sábado, septiembre 17, 2022

Similitudes y Diferencias entre el Rol del Exorcista, El Magnetizador y el Psicoterapeuta

Otero Silvia Viviana

Trataré de exponer un breve recorrido histórico sobre el Exorcismo, el Magnetismo animal y el Psicoanálisis, con el fin de elucidar su trascendencia en la historia de la humanidad, en tanto prácticas antagónicas o similares. (haciendo un recorte sobre esta última teoría solo en su relación con el hipnotismo, las curas milagrosas y algo sobre la histeria, de lo contrario nos extenderíamos demasiado y no es la finalidad del trabajo)

Si cada hecho histórico debe encuadrarse en la mentalidad de la época en que se verifica, no hay que juzgar el pasado con la mentalidad del presente, porque esto no nos permitiría entenderlo. Sabiendo que desde la más remota antigüedad, los filósofos dieron importancia a los sueños e hipnosis pronunciada, porque podían reaparecer recuerdos desaparecidos en la vigilia. Los términos posesión, sugestión, fluido, hipnosis, convulsión entre otros resuena a lo largo de la historia en distintas direcciones, a veces entrecruzándose. (En algunas religiones, las personas afectadas por ese tipo de trastorno empleaban estas facultades para predecir el porvenir. Los estados hipnóticos aparecían también en algunas neurosis de carácter religioso y colectivo, por ejemplo en 1633 las poseídas de Loudoun. Estos fenómenos pertenecían al dominio de los ministerios religiosos, o epidemias de histerias, sobre las cuales valía más no llamar la atención, hasta fines del siglo XVIII. Algunos místicos trataban de sanar las afecciones psicosomáticas poniendo a los enfermos en estados secundarios para facilitar curas milagrosas. Mesmer, por ejemplo, en 1784, logró la atención de las academias, científicos y médicos donde la noción de inconsciente se impuso en tres aspectos:

1- el sueño, 
2- los sonambulismos, natural y provocado, 
3- ciertos aspectos de alineación mental.

Pero ¿ qué significa Exorcismo, Magnetismo y Psicoanálisis?, mantienen similitudes? cómo surgieron?, cuál es la vigencia de estas en la actualidad?; qué críticas promueven? Ante lo cual, en dicho recorrido surge el interrogante: ¿la Ciencia y la Fe pueden ser compatibles?. Para elucidar estas cuestiones, que entiendo ayudara a la compresión, tomando como fuente informativa, personalidades referentes a cada método, entre otras figuras que se puedan integrar, como aporte, crítica o a modo de ejemplo.

¿Qué significa Exorcismo, para la Iglesia Católica?...

El Padre Gabriel Amorth (exorcista oficial de la Diócesis de Roma), en su libro “Exorcistas y Psiquiatras” define: “...exorcismo al sacramental que administran Obispos y sacerdotes autorizados, los cuales deben tener el don de discernimiento para descubrir la auténtica posesión demoníaca, saber cómo proceder y tener fe en el poder del Señor, obrar en su nombre con plegarias de liberación, cuya finalidad es liberar del demonio, a la persona, la casa, lugares laborales, animales u objetos.”

...”la necesidad de exorcistas es para liberar a los que están poseídos o acechados por el demonio. Pero también es una necesidad para instruir a las personas y alejarlas de las prácticas supersticiosas... no cabe duda, es la falta de fe y por eso de instrucción religiosa, la causa por la que nuestro pueblo se dedica a prácticas supersticiosas: horóscopo, cartomancia, magia, secciones espiritistas, sectas satánicas, New Age, cultos orientales, etc., todos basados en la reencarnación y sobre todo el concepto: <Dios eres tú>...”1

Él establece la idea que en todas las religiones, y pueblos, ha habido diablos y exorcistas; una intuición de la existencia de espíritus de quienes había que defenderse, con los medios y de acuerdo con las mentalidades socio-culturales de los diversos pueblos y épocas.

Algunas de las normas que deben observar los exorcistas, y el rito: (según el capítulo I del título XII del Ritual Romano) son:

- El sacerdote que con licencia va a exorcizar debe estar dotado de piedad, prudencia e integridad de vida. Ser maduro en edad. Estar instruido en estos asuntos para evitar equivocación: saber diferenciar la obsesión demoníaca de una enfermedad psíquica (las señales de la opresión demoníaca pueden ser: hablar lenguas desconocidas o entender a quien las habla, dar a conocer cosas distintas y ocultas, demostrar fuerzas extraordinarias).

- Preguntar al poseso, después de uno o varios exorcismos, qué siente en el cuerpo o en el espíritu, con cuales palabras se conturba especialmente el demonio para después repetirlas. El exorcista no debe terminar hasta que haya comprobado que existen los signos de liberación. - El exorcista debe recurrir a la oración y ayuno para impetrar el auxilio divino y expeler a los demonios. Amoneste al poseso para que, ore, ayune y reciba los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía. Mientras se efectúa el exorcismo pida con fervor la salud y no desconfíe del poder y del amor del Señor aunque sufra las acometidas del maligno. Tenga en las manos o delante de sus ojos el crucifijo.

- Evite el exorcista quedarse en preguntas curiosas, ordene callar al espíritu inmundo y limitarse a contestar lo que se le pregunta. Haga y lea los exorcismos con imperio y autoridad, fe, humildad y fervor. Si ve que el poseso es molestado en alguna parte del cuerpo o aparece algún temor, haga allí la señal de la cruz y asperge con agua bendita.

- El exorcista no debe indicar ninguna medicina al enfermo; esto debe dejarlo al médico.

- Si exorciza a una mujer debe estar acompañado de personas honestas que la sujeten en caso de que sea agitada por el demonio. Mejor es que sean parientes cercanos.

- Mientras realiza el exorcismo, use palabras de la Sagrada Escritura y no las suyas. Ordene al demonio que diga si está en ese cuerpo por una acción mágica, o por signos o instrumentos maléficos. Si el poseso los engulló, que los vomite. Que si están fuera del cuerpo revele donde están para que puedan ser quemados.

En el rito de exorcismo, lo esencial es ordenar al demonio que salga del poseso en el nombre del Señor Jesús. La oración de liberación debe tener los siguientes elementos:

1- es una orden, no una mera súplica.
2- la orden se da en nombre del Señor Jesús.( hay que advertir, es necesario que él sea verdaderamente el Señor de nuestras vidas, y estemos convencidos de su poder sobre el demonio.)
3- la orden se hace con el poder del Espíritu.

Del Magnetismo animal, ¿Qué podríamos decir?

Es una teoría, formulada por Mesmer (doctor en medicina de la Universidad de Viena), que refiere la existencia y acción de un fluido universal:”...la enfermedad provenía, de un desequilibrio en la distribución del fluido; el magnetizador, al actuar sobre el enfermo y provocar, crisis (convulsivas), efectúa una redistribución armoniosa del fluido, de ahí el efecto curativo...”2

Consistía en manipulaciones directas (toques y pases magnéticos), o procedimientos indirectos. Se podía practicar en sesiones colectivas, donde los enfermos se encontraban atados unos a otros para favorecer la circulación del fluido y mediante una “cubeta”: con agua, lleno de trozos de vidrio, piedras y estacas de hierro, cuya punta emergía para tocarlos.

“Mesmer veía en el fluido magnético el agente único de la relación entre paciente y doctor...la teoría fluídica le proporcionaba la posibilidad de evitar un compromiso personal. Con la prohibición del “diálogo verbal” compelía al enfermo a una profunda regresión, en la que solo estaba autorizado el “diálogo somático...”3 El procedimiento de tal método consistía en manipular, hablar y dominar, y si el paciente le responde con algún síntoma, este lo hace desaparecer con órdenes autoritarias, llevando al enfermo a un estadio preverbal.

La finalidad de los magnetizadores era el bienestar del enfermo, prodigaban sus cuidados, el fluido se manejaba también para “desarrollar el alma” del sujeto, de ahí la relación a un principio espiritual que permite visiones del más allá.

Un seguidor de Mesmer fue Pyusegur, quien modificó el procedimiento excluyendo la crisis convulsiva, en su método el “sonambulismo magnético”: el sujeto alcanzaba la docilidad y era interlocutor. Toma en cuenta factores emocionales, “psicológicos”: la voluntad de curar y cierta consideración de la personalidad del paciente.

Consciente de la posibilidad de complicaciones eróticas, utilizaba la regresión del paciente hasta un estadio infantil; la comunicación verbal con el paciente solo se mantenía dentro de un marco terapéutico, la eficacia de la crisis implicaba la presentación de los síntomas y la medicación que el mismo sugería.

Pyusegur se valía de la regresión total para tratar la transferencia y la cura del síntoma somático, con la desaparición del síntoma, desaparecía la disposición a hacerse magnetizar, lo cual implicaba, fijarle fin a la dependencia del sujeto. El esquema que él presenta sería: ante un traumatismo, aparecen los síntomas que traducen un conflicto, obligando al enfermo a una regresión y sumisión a un ser omnipotente; luego tras un intercambio sadomasoquista, y vía una identificación con la imagen de un personaje poderoso (curativo), el enfermo ha perdido su necesidad de depender del médico.

