miércoles, junio 15, 2022

Origen de los Signos del Zodíaco

ARIES (El carnero)

Desde tiempos muy remotos, el signo de Aries se representa por medio de un cordero en cuclillas. El parecido de este grafismo identificable con una alegoría del pastoreo o alguna actividad similar como puede ser el corte de la lana, confundió en un principio a los interpretes esotéricos. Para los antiguos griegos y romanos por ejemplo, Aries representaba el carnero que Frixo llevó a la Cólquida y también el Vellocino de Oro que Jasón arrebato al rey Eetes. Aries deriva de Ares el dios griego de la impetuosidad y la guerra que en la mitología romana equivale a Marte y representa a el niño del zodíaco, de ahí sus continuos traspiés debidos a su impulsividad con falta de experiencia.
El mito ariano está representado por el primer trabajo de Hércules. El trabajo consistía en capturar una manada de caballos salvajes que Diómedes criaba para la destrucción y la guerra. Hércules para esto llamó a su amigo Abderis para que lo ayude, y con él logró capturarlos. Tan grande fue su triunfo, que consideró indigno llevarlos él, por lo que encargó a su amigo la tarea. Abderis no pudo con la manada y fué asesinado por los caballos. Hércules desolado volvió a realizar el trabajo y lo terminó. El maestro entonces le dijo: " el trabajo está terminado, pero mal hecho, aprende la lección de esta tarea..." La enseñanza de este trabajo está en comprender que la fuerza solamente sirve si además se utiliza la sabiduría de la mente, el impulso del éxito a veces lleva a la derrota.

TAURO (El toro)

Los Caldeos concebían el Sol como un toro que recorría el camino del cielo. Algo similar sucedía en Egipto, cuya mitología lo identificaba con el Dios Apis, iconográficamente representado por la figura de un buey. En la mitología romana algo más conocida, el toro fue la forma adoptada por Júpiter (Zeus) para raptar a la bella Europa.
Pero es el pueblo hebreo quien le da más relevancia. Según la Cábala, el primer signo es Tauro. Esta doctrina considera además que la generación Adánica surgió bajo este signo que junto al de Escorpio formaba parte de la primera línea astronómica que a su vez representaba a Adán en el Paraíso. Igualmente según el mundo hebreo, Tauro significa UNO y PRIMERO, ALEPH y DIOS, lo que redunda en la idea antes mencionada.
Los Persas que utilizaban las letras para designar los signos del zodíaco, reservaban la primera, es decir la “A” para representar la constelación de Tauro. Algo semejante sucedía con el pueblo chino, donde las “estrellas del toro” les servían como referencia para situar el principio del movimiento aparente del Sol. El mito tauriano está representado por el segundo trabajo de Hércules. Hércules debía capturar al toro sagrado que Minos, el Rey de Creta tenía resguardado en la isla de Creta. Fué a la isla, y después de buscarlo y perseguirlo, logró capturarlo y montó sobre su lomo. Luego condujo al toro sobre las aguas hacia la morada de los 3 Cíclopes, los que se hicieron cargo de él, y dió por finalizada su tarea. La enseñanza del trabajo está relacionada con la sensualidad taurina, hay que montar, controlar y dominar al toro, esto está relacionado con el dominio del hombre sobre sus impulsos sexuales, sobre el uso del sentido común por encima de sus deseos...

GEMINIS (Los gemelos)

