¿Has estado cerca de alguna persona cuando está expresando enojo? Resulta incómodo ¿verdad? Y doloroso, también… “auch”… El enojo es una ardiente y furiosa emoción, explosiva y volátil por naturaleza – ciertamente no es una emoción fácil de manejar. Aprender a expresar el enojo apropiadamente es como aprender a manejar la dinamita. Un movimiento en falso y podemos hacer estallar a alguien emocionalmente, dándole un gran dolor y sufrimiento. En los últimos años mi búsqueda ha sido comprender el enojo, cómo usarlo y cómo expresarlo. Este artículo está relacionado con un descubrimiento reciente que hice respecto de la expresión o cómo ventilar el enojo... y fue un descubrimiento multidimensional.
Me encontraba en la cocina de mi casa, lavando la vajilla del desayuno cuando mi esposo hace su entrada, la cara roja, enojado. Yo estoy allí de pie, con mis manos dentro del agua, observando silenciosamente las respuestas de mi cuerpo. Él grita y maldice a su computadora por su ineficiencia; los músculos de mi espalda empiezan a tensarse; esto es un intento preventivo contra la furiosa nube de energía que se dirige hacia mi. Mi Niña Interna grita: “¡Corre!” Conforme la nube quema la cubierta de mi campo áurico. Aunque puede crear empatía con el dolor de mi esposo, la situación me deja irritada, me siento usada y forzada a una emoción ajena a mi. Intento decirme que está bien apoyarlo, que es bueno expresar enojo y dolor. Después de todo, tenemos un acuerdo en donde permitimos al otro expresar su enojo sin miedo de sentirnos menos o sentirnos manipulados. Todo lo que él está haciendo es hacer uso de ese acuerdo, así que ¿por qué me siento tan alterada cuando mi esposo expresa su enojo o rabia alrededor mío, aun cuando la situación no se relaciona conmigo? ¿Por qué no puedo ser un auditorio que lo apoya, como dije que sería? ¡Ah, esa es la pregunta del millón de dólares.
Después de muchos años de entrenamiento en creencias y conceptos multidimensionales, he llegado a comprender que el enojo y el dolor resultante son una parte normal de cualquier relación profunda porque es una parte normal de ser humano. Además, había aprendido que todo tiene un valor, lo cual significa que el enojo tiene un valor, de hecho, muchos valores. Desde la perspectiva multidimensional el enojo, utilizado apropiadamente, es valioso de muchas maneras.
1) El enojo actúa como un mecanismo de protección, una especie de alarma contra incendios. Nuestro Niño Interno lo usa para alertarnos al hecho de que hemos sido, o seremos próximamente, violados emocional o físicamente.
2) Cuando el enojo es expresado muestra a nuestro Niño Interno que lo amamos porque él/ella nos ha avisado de un peligro latente y nosotros hemos respondido. En esencia, actuamos lo que hablamos. Le mostramos que nos importa lo suficiente como para protegerlo.
3) El enojo puede tener una condición de catarsis cuando se expresa en el momento, al limpiar el cuerpo de una violación emocional o física para que esa emoción no se almacene.
4) Cuando expresamos enojo en una relación para eliminar violación o nuestro miedo hacia alguien, permanecemos en contacto con nuestros sentimientos y, por tanto, nos abrimos y somos honestos con nuestro compañero.
Bien, entiendo todo esto, pero todavía no he respondido a mi pregunta de por qué me cuesta trabajo apoyar a las personas cuando éstas expresan enojo en mi presencia. Esto ha sido el verdadero punto de contención entre mi esposo y yo. Jonathan es sorprendente en muchos aspectos y no sólo porque es mi esposo sino porque puede permitir que las personas expresen enojo en su presencia y él estará ahí para apoyarlos emocional y físicamente hasta que aquella persona se recupere. Lo admiro mucho por ser capaz de hacer esto. Su habilidad para ser un testigo de apoyo proviene de su condicionamiento de infancia. En su hogar no existía el juicio cuando se expresaba enojo. Esto le sirvió, años después, en su trabajo como consejero para personas con enfermedades adictivas, en su trabajo en hospitales en donde ayudaba a las personas a pasar el síndrome de abstinencia por alcohol o drogas. Es sorprendente ver la cantidad de enojo que se proyecta cuando los medicamentos ya no están allí para controlar la adicción
A medida que he caminado por el proceso de encontrar lo que yace en la raíz de mi incapacidad de ser una buena escucha y sentir el enojo del otro, realmente he cubierto un gran trayecto. Primero pensé que se debía a la manera en que mi padre solía tener pataletas de ira, no solamente una pataleta de enojo sino enormes pataletas explosivas, del tipo en la que los muebles son destruidos y las paredes se llenan de agujeros. Sus rabietas eran impredecibles y nos llenaban de terror a mis hermanos y a mi. Pero lo que temíamos más era ser culpados de su enojo, y muchas veces lo fui. Crecí dando pasos sobre aquellos cascarones de huevo proverbiales, siempre atenta de no dar a mi padre razón alguna para su enojo que incluía predicar acerca del comportamiento de mis hermanos. Y cuando esto fallaba, hacía todo lo que estaba en mi poder para detener su ira, incluyendo solucionar el problema, razonar con él (aunque sabemos que no tiene sentido razonar con un hombre que está loco de rabia) o aceptando la culpa si era necesario. En razón de esta situación en mi vida con mi familia crecí inconscientemente condicionada a creer que cada vez que una persona estaba alterada en mi presencia aunque no tenía nada que ver conmigo, que era mi responsabilidad detener el conflicto.
Conforme crecí entendiendo cada vez más quien soy yo me di cuenta que el condicionamiento en mi niñez era tan solo parte de la razón y encontré una forma de cambiar mi programación. Cuando los otros descargan su enojo a mi alrededor pero no hacia mi, rápidamente voy hacia mi interior, tomo a mi Niña
Interna en mis brazos y suavemente le repito: “No es acerca de mi, no tiene nada que ver con nosotras. Esta persona únicamente está expresando su dolor y todo está bien.” Esta técnica parece dar resultado pero no alejó el dolor que sentí al ser testigo de la expresión de mi esposo y, además, no impidió el que yo me sintiera enojada y resentida después.
Recientemente, en el transcurso de una tarde, la respuesta a esa pregunta del millón de dólares nos llegó y, por supuesto, como muchas de las respuestas multidimensionales, está formada por múltiples capas y, por lo mismo, estaba totalmente completa. Jonathan y yo nos encontrábamos en otra de nuestras “pequeñas discusiones” respecto de mi inhabilidad para permitirle expresar su enojo, cuando le dije: “Ah, lo tengo. No puedo permitirte expresarlo porque cuando lo haces me quedo con tu enojo que acabas de descartar y lo cargo hasta que me puedo deshacer de él... y ¡duele mucho cargarlo! Es por eso que yo me enojo, me quedo sintiéndolo mientras que tú navegas fuera de él sintiéndole aliviado y mucho mejor. Con razón me altero. Con razón no puedo ser una buena escucha.” Sentí como si una enorme luz acabara de encenderse, iluminando la oscuridad de la ignorancia en la que había estado viviendo toda mi vida.
Continuamos con nuestra conversación y nos dimos cuenta que necesitábamos una manera de liberar y eliminar el dolor. Fui hacia mi interior para preguntarle a mi Niña Interna qué es lo que ella desearía eliminar del enojo y liberar el dolor proveniente de ese enojo. Su respuesta fue: “Quiero que él muestre su aprecio a mis esfuerzos por ser una buena escucha. Quiero que me de las gracias por estar dispuesta a sentir su enojo liberado y llevarlo hasta que se elimina por sí solo. Quiero que diga que está agradecido porque yo tengo la voluntad de brindarle este servicio y que comprende que hacer esto duele.”