Las reglas empíricas de “la cura magnética”, las formularon Puysegur, Deleuze (otro sucesor), entre otros y consistían en:

a) El aislamiento: el enfermo solo tiene comunicación y vinculación con el magnetizador.
b) El compromiso: un mínimo de seis meses, se exigía al enfermo y su familia, que aún en casos de síntomas alarmantes se proseguiría con la cura hasta su cumplimiento.
c) ”esa especie de atracción”(idea de transferencia) que se identifica como sentimiento particular y en vinculación con la dolencia, la cual los magnetizadores veían desaparecer al producirse la cura.

... y del Psicoanálisis?

Disciplina fundada por Sigmund Freud y en la cual es posible distinguir:

a- un método de investigación que consiste en evidenciar la significación inconsciente de las palabras, actos, producciones imaginarias (sueños, fantasías, delirios) de un individuo. Basado principalmente en las asociaciones libres del sujeto, que garantizan la validez de la interpretación. 

b- un método psicoterapéutico basado caracterizado por la interpretación controlada de la resistencia, de la transferencia y del deseo.

c- Un conjunto de teorías psicológicas y psicopatológicas en las que se sistematizan los datos aportados por el método psicoanalítico de investigación y tratamiento.

El empleo del término “Psicoanálisis”, significó recurrir a la única regla de la asociación libre para obtener el material y así abandonar la catarsis, practicada bajo hipnosis y de la sugestión. Una de las definiciones que Freud dio del psicoanálisis se encuentra al inicio del artículo de la Encyclopédie aparecido en 1922: “Psicoanálisis es el nombre: 1° de un método para la investigación de procesos mentales inaccesibles de otro modo; 2° de un método basado en esta investigación, para el tratamiento de los trastornos neuróticos; 3° de una serie de concepciones psicológicas adquiridas por este medio y que en conjunto van en aumento para formar progresivamente una nueva disciplina científica”.

Freud forjó el término psicoanálisis en la misma época en que efectuaba su descubrimiento: “ Llamamos psicoanálisis al trabajo mediante el cual traemos a la conciencia del enfermo lo psíquico reprimido en él. Los síntomas y manifestaciones patológicas del paciente son, como todas sus actividades psíquicas de naturaleza compuesta, cuyos elementos son: motivaciones, mociones pulsionales. Pero el paciente nada sabe, o muy poco, de estas motivaciones elementales. Le enseñamos, pues, a comprender la composición de estas formaciones psíquicas complicadas, referimos los síntomas a las mociones pulsionales que los motiva,..., que otras mociones pulsionales, que permanecían ignoradas para él, han contribuido a producirlas...[4]

El Psicoanálisis pudo relacionar con una estructura histérica diversos cuadros clínicos de la organización de la personalidad, el modo de existencia, incluso en ausencia de síntomas fóbicos; gracias a Freud que descubrió en la histeria de conversión rasgos etiopatogénicos fundamentales. La noción de enfermedad histérica es muy antigua, se remonta a Hipócrates. Pero a finales del siglo XIX, por influencia de Charcot, se planteo en primer plano el problema de la histeria al pensamiento médico y al método anatomo clínico imperante: por una parte, ante la ausencia de toda lesión orgánica, atribuir los síntomas histéricos a la sugestión, a la autosugestión, o incluso la simulación... por otra, conceder a la histeria la denominación de enfermedad como las otras, tan precisa en sus síntomas como por ejemplo, una afección neurológica (trabajos de Charcot). El camino seguido por Breuer y Freud ( y desde otro punto de vista, por Janet) les condujo a superar esta oposición. Al igual que Charcot, cuya influencia sobre Freud es bien conocida, éste considera la histeria como una enfermedad psíquica definida, que exige una etiología específica. Por otra parte, intentando establecer el “mecanismo psíquico”, se adhiere a toda una corriente que considera la histeria como una “enfermedad por representación”...ya es sabido que el hallazgo de la etiología psíquica de la histeria corre parejas con los principales descubrimientos del psicoanálisis (inconsciente, fantasía, conflicto defensivo y represión, identificación, transferencia, etc.)...[5]

Los estudios sobre la Histeria (Studien ubre Hysterie, 1895) muestran como Freud se vio inducido a seguir a sus pacientes en la vía de las asociaciones libres que estas le indicaban...

El método de la asociación libre es un constitutivo de la técnica psicoanalítica. No es posible establecer con precisión la fecha de su descubrimiento, que tuvo lugar progresivamente entre 1892 y 1898 y por varios caminos:

1° como muestran los estudios sobre la Histeria, 18 95, la asociación libre surge a partir de métodos preanalíticos de investigación del inconsciente que recurrían a la sugestión y a la concentración mental del paciente sobre una representación dada: la búsqueda insistente del elemento patógeno cede a la expresión espontánea del paciente. Los Estudios sobre la Histeria evidencian el papel de los pacientes en esta evolución.

2° paralelamente, Freud utiliza el método de la aso ciación libre en su autoanálisis y en el análisis de sus sueños.

3° las experiencias de la escuela de Zurich, recoge n bajo una perspectiva psicoanalítica, las experiencias antiguas de la escuela de Wundt, sobre el estudio de las reacciones y tiempos de reacción frente a palabras inductoras. Jung pone en evidencia que las asociaciones que así se producen vienen determinadas por... la totalidad (complejo) de las ideas relacionadas con un acontecimiento particular dotado de un tinte emocional...

4° una fuente que el propio Freud indicó en una not a Sobre prehistoria de la técnica analítica (Zur Vorgeschichte der analytischen Technik, 1920): el escritor Ludwig Borne, (quién Feud leyó durante su juventud), recomendaba, para “convertirse en un escritor original en tres días”, escribir todo lo que viene a la mente, y denunciaba los efectos de la autocensura sobre las producciones intelectuales.

¿ En qué época comenzaron a trascender...?

*Breve reseña histórica sobre el Exorcismo, para la Iglesia Católica:

El Padre Gabriel Amorth, anteriormente mencionado, refiere la dificultad que hay, en trazar una historia sobre el Exorcismo, desde Jesucristo hasta el presente, porque es una historia que aún no ha sido escrita, y toma esto como una grave laguna.

Él divide lo que podría ser este relato histórico en siete períodos: [6]

1- En la vida de Cristo y los Apóstoles: el Evangelio expone la lucha de Cristo y recalca su poder sobre los demonios. Un Cristo que no estaba atado a las ideas de su tiempo, donde se dudaba de la existencia del demonio. Él libró a los posesos, distinguiendo las liberaciones del demonio de la curación de las enfermedades; dio este poder a los Apóstoles, a los discípulos y a todos los que irían a creer en Él; el que no cree en el demonio no entiende la obra de Cristo. Todos los Apóstoles hicieron exorcismos.

2- En los tres primeros siglos: todos los cristianos ejercían el poder recibido de arrojar al demonio en nombre de Cristo. Los exorcismos tenían valor apologético, movía a los paganos poseídos por el demonio a volverse cristianos para alcanzar su liberación. S. Justino escribe: “Cristo nació por voluntad del Padre para salvación de los creyentes y ruina de los demonios. Vosotros podéis converceros por lo que veis con vuestros ojos: en todo el universo y en vuestra ciudad Roma hay numerosos endemoniados que los demás exorcistas, encantadores y magos no han podido curar. En cambio muchos de nosotros, los cristianos, mandando en nombre de Jesucristo,..., los hemos sanado reduciendo la impotencia a los demonios que se posesionaban de los hombres” (Apología, VI,5-6) La eficacia de los exorcismos no sólo implicaba a las personas, también a la vida social, impregnada de idolatría e influencias maléficas. Orígenes agrega que en el nombre de Jesús se pueden arrojar los demonios a las personas, cosas, lugares, animales. La práctica de los exorcismos se ha ido desarrollando: para librar a los obsesos, y como parte integrante del bautismo, donde el catecúmeno era arrebatado al demonio y entregado a Cristo. Los primeros cristianos estaban convencidos de que el paganismo era obra del demonio. Orígenes, S. Justino y otros...se referían a los filósofos Sócrates, Platón, Aristóteles como las Semillas del Verbo, porque se acercaban al monoteísmo, en las que veían una falsificación de la verdadera religión, llevada a cabo por el demonio.

3- Del siglo III al siglo VI: período de grandes revoluciones en toda Iglesia. Es importante la figura de S. Martín de Tours, uno de los apóstoles en la conversión de los bárbaros y exorcista. El principio del monaquismo impulsa la actividad exorcista: los primeros monjes se retiran al desierto para combatir al demonio y librar a la humanidad de satanás. Para defender al pueblo de los falsos exorcistas comienzan, en la Iglesia Occidental, las primeras disposiciones canónicas; el Sínodo Romano, celebrado bajo el Papa S. Silvestre I (314-335), enumera a los exorcistas entre las Órdenes menores, quedando dentro del sacramento del Orden (por el Derecho Romano, tendencia de someter todo a reglas). El exorcizado fue suprimido primero por la Iglesia anglicana en 1550 y en la Iglesia Católica por el Concilio Vaticano II. En cambio en La Iglesia oriental, ajena a todo burocratismo, considera el exorcistado como un carisma, una capacidad personal de cualquier fiel. En el año 416, el Papa Inocencio I estableció que los exorcismos podían administrarse sólo con autorización episcopal, en el Oriente se prosigue con libertad carismática.

