Teresa de Marcos
Un interés creciente en la llamada medicina biológica que engloba las denominadas medicinas o terapias complementarias, entendiendo por medicina aquella que cura.
Se trata de una medicina holística que concibe el individuo como un ser integral, no somos seres fragmentados en sistemas y órganos que funcionan independientemente sino por el contrario existe una interrelación en los cuatro planos de nuestra existencia: físico, psíquico, energético y espiritual, de modo que cualquier alteración en uno de ellos repercute en el resto.
Esta filosofía y terapéutica médica emerge ante la necesidad humana de integrar conceptos más amplios y no tan restringidos que relacionan el ser humano con su entorno, la naturaleza, e intenta dar respuestas a la enfermedad desde esta relación. En la actualidad el concepto de “unir para comprender” está siendo recuperado por la medicina moderna que recobra la perspectiva de pensamiento de los sabios médicos de nuestra antigüedad, considerando al individuo como un todo mente-cuerpo en continua conexión con el Universo. Estos conceptos holísticos han estado tachados de oscurantistas durante mucho tiempo ya que no eran fácilmente asimilados en el modelo cartesiano de pensamiento, racional y analítico, la máxima era al contrario “separar para entender”.
Los que compartimos esta visión entendemos que los síntomas no son sino los medios por los que nuestra naturaleza lucha, primero susurra; sino sabemos o podemos entenderla nos sigue hablando más y más alto hasta que nos grita para que nos liberemos de la enfermedad, por lo que no debemos suprimir estas señales haciendo oídos sordos a lo que nuestro cuerpo y mente intenta decirnos, o acallaremos ese “vis medicatrix naturae” o camino de sanación natural del que nos hablaba Hipócrates. Para descifrar esos mensajes es muy importante en qué zona de nuestro cuerpo se manifiestan y el modo en que vivimos los trastornos o enfermedad ya que aquí radica la naturaleza y contenido de nuestros problemas no resueltos. Según vamos comprendiendo e integrando los orígenes de nuestros conflictos físico-anímicos el cuadro patogenésico comienza a modificarse, este proceso de transformación va de adentro hacia afuera y cuando se activa ese mecanismo se evidencia una mejoría del ser interna y externamente tanto en un orden fisiológico como dinámico, en ocasiones ‘milagrosamente’...
Tal vez por estas razones terapéuticas como la Homeopatía, Oligoterapia, Homeo-Espagyria, Medicina Tradicional China, Terapia floral, Reflexologías, Masaje manual, se encuentran cada día más interesadas en integrar dentro de sus tratamientos terapias psicológicas específicas para ir directamente a los núcleos morbosos del individuo, allí donde se halla el origen de sus padecimientos.
La Terapia Regresiva constituye una preciosa búsqueda en nuestro yo más profundo. Es encontrarnos con “nuestras múltiples personalidades” y reconocerlas como propias, pero ¿Cómo es posible superar la separación y ser seres completos cuando subyacen en nuestro interior tantas caras de una misma moneda? Si nos adentramos en ese fascinante mundo interior e indagamos en nuestro laberinto de imágenes iremos al lugar donde se elaboran nuestras creencias y que en ocasiones producen tanto dolor y sufrimiento, contactaremos entonces con nuestra propia sabiduría interna, esa que no se aloja en nuestra parte lógica y especulativa sino en aquella esencia intuitiva, atemporal, analógica, imprevisible y creativa, es la llave que encierra nuestra Caja de Pandora particular, poseedora de sensaciones tan placenteras y felices como inquietantes y amargas, todo un tesoro de emociones.
Y este tesoro es precisamente el guía que nos conducirá a la comprensión del personaje actual en el que en ese momento estamos aprisionados con sus bloqueos y su modo reaccional; esta tipología marcará unas tendencias patológicas determinadas y no es de extrañar que determinados casos clínicos “desahuciados” por otras disciplinas médicas se solucionen de una forma tan rápida y eficaz.
La Terapia Regresiva es excelente en trastornos psicosomáticos y me pregunto ¿existe alguno que no lo sea? Las emociones bloqueadas generan síntomas físicos y viceversa, los síntomas físicos bloquean emociones, o dicho de otro modo, somatizamos en nuestros órganos diana las emociones pero ¿acaso no es cierto que ante “un hecho fortuito” como una infección oportunista, un traumatismo o accidente nuestras emociones quedan asimismo profundamente alteradas?.
Sesión a sesión el paciente va encajando ese rompecabezas, los vidrios de colores toman forma como en un calidoscopio, los efectos indeseados que fueron el motivo de consulta en su día se van desdibujando, esfumándose como cortinas de humo, la mente suelta lastre abriendo nuevos espacios, se flexibiliza como la rama de un junco, la expresión de la mirada se aviva, la hora del encuentro con la esencia auténtica se va acercando….
¿Hay algo más hermoso que ver como crece la hierba en un lugar yermo?