Muy bien… eso estaba muy claro. Así que respondí: “Jonathan, quiero ser agradecida por el hecho de ser alguien que te escucha y te apoya. Y, quiero que me ayudes a eliminar el dolor proveniente de tu propia liberación de mi cuerpo y de mi campo energético. Si tú puedes hacer esto entonces no tendré ningún problema al permitirte expresar tu enojo en mi presencia. Y no sólo estará bien, yo propiciaré tener oportunidad para brindar este servicio como una forma de mostrar mi amor. Así que una vez que hayas terminado de ventilar tu enojo me gustaría que me dijeras algo como: “Gracias por escucharme. Sé que sentir mi enojo te lastimó y aprecio tus deseos de escucharme mientras lo ventilo.” No necesitas decir exactamente estas palabras Jonathan, sólo habla desde tu corazón y yo lo sentiré.”
Entonces, tener de regreso a Jonathan para liberarme del dolor que dejó en mi representó la última pieza del rompecabezas que había estado buscando. Pero todavía hay un detalle que quiero subrayar. Observa que cuando le pregunté a mi Niña Interna qué era lo que necesitaba para liberar el dolor, ella no pidió una disculpa. Una disculpa significará que yo era una víctima y no quiero serlo. Después de todo, la razón para incorporar conceptos y creencias multidimensionales es que eliminas el ser víctima, y por lo tanto se nos muestra cómo pensar y vivir como dioses/diosas creadoras, llenos de poder. No soy una víctima cuando he escogido, a través de un acuerdo, permitir a otro, en este caso a Jonathan, a expresar su enojo en mi presencia. Pero, si él se disculpa por ventilar su enojo, implica que yo soy víctima, que no soy una persona total y completa, capaz de procesar el dolor del enojo. Cuando eso ocurre, debilita la confianza que estaba construyendo para él a través de nuestro acuerdo de poder desfogar nuestras emociones. Esto, a su vez, socava nuestra relación. Todo lo que necesito para poder mantener mi parte del acuerdo es ser validada y apreciada por mi rol para que pueda liberar el enojo de mi campo magnético. No soy una víctima de su dolor cuando tenemos un acuerdo que permite desahogar las emociones.
Del otro lado de la cerca, para Jonathan, ofrecer una disculpa representaría enviar el mensaje a su Niño Interno de que había sido malo... que expresar su enojo estaba equivocado y, por lo tanto, que él es una mala persona. Esto deteriora sus esfuerzos por aprender a usar y a expresar su enojo de manera apropiada. Deteriora su trabajo de moverse hacia la aceptación del enojo como algo que tiene valor y usarlo como una herramienta de auto protección y sanación. Si existe un acuerdo entre nosotros que permite que cada quien pueda expresar su enojo en presencia del otro, entonces su desahogo no es malo. Él simplemente está usando el derecho inherente en nuestro contrato para desfogar nuestras emociones. Por lo tanto, ventilar nuestro enojo no es malo, es sólo que cuando la persona que está cerca nuestro cuando expresamos esa emoción no ha sido validada y liberada del dolor que nace de nuestra expresión aun cuando exista un acuerdo para hacerlo, nuestra acción provoca un problema. Si recordamos validar después de que expresemos nuestro enojo entonces seremos capaces de expresar libremente y de encontrar aun más apoyo cuando lo hagamos.
Volviendo a mi parte del acuerdo, si yo invalido sus desahogos al tratar de arreglar el problema, le digo que está equivocado, lo juzgo, lo coarto o me distancio después, destruyo su confianza en mi y, por ende, nuestra relación.
Y si continuo haciendo esto, no tardaré mucho para que me deje de considerarme como una persona segura o una con total integridad, porque estoy rompiendo nuestro acuerdo. ¿Se dan cuenta que la calle tiene dos vías?
Ahora que he explicado cómo descubrimos la última pieza para usar nuestro “Acuerdo de Desahogo”, recapitulemos para que quede muy claro cómo vamos a integrarlo en nuestra relación y cuándo aplican estas cláusulas.
Para que tengas la capacidad de permitir el desahogo en tu presencia necesitas un Contrato de Desahogo. Por ejemplo: acordamos permitir al otro ventilar su enojo en nuestra presencia sin miedo a ser culpados, disminuidos o juzgados. Acordamos que cuando somos el Escucha (la persona que escucha al que se desahoga), brindaremos apoyo y tendremos empatía por el otro. Cuando somos el que se está desahogando acordamos expresar solamente enojo que no está dirigido al que escucha y damos gracias a esa persona y mostramos aprecio después.
Guía para utilizar este acuerdo:
El que se desahoga no dirige su enojo al que Escucha. Ejemplo: “Desfogo mi enojo y frustración en relación a un artículo, en presencia de Jonathan. No lo pongo en la mira como si lo estuviera culpando de mi frustración y enojo,
El que Escucha está de acuerdo en escuchar lo que se está ventilando sin culpar al que expresa su emoción, sin tratar de arreglar la situación o de menospreciarlo. El que escucha está de acuerdo en apoyar y en escuchar con empatía. Ejemplo: cuando expreso mi enojo en relación a un artículo, él me escucha y expresa su empatía al decir “Si, puedo entender cómo te sientes ahora”... o “Si, te escucho. Esto es realmente difícil”.
El que se Desahoga está de acuerdo en que una vez que haya terminado de expresar su emoción volverá y dará las gracias a su escucha y mostrará aprecio por el regalo que significa este servicio amoroso.
Esto me lleva al descubrimiento final de ese día: el valor No. 5 del enojo.
Expresar enojo y luego validar el dolor que causa al que escucha puede constituir el material preciso para construir la confianza entre los individuos que conforman esa relación más rápidamente que cualquier otra cosa. Puede reforzar y profundizar el vínculo mejor que si nunca logramos expresar nuestro enojo.
Esta es una muy audaz declaración, ¿verdad? Permítanme explicar:
Tal como lo mencioné anteriormente, el enojo es una emoción sumamente volátil y una a la que nuestra sociedad le frunce el ceño cuando es mostrada. Nos han condicionado a juzgar a las personas iracundas como algo malo y emocionalmente inestable y, por ende, algo que se debe evitar. ¿Por qué? ¿Podría ser quizá porque no tenemos idea de cómo procesar nuestro enojo? Se trata de una energía muy dolorosa que cuando se siente es como una quemadura violenta o algo mucho peor. De hecho, lacera la capa exterior de nuestro campo áurico y si es muy potente puede quemarlo y hacer un hoyo. Esto nos causa un traumatismo igual que cualquier otra herida. ¡Con razón no nos gusta!
Según lo entiendo, nuestro mundo no nos enseña a expresar el enojo de manera apropiada o a usarlo como una herramienta de protección, de sanación y crecimiento. Por el contrario, se nos enseña a esconderlo o a expresarlo intelectualmente, y estas dos instancias son totalmente ineficaces para liberar el enojo de nuestro cuerpo. Cuando se almacena, el enojo crea bloques emocionales que pueden producir un caos en nuestras vidas puesto que producen un enorme dolor emocional, mental y físico. Y, cargamos estos bloques hacia vidas futuras hasta algún momento en que pueden ser liberados. Es más, en virtud de que el enojo es una energía tan poderosa, cuando se almacena o se esconde actúa como una toxina, envenenando al cuerpo y literalmente comiéndonos vivos como es el caso del cáncer. El enojo se acumula en los órganos, especialmente el hígado y la vesícula, y crea ya sea obesidad o se introduce en nuestros intestinos y el colon, lo cual revierte la condición y se muestra como una incapacidad de ganar peso haciendo que la persona adelgace en demasía.