La interpretación de este signo que simboliza la amistad, la unión armónica de dos naturalezas o caracteres, resulta muy dudosa con respecto a los pueblos de Caldea, debido a que en un principio se le representó de dos maneras: como un montón de ramas o como dos niños cara a cara. Algunos historiadores consideran que dicha representación se emparenta con los hijos gemelos de algún rey babilónico, cuyo trono heredaron y gobernaron de una forma conjunta, lo cual pertenece al dominio de la leyenda. La tradición pretende asimilarlo a la entrañable amistad entre los héroes Gilgamesh y Enkidu de la mitología mesopotámica.
En la mitología griega, los mencionados gemelos, se transformaron en Cástor y Pólux, nacidos de Leda esposa del rey de Esparta y Júpiter (Zeus) quien adoptó la forma de un cisne para fecundarla. Es proverbial la amistad que siempre existió entre estos dos hermanos míticos, símbolos de la doble personalidad armónica que se le atribuye a los nacidos bajo este signo.
Para los egipcios, Géminis representaba a Horus y Harpócrates, el dios halcón hijo de la diosa Isis, mientras que para los hebreos era una misteriosa puerta de doble hoja.
El mito geminiano está representado por el tercer trabajo de Hércules. El trabajo consistía en buscar el Árbol de las manzanas de oro de la Hespérides. Todos, deseaban encontrar este árbol, pero su lugar era desconocido, y era custodiado por tres hermosas doncellas que a la vez estaban cuidadas por un dragón de cien cabezas. Además debía cumplir con cinco pruebas en el camino.
La primera fue la frustración por no encontrar el camino, la segunda luchar con Anteo, una enorme serpiente que lo venció en muchas oportunidades hasta que pudo con ella, la tercera fue ser engañado y debilitado por Busiris, que lo mantuvo atado durante un año hasta que se dio cuenta del engaño y venció al falso maestro, la cuarta fue liberar a Prometeo de sus cadenas, y la quinta fué liberar al gigante Atlas de la pesada carga de sostener al mundo, hecho lo cual cumplió con la quinta prueba y apareció frente a él el premio buscado, las manzanas de oro.
El geminiano debe afrontar en su camino de crecimiento las cinco pruebas de este trabajo, primero debe aprender a tener paciencia para poder lograr objetivos, y vencer la frustración del error, segundo aprender a concentrar su energía para vencer los obstáculos desde el aprendizaje, tercero no dejarse engañar por las posibilidades del rápido triunfo, que viene a través de propuestas ilusorias, cuarto liberarse de las cadenas que lo atan al pasado, y por último entender que después del sacrificio llega la recompensa deseada.

CANCER (El cangrejo)

El simbolismo de Cáncer es bastante oscuro, hasta tal punto que mientras unos lo identifican con un “trabajador sedentario” otros lo hacen como un “animal acuático”. En un esfuerzo por comprender la mentalidad de los antiguos hay quienes llegan a la conclusión de que fueron los movimientos característicos del cangrejo, que parece caminar hacia atrás, lo que por una lógica asociación de ideas, inspiraron su identificación con el retroceso del Sol en esta estación del año.
Esto no es nada raro, sobre todo si se tiene en cuenta que este período coincide con el inicio del verano en el hemisferio norte, lo que podría significar la fuerza vital continuamente rejuvenecedora de la naturaleza, así como el renacimiento de los animales acuáticos, que en ese entonces constituían uno de los alimentos principales del hombre.
Esta idea que corresponde a la mitología del pueblo caldeo y que como podemos ver, mantiene estrecha relación con todo lo que signifique renovación y cambio, es bastante similar con las variantes del caso a lo que representaba en el pueblo hebreo, donde se le identificaba con Benjamín “que cambia de la noche a la mañana”. Mientras tanto para los griegos y romanos no era nada más que un cangrejo que intentó morder a Hércules (Herácles) cuando éste dio muerte a la monstruosa Hidra de Lerna.
El mito Canceriano está representado por el cuarto trabajo de Hércules. En esta tarea, Hércules debe capturar una cierva, por la cual disputan el hada Artemisa y Diana, la cazadora de los cielos, para llevarla al sagrado santuario de Micenas. Por espacio de un año, Hércules persiguió la cierva, y las doncellas no le permitían capturarla, hasta que por fin, Hércules le hirió la pata con una flecha, y tomando la cierva la consideró suya. Entonces escuchó la voz del Maestro que le recordó su tarea, y la llevó hasta el templo donde la dejó. La lección que debe aprender el Canceriano es la que el instinto, la intuición y el intelecto, no son sino tres aspectos de la naturaleza del hombre, y que los tiene que trabajar para poder unirlos.

LEO (El león)

El León entre los pueblos de Mesopotamia, simboliza el fuego y representa la culminación del caldeamiento solar en el hemisferio norte. Los griegos y latinos lo identificaron con el León de Nemea, que Hércules mató con sus propias manos en su quinta tarea y los israelitas lo asimilan con Judá “que se recuesta como el león”, razón por la cual lo hacían figurar en el estandarte del reino que lleva el mismo nombre.
La mitología representa en esta constelación al León de Nemea, originario de la Luna, al que Hércules da muerte en su quinto trabajo. La leyenda cuenta que Tifón y Equidna, en sus amores, tuvieron como hijos varios monstruos, entre los cuales estaba el León de Nemea, que desbastaba los bosques situados entre Nemea y Cleone, que pertenecían a la Argólida del Peloponeso, y que no podía ser herido por ningún tipo de arma. Cuando los Dioses lo convocan a Hércules a combatir al León, Clionele aconsejó a Hércules en la forma de combatirlo. Hércules fue encerrando al León en círculos cada vez más estrechos hasta que logró llevarlo a su propia cueva, que poseía dos entradas. Tapó una de ellas, y luchó con el León hasta estrangularlo con sus manos. Hércules se cubrió con la piel del León, la que siguió utilizando a modo de coraza en sus otros trabajos, y Júpiter, en conmemoración a la hazaña, colocó al León entre las constelaciones.

