidente.
John F. Kennedy preparó una visita muy especial a la Ciudad de Dallas, con la intención de fondo de, una vez hubiera tenido lugar el paseo presidencial y el baño de multitudes, visitar después la base norteamericana secreta de Fort Worth donde se guardaban aún los restos de los Ovnis y las pruebas extraterrestres.
El Presidente aconsejó a sus aliados del Gobierno más allegados que las cosas tenían que cambiar, era injusto que ese asunto se tapara por tiempo indefinido ya que los que pagan la investigacion y los miembros de esas bases secretas son los propios americanos y estos tienen derecho a saber que se guarda allí, que se experimenta allí, y no solo pagar impuestos sin saber a dónde va a parar su dinero. De modo que el Presidente Kennedy lo comentó con algunos senadores de Washington, responsables directos de esas bases secretas.
Nos vendrá bien echar un vistazo a este mapa del Estado de Texas. Una vez que se hubiera realizado el paseo presidencial en la ciudad de Dallas, el Presidente Kennedy quería acercarse a la Base Militar de Fort Worth, en contra de la opinión de los altos mandos militares.
Sin embargo, éstos previnieron al Presidente, y le aconsejaron que era un asunto demasiado peligroso, y que estaba exclusivamente en manos de los militares y del Servicio de Seguridad de la Nación; que los responsables de esas bases tenían, desde hacía ya tiempo, un pacto de silencio de secreto absoluto, bajo juramento, y que si alguien, fuera quien fuese, declaraba lo que allí había y con lo que se experimentaba, se jugaba la cárcel de por vida por traición a la Patria o ser eliminado. De modo que en modo alguno era prudente meter las narices en ese asunto tan delicado, y que solo algunas personas escogidas tenían acceso a lo que allí había.
Pero John Kennedy era un tipo muy especial, brillante, capaz de conseguir aquello que se propusiera; tenía un magnífico carisma Internacional, y era muy aceptado por las masas, lo que le hizo ser más decidido que sus antecesores, y desescuchando los consejos de los militares y senadores y desechando las amenazas de los responsables de la CIA que le advirtieron que de ir alli a Fort Worth se jugaba no sólo la carrera sino también la vida, presionó al Senado para animarles desde su puesto de la Casa Blanca a hacer una serie de mandatos y leyes públicas para que los medios y el público en general tuviera acceso a lo que allí se guardaba en relación con los Ovnis estrellados en diferentes partes de la Tierra, sobre todo en el Territorio Americano.
John no estaba solo en su particular empeño. Alguien más alentaba los deseos de John Kennedy. Era su hermano Robert Kennedy, que le apoyaba totalmente en su decisión, así como la esposa de John Kennedy, Jacqueline, que por ese entonces conocía y se relacionaba en sus visitas de sociedad con el armador griego Aristóteles Onasis.
Los comentarios y los deseos de John Kennedy pusieron en guardia a los responsables directos de esas bases de Fort Worth y de Nevada en el Área 51 y la amenaza a la seguridad de ese secreto empezó a hacer temblar a los responsables de esas bases que sabían que el carisma y la personalidad cariñosa de John Kennedy eran suficiente como para que la entera Noción le apoyara en su deseo de sacar a la luz los secretos guardados.
Los responsables militares de la Seguridad Nacional conocían el problema que representaba el Presidente Kennedy. Se estaba poniendo en peligro no solo a los responsables de ese silencio que ha costado la vida y la salud a millones de seres humanos, sino que se ponía en peligro la estabilidad económica y civil de Norte América. Temieron que una vez sacado ese asunto a la luz pública, otras potencias extranjeras como China con la influencia arrolladora de Mao en ese tiempo, y Rusia con Nikita Kruchopf, Cuba con Fidel Castro, y los países asiáticos y sudamericanos, pudieran aprovecharse de los secretos tecnológicos y de aplicación militar.
Podría haber un caos sin precedentes, reflexionaban los responsables de la Seguridad y de la Defensa, si el Presidente John Kennedy sacaba el asunto de Roswell a la luz pública, aparte de las responsabilidades personales por parte de los que sabían este asunto y lo habían callado a lo largo de años y años, siendo responsables directos por ocultación de hechos, de la muerte innecesaria de millones de seres humanos.