Estamos condicionados a no tener dolor en nuestras relaciones y por ello, el enojo, siendo una de las fuerzas emocionales más poderosas que tiene el ser humano, y una que puede infligir el mayor dolor, es algo que no debería existir en una “relación saludable”. Pero, permítanme disentir, basada en los valores que describo previamente, el enojo no solamente es saludable sino necesario como una forma de esclarecer violaciones (que definitivamente ocurren ya que somos individuos de libre albedrío) y de permanecer honestos y emocionalmente estables con nuestras parejas.
Así que mi punto es: que estamos tan condicionados a tenerle miedo al enojo y a evitarlo que si realmente empezáramos a utilizar esta herramienta en nuestras relaciones, el simple acto de ejercer una fuerza tan poderosa -de manera apropiada- construiría una enorme confianza. Podríamos expresar nuestras emociones y liberarnos de ellas y luego limpiar y liberar al otro. Permaneceríamos actuales en nuestras emociones, en lugar de barrer las cosas bajo la alfombra por miedo a crear una escena. Si cada vez que Jonathan o yo expresáramos nuestro enojo en la proximidad del otro, y luego volviéramos para validar las emociones para que el dolor fuera liberado, confiaríamos más y más uno en el otro en cada ocasión, y esa confianza se ahondaría. Y no sólo la confianza, llegaríamos a valorar al otro más porque estamos siendo ¡apreciados! ¡Qué libertad! Así que podrías decir que el enojo puede acercar a las personas y, mediante su uso, permitir el desarrollo de la confianza y el amor. ¿Acaso no es esto lo que deseamos en nuestras relaciones?
Para terminar, agradezco el rol que Jonathan ha jugado al mostrarme cómo permitir a los demás desahogar su enojo en mi presencia para que pueda ser mejor escucha. Le doy las gracias por su voluntad para seguir expresando su enojo cerca de mi hasta hacerme comprender esta importantísima parte del manejo del enojo. También estoy agradecida por la sabiduría multidimensional que he aprendido: un nivel de conciencia que me llevó a la solución de un problema muy doloroso de toda mi vida hasta ese momento. Espero que esto pueda ayudarlos la próxima vez que ventilen esta emoción o que estén frente a la oportunidad de apoyar a alguien a desahogar su enojo.
Me doy cuenta que este artículo cubre solamente un aspecto de cómo manejar el enojo, uno a través del cual el enojo no personal puede ser expresado. El siguiente artículo de esta serie considerará cómo manejar el enojo personalizado: el enojo que se expresa hacia ti. Pero, recuerden que podemos tener éxito al trabajar a través del dolor de un enojo personalizado si ya hemos aprendido exitosamente a trabajar primero el tipo que no es personalizado. Así que pongan este acuerdo en práctica en sus relaciones ahora para que el segundo sea mucho más fácil.
El enfado no personalizado es un enfado que una persona desahoga o expresa acerca de otro que no tiene que ver personalmente con el que escucha. En este artículo exploramos el enfado personalizado, el enfado que una persona desahoga o expresa frente a otro y que tiene que ver con el que escucha.
Son las 4 pm cuando paso por tercera vez frente al reloj en nuestro living. El la hora en la que tengo que irme para mi clase de yoga pero Jonathan tiene el coche y aún no ha regresado. Si no me voy en los próximos minutos, voy a llegar tarde. Pasan cinco minutos… diez minutos. Finalmente lo escucho en la entrada del coche. Peleo con mi enojo por perder la clase, por sentir que no soy lo suficientemente importante para él para regresar a tiempo tal como se había arreglado… la lista sigue. Peleo con la forma en la cual manejar mi enfado y dolor a medida que pasa por la puerta.
Tal como hemos explicado con anterioridad el desahogar el enojo es una cuestión difícil de manejar. El enfado es una emoción caliente y puede crear un trauma al que se le expresa, ya sea personal o no. Hay aquellos que dirían que no deberíamos sentir enfado y mucho menos expresarlo. Nuestra sociedad lo denuncia y el movimiento de la Nueva Era va más allá manifestando que para ser espiritual, de alguna forma deberíamos eliminar el enfado de nuestro ser. El enfado no puede ser eliminado de nuestro ser. Es una respuesta protectora empleada por nuestro Niño Interior y es tan vital para nuestro bienestar como el amor. Es una herramienta que cuando se la emplea en forma adecuada nos mantiene saludables. En algún punto debemos tomar la decisión de verlo en una luz distinta, para dejar de correr para evitarlo. Debemos trabajar con el mismo en lugar de vitarlo. Una vez que hagamos eso, estamos listos para enganchar su poder y emplearlo para el bien. Si, el enojo puede ser una cosa positiva. Simplemente debemos aprender el usarlo así.
Afortunadamente Jonathan y yo tenemos convenios acerca del manejo del enfado, en este caso para el manejo del enfado personalizado. Y, a raíz de experiencias penosas, he aprendido a aplicarlos cuando estoy enojada. Aquí va nuestro convenio personalizado con respecto al enojo. Los voy a conducir a través del mismo de a un paso por vez y mostrarles como lo he aplicado a la situación arriba mencionada.
Jonathan y yo hemos acordado el permitirnos a nosotros mismos el expresar el enojo hacia el otro sin temor a ser invalidado, ser inculpado, fijado o cerrado. Hemos acordado de que cuando uno de nosotros está enfadado con el otro esa persona escuchará el desahogo y validará a la parte enfadada sin defenderse, pidiendo disculpas cuando es necesario. Una vez que la parte ofendida ha sido validada y ha tenido tiempo de calmarse, él/ella estará de acuerdo en fijarse de cómo él/ella puede haber ayudado a crear la situación que produjo el enfado, y de asumir la responsabilidad y de disculparse cuando es necesario.
Jonathan y yo nos permitimos a nosotros mismos el expresar enojo hacia el otro sin el temor de ser invalidados, inculpados, fijados y ser cerrado.
Cuando se trabaja con el enojo es crucial que haya algún tipo de acuerdo que brinde seguridad para expresión. Nosotros ventilamos el dolor para deshacernos del mismo. Nos deshacemos del mismo porque es tóxico. Cuando hemos experimentado enfado, el cuerpo (también conocido como el Niño Interior) naturalmente tratará de expelerlo porque sabe que la energía del enojo es dañina si no es liberada. Así que, cuando lo expresamos, necesitamos saber que no vamos a ser aniquilados emocionalmente en el proceso. Algunas de las formas en las que hacemos esto como escucha es invalidando el dolor que ocasiona el enojo, (¿Porqué estás haciendo una cuestión tan grande de todo esto?) o diciéndoles que están equivocados al enojarse como en “No sé porqué estás tan enojado acerca de…” o arreglándolo como en “Está bien, dime qué es lo que quieres que haga y lo haré”. Todas estas acciones frustran el proceso de ventilación y hacen que la otra persona se siga aferrando al enojo y que encuentre otra forma de expresarlo. Y en base a mi experiencia, cuánto más esperamos para expulsar el enojo, tanto peor se pone.
Refiriéndome a la cuestión arriba mencionada, una vez que Jonathan entra a la casa, le digo “Jonathan, necesito hablarte acerca de algo”. Él contesta, “Bien”. Nos sentamos y yo comienzo.
Estamos de acuerdo en que cuando uno se enoja con el otro, esa persona escuchará el desahogo y validará a la parte enojada sin defenderse ni disculparse donde sea necesario.
Ahora esto es algo grande! Una de las formas en las que evitamos la liberación del enojo es por medio de la defensa. Tan pronto como decimos, “Pero” hemos cerrado el desahogo. ¿Porqué? Nosotros hemos hecho su desahogo con respecto a nosotros. A fin de liberar exitosamente el enojo, al otro debe permitírsele desahogarse plenamente enfocando toda su energía para liberarse del dolor.
Yo comencé expresando mi pena diciendo, “Realmente estoy alterada por no llegar a la clase hoy porque vos llegaste tarde. Siento como si yo no soy lo suficientemente importante para que llegues a tiempo. ¿No teníamos un acuerdo acerca de la hora en la que regresarías?
