martes, abril 05, 2022

La Meditación en el Budismo

Jack Kornfield
Vipassana: el camino de la meditación interior

La meditación budista es una herramienta que nos permite desarrollar la atención plena, es decir, la capacidad de vivir plenamente en el aquí y ahora, y que nos enseña a ver las cosas con profundidad con el fin de que llegemos a comprender la realidad tal como es y nos liberemos de la pesada carga de la ilusión, que es la fuente de nuestra insatisfacción vital y de un montón de sufrimiento innecesario.

El término pali para meditación de la claridad es vipassana bhavana. Bhavana viene de la raíz bhu, que significa crecer o convertirse. Por lo tanto, bhavana significa cultivar, y la palabra siempre se utiliza en referencia a la mente. Bhavana significa cultivo mental. Vipassana deriva de dos raíces: passana, que significa ver o percibir, y vi, un prefijo con un complejo conjunto de connotaciones. El significado básico es «de forma especial»; pero también tiene la connotación de «hacia dentro» o «a través». El significado completo de la palabra es ver dentro de algo con claridad y precisión, ver cada componente como distinto y separado, y penetrar hasta el fondo para percibir la realidad más fundamental de esa cosa. Este proceso conduce a una comprensión experiencial de la realidad básica del objeto que esté siendo inspeccionado. Juntadlo todo y vipassana bhavana significa el cultivo de la mente, destinado a ver de una forma especial que conduce a la claridad y a la comprensión completa. 

 En la meditación vipassana cultivamos un modo especial de ver la vida. Nos entrenamos para ver la realidad exactamente como es, y a este modo de percepción especial lo llamamos «atención plena». Este proceso de atención plena es realmente bastante distinto a lo que estamos acostumbrados a hacer. Normalmente no observamos lo que se encuentra realmente delante de nosotros. Vemos la vida a través de una pantalla de pensamientos y conceptos, y confundimos estos objetos mentales con la realidad. Nos vemos tan atrapados en esta corriente infinita de pensamientos que la realidad pasa sin que nos demos cuenta de ella. Pasamos nuestro tiempo absorbidos en la actividad, atrapados en una lucha eterna contra el dolor y la incomodidad. Empleamos todas nuestras energías tratando de sentirnos mejor, tratando de esconder nuestros miedos. Buscamos seguridad sin fin. Mientras tanto, el mundo de la experiencia real para sin ser tocado ni gustado. En la meditación vipassana nos entrenamos para ignorar los constantes impulsos para sentirnos más cómodos y en vez de ello buceamos en la realidad. Lo irónico de la situación es que la paz real solo llega cuando dejamos de perseguirla...

Cuando relajamos nuestra deseo apremiante de comodidad, aparece la plenitud real. Cuando abandonamos nuestra búsqueda frenética de gratificación, llega la belleza real de la vida. Cuando buscamos conocer la realidad sin ilusión, de forma completa, con todo su dolor y peligro, es entonces cuando la libertad y la seguridad verdadera son nuestras. Esto no se trata de alguna doctrina que esté intentando pasarte. Es una realidad observable, algo que podéis y deberíais ver por vosotros mismos. —Henepola Gunaratana, Mindfulness in Plain English.

¿Qué es la meditación? 

Esta es una pregunta cuya respuesta ha dado origen a numerosos libros, manuales, descripciones, teorías, textos y conceptos. Existen cientos de escuelas de meditación que utilizan la oración, la reflexión, la devoción, la visualización y un sinfín de prácticas para tratar de sosegar y concentrar la mente, pero el objetivo concreto de la meditación de la visión penetrante (y de otras disciplinas afines) es el de aumentar nuestra comprensión sobre el funcionamiento de la mente y del corazón. Pero este proceso de comprensión solo puede iniciarse adiestrando la atención y aplicándola a nosotros mismos. Desde este punto de vista, preguntar «¿qué es la meditación?» equivaldría preguntar «¿qué es la mente?», «¿quién soy yo?» o «¿qué significa estar vivo y ser libre?», preguntas, todas ellas, sobre la naturaleza de la vida y de la muerte. Y la esencia de la meditación consiste en tratar de responder a estas cuestiones desde nuestra propia experiencia mediante un proceso de autodescubrimiento.

Descubrir la respuesta a todas estas preguntas es un proceso extraordinario. De otro modo, nuestra vida discurrirá de una forma completamente automática. Son muchas las personas que malgastan la vida dominados por la codicia, la agresividad y el temor o corriendo en pos de la seguridad, el afecto, el poder, el sexo, la riqueza, la salud, el placer o la fama, en un ciclo interminable de búsqueda que el budismo denomina samsara. No es frecuente, sin embargo, que nos tomemos el tiempo y la molestia de tratar de comprender el funcionamiento de nuestra propia vida. Nacemos, envejecemos y finalmente morimos: gozamos, sufrimos, dormimos y despertamos y todas estas acciones se suceden a gran velocidad. La conciencia del sufrimiento implicado en el proceso de la existencia llevó al Buda a cuestionarse en profundidad las causas que originan el sufrimiento y la forma de liberarse de él. Esas fueron las preguntas que se formuló el Buda, ese fue el punto de partida de su práctica y es por ello que cada uno de nosotros debe descubrir su propio modo de plantearse estas mismas preguntas. El objetivo de la meditación de la visión penetrante es llegar a comprendernos a nosotros y a nuestra propia vida. La meditación, pues, constituye, al mismo tiempo, un proceso de comprensión y de liberación.

Existen diferentes tipos de comprensión. Uno de ellos consiste en tratar de comprender lo que han dicho otras personas. Podemos leer y acumular una enorme cantidad de datos —procedentes incluso de maestros espirituales— y, si bien este tipo de comprensión tiene cierta utilidad, sigue tratándose, no obstante, de la experiencia de otra persona. Asimismo, puede resultar útil el consejo de una persona sabia y experimentada que pueda confirmarnos si nos hallamos en el camino correcto.

Nuestras propias consideraciones y reflexiones también pueden contribuir a profundizar nuestra comprensión: «He reflexionado mucho sobre este punto y ahora comprendo cómo funciona». El pensamiento también puede proporcionarnos una gran cantidad de información pero ¿existe, acaso, un nivel de conocimiento más profundo todavía? ¿Qué ocurre cuando empezamos a plantearnos preguntas fundamentales sobre la vida?, preguntas tales como ¿Qué es el amor? o ¿Qué es la libertad?, preguntas que no pueden ser contestadas mediante un conocimiento meramente intelectual o de segunda mano. Uno de los descubrimientos realizados por el Buda y por todos aquellos que, generación tras generación, han llevado a la práctica estas enseñanzas, es que existe una respuesta para estas difíciles y extraordinarias preguntas, pero esta solo puede originarse en el conocimiento silencioso e intuitivo que se deriva del desarrollo de nuestra capacidad para ver clara y directamente lo que ocurre.

¿Cómo empezar? Tradicionalmente se afirma que este conocimiento solo puede madura si desarrollamos tres aspectos fundamentales de nuestro ser: el fundamento de la conducta consciente, la estabilidad del corazón y la sabiduría o claridad de visión.