VIRGO (La virgen)

El sentido de Virgo, que representa la virginidad, ha variado a lo largo del tiempo. Las antiguas civilizaciones le daban en efecto, un valor diferente al que con posterioridad le otorgó el cristianismo. Los pueblos de Mesopotamia y de Grecia por ejemplo, consideraban a Virgo como una diosa que tenía la función de mediar entre el espíritu y la materia, así como la de unir la inteligencia con las necesidades de la vida. Se trataba en consecuencia de un ser relacionado con la procreación. El rito exigía que al igual que cada árbol daba su fruto, la mujer entregara su virginidad a la diosa con el fin de atraerse la fertilidad.
Aunque a la mentalidad actual pueda resultarle extraña semejante actitud, hay que tener en cuenta que todo ello formaba parte de unas creencias generalizadas y contextualmente válidas. Hasta tal punto que la "prostitución" religiosa, por medio de la cual las doncellas eran desfloradas en los templos, constituían un ritual obligatorio y mágico (y por lo tanto normal) de la cultura babilónica. También en los templos brahamanicos de la India, hubo formas de servicio sexual, realizado por las jovenes elegidas para el caso, sin contar con aquellos otros pueblos y civilizaciones salvajes, en los que la ofrenda mágico-religiosa de la divinidad adquiría caracteres relevantes.
La mitología greco-romana representa en este Signo el sexto trabajo de Hércules. La constelación de Virgo representa al cinturón de Hipólita, que es un cinturón estilizado o "hymen" que le había dado Venus, en realidad ella reinaba dentro de un reino donde solo había mujeres guerreras, y Hércules partió a recuperar el cinturón para los Dioses, la reina luchó con él y Hércules la mató, dejando a las mujeres sin su reina, privadas de dirección y de amor, por ello fracasó, ya que en realidad no debía matarla. Tratando de compensar su error, rescata a Hesione de las fauces de una serpiente monstruosa.
Este mito nos permite ver lo que es la vida, un acto de muerte, y luego un acto de vida, o sea un constante crecer.

LIBRA (La balanza)

Es curioso, pero en los restos que nos quedan de los antiguos pueblos mesopotámicos no ha sido hallada ninguna representación de éste Signo zodiacal. Dibujos provenientes de cilindros Asirios han demostrado sin embargo, que los espacios del Zodíaco ocupados en la actualidad por las constelaciones de Libra y de Escorpión, se representaban gráficamente mediante dos escorpiones. Las referencias de los astrónomos griegos Eudoxio (409-365 A.C.) e Hiparco (Siglo II A.C.) que sólo conocieron once Signos zodiacales, nos indican que la parte que hoy corresponde a Libra formaba entonces las llamadas "garras" o "tenazas" del arácnido. Escorpión abarcaba pues, el espacio de los Signos séptimo y octavo, ocupados respectivamente por las tenazas y la cola. Fue, según parece el célebre astrónomo griego Cleóstrato (Siglo V A.C.), quien dispuso con regularidad las estrellas del Zodíaco y las distribuyó en las once figuras o Signos que acabamos de referir.
Los Romanos por su parte, y con el fin de que cada Signo correspondiese a una constelación y cada una de éstas representará un mes del año, dividieron la figura de Escorpión en dos partes iguales. Para ello colocaron la figura de Julio César en una de las dos particiones de 30° que llevaron a cabo. La balanza que sostenía en la mano aquel personaje, simbolizaba la justicia y la equidad y servía al mismo tiempo, para recordar que fue su portador quien dividió el año de una manera exacta, renovando con ello el calendario que llevó su nombre durante siglos, hasta la adopción del Gregoriano. Estas fueron las causas de que el nuevo Signo recibiera el nombre de Libra (la balanza) y de que además representara la igualdad del día y la noche en el equinoccio de otoño, lo que equivale a decir que, en ese preciso momento, la luz y la sombra tienen la misma duración.
El mito libriano, está representado por el séptimo trabajo de Hércules, el cual consistía en la captura de un enorme jabalí que asolaba la región. Para este trabajo, Hércules decide no matar al jabalí, ya que aun le quedan resabios de su trabajo anterior (Virgo). Cuando se halla camino a su tarea, se encuentra con un amigo, Folos, un centauro que lo invita a festejar y beber vino en grandes cantidades, esto hace que Hércules olvide su trabajo. Ya en estado de embriaguez y ante la llegada de otros centauros con los que se genera una gran discusión, sin tener noción de su estado mata a su amigo. Nuevamente la muerte lo persigue, por ello, y dándose cuenta de lo que ha hecho, huye y vuelve a su trabajo de vencer al jabalí. Lo sigue y con gran habilidad lo captura y lo conduce al pueblo donde victorioso da por finalizado el trabajo. La gran lección que deja este trabajo, es la que nos muestra que los vapores del placer deben disiparse antes de emprender la tarea del autodominio. Por ello podemos decir que la búsqueda del placer es necesaria para el desarrollo del alma, ya que sin una tragedia previa, los potenciales del equilibrio permanecen latentes sin desarrollarse.