Esta es la parte más dura de ser el escucha, según lo considero yo, ya que el que tiene que escuchar, en este caso Jonathan, normalmente tiene una buena razón para llegar tarde, y si solamente le escucharía, no estaría enojada. Lo que tuvimos que aprender es que no importando cuál sea la verdad, en ese momento en el que la persona enojada se está expresando, el escucha no debe interrumpir, especialmente si queremos que nuestra parte de la historia sea escuchada. Pero duele ser acusado. Duele cuando otros proyectan su dolor sobre nosotros, ya sea que somos responsables o no de ese dolor, así que el aprender a escuchar y validar requiere un esfuerzo pero la recompensa bien lo vale. Una vez que la parte enojada ha sido escuchada y validada, él/ella puede entonces ser un buen escucha y escuchar tu lado de la historia, tratando de entender porqué actúa de la manera en la que lo hizo con la intención de quitar toda acusación.
Jonathan escucha mientras expreso mi dolor y mi enojo, proyectando el dolor disparado por mi miedo de no ser lo suficientemente importante para él. Él no defiende sus acciones, escucha y responde a mi dolor con “No puedo entender porqué estás tan lastimada. He sido la causa de que has perdido tu clase – algo que fue muy importante para vos y lamento eso y por causar que sintieses que no eras lo suficientemente importante para me para volver a tiempo”. Cuando es preguntado con respecto a la cuestión del convenio, el contesta con, “Si, tenemos este convenio y reconozco que lo he quebrantado”.
Al escuchar y reconocer mi dolor y pérdida, en este caso la clase, yo sentí que fui escuchada y que mi dolor había sido validado. Pero antes de que lleguemos a esto, déjenme explicarles lo que queremos decir con validar. Validar es honrar el derecho de la persona enojada de que tenga enojo. Jonathan validó mi dolor al decir las palabras que le hablaron a mi dolor. Él dijo que comprendió que la clase era importante para mi y que debido a que quebrara su acuerdo, yo había perdido la oportunidad de participar. Eso es lo que llamamos hablarle al dolor. La mejor forma que conozco para ser capaz de validar es poniéndome a mi misma en los zapatos de la persona lastimada en ese momento. En nuestra situación, Jonathan se puso en mis zapatos por un momento. Al hacerlo, no necesariamente tiene que estar de acuerdo con mi perspectiva, después de todo no dispongo de todos los hechos todavía, sino simplemente significa que reconoce mi derecho a estar enojada, basada en mi perspectiva actual de la situación.
La validación hace una cosa asombrosa, le permite al que se desahoga de liberar totalmente el dolor del enfado porque dice, “Él ve mi punto de vista y reconoce mi derecho a tenerlo”. En mi experiencia, la gente enojada permanece enojada porque no han tenido a nadie que los valide. Así que caminan a través de la vida, continuamente desahogando las esperanzas de que alguien aparezca y los valide para que finalmente lo puedan liberar.
El punto más importante aquí es que podemos desahogar el enojo, liberando el vapor, pero la pena de ese enojo no puede ser liberada hasta que hayamos sido validados, en primer lugar siendo escuchados y luego por una disculpa sincera que le habla a la pena. (En un próximo artículo discutiré las disculpas) El validar la pena de una persona enojada le permite a él/ella el liberar esa pena.
Una vez que la persona enojada haya sido validada y haya tenido tiempo de calmarse, él/ella se fijarán en cómo pueden haber ayudado a crear la situación que produjo el enojo, y asumir la responsabilidad, disculpándose si es necesario.
Es bastante mágico el presenciar la transformación que tiene lugar cuando una persona enojada ha sido validada. Habiéndose ido el dolor, mi cara roja enojada vuelve a lo normal, el ritmo de mi corazón disminuye y sorpresivamente estoy muy abierta a ver la cuestión desde el lado de Jonathan. Es ahora cuando él cosecha la recompensa que proviene de no haber tratado de saltar en su propia defensa antes de validar. Habiéndose ido el dolor, ahora puedo pensar en forma correcta (¿no le hace enloquecer el dolor a veces?) y buscar una resolución. Ahora estoy lista para escuchar porqué ha llegado tarde. Escucho muy atentamente cuando me explica que hubo un accidente automovilístico que paró el tráfico haciendo que él llegase tarde. Yo escucho a medida que explica cómo estuvo continuamente mirando a su reloj, preocupado de que pudiese llegar tarde. Yo puedo sentir de sus palabras de que él realmente trató de llegar a tiempo, que se preocupaba de que yo llegase a la clase a tiempo. Y pude ver que había asumido que él no se preocupaba. Ahora me toca el turno a mí de pedir disculpas. Le digo, “Cariño, lamento el haber asumido que llegaste tarde porque no te importaba. Ahora me doy cuenta que trataste en todo lo posible de llegar a hora y de que comprendías cuan importante la clase era para mi. Me doy cuenta de que no pudiste haber previsto el accidente.”
El asumir cosas es la mejor forma de asegurarse de que habrá una cantidad de conflictos, dolor y enojo en sus relaciones. Es tan natural el ver las acciones del otro a través del filtro de nuestras propias percepciones, que puede ser difícil el cambiar este comportamiento. Pero tiene que cambiar si queremos evitar un enfado innecesario y crear un sentido de seguridad emocional en nuestras relaciones. Yo asumí que no era lo suficientemente importante para Jonathan para que él llegue a tiempo cuando la verdad fue que él si se preocupaba y estaba alterado por esta demora que me hacía perder mi clase. Ni bien pasaba por la puerta yo se lo haría saber. Si yo quiero evitar un conflicto, tengo que evitar hacer asunciones . Eso no quiere decir que no voy a estar enojada, sino que voy a quedar abierta a que hay una buena razón de que llegue tarde y de que no haya llamado. En otras palabras, le doy el beneficio de la duda. Así que, cuando atraviesa a puerta, diré, “Querido, que contenta estoy que estés en casa. ¿Hay alguna razón por la que hayas llegado tarde?”
Muchas veces me he encontrado de que sus intenciones no fueron los que yo esperaba y viceversa. La mayoría de las veces simplemente es una comunicación o interpretación equivocada de sus acciones que me llegó a asumir algo que no era, de hecho, real. Pero, esto no lo sé salvo que le dé el beneficio de la duda en primer lugar. Por supuesto, es más difícil hacer esto cuando hay capas de enojo acumulado cubriendo el amor que en primer lugar nos unió. Esta es otra razón por la cual es conveniente manejar el enojo ni bien surja.
ENCONTRANDO EL ESPEJO QUE A UNO LE PERTENECE
Encontrar el espejo es un término que empleamos para describir el proceso de encontrar nuestra parte en la co-creación del conflicto que resultó en dolor y enojo. No podemos aclarar totalmente el dolor del hecho, ni aprender cómo evitar la misma respuesta, hasta que veamos cómo hemos utilizado nuestro poder para crearlo y la razón del porqué. Para conseguir esto, utilizamos la Fórmula de la Compasión. Encontrar y ser propietarios del espejo no se trata de inculpar o estar correcto o incorrecto, sino que es una parte en la que nos movemos hacia la perspectiva más elevada a fin de constatar la creencia que llevó a la creación del hecho, y el miedo que hizo que reaccionáramos como lo hicimos. Por supuesto, la finalidad es la de cambiar la creencia e integrar el miedo. Siempre vamos a saber cuánto estamos controlado por un miedo y su correspondiente creencia, por el grado de intensidad con el que reaccionamos frente a alguien que gatille ese miedo.