4- Del siglo VI al siglo XII: la práctica del exorcismo alcanza pleno desarrollo en Occidente y Oriente. En las Iglesias, hubo escuelas de exorcistas donde los veteranos y prácticos eran ayudados por los jóvenes que ocuparían su lugar cuando se los requiera, al haber tenido una adecuada preparación. Período caracterizado por la creatividad de fórmulas exorcísticas, entre las oficiales encontramos, la fórmula para la ordenación del exorcista en los Statuta Ecclesiae Antiquae del siglo VI. En este período hay un despertar de un fuerte peligro, el dualismo maniqueo. Denunciado en el Sínodo de Praga del año 560, seguirá manteniéndose para cobrar fuerza en el siglo XII, a través de la herejía de los Cátaros y los Albigense. Hasta el siglo XII, el pueblo y los teólogos rechazan la creencia en las brujas y no piensan en la persecución contra los endemoniados. Aparecen las primeras representaciones de satanás; la práctica exorcística es parte integral de la pastoral de la Iglesia.

5- Del siglo XII al siglo XV: es un triste período para la Iglesia, (no en lo que atañe a la cultura: época de Summas teológicas, estupendas catedrales), en la lucha contra los Albigenses, asoman las grandes herejías, las oposiciones anticlericales y anti eclesiásticas, Europa vive continuas guerras...y lo que hasta entonces eran mujeres un poco alocadas que movían compasión, se volvieron brujas. Mujeres que hubieran tenido necesidad de ser exorcizadas, fueron perseguidas y quemadas en la hoguera. Un ejemplo es: Juana de Arco, considerada bruja por motivos políticos, no fue exorcizada, sino condenada a la hoguera. Es el derrumbe de toda justicia pastoral y jurídica... En 1252 Inocencio IV autoriza la tortura contra herejes; en 1326 Juan XXII autoriza por primera vez la inquisición contra las brujas. Fue el principio de la locura, acompañada de calamidades; desde 1340 hasta 1450 Europa fue convulsionada por la peste negra, una epidemia que hizo estrago de vidas humanas, sus consecuencias: desplome de valores morales, expansión de guerras civiles. De todo esto brotó la manía de “demonizar” todo; pero esto no llevaba a recurrir a los exorcismos, la sanción, la liberación, sino que se llego a una forma destructiva.

6- Desde siglo XVI al siglo XVII: período de la locura, los exorcistas abrieron el paso a las persecuciones. No se hacen exorcismos; se palpaba la necesidad de reformar los rituales exorcísticos, pero como los hombres de la Iglesia no se decidían, el emperador Carlos V promulgó el 9 de julio de 1548, en Augusta, un edicto para reformar los rituales. Aunque el mal ya era profundo y la persecución contra las brujas alcanzó su culmen desde 1560 hasta 1630. Una excepción, fue el caso de Sor Juana Fery (1559-1620), Hermanas Negras de Mons. en Francia, años atrás había hecho un pacto con el diablo: era una bruja, para ser entregada a la Inquisición y condenada a la hoguera; pero encontró un prelado culto y de sensibilidad pastoral, Monseñor Berlaymont arzobispo de Cambrai, quien dispuso que no fuera condenada, sino sometida a exorcismos, por más de un año, ella fue liberada del demonio y vivió los restantes años de su vida como monja ejemplar. Otros obispos (S. C. Borromeo) en cambio, se enredo con las ideas de su tiempo. El horror de la caza de brujas se difundió sobre todo en los países protestante, en el siglo XVII se intensificaron las guerras de religión. Donde continuaron los exorcismos no hubo hogueras.

7- Del siglo XVIII hasta hoy: fue tan irracional la caza de brujas, como su cesación. La reacción a los excesos del pasado condujo a un desinterés total en relación con el diablo y su actividad, que persevera sustancialmente aún hoy (sumado a otros motivos). El diablo se convirtió en un símbolo, un títere: emblema de la idea abstracta del mal; ya no como un ser personal que obra en lo profundo, como expresa el Vaticano II: “Toda entera la historia está invadida por una lucha tremenda contra las potencias de las tinieblas; lucha que comienza desde el origen del mundo y está destinada a durar, como dice el Señor, hasta el último día” (Gaudium et spes, 37). Sumado a la influencia de la cultura laica en los ambientes eclesiásticos, y universidades, con fuerte repercusión sobre los obispos y sacerdotes; la religiosidad del pueblo y su fe ha decaído, en consecuencia, cae en la superstición y diversas expresiones del ocultismo. La cultura laica, dominada por la obra desmitizadora de los racionalistas incrédulos, la influencia irónica y burlesca de los iluministas y los cientistas del siglo pasado, llegaron a poner en duda todo el cristianismo y cualquier revelación; para llegar en este siglo al materialismo histórico, ateísmo y al consumismo del mundo occidental. El influjo ha alcanzado el mundo eclesiástico, los seminarios, universidades pontificias, donde del demonio y los exorcismos, ya casi no se habla; en estos tiempos están de moda ciertos teólogos y biblistas que niegan la existencia de satanás, aseguran que sólo creen en la psiquiatría y en la parapsicología. En 1614 se publicó el ritual romano donde varios pontífices han retocado estas oraciones, pero hoy poco se ha progresado y la figura del exorcista es para la gente un ser extraño, entre el mago y el loco. En el juicio de sus hermanos sacerdotes es visto, como un crédulo sin importancia. Así se entiende cómo en nuestra época han podido darnos una película como El exorcista ( de William Blatty, en 1971), en el que dos sacerdotes exorcistas presentan figuras totalmente opuestas entre si y opuestas a lo que es un verdadero exorcista.

*Breve reseña histórica sobre el magnetismo animal:

El Magnetismo animal, surge a fines del siglo XVIII, cuando el Dr. Mesmer lleva la psicoterapia a su fase experimental, y aleja la relación terapéutica de ideas religiosas, la magia y la brujería , a quienes antes se encontraban unidas.

En 1778, Mesmer viaja de Austria a Paris, donde divulga sus teorías sobre la acción de un fluido universal, el cual era tan real y tangible como la acción de un imán.

Con el tiempo, el magnetismo se convertiría en juego se salón, debido a que muchos magnetizados, se creyeron autorizados a magnetizar, en consecuencia estos magnetizadores neófitos provocaban crisis y transferencias amorosas, a las que respondían llegando al extremo de tener relaciones sexuales con sus pacientes.

Estas “complicaciones eróticas”, fortalecieron las resistencias de científicos y adversarios al mesmerismo. (un siglo después los mismos tabúes sexuales alimentarán las oposiciones a los descubrimientos de Freud, quien por tratar abiertamente la sexualidad, será acusado de pansexualismo)

La divulgación de ideas mesmeristas, se vieron favorecidas por la transferencia positiva de antiguos enfermos; y el clima prerromántico ayudaría al estallido de ideas con carácter místico. El espíritu de los investigadores coexistía entre lo racional e irracional.

Luis XVI crea dos comisiones de investigación, (integradas por miembros de la Academia de Ciencias, astrónomos, alcalde, químicos, personal de la Facultad de Medicina, botánicos, etc.) que describen los fenómenos magnéticos, comprueban ciertos efectos curativos de las manipulaciones, pero atribuyen todos los fenómenos a la imaginación:...”la imaginación sin magnetismo, produce convulsiones. El magnetismo sin imaginación, no produce nada...”[7] El carácter dinámico del tratamiento contrastaba con la práctica médica de la época, (trataba al enfermo como un objeto inerte). ...”La conclusión del informe dice: el tratamiento magnético no puede dejar de ser peligroso para las costumbres”... por lo que esta condena moral disuadió a los investigadores, durante un siglo, de estudiar la influencia psicológica de un individuo sobre otro...”[8].

Poco después de este veredicto, en 1784, Mesmer abandona Francia, y el magnetismo mesmeriano cae en desuso, por actuar sobre sugestión y no superar las críticas empiristas. Las actividades las siguieron sus discípulos, entre ellos: Pyusegur, reputado por el descubrimiento del “sonambulismo magnético”. Consciente de la posibilidad de complicaciones eróticas. Se valía de la regresión total para tratar la transferencia y la cura del síntoma somático, con la desaparición del síntoma desaparecía, la disposición a hacerse magnetizar.

En todos los magnetizadores encontramos espíritu de caridad, una especie de protección contra las posibles tentaciones eróticas, a las que por ejemplo D’Eslon, advertido de estos riesgos, nunca magnetiza sin la presencia de un testigo.

Deleuze, acota al respecto...”no es dudoso que del empleo del magnetismo, que establece vinculaciones entre el magnetizador y el magnetizado, pueden resultar, ora debido a la confianza,..., ora por una frecuentación más habitual, los mayores inconvenientes entre personas de diferente sexo; pero basta estar prevenido para exponerse a éstos... todo hombre que sepa que la práctica del magnetismo es un ministerio sagrado estará siempre en guardia contra todo aquello que pueda despertar en él cualquier sentimiento que no sea el del deseo de curar o aliviar a un ser que sufre, y adoptará las mayores precauciones para no verse jamás en el caso de tener que rechazar ideas que puedan avergonzarlo...”[9] si bien admite sentimientos de afecto estos no son de tinte erótico, con lo cual está implícita la idea de que el afecto puede serle útil a la cura.