ESCORPIO (El escorpión)

Los antiguos eligieron al escorpión para representar el definitivo descenso del Sol después del equinoccio de otoño (cuando la noche se hace más larga y el día más corto), debido a su peculiar forma de vida y a su marcada tendencia por los lugares apartados y oscuros. Recordemos además, que cuando aún no existía Libra, ocupó doble espacio en el Zodíaco.
La epopeya de Gilgamesh, a la que ya nos referimos anteriormente, describe el pasaje tenebroso que el Sol utiliza para atravesar la montaña de occidente como custodiado por una pareja monstruosa. Estos míticos seres, hombres desde la cabeza hasta la cintura y escorpiones en la parte restante, poseían una mirada letal y, al menos en Babilonia representaban al alacrán que combatió al lado de la diosa Tiamat en su guerra contra Marduk. En Egipto dicho Signo se reservaba para el dios Seth, conocido por sus maldades y traiciones. Entre los hebreos se identificaba con "Dan, que será como la serpiente...", en tanto que para los griegos, el Escorpión será el que Gea la Tierra, envió a dar muerte al hábil cazador Orión, demasiado galante y vanidoso.
El mito escorpiano está representado por el octavo trabajo de Hércules, en el que se le pide ayuda para vencer a la monstruosa Hidra del pantano de Lerma. La Hidra, era una criatura de nueve cabezas, una de ellas inmortal, y tenía la característica de que si se le cortaba una cabeza mortal, crecían dos en su lugar. La Hidra se manejaba siempre dentro del pantano y en la oscuridad del mismo. Para poderla sacar de su guarida, Hércules utilizó flechas encendidas, y cuando ésta salió de la misma, se trabó en lucha. En el fragor de la misma, cada vez que cortaba una cabeza, aparecían dos nuevas en la batalla y así la fuerza de la Hidra se incrementaba. Hércules recordó entonces las palabras de su Maestro, "Ascendemos arrodillándonos, vencemos cediendo, ganamos renunciando", entonces soltó su espada, se arrodilló, tomó a la Hidra por debajo con sus manos, y la elevó por el aire. Cuando la Hidra tomó contacto con la luz del Sol y con el aire puro, las cabezas mortales fueron perdiendo fuerza y sucumbieron, entonces cortó la cabeza inmortal, y la enterró debajo de una roca. La gran lección que deja este trabajo, es la que nos muestra que las nueve cabezas de la Hidra, son los problemas cotidianos que debemos afrontar y superar, que debemos transmutar, y que son: la sexualidad, la comodidad, el dinero, el miedo, el odio, el poder, el orgullo, la separatividad, y la crueldad; y que lo podremos hacer recordando las palabras del Maestro: "Ascendemos arrodillándonos, vencemos cediendo, ganamos renunciando"

SAGITARIO (El arquero)