Jonathan y yo nos dimos cuenta que en cada conflicto hay un espejo… reflejo de una creencia y miedo que tenemos y que está presentándosenos como reflejo por parte de nuestra pareja. En este conflicto el espejo para ambos involucra la creencias de que no somos merecedores. Por mi reacción, enojo y saltar a la conclusión de que Jonathan no siente que soy lo suficientemente importante, yo veo que no soy capaz de validar completamente mi auto-estima y que necesito que Jonathan me lo suministre por medio de llegar a tiempo. El mensaje que leí dentro de sus reacciones fue, “Vos no valés lo suficiente para mi como para llegar a tiempo”. Aunque este no fue el caso, él realmente se preocupó acerca de llegar a hora, mi falta de auto-estima causó que yo haya interpretado sus acciones en forma diferente. Este conflicto me mostró otro área en el aún sigo buscando validación exterior para mi auto-estima. Y que, mientras yo necesite de otros para que validen mi propia estima, voy a ser vulnerable a ser lastimada en esta área. Con esta comprensión, yo podría tener el espejo, o sea el reflejo de mi miedo.
Para Jonathan, mis acciones gatillaron su miedo de ser inadecuado y que quedaba mal y así no era valedero. Para él esto significa que ha sido imperfecto y como tal, ya no tiene el derecho de existir. Esto es perfeccionismo en acción y yo acababa de gatillar ese miedo. Este conflicto le mostró a Jonathan otra área en la cual él aún cree que puede perder su derecho a existir al ser imperfecto y por consiguiente no valedero. No importa cuan fuertemente él trate de llegar a tiempo, pueden suceder cosas que lo evitan. El ve que tiene que considerar estas cosas y se da cuenta cuando ocurren, siempre y cuando él ha hecho su mayor esfuerzo y sus intenciones son buenas, va a estar bien. Y de que el derecho de existir es un derecho inherente a todas las almas. El mismo no se basa en ejecución y valoración. Ahora que comprendió el miedo que yo estaba reflejando hacia él a través de mi comportamiento, él podía tener su propio espejo. Así que lo que descubrimos es que co-creamos este conflicto para trabajar con áreas en las cuales aún tenemos problemas de auto-valoración. Pero, esto no lo podríamos haber descubierto sin expresar el enfado.
Una vez que reconozcamos los espejos, podemos movernos hacia el paso final, la compasión. Yo siento una tremenda gratitud y apreciación por la disposición de Jonathan de actual su papel para mostrarme en donde aún sigo entregando mi poder y viceversa. Ambos nos damos cuenta cuan afortunados somos de estar con una pareja que pueda moverse a través del enfado y este conocimiento junto con la disposición de expresar el enfado lo cual nos une más, fortaleciendo el lazo de confianza que hay entre nosotros.
PUNTOS CLAVE PARA RECORDAR
El enfado forma parte del ser humano y sirve a un propósito vital.
El enfado debe ser liberado del cuerpo a fin de permanecer sanos.
A fin de manejar el enfado adecuadamente, necesitamos acuerdos en todas nuestras relaciones al respecto.
La validación es la clave para liberar el dolor del enfado del cuerpo.
Una vez que estamos validados podemos estar abiertos para ver al otro lado del conflicto. Una vez que vemos el otro lado, para limpiar el conflicto y restablecer el equilibrio, debemos responsabilizarnos de nuestra parte en la co-creación del conflicto. Debemos ver el espejo. Una vez que vemos el espejo y lo aceptamos, nos movemos hacia la compasión… gratitud y apreciación por la oportunidad de limpiar nuestro bagaje emocional y obtener ese crecimiento del alma que hizo que encarnáramos en primer lugar. Y de igual importancia, expresamos la apreciación y gratitud por la pareja, amigo o amado que nos aprecia lo suficiente como para participar en el aprendizaje junto a nosotros.
Para evitar conflictos, en lugar de saltar a las conclusiones y hacer asunciones acerca de las acciones del otro, darles el beneficio de la duda. Formulen preguntas para asegurarse de que tienen una razón por la cual estar alterados. Cuanto más integremos nuestros miedos, tanto más fácil va a ser.
Cerrando, me doy cuenta de que este artículo no cubre todas las diversas situaciones que pueden producirse cuando estamos enojados, pero espero que con el ejemplo del acuerdo de este artículo, como así también del que figura en el artículo anterior, y con los pasos indicados, ustedes puedan desarrollar sus propios acuerdos para manejar el enfado. Ahora que tenemos los dos convenios mayores para el enfado, en el próximo artículo, voy a cubrir las disculpas, un paso vital en la liberación del enfado y uno que a la mayor parte de nosotros no se nos ha enseñado como hacerlo de forma tal de validar totalmente el dolor y el enfado, permitiendo que ambos sean liberados totalmente del cuerpo. Cuando presentamos disculpas reales, no queda enojo residual, resentimiento o amargura que puedan ser causantes de futuros conflictos.
La Fórmula de la Compasión (la Fórmula) se usa para avanzarte del nivel Uno hasta el Nueve en el proceso de Recodificación, Reconexión y Activación (proceso RRA). También se usa después que has alcanzado multidimensionalidad para mantenerla.
La Fórmula te permite avanzar a través de un número suficiente de las lecciones en el Patrón de tu Vida para alcanzar la frecuencia necesaria para la conciencia plena. En otras palabras, la Fórmula aligera tu frecuencia corporal cada vez que la usas para manejar un conflicto e integrar al miedo involucrado en la lección trás el conflicto.
Las lecciones te vienen empaquetadas como conflictos. He encontrado que no podía completar el proceso RRA sin la Fórmula puesto que la Fórmula me permitió remover las emociones negativas de los conflictos de mis cuerpos físico/emocional, haciéndolas ascender a través de mi corazón y haciéndolas entrar a mi alto-corazón, transmutándolas ahí en compasión.
Otro beneficio de la Fórmula es la activación de las glándulas psíquicas durmientes. Cada vez que usas la Fórmula ejercitas esas glándulas durmientes. Cuando terminas la activación del ADN, estas glándulas están listas para ser usadas a tiempo completo.
Consejos a recordar cuando uses la Fórmula de la Compasión:
Siente los sentimientos de tu situación, exprésalos primero verbal y físicamente, luego empieza la Fórmula con el asunto. El Sentirlos y expresarlos físicamente lleva a las emociones a través del Chakra del Corazón hacia el Chakra Alto-Corazón, donde serán transmutadas y liberadas. Estas emociones densas, de baja frecuencia, son el combustible que, una vez transmutado en la frecuencia más alta de la compasión a través del Alto-Corazón (actúa como un incinerador), fluye abundantemente a través de tu cuerpo como una emisión orgásmica y cambia tu ADN al mismo tiempo.
Continuarás este ciclo de traer asuntos antiguos así como hacerle frente a lecciones nuevas usando las
Claves de la Compasión hasta que hayas limpiado lo suficiente para completar la reestructuración de tus 12 hebras del ADN. Después continuarás limpiándote emocionalmente para completar tu ascensión, pero ahora tienes el apoyo de nuevas rutas neurales y sus correspondientes patrones de comportamiento saludables. La ascensión está programada en estos momentos para ser completada alrededor del 2012. Avancemos ahora a los nueve pasos de la Fórmula de la Compasión.
Los nueve pasos de la Fórmula son los que siguen:
Paso Uno: Lección
¿Cuál es la lección que yo quise aprender en relación a esta persona y el conflicto que estamos experimentando?
Pide a tu Alma/Yo Superior, ángeles o Guías Espirituales que te ayuden. Pídeles que te muestren la lección que has querido aprender. Estará en tu patrón (planos de construcción) de vida (life blueprint). Tu patrón de vida es el mapa por el cual estás viviendo esta vida presente. Contiene todas las lecciones, contratos y eventos más importantes para tu vida presente, junto con las personas que están involucradas.
Paso Dos: Contrato
¿Cuál es el contrato que hice yo con esta persona?