Alrededor del año 1850, se formularon observaciones, y también engaños por parte de los sonámbulos que pretendían recibir revelaciones del más allá, hacer girar mesas, etc, con lo que desacreditaron el magnetismo; encontrándose tres grupos de magnetizadores:

1- los que atribuían a los sujetos facultades mediúmnicas, con fines experimentales: charlatanes que podían provocar crisis pero sin beneficio terapéutico.
2- los que explotaban la sugestibilidad de los magnetizados, sugerían sentirse mejor; el papel principal recae sobre el médico y no en el enfermo; no daban valor a las prescripciones de los enfermos.
3- Integrado por Deleuze, Puysegur, y otros, quienes formularon las reglas empíricas de “la cura magnética”.

Hasta mitad siglo XIX, el magnetismo permaneció al margen de la ciencia, no se había integrado ni a la Psicología ni a la Medicina.

H. Ellenberger en su libro: “El descubrimiento del Inconsciente”, toma el período de 1775 a 1900, como la primera psiquiatría dinámica, elaborada fuera de la medicina oficial, ligada al curanderismo y exorcismo; y dice que “la experiencia acumulativa de varias generaciones de magnetizadores...dio lugar al lento desarrollo de un sistema perfeccionado de psiquiatría dinámica...la evolución no fue continua: durante todo el siglo XIX hubo altibajos. En 1880 tuvo lugar un gran resurgimiento, y la psiquiatría dinámica consiguió el reconocimiento universal gracias a Charcot y Bernheim...emergió entonces una nueva psiquiatría dinámica...hasta 1900 en que las nuevas escuelas pasaron a primer plano...”[10] complementando al sistema anterior, cuyas características principales que han permanecido constantes eran:

1- la adopción del hipnotismo como vía al conocimiento del inconsciente.
2- la atención a cuadros particulares (enfermedades magnéticas: sonambulismo, letargia, catalepsia, personalidad múltiple, histeria)
3- se generalizó un nuevo modelo de mente humana: dualidad psíquica conscienteinconsciente.
4- nuevas teorías de la patogénesis de la enfermedad nerviosa, basadas primero en el fluido, luego por la energía mental.
5- la relación médico-paciente, implica una psicoterapia basada en hipnotismo y sugestión, con nuevos tipos de terapeutas: del magnetizador al hipnotizador.

Entre los orígenes de la primera psiquiatría dinámica, encontramos:

- La antigua práctica del exorcismo, la crisis de Mesmer era inducida igual que el exorcismus probativus de Gassner, donde se demostraba el mal para su eliminación, desaparecida la posesión, fue sustituida por la manifestación de una personalidad múltiple; aunque en el siglo XIX, se observaron casos aislados de posesión que eran tratados con un método: mezcla entre magnetismo y exorcismo.

- Los filósofos y médicos renacentistas interesados por un poder de la mente: la imaginatio: implicaba la sugestión y la autosugestión; por ejemplo para Montaigne la imaginación era una causa de enfermedad física, emocional y mental, como todas las manifestaciones atribuidas a la magia, también se podía usar para curar alteraciones físicas y mentales.

- El hipnotismo (descubierto, olvidado y vuelto a descubrir, a lo largo de la historia) utilizado por Gasssner para curar, por Mesmer para magnetizar colocaba a sus pacientes en un sueño hipnótico. Si bien fue Pyusegur quien descubrió que la crisis perfecta en sus pacientes era un sonambulismo inducido artificialmente, el nombre Hipnotismo lo dio Braid, en 1843. Este sonambulismo artificial está dirigido por el magnetizador, que es el que lo induce y hace terminar a voluntad. Janet decía que si el sujeto no ha oído hablar nunca de hipnotismo, es poco probable que se lo pueda inducir al estado hipnótico. Abate de Faria, considerará al sonambulismo artificial ligado a factores psicológicos: concentración, confianza, convicción...”no puedo concebir que la especie humana haya llegado a la extravagancia de buscar la causa de este hecho en una voluntad externa, en el calor animal y en mil ridículas extravagancias por el estilo...”[11] Luego se descubrió que el sujeto hipnotizado es capaz de desplegar una fuerza física mayor de la que él mismo cree, o bajo mandato del hipnotizador quedar ciego, sordo paralizado, etc, (se han realizaban operaciones quirúrgicas sin dolor).

Los primeros magnetizadores atendieron las manifestaciones objetivas de la hipnosis, pero no profundizaron en la experiencia subjetiva de ser hipnotizado, suponían que era un sueño particular.

Durante la época del magnetismo animal y hasta mediados siglo XIX, los autores habían observado que el inconsciente:

1- es un estado diferente de lo consciente, su memoria es mucho más extensa.
2- el sonámbulo una vez despierto, no guarda recuerdos de lo sucedido durante su sueño. La sensibilidad externa es distinta a la del estado de vigilia.
3- Las facultades intelectuales, se exaltan si se les estimula (conduciendo a los magnetizadores dejarse engañar por afirmaciones de sus sonámbulos acerca de sus aptitudes paranormales)
4- implica una percepción del sistema neurovegetativo mas intensa que el consciente y puede influir directamente a éste. Lo inconsciente puede tener a veces una acción sobre lo consciente

Podríamos decir que alrededor de 1784, el estudio del inconsciente entró en el campo de la Psicología, cuando Puysegur, al despertar a su enfermo observa que éste no recuerda nada de lo sucedido en su estado sonambúlico, y concluye que poseemos dos memorias: una consciente y otra inconsciente; como dos existencias diferentes.

En 1819, Deleuze dirá: “...cuando el magnetizado vuelve a entrar en el estado natural, pierde absolutamente el recuerdo de todas las sensaciones e ideas que tuvo en el estado sonambúlico...todas las sensaciones que hemos experimentado en el curso de nuestra vida han dejado huellas en nuestro cerebro, leves que no las advertimos, porque nos lo impiden las sensaciones presentes, pero existen, y a menudo cosas que habíamos olvidado se presentan a nuestro recuerdo cuando una circunstancia imprevista excita nuestra imaginación...”[12] (Luego Freud agregará que en el inconsciente nada se pierde.)

Esta idea de separación absoluta entre consciente e inconsciente abarcará todo el siglo XIX, hasta las experiencias sobre la hipnosis de la Escuela de Nancy.

Abandonada la teoría del fluido, se recurrió a conceptos psicológicos, como el poder de la voluntad, la idea de fuerzas psicológicas o energía nerviosa.

A fines del siglo XIX, los hipnotizadores mantenían la idea, compartida por médicos académicos, de que la enfermedad era el resultado de la falta de energía nerviosa, concepto que vagamente estuvo presente en la primera psiquiatría dinámica, y luego fuera desarrollado por Janet, Freud, Jung y otros.

*Breve reseña histórica del Psicoanálisis:

Es posible rastrear la experiencia clínica de Freud con el hipnotismo. En su presentación autobiográfica (1925), informa que siendo estudiante de medicina asistió a una demostración pública realizada por Hansen, el “magnetista”, y llegó al convencimiento de que los fenómenos de la hipnosis eran auténticos...luego de establecerse en Viena como especialista en enfermedades nerviosas, intentó emplear para el tratamiento de las neurosis diversas técnicas: la terapia eléctrica, la hidroterapia y las curas de reposo; pero en diciembre de 1887 le escribió a Fliess: ”he retomado la hipnosis, logrando toda una serie de modestos pero notables éxitos”...[13]

En el año 1890, Freud en su escrito: “Tratamiento psíquico”, dice que recién en los últimos cincuenta años, la evolución en medicina permitió a los médicos valorar el tratamiento anímico; que anteriormente, no le concedían autonomía por temor a alejarse de lo científico, que dependía de la «filosofía de la naturaleza», bajo el influjo de las ciencias naturales.

La medicina moderna pudo estudiar los nexos entre lo corporal y lo anímico; en la práctica médica, aparecen enfermos con un cuadro clínico variable, por ejemplo: dolores de cabeza o fallas de la atención; padecen trastornos digestivos en la forma de sensaciones penosas, vómitos, etc. Se trata de la misma enfermedad, con signos variables, patológicos influidos por irritaciones, emociones, etc. que pueden desaparecer sin dejar secuelas, dando lugar a la salud.

Ante esto, la investigación médica ha resuelto que hay una afección del sistema nervioso: “neurastenia, histeria”, enfermedades “funcionales” del sistema nervioso...y se vieron en la tarea de investigar la naturaleza y el origen de las manifestaciones patológicas, donde descubrieron que los signos patológicos provienen de un influjo alterado de su vida anímica sobre su cuerpo. Por tanto, la causa inmediata de la perturbación ha de buscarse en lo anímico...[14]

Los afectos, los estados anímicos, los procesos de pensamiento se relacionan con los corporales. La actividad de pensar en “representaciones” provoca, (según el contenido), un refuerzo que puede hacerlas evidentes, así se explican fenómenos supuestamente «sobrenaturales». Por ejemplo, la adivinación del pensamiento del «médium», en el experimento de hacerse guiar por él para descubrir un objeto escondido, se explica por sus imperceptibles e involuntarios movimientos musculares. Todo el fenómeno es llamado: «revelación del pensamiento».[15]

Los procesos de la voluntad y la atención influyen promoviendo o inhibiendo sobre los procesos corporales de enfermedades físicas ...Los legos llaman a tales influencias anímicas: «imaginación», y suelen tener poco respeto por estos dolores, a diferencia de los provocados por una herida, una enfermedad o una inflamación...