Así que se temían lo peor de parte del mandatario de la Casa Blanca. El Presidente Kennedy tenía ya tomada una decisión firme de que una vez se hubiera visitado oficialmente Dallas, se acercaría a la Base militar de Fort Worth, y vería personalmente esos Ovnis y esos restos de alienígenas, y sus trajes igualmente. El carisma y la personalidad arrolladora de Kennedy sacarían el asunto adelante en pocos días, lo que aterrorizó a los responsables de ese encubrimiento y causaría así mismo la ruina de los magnates del acero y de las industrias automovilísticas y de maquinaria en general.
Por todo ello, y temiendo ver sus grandes negocios en bancarrota, los grandes empresarios y los magnates del acero, de los que formaba parte como accionista e inversor Aristóteles Onasis, (el cual además había recibido información directa e imprudente de Jaqueline Kennedy), fueron dando forma a un complot para preparar un atentado contra el Presidente John F. Kennedy en su visita anunciada a Dallas, antes de que Kennedy se acercase a Fort Worth.
Todos los presentes que estuvieron allí aquél 22 de noviembre de 1.963 dicen que en Dallas hacía un día precioso.
Y ahí está trazado el esquema tantas veces repetido, sospechado, y dibujado. John F. Kennedy ya tenía en frente a toda la cúpula del poder económico y del poder militar y de la seguridad nacional. Kennedy había sido ya advertido en suficientes ocasiones desde los estratos más importantes del país.
Los altos mandos militares no estaban dispuestos a revelar el asunto de Roswell. Era un secreto de máxima seguridad nacional. La operación se puso en marcha. Buscaron a un cabeza de turco, un tipo que encajase bien en el teatro que se estaba montando. Un disidente, con relaciones con el comunismo, Lee Harvey Oswald, conocido manifestante del antiamericanismo y viejo colaborador de la CIA, algo demente, inestable, y con malas referencias, fue el tipo perfecto y el personaje utilizado. Si las cosas salían mal, tenían al responsable, que sería convenientemente detenido, pero que por supuesto, nunca le dejarían hablar públicamente, como así fue.
Le colocaron en un emplazamiento en una Avenida con mucha visibilidad, (un tonto útil en el sitio más descarado) y le dieron un viejo fusil con teleobjetivo a distancia, para realizar un par de disparos desde la ventana de una escuela, hacia el coche presidencial en el que iría Kennedy, su esposa Jaqueline, y un senador de Dallas, aunque los disparos mortales, como todo el mundo sabe, los realizaron dos agentes de la CIA desde ambos lados de la calzada colocados estratégicamente, con referencias y coberturas policiales, por si algo salía mal.
Los agentes asesinos fueron protegidos por la misma policía de Dallas, algunos de cuyos responsables sabían de antemano del atentado que ya estaba preparado con minuciosidad.
A Oswald le dieron instrucciones de que una vez realizados los disparos se metiera en un cine, y que simplemente esperase allí un par de horas hasta que todo pasase. De paso allí estaría perfectamente localizado para saber en todo momento dónde estaba Oswald. Mucha gente relacionada con el poder, sabía ya de la preparación de ese atentado. De hecho alguien avisó con anterioridad al servicio de seguridad de la Presidencia de John Kennedy, que el Presidente no fuese a Dallas bajo ningún concepto, ni visitase Fort Worth, o le matarían sin lugar a dudas.
Detuvieron a Oswald y cogieron el fusil que utilizó, sin darle tiempo a dirigirse a nadie en absoluto. Una vez que empezaron a interrogarle "privadamente", Oswald empezó a debilitarse y empezó a "cantar" aquello que él sabía: "que a él sólo le habían dado órdenes". El equipo que diseñó el magnicidio pasó entonces a la segunda fase, y sacaron en escena al segundo cabeza de turco, un tal Jack leon Ruby, un jefe de un Club de Dallas, al parecer muy emparentado con la CIA, y puesto que Jack Ruby tenía pocos días de vida debido a un cáncer terminal, pactaron con él para que asesinase a Oswald en la Central donde le tenían para el interrogatorio, para que no pudiese hablar más con nadie.
Jack Ruby cumple las órdenes que le han dado. Se abalanza sobre Oswald y le dispara. El asesino "oficial" del Presidente no volverá ya a hablar más.