Pide que se te muestren el/los contrato/os que hiciste para aprender la lección. Si estás usando la Fórmula para liberar a un individuo en particular pide el contrato que les pertenece a ti y a este individuo. Usualmente hay muchos contratos con muchas personas que van a llevarnos a aprender la misma lección. El porcentaje de contratos por lecciones varía dependiendo de la duración y de cuántas vidas han utilizado para aprender esa lección en particular. Mientras más vidas, tanto más estarán presentes contratos de vida para esa lección.
Recuerda que nadie acepta hacer un contrato contigo a menos que también necesite aprender la lección. En algunos casos la otra persona en tu contrato está ahí para aprender el reverso de la lección.
Paso Tres: El Rol (papel)
¿Cuál es el rol o el papel que tienen que actuar como parte de este contrato?
Pide ver y comprender el rol que tú juegas y el rol que juega la otra persona en el contrato. Pide ayuda para entender cómo estos papeles se ven cuando están siendo actuados. Yo visualizo un estrado y a mí misma como una actriz y a la otra persona como un(a) actor/actriz. Me ayuda para ver los roles más claramente porque yo puedo ver su comportamiento como una actuación.
Paso Cuatro: Aspecto
¿Cuál es el aspecto de mí mismo/a que esta persona me está reflejando?
Una vez más, pide ayuda para ver y comprender el aspecto de ti mismo/a que la otra persona o la situación está reflejando a ti. Ellos son un espejo, reflejando un aspecto de ti mediante su comportamiento. Yo siempre he encontrado este paso el más difícil de manejar. Requiere una auto-honestidad brutal, pero vale mucho el esfuerzo.
Paso Cinco: El Regalo
¿Cuál es el regalo que esta persona me está dando al actuar ese papel?
Pídele ayuda para poder ver y a entender el regalo que la otra persona te está dando al estar actuando ese rol. El valor que mencioné antes es el valor del regalo, y el regalo es la lección aprendida.
Chequeo del Proceso
Una vez que has completado los primeros cinco pasos, debieras tener una oleada de compasión y gratitud por la otra persona involucrada en el conflicto/contrato. Si no, retorna entonces a la lección y empieza de nuevo.
A veces se requiere varios intentos antes de obtener finalmente la lección en la que estamos trabajando. Yo encuentro que generalmente yo sé cuando la he obtenido cuando siento un sentimiento caluroso en mi corazón. Puede compararse a un sentimiento fuerte de saber, como un ¡Ajá!
Los cuatro pasos finales se usan para terminar la limpieza y la eliminación de la basura/negatividad emocional del cuerpo físico a través del chakra del alto-corazón.
Cuando pienso en el chakra del alto-corazón, yo imagino un aparato invisible con una forma de cono metido en mi campo áurico. Se conecta con mi cuerpo físico apenas por encima del corazón y debajo de mi clavícula. Cuando uso la Fórmula se abre para que la energía/compasión transmutada se mueva a través de él y hacia afuera.
Según mi entender, el chakra del alto-corazón ejecuta la misma función que el intestino grueso/ano y la vejiga/uretra en el cuerpo físico. La única diferencia es que el sistema físico elimina materia física densa y el chakra del alto-corazón elimina materia etérica.
Paso Seis: Aceptación
¿Puedo aceptar el rol que la otra persona ha estado actuando junto con sus acciones para que me ayuden a aprender esta lección?
La aceptación es uno de los cuatro elementos del amor incondicional. La aceptación es parte de la compasión y es el amor incondicional en acción. Esto también incluye la aceptación de quién es esa persona sin ningún juicio de nuestra parte. Yo encuentro que cuando estoy pasando un momento difícil con este paso, puedo limpiarlo cuando recuerdo que ellos son un alma en un cuerpo como yo, y que nos estamos ayudando mutuamente con una lección.
Paso Siete: Permiso
¿Puedo permitirme dejar que se vaya cualquier enojo hacia esa persona que ha estado actuando el rol que me ayudó a aprender esta lección?
El permiso es también uno de los cuatro elementos del amor incondicional. El permiso es parte de la compasión y es el amor incondicional en acción. Esto incluye permitirle a la otra persona que sea como es y que siga sus propios caminos que ha seleccionado previamente, sin importar cómo te sientes tú acerca de esto.
Generalmente cuando llego a este paso, encuentro muy fácil dejar que se vaya mi cólera hacia la persona, porque yo siento la gratitud y la compasión que proviene de ver el dolor que ellos sufieron actuando su rol para mí.
Otro punto: El permiso es más fácil de hacer cuando eliminamos la necesidad de controlar el comportamiento o las elecciones de alguien para su propio bien. Tendemos a controlar a la gente por miedo a que sus acciones los hieran a ellos y/o a nosotros. Si comprendemos que todo tiene un valor, entonces podemos empezar a dejar que se vaya nuestra necesidad de controlar porque comprendemos que habrá valor en cada uno de los resultados.
Paso Ocho: Liberación
¿Puedo liberar a esta persona de culpa?
Esto es muy fácil cuando entiendes que no eres una víctima. Por el contrario, eres un participante activo en un contrato y en una lección que tú mismo/a ayudaste a crear.
El tomar responsabilidad por tu parte en el contrato te permite liberar a la otra persona de culpa por el rol que ellos actuaron para ayudarte a que aprendas la lección que querías aprender. Tu comprendes que de la misma manera que tú no eres una víctima, tampoco son ellos un villano. Devin, mi guía de la 9ªD, me ha dicho muchas veces que es mucho más difícil actuar el papel del villano que lo es el actuar el papel del héroe.
El liberar a alguien de culpa es diferente que el perdonarle. Perdonar a alguien es lo que hacemos cuando sentimos que ellos han pecado contra nosotros, como siendo victimizados. La liberación es el elemento clave en la Fórmula. La liberación se crea por tu compasión por la otra persona.
Paso Nueve: Bondad
Ahora que ya he liberado a esta persona ¿puedo ser bondadoso/a con él o con ella y si es así, cómo lo puedo hacer y cuándo lo debo hacer?
En este paso debieras estar sintiendo la intensidad de la liberación a través del alto-corazón. Yo encuentro que el grado del sentimiento varía según la intensidad emocional del asunto. Cuanto más emocionalmente cargado esté el asunto, tanto más intensa será la liberación.
Yo he encontrado, como lo han hecho otros, que este paso es el paso más emocional. Yo estoy llena de gratitud y compasión cuando llego a este paso, y mi único pensamiento es cómo hacer reparación y agradecerles.
• Ahora que estás sintiendo la gratitud y la compasión, habiendo liberado a la otra persona de culpa y cólera, y que te das cuenta que puedes ser bondadoso con ellos ahora, estás a punto de concluir con la Fórmula. Las dos partes finales del Paso Nueve son:
a) ¿Cómo mostrarás tu bondad?, y
b) ¿Cuándo lo harás?
• Estas dos últimas partes son muy importantes, y les aliento a que las completen tan rápidamente como sea posible puesto que el proceso no se completará hasta que lo hagan. Una carta o llamada telefónica a la persona para decirle gracias por la lección será suficiente. Yo encuentro que el compartir la lección que aprendí de ellos ayuda en gran medida a curar el dolor que sentimos ambos.
Advertencia! No revises la Fórmula con ellos. Ellos no te entenderán y se pondrán coléricos y defensivos, a menos que ellos también sepan la Fórmula.
Cambiando la Energía
Una vez que has completado la fórmula, entonces es hora de hacer algo con el contrato. El contrato es energía como todo, así que puedes cambiar su forma en otra cosa, algo así com trabajando con Lego.
Yo generalmente me imagino que el contrato se disuelve en mil pedazos de energía de luz, y luego envío esa energía a alguien que está enfermo para ayudarlo en su curación. En otras ocasiones yo la deposito en una cuenta de energía que he creado para manifestar uno de mis deseos tales como una nueva casa u otra cosa. Puedes depositarla también en la cuenta de otra persona para ayudarles a manifestar uno de sus deseos.