...Es posible producir dolores concentrando la atención, y hacerlos desaparecer desviándola, esta experiencia puede emplearse para calmar a los niños; el mártir, en el ardor de su sentimiento religioso, la consagración de todos sus pensamientos a la recompensa celestial, permanezca por completo insensible ante el dolor que le causan las torturas. La influencia de la voluntad sobre los procesos patológicos del cuerpo no es tan fácil de documentar con ejemplos...[16]

Freud menciona que la hipnosis se produce manteniendo delante de los ojos, inmóvil un objeto brillante; «apalabrándole» o también conjugándose los dos procedimientos, que tienen en común el encadenamiento de la atención. El rasgo más significativo es el fenómeno “rapport”: la conducta del hipnotizado hacia su hipnotizador: su comportamiento hacia el mundo exterior como un durmiente: extrañando de él todos sus sentidos.

El hipnotizado se vuelve obediente y crédulo; en cuya práctica, se ve la influencia de la vida anímica sobre lo corporal. Si el hipnotizador dice: «Usted no puede mover su brazo», este cae como inmóvil; es evidente que el hipnotizado aplica toda su fuerza, y no puede moverlo. Al dicho del hipnotizador y sus efectos, Freud lo llama “sugestión”.

... La hipnosis presta al médico una autoridad mayor quizá de la que ningún sacerdote o taumaturgo poseyó jamás, reúne todo el interés anímico del hipnotizado en la persona del médico... El médico pone al enfermo en el estado hipnótico, le imparte la sugestión,..., de que no está enfermo, que tras despertar no registrará los signos de su dolencia; lo despierta después, y le es lícito abrigar la expectativa de que la sugestión habrá hecho lo suyo contra la enfermedad. Y tal vez, habría que repetir el procedimiento tantas veces como fuera necesario...[17]

...La sugestión no tiene asegurado de antemano el triunfo sobre la enfermedad, por más que se haya logrado la hipnosis...Es bueno que el enfermo conozca...defectos del método terapéutico hipnótico...[18]

Al año siguiente, 1891, Freud escribe el artículo: “Hipnosis”, donde aclara que es una técnica tan difícil como cualquier operación médica... El médico que pretenda hipnotizar tendrá que haber aprendido este arte con un maestro y necesitará de una gran práctica para conseguir éxitos...Es preciso trazarse como regla no imponer el tratamiento hipnótico a enfermo alguno... Si bien todas las personas son hipnotizables, también ocurrirá no poder hacerlo...[19] ...El defecto principal de la terapia hipnótica consiste en que no es dosificable. El grado de hipnosis que se alcance depende de la azarosa reacción del paciente...El genuino valor terapéutico de la hipnosis reside en la sugestión que durante ella se imparte y consiste en la enérgica negación del achaque que el enfermo se ha quejado, por ejemplo: «Ya no siente usted dolor en este lugar, yo presiono sobre él y el dolor ha desaparecido»... Si la hipnosis no es completa se evitará dejar hablar a los pacientes; es que esa manifestación motriz disipa el sentimiento de aturdimiento que la hipnosis le provoca, y lo despierta...[20]

Cuando los fenómenos patológicos obedecen a un origen puramente psíquico, la hipnosis cumple con todos los requisitos que se pueden pedir a una terapia causal.

Este mismo año (1891) al publicar la colaboración para el diccionario médico de Bum... era consciente de las dificultades, que comenzaban a irritarlo...muchos años más tarde, en sus Cinco Conferencias sobre Psicoanálisis (1910) resumió: “la Hipnosis pronto empezó a desagradarme como un recurso tornadizo y...místico; y cuando hice la experiencia de que a pesar de todos mis empeños sólo conseguía poner en el estado hipnótico a una fracción de mis enfermos, me resolví a resignar la hipnosis...” [Pero en 1892 aún no había llegado el momento para ello; siguió empleando la hipnosis, no solo como parte del método catártico, sino en calidad de sugestión... no paso mucho tiempo antes de que creara un procedimiento para producir los efectos de la sugestión sin necesidad de poner al paciente en estado de hipnosis. Su plan fue, primero sustituir el dormir hipnótico por “estado de concentración”...; luego desarrollo la técnica de la presión sobre la frente... procedimiento que sólo era útil dentro del método catártico, no en el tratamiento sugestivo... No han podido obtenerse datos precisos acerca de la fecha en que Freud abandonó estas diversas técnicas...aproximadamente desde 1896...[21]]

En la Edad Media la histeria desempeño un papel histórico-cultural; un contagio psíquico se presentó como epidemia, y constituye el fundamento real de las posesiones demoníacas y brujerías...su apreciación... se inician con los trabajos de Charcot y la escuela de Salpetriere... hasta entonces... las pobres histéricas, que en los siglos anteriores, como posesas habían sido quemadas en la hoguera o exorcizadas, en la moderna época ilustrada recibieron el anatema del ridículo, sus estados se consideraban simulación y exageraciones, y por consiguiente indignos de la observación clínica...[22]

En el año 1892-93, escribe: “Un caso de curación por hipnosis”, tratando de elucidar cuál pudo ser el mecanismo psíquico de aquella perturbación que la sugestión eliminó en su paciente, a lo que agrega:

...Existen representaciones a las que se conecta un afecto de expectativa; ellas son de dos clases: representaciones (yo haré esto) designios, y representaciones (esto o esto otro acontecerá conmigo) expectativas. El efecto ahí anudado depende de dos factores: del significado que posea para mí el desenlace, y del grado de incertidumbre que aqueje a su expectativa. La incertidumbre subjetiva, la expectativa contraria, es a su vez figurada por una suma de: «representaciones penosas contrastantes»...

Si tenemos en cuenta que las representaciones penosas contrastantes, que la conciencia normal inhibe y rechaza, son las que en el momento de la predisposición histérica salen a la luz y hallan el camino hacia la inervación corporal, habremos asido la clave para entender la especificidad de los delirios del ataque histérico. No es casual que en las epidemias de la Edad Media los delirios histéricos de las monjas consistieran en graves blasfemias y un erotismo desenfrenado. Las series de representaciones sofocadas son las que a consecuencia de una suerte de voluntad contraria, se trasponen en acción cuando la persona cae presa del agotamiento histérico.

En líneas generales, la histeria debe a este salir a luz la voluntad contraria el sesgo demoníaco que tan a menudo presenta, rasgo que se exterioriza en no poder los enfermos hacer algo en el momento y lugar en que más lo ansiarían...

Para Freud, el tratamiento hipnótico significa una gran ampliación del poder de acción del médico y un progreso del arte terapéutico. Puede aconsejarse a todo enfermo confiar en él si es ejercido por un médico experto y digno de confianza. Se recurre a esta clase de tratamiento sólo cuando todos los otros medios han sido infructuosos, y el enfermo ya está acobardado y desanimado. El médico de cabecera debería estar familiarizado con el método hipnótico y aplicarlo, así la hipnosis, estaría en igualdad junto a los otros procedimientos terapéuticos, y dejaría de ser un último refugio o la recaída desde lo científico en el curanderismo.

La selección de los casos para el empleo del procedimiento hipnótico depende enteramente de la decisión del médico...[23], en general no se tratarán síntomas que tengan fundamento orgánico, sino perturbaciones funcionales, nerviosas, de origen psíquico, hábitos tóxicos... También se puede hipnotizar con fines de diagnóstico diferencial, por ejemplo ante la duda de ciertos síntomas pertenezcan a la histeria o a una afección nerviosa orgánica...[24]

Conviene que la persona a hipnotizar vea a otras en hipnosis, así por imitación aprenda a conducirse. En la clínica de Bernheim y en el consultorio ambulatorio de Liébeault, de Nancy, nunca se realiza una hipnosis a solas. El enfermo que acude para su primera hipnosis contempla durante un tiempo cómo pacientes más antiguos se duermen, obedecen, así entra en un estado de aprontamiento psíquico que lo hace a su vez sumirse en hipnosis profunda cuando le llega el turno. El inconveniente de este proceder reside en que la afección de cada quien es ventilada delante de mucho público.

Pese a su temprano abandono del hipnotismo como procedimiento terapéutico, Freud no vaciló nunca,...,en expresar la gratitud que sentía hacia él.” Nosotros, los psicoanalistas – declaró en las Conferencias de introducción, AE, 16, pág. 421-, tenemos derecho a proclamarnos sus legítimos herederos, y no olvidamos todo el estímulo y todo el esclarecimiento teórico que le debemos”...[25]

La Ciencia y la Fe ¿ son incompatibles?

Según el padre Amort,(referente del catolicismo) en el pasado, en los períodos de grandes descubrimientos científicos, la cultura laica ha aportado para desacreditar las realidades espirituales; el pensamiento más imperante era que la Ciencia podría resolver todos los problemas. Actualmente la situación ha cambiado, los científicos, se han dado cuenta de los males que pueden causar a la humanidad ( como por ejemplo: la bomba atómica), de sus límites, lo que no saben y que hay leyes y fuerzas que escapan a su dominio...

Él agrega que hoy tener exorcistas significa aconsejar y consolar a las personas con palabras de fe, no con trucos de magos, a quienes la gente recurre porque no encuentra atención en los sacerdotes.