Signo de fuego, mitad hombre, mitad caballo, arquero siempre a punto de disparar su flecha al infinito. Los asirios lo identificaban con Nergal, el dios arquero, y los babilonios con un centauro de dos cabezas e idénticas habilidades. Una especie de Marte babilónico que ha dado origen a la típica figurilla que preside los horóscopos. Los hebreos lo identificaron con "José, cuyo arco a conservado su fuerza". Pero fueron los griegos quienes hicieron de Sagitario la representación más exacta. Para ellos simbolizaba al centauro Quirón, maestro de Aquiles en el manejo del arco y conocedor de infinitos secretos de la naturaleza. Quirón fue educador de Esculapio y de numerosos héroes de la antigüedad. Era inmortal, lo que no le impidió renunciar generosamente a la vida eterna con el fin de liberar a Prometeo, para lo cual se hirió con una flecha que Hércules había empapado en el veneno de la Hidra de Lerna. El mito sagitariano está representado por el noveno trabajo de Hércules, el mismo consistía en eliminar unos pájaros que habitaban en el pantano de Estinfale. Tenían el pico y las garras de hierro y eran afilados como espadas, sus plumas eran dardos de acero. Tres de los pájaros se abalanzaron sobre él cuando llegó al pantano, y tuvo que detener la agresión con su pesada maza, haciéndolos retroceder, sin poder vencerlos. Reflexionó mucho, y buscó los medios de vencerlos, trató de matarlos arrojando cientos de flechas, pero solo logró derribar unos pocos, de los miles que vivían en el pantano. Pensó en colocar trampas, pero era imposible ingresar al pantano. Recordó entonces el mensaje de su Maestro: "la llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura", y desde una profunda reflexión se le ocurrió la forma de vencerlos.
Poseía dos platillos grandes que emitían un agudo sonido sobrenatural, era tan penetrante y desagradable que para él mismo era intolerable. Se tapó sus oidos con almohadillas y, a la hora del crepúsculo, los golpeó con fuerza una y otra vez. Aturdidos, asustados, los pájaros huyeron del lugar para no volver jamás, y así completo su trabajo.
Los tres pájaros que deben de ahuyentar los sagitarianos para trascender son: la murmuración cruel (hablar de aquello que desconocemos, como si lo supiésemos, repitiendo lo que nos repitieron), hablar sobre uno mismo, vivir ocupados en nuestros problemas como si fuera lo único importante en el Universo, y hablar de temas que los que escuchan no entienden (lo que vulgarmente se conoce como "tirarle margaritas a los chanchos")

CAPRICORNIO (La cabra)

Capricornio (mitad cabra y mitad pez) se relaciona con antiguas tradiciones babilónicas y egipcias que hacen referencia al solsticio de invierno. Las primera lo identificaban con un ser benéfico, que enseñaba a los hombres y les comunicaba los secretos de la vida y de la muerte. Las segundas con el dios Pan (que adoptaba esa forma para luchar contra el malvado Tifón) y al mismo tiempo con el "macho cabrío" de Mendes, que en la Edad Media, en pleno auge de la brujería y el satanismo, se transformaría en el macho cabrío tan utilizado por la iconografía cristiana para representar al demonio. Los griegos lo identificaban con Saturno.
El mito capricorniano está representado por el décimo trabajo de Hércules. En este trabajo Hércules debe descender al Infierno para liberar a Prometeo que se encontraba castigado por haber robado el fuego del cielo. Para poder descender a las profundidades debió cruzar por el envenenado río Estigia que era el que cruzaban las almas de los muertos. Una vez en la otra orilla debió seguir descendiendo hasta llegar a la morada del rey del mundo subterráneo Hades, quien al enterarse del trabajo que debía realizar Hércules le dijo que se vencía con sus manos desnudas, al Cerbero, que era el perro de tres cabezas con serpientes en los cuellos que cuidaba a Prometeo, podría liberarlo. Cuando el monstruo lo atacó, con sus puños le apretó uno de los cuellos hasta ahogarlo, y así pudo dominarlo y liberar a Prometeo de sus cadenas. Las tres cabezas del Cerbero, son las sensaciones, los deseos y las buenas intenciones, y como dice el dicho, "el camino del Infierno está pavimentado de buenas intenciones", por ello el trabajo que debe realizar el capricorniano es el de vencer la ambición material que lo ata al mundo del deseo y de las sensaciones y acercarse al camino de lo espiritual que lo llevará a poder generar todas sus buenas intenciones para con la vida.