Así que puesto que Ruby tenía pocos meses de vida y no tenía esperanza de operación alguna para su cáncer terminal, le convencieron para que hiciese un sacrificio más, el último, por "La gloriosa Nación Americana". Ruby asesinó a Oswald impunemente, cuando lo sacaban para llevarle a los departamentos del Estado, delante de toda la Policia, delante de muchos testigos, y delante de las cámaras de la televisión que transmitía ya las noticias para unos espectadores americanos en estado de shock que no ganaron para sustos durante todos aquellos horribles días.
Un shock del que todavía no se ha recuperado el pueblo americano, ni se recuperará hasta el día que se revele a la opinión pública toda la verdad de lo que allí sucedió. Después, como era de esperar, Ruby también fué engañado al igual que Oswald, y murió precipitadamente poco despues de ese atentado, a causa de su cáncer terminal que de repente se había "acelerado", gracias a las "atenciones médicas", sin poder decir ni una sola palabra, dejando así impunemente y en silencio el trágico asesinato.
Las amenazas de los otros Kennedy
Parecía que el miedo para los estamentos del Poder había pasado, pero no fue asi, ya que surgió otra amenaza: el hermano de John, Robert Kennedy, quien una vez que llegase a la Presidencia de los EEUU y a la Casa Blanca, tenía exactamente la misma idea de "desclasificación" que su hermano, y eso lo sabían los responsables de toda la trama. Robert Kennedy tenía el mismo carisma, y la misma simpatía que John Kennedy.
Además, tenía en mente realizar mas cambios en Norte América como las reformas de los Derechos Humanos de la raza negra, reformas en cuanto a las relaciones políticas de Norte América con los Países del Este y un sin fin de proyectos más que ponían a temblar de nuevo a los responsables del ocultamiento del asunto Roswell. Temían que Robert una vez llegado a la Presidencia vengaría la muerte de su hermano, ya que sabía mas o menos lo que había detrás de ese atentado. Pero de momento Robert callaba, porque no quería levantar el vuelo antes de tiempo para no espantar la caza. Así que de nuevo se planeó sin piedad otro nuevo atentado contra Robert Kennedy, al igual que sucedió con John Kennedy.
JFK, John Fitgerald Kennedy; RFK, Robert Kennedy; y JJK John John Kennedy. Los tres presidenciables con la Casa Blanca asegurada, que desaparecieron antes de tiempo.
Para esta ocasión, se captó a un extremista jordano llamado Sirhan Bishara para asesinar a Robert Kennedy, y así realmente sucedió en la ciudad de Los Ángeles en el año 1968; a Sirhan Bishara se le preparó con anterioridad con un método poco convencional pero efectivo. Para la operación se escogió también a un agente de la CIA llamado Di Silvano, dirigido a su vez por otro agente muy relacionado con el ocultismo y la parasicología, un tal William Joseph Bryan.
El equipo de agentes "ocultistas" se reunió con el jordano, acompañados también de una mujer rubia amiga de Bryan, y tras una sesión, pudieron hipnotizar a Sirhan Bishara, ordenándole ejecutar al senador Kennedy en el lugar escogido de Los Ángeles. Agentes del Gobierno empezaron a sospechar de estos otros extraños agentes. Di Silvano fue ejecutado por agentes de la CIA en el año 1977 en un Motel de las Vegas, y aun hoy Sirhan insiste en decir que no se acuerda de nada en absoluto de lo que sucedió ni de lo que hizo o no hizo en los Ángeles. Siempre comenta lo mismo: ¡¡que le hipnotizaron!!...
Pero ahí no acabó la cosa. Más del 90 % de todos los investigadores privados, policías, periodistas, testigos oculares, e informadores, que tuvieron relacion con el caso del asesinato del Presidente John Kennedy, se suicidaron o los hicieron desaparecer para siempre, o murieron de un cancer terminal que les sobrevino extrañamente poco después de ese trágico asesinato. Y unos muy pocos relacionados con la CIA, se suicidarían antes que declarar lo que saben del asunto, sabiendo lo que les espera si hablan una sola palabra de lo que saben.