Si bien, plantea una diferencia dentro de la propia Iglesia, también un reconocimiento por parte de psiquiatras y psicólogos, a saber ...Los exorcistas se reúnen anualmente en Francia, única nación católica, que cada año reúne la Asamblea, promovida por la Conferencia Episcopal, desde 1977... En dichas asambleas los relatores son en su mayoría psiquiatras y psicólogos, de hecho todo el problema es reportado en el plano psicológico, psiquiátrico y sociológico...

Y agrega que el tema suscito gran interés en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Roma, en la sede de Tor Bergata, en el ámbito de las actividades de la sociedad italiana de psiquiatría transcultural, {entre los presentes se encontraban: el Prof. Iara: director del hospital psiquiátrico de Roma, Sta. Maria Della Pieta; el Prof. Mellina: 1° psiquiatra del centro de higiene mental del USI,

Roma 5; la Dra. Ilena Marossa; Dr. Troisi, Dr. Ilarco Zanasi: investigadores de la cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Roma Tor Vergata; Prof. Aversa: psiquiatra y presidente del centro italiano de psicología analítica C.I.P.A. y el Dr. Ferracuti: asistente en el departamento de ciencias de Psiquiatría y Medicina Psicológica de la Universidad La Sapienza.} También cita el coloquio de psiquiatras con un exorcista:

...¿ Cómo entender si un paciente necesita las atenciones de un exorcista o de un psiquiatra? En los últimos tiempos la PSI (Psicología, Psiquiatría, Psicoanálisis) ha tenido gran desarrollo, tanto que una parte del clero se ha vuelto incrédulo en cuanto a la actividad extraordinaria del demonio y la eficacia de los exorcismos, piensa que todo esto se resuelve por la PSI. Por otra parte los psiquiatras se encuentran a veces con casos que están fuera de la esfera de sus conocimientos y que han sido resueltos por el exorcista.

¿Recurrir al exorcista o al psiquiatra?

Implicaría colocar a ambos en un mismo plano; cuando por el contrario están en diferentes planos y métodos.

En la Sagrada Escritura hay tres presuntos, que sirven de base al exorcista:

1- el demonio existe
2- puede posesionarse de una persona o causarles males que, aunque se presentan idénticos a las enfermedades naturales, no se curan por caminos médicos 3- quien cree en Cristo tiene el poder de arrojar al demonio en su nombre.

En cuanto a los métodos de curación, el psiquiatra usa lo que su ciencia le indica y el exorcista sana con la oración, mas con el mando que impone al demonio para se aleje.

Desde siempre la Iglesia ha puesto en guardia a los exorcistas para que no confundan los males maléficos con los males psíquicos; y recomendado que recurran a la ayuda de los médicos.

Es interesante que en el manual estadístico y diagnóstico de desajustes mentales, editado en 1994, por 1° vez se hable de posesión debida a l a influencia de un espíritu; que un texto de nosografía psiquiátrica de indiscutible autoridad a nivel mundial contenga esta afirmación es una novedad significativa.

No hace falta que los psiquiatras crean en la existencia del demonio y de sus poderes, basta que sepa reconocer los límites de su ciencia, y que no pretenda conocer todo, saber todo, resolver todo.

Cuando una persona acude al exorcista, lo primero que se debe preguntar es el parecer de los médicos; en la mayoría de los casos los que acuden al exorcista ya recurrieron a toda una hilera de médicos, al no obtener resultados, van a magos o curanderos.

¿ Cuáles serían los principales síntomas sobre los que se procede a los exorcismos?

Algunos de ellos, en casos de duda de encontrarse con un mal psíquico o un mal maléfico, son:

1- Primero pedir el parecer de los médicos, ver los reportes clínicos... el efecto de las medicinas, cuando son totalmente ineficaces o producen un efecto contrario, el resultado puede depender de causas naturales.
2- El síntoma mas significativo es el rechazo de lo sagrado: a- repugnancia a la oración en personas que han orado siempre: eructos, toses continuas, vómitos; no poder rezar por que la boca se bloquea, no poder estar en la Iglesia. b- repugnancia a todo lo que este bendito: alimentos, vestidos, objetos sagrados. c- reacciones violentas de la persona, aunque por naturalezaza sea apacible, puede blasfemar, romper cosas, lanzarse sobre los presentes (el individuo en estos casos vuelto a la calma, no recuerde nada de su comportamiento). d- reacciones furiosas si se reza por él, o se le da una bendición: rueda por tierra, blasfema cambia de voz y dice cosas inconcebibles en ese individuo.
3- Pregunto si hay manifestaciones extrañas en la persona: si oye voces, si se siente mirada aunque este sola, si se ve con personas que no hay... aquí los médicos tendrán mucho que decir respecto de las sugestiones y los desdoblamientos de la personalidad.
4- Pregunto si suceden hechos extraños en la casa. Sanada la persona, cesan las molestias, pueden ser rechinidos, golpes, pasos, ruidos inexplicables percibidos por todos los presente, causados por polvos o insectos, cuya proveniencia no se explica, objetos que desaparecen, olores molestos. Se dirá que la Parapsicología estudia estos fenómenos, en cambio cuenta la modalidad con la que suceden.
5- Preguntar si ha habido un hecho particular, inicial, después de la cual hayan comenzado los fenómenos. Puede caer en sospecha un hecho insignificante, pero puede estar ahí el origen de un episodio grave que la ignorancia de la persona no ha considerado, por ejemplo: después de haber tomado parte en sesiones espiritistas, sectas satánicas, prácticas de ocultismo, magia o similares; que haya habido un gran pleito con amenaza de venganza.

Si ante esto se considera que hay suficientes motivos de sospecha, se procede al exorcismo. No hay reglas fijas; si el exorcista advierte que no está provocando reacción y no resulta ningún efecto: no hay nada de carácter maléfico.

No hay dos casos iguales personas; depende de la colaboración espiritual de la persona interesada y la ayuda de sus seres queridos: que viva en gracia de Dios, que ore mucho, que se acerque con frecuencia a los sacramentos....

¿Se llega siempre a la certidumbre de si es o no es una posesión diabólica?

Generalmente si, en algún caso raro queda la duda de si se trata de un mal psíquico. Pero es un hecho que los exorcismos son oraciones y jamás han hecho daño a nadie. No puedo decir lo mismo de las curaciones médicas (personas intoxicadas o abobadas).

¿Le ha sucedido a Ud. Perturbaciones relacionadas con estos fenómenos, como la glosolalia ( capacidad de hablar lenguas desconocidas) o la levitación?

Si, he tenido fenómenos de personas que durante los exorcismos hablaban otras lenguas; fenómenos extraños que no lo creería si uno los hubiera visto, como personas que durante los exorcismos escupen clavos, vidrios, copetes de cabellos....hago notar que los objetos vomitados se materializan en el instante en que salen de la boca; así se explica por qué la persona no sufre daños físicos.

¿Se dan rasgos pre morbosos, entre las personas diagnosticadas por UD. como endemoniadas, ya había comportamientos como para volver a estas personas más vulnerables, o es por casualidad? ¿los fenómenos de posesión se cumplen en sujetos agnósticos o declaradamente ateos?

Todos pueden ser golpeados por posesión diabólica, los agnósticos, los ateos, los no practicantes, mahometanos, budistas, o personas ajenas a cualquier credo religioso; naturalmente al pedir la cooperación necesaria, me regulo según la persona que tengo enfrente: recomiendo a cada uno que siga con fidelidad en su fe religiosa o en sus convicciones morales. No existen signos premonitorios o predisposiciones dependientes de debilidad del sistema nervioso o por herencia; en cambio hay peligro de que una persona por frecuentar sesiones espiritistas o satánicas se exponga a la posesión . La posesión diabólica no es contagiosa, no hay peligro para los parientes. Podemos decir como regla general que el demonio no puede hacer nada sin nuestro consentimiento.

¿Qué responsabilidades tiene el individuo, que interés tiene el demonio, cuales son las causas por las que se pude caer en una posesión diabólica?

Las causas son cuatro, dos son inculpables, sin responsabilidad personal y dos son culpables, porque la responsabilidad humana es evidente.

1- puede tratarse de algo que Dios permite, por ejemplo, una enfermedad, su finalidad es dar a la persona una ocasión de purificarse, hacer méritos.
2- puede ser provocado por un maleficio que se soporta, sin culpa de la victima, sino de quien lo provoca: hechicería, atadura, maldición, mal de ojo,... (campo de la hechicería y la magia)
3- el frecuentar personas o lugares peligrosas, dirigirse a magos, cartománticos, hechiceros, sesiones espiritistas, sectas satánicas, dedicarse al ocultismo o la nigromancia. Es evidente en estos casos la plena responsabilidad del individuo, a veces provocada con intención desconcertante.
4- Se puede caer en males maléficos al persistir en culpas graves y múltiples, también implica la responsabilidad del individuo. El caso evangélico de Judas: “Satanás entro en el”.

¿ Es importante la colaboración de la persona endemoniada?