ACUARIO (El aguador)

Este signo de aire, tiene paradójicamente un carácter meteorológico, debido a que siempre se ha relacionado con la época de las lluvias y con el agua que fertiliza la tierra y acrecienta el cauce de los rios y los lagos. Tanto es así, que hasta el bíblico diluvio universal se asocia con su constelación, representada por el dios Raman, coronado con una diadema y vertiendo agua desde una especie de ánfora. En el panteón mesopotámico se identificaba con Ea, el dominador y sublimador de las aguas, que evapora la del océano y después la hace caer en forma de lluvia fecundante.
Los antiguos egipcios lo identificaron con el dios Hapi, que vertía las aguas del Nilo y fertilizaba las tierras aledañas. Para los judíos era la fecha de Rubén, que en la profecía de Jacob "se precipita como agua", mientras que los greco-romanos lo reconocieron como Ganimedes, que fue raptado por Júpiter con el fin de que escanciara las copas de los dioses.
El mito acuariano está representado por el undécimo trabajo de Hércules. En este trabajo Hércules debe ayudar, ya no desde la lucha, sino desde la caridad, por lo que debe ayudar al rey Augias a limpiar el estiércol acumulado por años en sus establos. Cuando Hércules dice que nada cobrará por su trabajo, el rey desconfía por lo que le propone un trato, si Hércules limpia todo en un día, el diez por ciento de su reino será de él, sino su cabeza y sus posesiones pasarían al rey. Después de mucho pensar, Hércules observó que dos ríos, el Alfeo y el Peneo, pasaban muy cerca de allí, se puso a trabajar y desvió ambos ríos, que ingresaron en los establos y los limpiaron. El reino fué purificado, pero el rey lo desterró a Hércules aduciendo que el trabajo lo hicieron los ríos y no él. El trabajo acuariano pasa por el servicio desinteresado, ya que Hércules purifica al mundo sin obtener nada a cambio.

PISCIS (Los peces)

Este signo de agua simboliza la reanudación de los trabajos agrícolas después del diluvio universal. La duplicidad de los peces parece evocar el primitivo calendario babilónico, que duraba trecientos setenta días, repartidos en doce meses. Una vez cada seis años, era sustituido por un año de trece meses para compensar los cinco días remanentes de cada año, es decir, que había un duodécimo mes doble, al cual se identifica con la doble figura de los "peces de Ea".
Ciertos indicios tienden a demostrar que el nombre de Piscis fue "Las Colas", debido a que en esa constelación, los caldeos veían la cola de la fascinante diosa Nima, mezcla de una golondrina y pez que volaba sobre las aguas. Para otros interpretes en cambio, ese Signo personifica la vida de las profundidades marinas en el sentido que allí también llega la influencia vivificadora del Sol. Así al menos lo creyeron los hebreos, para quienes era "Zabulón, habitante del mar y de sus costas". Cabe recordar por otro lado, a los mitológicos tritones y sirenas, cuya relación con este Signo resulta indiscutible. Los griegos sostuvieron la creencia de que Piscis encarnaba a los delfines que llevaron a la ninfa Anfítrite a la regia morada de Neptuno. Digamos por último, que la palabra "peces" es en griego, Ichthys, cuyas letras como iniciales de otros tantos vocablos significaba: Ieesus Christus Theon Yios Sooter, que en latín es Iesus Christus, Filius Dei Salvatoris (Jesucristo, Hijo de Dios Salvador). Y está demostrado, que los primitivos cristianos adoptaron el pez como signo del Redentor, considerándose a sí mismos como pececillos que habían encontrado la salud en las aguas bautismales.
El mito pisciano está representado por el duodécimo trabajo de Hércules. El trabajo consistía en llevar una manada de bueyes rojizos que se encontraba en los campos de Eritia, hasta la Ciudad Sagrada. Dicha manada estaba custodiada por feroces monstruos, y el camino sembrado de peligros. Así Hércules luchó y venció sucesivamente a Ortro el perro de dos cabezas, a Gerión el monstruo de tres cuerpos y tres cabezas, a Erix el gran luchador, y al gigante Alcione. Cuando llegó a la Ciudad Sagrada, el maestro lo estaba esperando y le dijo: "La joya de la inmortalidad es tuya, con estos doce trabajos has superado lo humano, y ganado lo divino..... en el firmamento estrellado será inscrito tu nombre, un símbolo para los hijos de los hombres de su destino inmortal......tus trabajos humanos han terminado, tus tareas cósmicas comienzan..." La enseñanza pisciana es la de guiar al rebaño hacia el seguro camino de la trascendencia.