En cualquier caso, aquí es donde puedo tener un poquito de diversión con el contrato y ser creativa. Un final positivo para una lección dolorosa, ¿no les parece?
Espero que este resumen y los pasos de la Fórmula de la Compasión te ayuden a hacer las elecciones apropiadas para ti. Más información puede encontrarse en Somos los Nibiruanos (inglés), el primer libro/manual del Consejo, así como en los folletos óClaves Multidimensionales de la Compasin (inglés). Estos folletos contienen toda la información dada hasta la fecha sobre la Fórmula de la Compasión, la herramienta o clave fundamental, así como las seis herramientas adicionales que fueron dadas desde que el primer libro/manual fue escrito.
En esta entrega final de la serie de Manejar el Enfado, vamos a fijarnos en las disculpas y en la forma de darlas en forma efectiva para liberar el enojo y quitar el dolor en cualquier conflicto.
¿Le han dado alguna vez a alguien una disculpa solamente para verla rechazada? Quizás les dijeron que su disculpa no era sincera. ¿Han dado una disculpa solo para ver que la persona se enoje más todavía que antes, dejándolos anonadados? ¿Porqué es tan difícil de presentar una disculpa eficaz, una que da en la tecla y que sana la herida del enojo y del dolor? ¿Hay algún secreto para dar buenas disculpas, una fórmula mágica quizás? Bien, no hay una fórmula mágica pero hay una fórmula multidimensional (1) la cual, si se la sigue, produce disculpad bellas y sinceras que funcionan.
Si ustedes son como yo, entonces pasaron años de sus vidas trastabillando a través de las disculpas. Cada vez que daba una floja podía predecir que la persona con la que me estaba disculpando me la tiraba en la cara, o peor aún, seguía y seguía insistiendo sobre la forma en la que los había lastimado, hasta que para mis adentros deseaban que se cayesen muertos y que me dejasen en paz. Nunca comprendí qué pasaba con mis disculpas y porque no funcionaban. Me comencé a sentir atemorizada frente a otros cuando tenía que presentar una disculpa y de que probablemente perdía el punto central y terminaba con un problema en manos. Esto me llegó a enojar y frustrar, por decirlo suavemente, pero también estaba determinada a encontrar la respuesta. Con el tiempo lo conseguí. Descubrí la perspectiva multidimensional con respecto a las disculpas. A través de esa perspectiva encontré mi respuesta. No hace falta mencionar que estaba más que contenta y que ya no sigo sintiendo esa aprehensión cuando tengo que presentar una disculpa.
Comencemos a ver las disculpas comenzando con la versión de la 3ªD, la que se nos ha enseñado a emplear, y luego veremos la versión multidimensional.
LAS DISCULPAS DE 3º DIMENSION
El diccionario Webster define una disculpa como “una admisión de culpa y/o un pedido de perdón”. Es aquí donde comienza el problema porque las creencias que subyacen al concepto de las disculpas son muy polarizadas y por lo tanto desequilibradas. Comenzando con la primer parte, “una admisión de culpa”, esto quiere decir que cuando usted ofrece una disculpa, en esencia está diciendo que es culpable. La culpa es una emoción diseñada para cubrir sentimientos de ser malo o estar en la Oscuridad. Y cuando somos malos, es lo mismo que si dijéramos que no merecemos vivir. No somos valederos.
No es de asombrarse que la culpa sea una emoción tan difícil de manejar. Nos golpea en el núcleo mismo de nuestra esencia, robándonos el derecho de existir. Así que, ¿qué es lo que hacemos cuando ofrecemos una disculpa? Naturalmente seguimos a nuestra admisión de culpa con una afirmación defensiva en un intento de disculpar nuestro comportamiento… para evitar ser malos. Cuando hacemos esto, estamos invalidando totalmente a la persona a la que le estamos pidiendo disculpas. Más aún, hacemos que lo que se suponía iba a ser una sanación para ellos, todo alrededor nuestro. La atención está dirigida ahora hacia nosotros y la otra persona se siente robada. ¿Cuántas veces he hecho esto? No es de asombrarse que me querían dar una paliza.
Ahora con respecto a esa parte del perdón. Enredamos las disculpas aún más cuando esperamos que ahora la persona a la que hemos lastimado ahora se dé vuelta y nos perdone. Cielos, ¿parará esto alguna vez?! Webster define el perdón como “ La excusa por una falla o una ofensa, perdón”. Así que habiendo aceptado la responsabilidad de haber cometido una ofensa o infligido un dolor, nuevamente giramos la atención hacia nosotros esperando el perdón de alguien que ha sido lastimado. En primer lugar defendemos nuestras acciones para evitar la culpa y luego esperamos que la persona perdone nuestra ofensa totalmente. Duh!!! ¿Es de asombrarse del porqué las disculpas tantas veces no funcionan? La mayor parte de ello tiene que ver con nuestra propia sanación, y no la sanación de la persona a la que hemos lastimado.
LA DISCULPA MULTIDIMENSIONAL
Una definición multidimensional de una disculpa es “el reconocimiento de la responsabilidad de infligir pena y la completa validación de esa pena”. Multidimensionalmente las disculpas están diseñadas para dos fines primarios: (1) para reconocer la responsabilidad y (2) para validar la pena que uno ha infringido a otra u otras personas, para que pueda ser limpiado y la herida que ha sido infringida pueda ser sanada.
Noten que ninguna de estos dos propósitos tiene que ver ya sea con asumir culpa o pedir perdón. ¿Porqué? Desde la perspectiva multidimensional, no hay motivo para sentir culpa o pedir perdón. Desde la perspectiva más elevada no hay pecado ni malo ni bueno. Todos nosotros somos almas que estamos actuando nuestros papeles para ayudarnos los unos a los otros a crecer de acuerdo a lo que dictan nuestros planes individuales de la evolución del alma. Y la evolución del alma proviene de integrar la Luz y la Oscuridad (El Juego de Integración de la Polaridad).
Cuando actuamos roles Oscuros, significando el infligir dolor, lo hacemos para mostrarle a la persona para la cual lo estamos haciendo la forma en la que de alguna manera se está lastimando ella o él mismo. Nosotros llamamos estos reflejarnos en el espejo. Es lo que nosotros los dioses/diosas creadoras hacemos los unos para los otros, a pedido del alma del otro. Esta es la perspectiva de la aceptación total, de la compasión y del amor incondicional. Todas las cosas tienen valor a este nivel de conciencia. Cuando nosotros abrazamos este nivel superior de comprensión, podemos dar realmente buena disculpas que funcionan verdaderamente.
VALIDAR EL DOLOR
Para hacer que una disculpa sea eficaz debemos validar el dolor que hemos infligido. Validamos el dolor mostrando a través de nuestra acción y palabras que podemos sentir lo que ellos sienten. Esto no significa solamente que podemos sentir el dolor que le hemos infligido al otro, sino que también comunicamos esos sentimientos a aquel al que hemos lastimado de tal forma que él/ella sienta que lo comprendemos. Ahora aquí es donde se presenta el problema. Se nos ha enseñado que no tenemos que sentir la pena. Se nos ha enseñado que el dolor el malo y que está asociado con ser malo o culpable y así, tiene que ser evitado de cualquier manera. Así que mientras nos atengamos a ese sentimiento, vamos a evitar el sentir cualquier tipo de pena, nuestro o de otro. Mientras evitamos sentir la pena, no nos resulta posible validar la pena de otro porque para validar con sinceridad debemos sentirlo nosotros mismos. Es por eso que se le da un valor tan alto a la empatía, ya que significa sentir el dolor de otro.