Si, es muy importante, es como liberar a un drogadicto: si colabora, puede curarse; en caso contrario no. Yo digo al interesado: la lucha y la victoria contra el demonio condúcela tu; eres tu el que se libera yo puedo ayudarte. Porque aquí se necesita la ayuda de Dios, el Señor es el que libera, y la ayuda se obtiene si se ora y se quitan los posibles obstáculos de la gracia...el mayor obstáculo es la pasividad de las personas, la pretensión de querer ser liberadas sin su ayuda personal. La glosolalia, la levitación, etc. Son hechos que he observado en otro contexto que no es de posesión diabólica, se encuentra su descripción en la literatura psicoanalítica; Jung habla de ello y da una explicación con la hipótesis de fuerzas y energías que se liberan.

Me parece que Ud, distingue entre fenómenos paranormales y fenómenos psiquiátricos ¿esta distinción se basa en diversidades de fenomenología, pero con igual sustancialidad energética o se trata de una diversidad substancial, en la que se libera una energía totalmente diversa, de otra naturaleza?

La diferencia es substancial en la causa. En los fenómenos de naturaleza maléfica, la causa es la presencia del demonio, por lo que solo la oración y los exorcismos pueden tener efecto y sanar estos malestares. Si los exorcismos no son eficaces y los males permanecen, quiere decir que la causa es psíquica o parapsicológica.

¿Qué dotes debería tener el médico que colabora con el exorcista?

La verdad según la ciencia, conociendo sus propios límites, es necesaria la renuncia a su propio yo y dirigir la investigación exigida solo para ayudar al exorcista, no para exorcizar sino para discernir.

El Dr. S. Morabito (Psiquiatra, Bergamo), citado en el mismo libro; dice”...las cualidades que debe tener un psiquiatra para poder ayudar a un exorcista son una fe viva, vivir ejercitándose en las virtudes cardinales y teologales. Todo médico es llevado a hacer siempre un diagnóstico, aunque sea equivocado, de las universidades italianas salen psiquiatras positivistas, que en su mayoría son ateos, o contra la religión. ¿Cómo podrían ventilar que en le paciente se pueda configurar una “patrología del alma”, si ellos por principio no creen en ella?”..[26]

-El Dr. Giorgio Gagliardi (Psicoterapeuta, Asso) también citado dice: “En diversas convenciones, algún exorcista ha deseado la colaboración de especialistas médicos, mientras otros han sostenido que los médicos no son necesarios en el desarrollo sacramental del exorcismo. Tanto los exorcistas como los médicos tienen su mentalidad, su yo, su subconsciente, sus convicciones, así que todos pueden tener ideas confusas si entran en el ámbito de otros profesionistas... aquí es justo que cada quien tenga la humildad de reconocer sus límites: el médico, en el discernimiento espiritual; el exorcista, en el diagnostico psicológico-psiquiatra e igualmente en los estados de conciencia transculturales que existen y engañan aún a los médicos en su diagnósticos.”

Sobre este interrogante podríamos retomar a Freud cuando habla de...La expectativa esperanzada: una fuerza eficaz en todos nuestros ensayos de tratamiento y curación...patente en las llamadas “curas milagrosas” que todavía hoy se consuman ante nuestros ojos sin cooperación del arte médico. Las curas milagrosas se producen en creyentes bajo la influencia de escenificaciones aptas para acrecentar los sentimientos religiosos; lugares donde se venera a una imagen milagrosa o donde una persona sagrada se apareció a los mortales prometiéndoles alivio a cambio de su adoración... No parece fácil que la fe religiosa por sí sola pueda desalojar fácilmente la enfermedad por vía de la expectativa, pues en las curas milagrosas casi siempre intervienen otras escenificaciones. El tiempo en que se busca la gracia divina tiene que estar signado por características particulares; en especial, el esfuerzo corporal que se impone al enfermo, los trabajos y sacrificios del peregrinaje, están destinados a hacerlo merecedor de esa gracia...[27]

Para Freud sería incorrecto, negar a la fe estas curas milagrosas y explicar sus testimonios por la conjunción de un fraude piadoso con una observación imprecisa. Por más que ese intento de explicación acierte muchas veces, no es suficiente para desvirtuar el hecho mismo de las curas milagrosas. Estas ocurren realmente, lo hicieron en todas las épocas y no conciernen sólo a achaques de origen anímico, cuyo fundamento es la «imaginación», sino también a estados patológicos de raíz «orgánica» que antes se habían mostrado refractarios a todos los empeños médicos.

Pero no hay necesidad de aducir otros poderes que los anímicos para explicar las curas milagrosas... el poder de la fe religiosa es reforzado por diversas fuerzas pulsionales humanas. La fe del individuo se ve acrecentada por el entusiasmo de la multitud al aproximarse al lugar sagrado. En virtud de ese efecto de masas, todas las mociones anímicas del individuo pueden elevarse hasta lo desmesurado. Y cuando es un hombre solo el que busca la curación en un lugar sagrado, la fama y el prestigio de ese lugar sustituyen a la influencia de la multitud...Es notorio que la gracia divina sólo es concedida a unos pocos entre quienes la solicitan, cada uno de estos querría contarse entre los escogidos; la vanidad de todo individuo viene en auxilio de la fe piadosa...

La expectativa confiada se produce cuando el que cura, no es médico, sino que viene recomendado por la predilección popular (esto explicaría la sobreabundancia de artes de curandería, que dañan más que beneficiar a quienes buscan curarse).

Freud agrega que... ni siquiera los incrédulos en materia religiosa necesitan renunciar a las curas milagrosas. En ellos, el prestigio y el efecto de masas sustituyen a la fe religiosa. En toda época hay curas y médicos de moda, en particular entre la sociedad selecta; y el afán de sobresalir y de igualarse a los más encumbrados constituyen potentísimas fuerzas anímicas. Esas curas de moda producen efectos terapéuticos que desbordan su jurisdicción, y en manos del médico de moda, conocido tal vez por haber curado a una destacada personalidad, el mismo recurso rinde mucho más de cuanto pueden obtener otros médicos. Hay entonces taumaturgos humanos, como los hay divinos; sólo que estos hombres, elevados hasta las alturas del prestigio a favor de la moda y de la imitación, pronto caen de su pedestal, según corresponde a la naturaleza de los poderes que actúan para ellos...[28]

El tratamiento anímico, entendido como: el empeño por provocar en el enfermo los estados y condiciones anímicos más favorables para su curación; fue practicado por los médicos desde siempre. Los pueblos de la antigüedad apenas disponían de otro tratamiento que el psíquico; jamás dejaban de reforzar el efecto de pócimas y medidas terapéuticas mediante un enérgico tratamiento anímico. Los recursos: fórmulas de ensalmo, baños purificadores, sueños oraculares haciendo dormir al enfermo dentro del recinto del templo, etc., sólo por vía anímica pueden haber influido terapéuticamente. La personalidad misma del médico se rodeaba de un halo de prestigio que provenía directamente del poder divino, pues el arte de curar estuvo en sus comienzos en manos de los sacerdotes. Así, entonces como hoy, la persona del médico era una de las circunstancias que permitían alcanzar en el enfermo el estado anímico favorable para su curación.

Otro aporte que considero necesario agregar es la opinión de M. Foucault, en una clase dictada el 26 de febrero de 1975, publicada en su libro: “Los Anormales” donde comenta ante el fenómeno de la posesión:”...yo creo que la posesión, como fenómeno típico de la introducción de un nuevo aparato de control y poder en la Iglesia, debe ponerse frente a frente con la brujería, de la que se distingue,..., la brujería de los siglos XV y XVI, y la posesión de los siglos XVI y XVII aparecen en una suerte de continuidad histórica,..., ambas implican los efectos generales de la gran cristianización... ¿qué es la poseída de los siglos XVI, XVII y XVIII?...es la que confiesa espontáneamente, la religiosa del convento... La posesión aparece en el núcleo interno, donde el cristianismo se esfuerza por instalar sus obligaciones discursivas...en el momento en que trata de poner en funcionamiento unos mecanismos de control y discurso individualizadores y obligatorios...[29]La poseída es quien se resiste al diablo, en el momento mismo en que es su receptáculo...No hay ningún pacto, sino una invasión, del diablo en el cuerpo...[30]

Foucault resalta un elemento decisivo en la historia médica y religiosa de Occidente que es la marca de la posesión: ”la convulsión”: la forma plástica y visible del combate en el cuerpo de la poseída. La omnipotencia del demonio, su actuación física, toda la serie de gestos involuntarios pero significantes: debatirse, escupir, asumir actitudes de negación, decir palabras obscenas, irreligiosas, blasfemas, pero siempre automáticas...las sofocaciones, las asfixias, los desvanecimientos marcan el punto de ese combate en que el cuerpo va a ser destruido por los excesos mismos de las fuerzas presentes...[31]

La convulsión es una importante noción que se pondrá en juego en la batalla durante dos siglos y medio entre la medicina y psiquiatría, y la religión.