El día que John John Kennedy dijo que quería entrar en política
Pero quedaba aun otro hijo de los Kennedy, el hijo de John F. Kennedy, John John Kennedy. Mientras no se metiera en política su vida sería tranquila. Y si alguna vez entraba en la política, el hijo de Kennedy podría llegar a ser también un peligro si llegaba a la Presidencia de los EEUU. Pero de momento no había ningún problema, el hijo prometedor del gran Kennedy nunca se interesó por nada que tuviera que ver con temas relacionados con la política. John John era un joven que llevaba una vida sencilla y tranquila.
El senador Edward Kennedy sufrió un accidente de coche en 1.969, en Chappaquiddick, que le costó la vida a su amiga, Mary Jo Kopechne.
Sin embargo, había otro hermano de los Kennedy que sí podía haber llegado a las Elecciones, y me refiero a Edward Kennedy. Pero Edward Kennedy había dejado de ser un peligro parece ser por su propia torpeza, a raíz de un turbio asunto, el accidente de Chappaquiddick Island, Massachusetts, en donde dejó morir en ese accidente de coche a una amiga. Por si esto hubiera sido poco, sus siguientes escándalos como el divorcio de su esposa alcohólica Joan en 1983 le crearon una mala fama, y al final todos sus escándalos le descartaron totalmente para llegar a la Casa Blanca.
Sin embargo, en el año 1.998, John John Kennedy sorprendió a todo el mundo y anunció que había decidido emprender el camino de la carrera política, siguiendo el ejemplo de su padre, y contando además con el mismo carisma que su padre y la misma simpatía. Su nombre poco a poco, como era de esperar, empezó a sonar cada vez más fuerte, y las simpatías por todas partes rodearon su persona. El terror otra vez empezó a recorrer los despachos de las más altas esferas gubernamentales.
Y de nuevo, se pensó que se requería una nueva víctima para acallar todas las bocas posibles y destruir todos los peligros, así que un día llegó el momento de una buena oportunidad; se aprovechó la ocasión en que John iba a viajar en su avioneta particular, en compañía de su esposa Carolyn y su cuñada. Debían acudir a la boda de su prima Rory Hannisport.
El 16 de julio de 1.999 la joven familia Kennedy despegó en su avión privado. La oportunidad era excelente. Se preparó un atentado que tuviera forma de accidente, y esta vez los agentes secretos dejaron dentro del avión una cápsula que contenía gases nocivos. Una vez ya en vuelo, se fué dejando escapar esta sustancia dentro de la cabina de mandos, mientras la nave continuaba su ruta por el mar. Tal como se había preparado, la tragedia tuvo lugar, y la avioneta acabó tragada por el mar.
El borrado de huellas también estaba pensado: el agua salina disolvería los efectos de ese gas, y se vería creíble un normal accidente de vuelo. De esta manera fue anulado el nuevo peligro que se cernía sobre las cabezas de los responsables del asunto escabroso de Roswell.
Este trágico episodio del joven Kennedy me resulta particularmente triste porque lo viví en cierto sentido de una manera directa. Antes del accidente yo había escrito una carta al hijo de Kennedy, que debió haberla recibido aproximadamente una semana antes de aquella boda familiar.
En la misiva le advertía del peligro que corría, le mostré las razones de los asesinatos de su padre y tío. La carta se la envié a su dirección en su despacho de Nueva York, 20 N Moore New York (NY) 10013-2435. La secretaria de John John debió recibir mi carta, a no ser claro está, que hubiera sido interceptada. En ella, avisaba por escrito a John, y le recomendaba que tuviera cuidado, porque ahora iban a ir a por él. Supongo que ya era demasiado tarde. También dirigí varias cartas vía correo-e al tío de John, Edward Kennedy (el de los escándalos), así como a otros familiares de John, como a su primo John Marc Kennedy, o a la tía de éste, Kathelen.
Hoy en día sigue siendo imposible entrar en las bases secretas de Nevada y Texas, prohibido incluso hasta para el Presidente de los Estados Unidos. Además dichas bases estan protegidas con armas nucleares, por si algún día alguien quisiera entrar a la fuerza. La ocultación permanece así desde hace más de medio siglo.
Quizás ahora el lector comprenda por qué muchos candidatos a Presidente, durante su carrera electoral promete a los ciudadanos, incluso con buena intención, que va a desclasificar los grandes secretos si llega a ser elegido. Sin embargo, una vez que el nuevo Presidente se instala en la Casa Blanca, empieza a comprender la realidad, y comienza a sentir como propios los peligros que sufrió la familia Kennedy.