HABLÁNDOLE A LA PENA
Hay una segunda parte al validar la pena cuando presentamos una disculpa y nosotros lo llamamos “Hablarle a la Pena”. Hablarle a la pena significa que verbalmente comunicamos esos sentimientos dolorosos a la persona que hemos lastimado como una forma de reflejarlo de vuelta. Cuando reflejamos de vuelta esos sentimientos dolorosos, la persona puede sentir que realmente comprendemos el dolor que hemos infringido. Este es el motivo por el cual tantas disculpas no funcionan. La gente no se da cuenta cuan importante es para la sanación el que el dolor sea reflejado de retorno mediante palabras. Pero ¿porqué es esto tan importante y actualmente crítico para el éxito de la sanación?
EL ROL DEL NIÑO INTERIOR
Cuando descubrí las perspectivas multidimensionales con respecto a las disculpas, guardada dentro del cuerpo de sabiduría se hallaba el conocimiento del rol que juega el Niño Interior. Desde la perspectiva multidimensional, el Niño Interior es una parte nuestra que es responsable de manejar el dolor. El Niño Interior cree que él/ella es el cuerpo físico y así siente que su deber el limitar la cantidad de dolor que sintamos conscientemente. Esto se basa en instrucciones que le hemos dado a nuestro Niño Interior con respecto al límite que tenemos de aguantar el dolor. Todo lo que pasa más allá de ese límite es guardado en alguna parte del cuerpo. El Niño Interior conoce la ubicación exacta de todos nuestros dolores. El Niño Interior no puede liberar el dolor por cuenta propia. Solamente el Yo, la parte consciente suya que está leyendo este artículo, puede darle a él/ella la autoridad para liberar el dolor.
Cuando alguien que nos ha lastimado efectivamente le habla a nuestro dolor, esa descripción le permite a nuestro Niño Interior encontrar la ubicación de ese dolor y de liberarlo. La descripción clara y exacta puede darse solamente si la persona que infligió la pena la puede sentir ella misma y luego transmitirlo a ustedes en palabras. Depende de usted, del Yo, de asegurarse de que la descripción exacta es siendo honesta y dejando saber a aquella persona exactamente como sus acciones le han lastimado a usted. El esperar que él/ella se dé cuenta por su propia cuenta es pedirle que lea su mente y eso es injusto. Una vez que se haya hecho, el Niño Interior libera ese dolor y se restaura la armonía.
Aquí va un ejemplo: Jonathan se enoja conmigo porque me olvidé solicitar un recibo de correo por embarcar mercadería de regreso a casa desde una conferencia y ahora tendrá que atravesar una cantidad de problemas adicionales para cortar los precintos de las cajas cuando llegan y luego trabajar para hacerlas presentables para los fines de los impuestos. Peleando con una fatiga casi constante debido a alta presión arterial, este trabajo adicional realmente lo altera. Él siente que yo no aprecio cuan duramente está trabajando para mantener nuestras finanzas en orden. Yo me irrito con él porque siento que no aprecia mi trabajo intenso en la conferencia y le digo lo que pienso, agregando algunas breves palabras fuertes para reforzar mi punto. No hace falta decir, que sus sentimientos son heridos y también lo son los míos.
Una vez que nos calmamos podemos disculparnos el uno con el otro. En primer lugar debemos asumir la responsabilidad de haber lastimado al otro. Luego tenemos que validar la pena que hemos inflingido, sintiéndola y expresándole eso al otro.
Disculpa de 3D de Jonathan: “Jelaila, lamento haberme enojado porque no has traído el recibo. Por favor perdóname. Solamente lo hice porque me cuesta mantener todo junto y el tener que hacer un trabajo adicional simplemente me agobia”.
El problema con esta disculpa es que aunque comenzó con el pie derecho, él invalidó totalmente mis sentimientos defendiéndose. Esto hace que toda la disculpa se trate de él en lugar de considerarme a mi y cuando eso sucede, yo simplemente tengo ganas de cachetearlo! Su defensa no me ayudará a dejar ir mi enojo y desengaño. Al agregar su defensa al final de la disculpa invalidad totalmente la misma como así también mis penas. Y luego eso de pedirme que le disculpe, hace que yo desee, bien… no lo voy a decir en este artículo.
Llegado a este punto a mi no me importa el porqué Jonathan lo hizo, yo quiero que el acepte la responsabilidad por sus acciones. Cuando se me invalida, no puedo liberar mi enojo, desengeñao (pena) y así el conflicto continúa.
Para brindar una disculpa realmente eficaz, debemos movernos más allá de nuestra programación de 3D y debemos abrazar la conciencia más elevada. A este nivel podemos asumir la responsabilidad por nuestro comportamiento sin sentir culpa. Podemos aceptar la responsabilidad por haber infligido dolor, y sentir el dolor de la persona lastimada, sin sentirnos mal por ello. En otras palabras, Jonathan puede sentir el dolor (en este caso el no haber sido apreciada) que yo siento y se puede sentir triste por no mal. No hay necesidad de sentirse mal. Yo no necesito que él se sienta mal. Yo simplemente deseo que él sienta la misma falta de apreciación que yo siento. Y yo no me voy a sentir validada hasta que yo sepa que él puede sentir como yo me siento.
La Disculpa Multidimensional de Jonathan: “Jelaila, lamento haberme enojado por lo del recibo y el haber ocasionado que sientas que todo el trabajo duro de la conferencia no significaba nada. Lamento si yo te hice sentir no apreciada.”
¿Sienten la diferencia entre estas dos formas de disculpas? La primera nos enoja pero con la segunda actualmente podemos sentirla en nuestro corazón… y liberar el dolor de no ser apreciados. Esta me hace sentir una calidez total… y sentirme apreciada. Y ahora que he sido validada, puedo darme vuelta y hacer lo mismo para él. Después de todo, casi le arranco la cabeza! Ouch!
EL BENEFICIO INESPERADO AL DAR UNA DISCULPA MULTIDIMENSIONAL
Una vez que Jonathan ha validado mi dolor, ahora me puedo volver y validar el suyo. Puedo disculparme por haberle dado un motivo de sentirse abrumado y alterado. Aquí va mi disculpa: “Jonathan, lamento no haberme hecho dar el recibo. Y pido disculpas por causar que te sientas abrumado. Yo sé que trabajas muy duro para mantener nuestras finanzas en orden, e incluso cuando estás enfermo. Aprecio tanto todo lo que estás haciendo”.
Ahora yo puedo sentir como se siente porque no estoy continuando con la lucha de no ser apreciada. Una vez que he sido validada, nos podemos dar vuelta y validar a nuestro compañero. Esta última parte es la que vuelve a traer el equilibrio a la relación y que permite que el amor fluya de nuevo.
Resumiendo en una cáscara de nuez la razón por la cual no estamos en condiciones de presentar buenas disculpas que funcionan, es porque no deseamos sentir el dolor que hemos infligido. Y no deseamos sentir el dolor, porque no tenemos forma de procesarlo. Abrazando un nivel más elevado de comprensión, o sea, la perspectiva multidimensional nos puede liberar de la culpa y capacitarnos para ofrecer buenas disculpas y eliminar el enojo y todas las otras formas de dolor o penas.
Cerrando, cuando aprendemos la forma de aceptar y luego procesar el dolor, y luego lo validamos, podemos dar disculpas realmente buenas y eficaces que alejan el enojo y liberan la tristeza, el sentimiento de no ser merecedores, que restauran el amor y construyen la confianza en nuestras relaciones. En síntesis, sanar la herida emocional que hemos infringido. Le doy las gracias a mis guías cada vez que tengo que presentar una disculpa por esta sabiduría poderosa y compasiva. Más aún, ya no siento más la necesidad de tener siempre la razón. Ahora que sé que no hay pecado y que jugar el papel Oscuro nos ayuda a todos a crecer, puedo estar OK al estar equivocada, al cometer errores y presentar disculpas. Qué libertad!