Él cree que el problema de los poseídos no se inscribe en la historia de las enfermedades... No será haciendo una historia de las enfermedades físicas o mentales de Occidente como lograremos comprender por qué (aparecieron) los poseídos... tampoco haciendo historia de las supersticiones o las mentalidades: los convulsionarios o poseídos no aparecieron porque se creyera en el diablo. Me parece que es al hacer la historia de las relaciones entre el cuerpo y los mecanismos de poder que lo invisten como podremos llegar a comprender cómo y por qué aparecieron en esa época, como relevo de los fenómenos un poco anteriores de la brujería, los nuevos fenómenos de la posesión. En su aparición, su desarrollo y los mecanismos que la sostienen, ésta forma parte de la historia política del cuerpo...[32]

Argumenta que el problema de la Iglesia consigo misma a propósito de la sexualidad, el cuerpo y la carne fue gobernar la carne sin caer en la trampa de las convulsiones, desde el siglo XVII y que para resolver esto introdujo los mecanismos anticonvulsivos: 1- un moderador interno: dentro de las prácticas de confesión, va a imponerse una regla aditiva, que es la discreción: decirlo todo y confesarlo todo en la práctica penitencial. Es el método de la insinuación.

2- la trasferencia externa: es la expulsión del convulsivo mismo. Allí comienza a operarse la trasmisión de poder a la medicina, el poder eclesiástico va a apelar a la medicina para poder liberarse de ese problema...meter al médico en los asuntos de la posesión, implica ,meter la medicina en la teología.

Según Foucault ...la convulsión se va a convertir, desde el siglo XVIII en un objeto médico privilegiado. Lo que la pastoral cristiana organizó como carne se transforma en un objeto médico; y al anexar esa carne, la medicina va a hacer pie por primera vez en el orden de la sexualidad. En tanto que esta no descubre el ámbito de las enfermedades de connotación, origen o soporte sexual por una ampliación de las consideraciones tradicionales (medicina griega o medieval sobre el útero o los humores); sino que pudo convertirse en un control higiénico y con pretensiones científicas de la sexualidad en la medida en que heredó ese dominio recortado y organizado por el poder eclesiástico. El tipo nervioso es, desde el siglo XVIII, el cuerpo racional y científico de esa misma carne.

No se puede subestimar la importancia histórica de esa convulsión en la historia de las enfermedades mentales, porque hacia 1850 la psiquiatría finalmente se desalienizó. La psiquiatría se asigna como el ámbito propio del instinto, sus trastornos, toda la confusión de lo voluntario y lo involuntario, en consecuencia, esa convulsión, (herencia cristiana), aparece ahora como la liberación involuntaria de los automatismos, y constituirá el modelo neurológico de la enfermedad mental. El modelo de convulsión en cuanto liberación automática y violenta será el prototipo mismo de la locura.

En este clima, la psiquiatría del siglo XIX construyó la histeroepilepsia ( que reinó desde la década de 1850 hasta que Charcot la demolió entre 1875/80).

Esta convulsión heredada por la medicina, y expulsada del campo de la dirección espiritual, va a servirle de modelo de análisis para los fenómenos de la locura. Cada vez que los médicos hacían un análisis de la convulsión, era al mismo tiempo para tratar de mostrar que los fenómenos de brujería, de posesión eran en realidad fenómenos patológicos. Así en la nueva ola de cristianización del siglo XIX, la convulsión se convierte en un objeto descalificado para la cristiandad, católica y protestante. La Iglesia deja que la medicina descalifique la convulsión, porque a cambio va a exaltar la aparición, ya no del diablo, sino de la Virgen: una aparición a distancia, de la no mezcla del cuerpo espiritual de la Virgen con el cuerpo material de quien es objeto del milagro, apariciones cuyos sujetos ya no son esas monjas de clausura y en el clero, sino el niño inocente.

Para Foucault todos estos fenómenos importantes para la emergencia de la sexualidad en el campo médico no se pueden comprender en términos de ciencia o ideología, en términos de historia de las mentalidades, de historia sociológica de las enfermedades, sino simplemente en un estudio histórico de las tecnologías de poder...[33]

Cierre:

Sobre los temas expuestos en la introducción podríamos entender que los tres conceptos (Exorcismo, Magnetismo y Psicoanálisis) se encuentran muy imbricados en los orígenes de cada uno.

En relación a uno de los interrogantes planteado en el inicio: La Ciencia y la Fe ¿son compatibles? Considero que si es factible una respuesta, dependerá de su punto de observación, como se ejemplificó en dicha exposición:

- para el Padre Amorth, son dos planos diferentes...
- para Foucault, es una cuestión de poder...
- para Freud, si bien reconoce la cuestión de la fe, las curas milagrosas, se trata de una patología...

Otro tema mencionado fueron las similitudes y deferencias, entre las cuales podríamos citar lo siguiente:
Freud utilizaba, las asociaciones libres y proscribía los acting out; los buenos magnetizadores curaban a la inversa, prohibiendo las asociaciones libres, pero manipulando los acting out. Ambos exigían una relación de dos. Para los exorcistas, la liberación se produce con oración, implica una relación entre el sacerdote autorizado y el poseso, si bien permite la colaboración de la familia, se basa en una cuestión de fe.

En los tres conceptos, encontramos como denominador común: la palabra.

Las palabras son buenos medios para provocar alteraciones anímicas en aquel a quien van dirigidas. Todas las influencias anímicas que han demostrado ser eficaces para suprimir enfermedades llevan algo de imprevisible: afectos, aplicación de la voluntad, distracción de la atención, expectativa confiada; poderes que en ocasiones suprimen la enfermedad no lo consiguen en otros casos. La autonomía de personalidades tan diversas en lo anímico impide la regularidad del resultado terapéutico.

Toda una serie de medios anímicos eficaces quedan fuera del alcance del médico. No tiene el poder ni el derecho de emplearlos. Esto vale para la suscitación de afectos intensos. El destino suele curar enfermedades mediante grandes júbilos, la satisfacción de necesidades y el cumplimiento de deseos; y el médico, que fuera de su arte es un hombre sin poder alguno, no puede rivalizar con el destino.

Bibliografía:

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Referencias bibliográficas:
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[4] Laplanche y Bertrand Pontalis: “Diccionario de Psicoanálisis”, pág. 315, Barcelona, Editorial Labor S.A., 1981.
[5] Laplanche y Bertrand Pontalis: “Diccionario de Psicoanálisis”, pág.172, Barcelona, Editorial Labor S.A., 1981.
[6] Amorth, G.: “Exorcistas y Psiquiatras”, capítulo I: “Los siete períodos históricos”, pag. 41, Guadalajara, México, febrero 2000.
4 Chertok, L y De Saussure: “Nacimiento del Psicoanalista- Vicisitudes de la relación terapéutica de Mesmer a Freud”, pág 30, Barcelona, Gedisa, 1980.
[8] Chertok, L. y De Saussure: “Nacimiento del Psicoanálisis- Vicisitudes de la relación terapéutica de Mesmer a Freud”, pág. 32, Barcelona, Gedisa, 1980.
[9] Chertok, L y De Saussure: “Nacimiento del Psicoanálisis- Vicisitudes de la relación terapéutica de Mesmer y Freud”, pág.40, Barcelona, Gedisa, 1980.
[10] Ellenberger, H.: “El descubrimiento del Inconsciente. Historia y evolución de la Psiquiatría Dinámica”, III, “La primera psiquiatría dinámica”, pag. 1, Madrid, Gredos, 1976.
[11] Rodrigué, E.: “Sigmund Freud. El siglo del Psicoanálisis”, Editorial Sudamericana, cap. X, pág.189. Bs.As., 1996
[12] Chertok y De Saussure: “Nacimiento del Psicoanálisis: lo inconsciente estudiado por los magnetizadores”, pág 215, Barcelona, Gedisa, 1980.
[13] Freud, S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Trabajos sobre hipnosis y sugestión (1888-92), pág. 71, Buenos Aires, Argentina, (1976) 2001.
[14] Freud, S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890), pág. 118, Buenos Aires, Argentina (1976) 2001.
[15] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890), pág.120, Buenos Aires, Argentina (1976) 2001.
[16] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890), pág. 120, Buenos Aires, Argentina (1976) 2001.
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[18] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol.1, “Tratamiento psíquico ( tratamiento del alma) (1890), pág. 132, Buenos Aires, Argentina (1976) 2001.
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[24] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Hipnosis (1891)”, pág. 138, Buenos Aires, Argentina (1976) 2001.
[25] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Trabajos sobre hipnosis y sugestión (1888-92)”, pág. 75, Buenos Aires, Argentina (1976) 2001.
[26] Amorth G.: “Exorcistas y Psiquiatras”, cap. X: “El parecer de algunos médicos”, pág. 197-199, Guadalajara, México, 2000.
[27] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Tratamiento psíquico (tratamiento del alma ) (1890)”, pág. 121, Buenos Aires, Argentina, (1976) 2001.
[28] Freud S.: “Sigmund Freud Obras Completas”, Editorial Amorrortu, vol. 1, “Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) (1890)”, pág.122, Buenos Aires, Argentina, (1976) 2001.
[29] Foucault M.: “Los anormales”, “Curso en el College de France (1974-1975): clase del 26 de febrero de 1975”, pág. 190, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A., Buenos Aires, 2000.
[30] Foucault M.: “Los anormales”, “Curso en el College de France (1974-1975): clase del 26 de febrero de 1975”, pág. 195, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A., Buenos Aires, 2000.
[31] Foucault M.: “Los anormales”, “ Curso en el College de France (1974-1975): clase del 26 de febrero de 1975”, pág. 198, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A., Buenos Aires, 2000.
[32] Foucault M.: “Los anormales”, “Curso en el College de France (1974-1975): clase del 26 de febrero de 1975”, pág. 199, Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A, Buenos Aires, 2000.
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