Avi Loeb explica en su nueva columna cómo se pueden detectar los desechos microscópicos de otras civilizaciones y por qué estos pueden acabar llegando al 'vertedero' común de la Vía Láctea
La cometa ideal es un objeto con la mayor superficie posible en relación a su masa. Como tal, es exactamente lo contrario del filo de un cuchillo, que se afila para obtener la menor superficie en relación a su masa.
Lo habitual es que las cometas puedan volar con el viento, pero ¿podrían hacerlo también con la luz?
Si esta es la práctica habitual, el halo galáctico podría haberse convertido en el vertedero de las civilizaciones de la Vía Láctea. En ese caso, el halo albergaría basura de materia ordinaria en la papelera gravitacional de la materia oscura.
En una nueva publicación, demuestro que la luz emitida por el disco de estrellas de la Vía Láctea puede levantar finas láminas de material por encima del plano medio del disco. La fuerza de la radiación empuja las láminas lejos del disco de la misma manera que el viento levanta una cometa en el aire venciendo la gravedad de la Tierra. Para las láminas sólidas de menos de un micrón de grosor, el empuje de la radiación hacia fuera del disco de la Vía Láctea supera la atracción gravitatoria hacia dentro. La luz del Sol empujaría estas láminas fuera del sistema solar. La relación entre el empuje radiactivo del Sol y la atracción gravitatoria es la misma en todas partes, porque ambas fuerzas disminuyen inversamente con el cuadrado de la distancia al Sol.
Las l más finas que un micrón poseen un área de sección transversal por unidad de masa que es diez mil veces mayor que una nube de electrones y protones libres. Dichas láminas podrían producirse de forma natural por la coagulación de partículas de polvo en el plano medio de los discos protoplanetarios y más tarde salir expulsadas de estos viveros planetarios como las semillas de un diente de león. Pero también podrían ser producidas artificialmente por civilizaciones tecnológicas como la nuestra. En cualquier caso, las láminas se elevarían por encima del disco de la Vía Láctea hasta una altura en la que quedarán atrapadas por el potencial gravitatorio del halo de materia oscura....
Ilustración de la nave espacial New Horizon transmitiendo a la tierra. (Reuters)
A medida que estas láminas se van elevando por encima del disco de la Vía Láctea como cometas que se elevan sobre el suelo, se encontrarán con la fricción del gas interestelar. He calculado que esta fricción limitará su velocidad de desplazamiento hacia arriba a la de una bala rápida, aproximadamente dos kilómetros por segundo. Después de unos cientos de millones de años, la gravedad de la materia oscura detendrá su ascenso a una altura de unos pocos miles de años luz.
Una forma de inferir la existencia de una población de láminas delgadas es a partir de la luz estelar que dispersan. La nave espacial ‘New Horizons’ se encuentra en estos momentos a una distancia del Sol que es cincuenta veces superior a la que hay entre nuestro astro y la Tierra. Su cámara de a bordo se encuentra ahora en posición de examinar el cielo más oscuro jamás visto por un observatorio de fabricación humana. El análisis de sus últimos datos ha servido para medir el nivel de luz estelar dispersa. Esta medición establece un límite superior en la cantidad de láminas, lo que implica que sólo llevan una pequeña fracción de todos los elementos pesados del medio interestelar.
El sensor de la cámara del Observatorio Vera C. Rubin, en Chile. (NAL)
¿Pero podemos buscar directamente las láminas interestelares? El Estudio del Legado del Espacio y el Tiempo (LSST), del Observatorio Vera C. Rubin, comenzará a funcionar dentro de un año y podría descubrir láminas de más de un micrómetro de espesor que sean atraídas por la gravedad del Sol y se acerquen a la Tierra. Tales objetos podrían ser detectados por su reflejo de la luz solar cuando pasan cerca del Sol. El primer objeto interestelar del que se tiene constancia, `Oumuamua, podría haber sido un ejemplo de una población de este tipo, ya que su curva de luz implicaba que probablemente es plana y mostraba un exceso de empuje hacia el exterior del Sol sin el efecto cohete de la evaporación cometaria, lo que concuerda con un objeto delgado empujado por la reflexión de la luz solar. El Proyecto Galileo pretende diseñar una misión espacial que se encuentre con el próximo `Oumuamua, después de que dicho objeto sea identificado por la ‘app de citas’ del LSST.
Cuando compartí el borrador de mi nueva publicación con mi compañero postdoctoral, Morgan MacLeod, le recordó a las bolsas de plástico rotas que vuelan por todas partes justo después de una tormenta.
Ya sabemos que el medio interestelar no está limpio, ya que contiene polvo. En los próximos años, LSST podría descubrir basura interestelar. Al fin y al cabo, no hay ninguna autoridad legal que prohíba arrojar basura desde un sistema planetario habitado al espacio interestelar. Algunas personas tiran bolsas de plástico desde un coche en marcha con la esperanza de que el viento se las lleve y las aleje de su vista. Del mismo modo, civilizaciones poco cuidadosas podrían arrojar bolsas de plástico mientras orbitan con su estrella alrededor del centro galáctico a 250 kilómetros por segundo, con la esperanza de que, cuando regresen al mismo lugar durante su período de rotación galáctica de cientos de millones de años, las láminas hayan sido arrastradas por la luz de la estrella hacia el halo galáctico.
Si esta es la práctica habitual, el halo galáctico podría haberse convertido en el vertedero de las civilizaciones de la Vía Láctea. En ese caso, el halo albergaría basura de materia ordinaria en la papelera gravitacional de la materia oscura. Si el LSST identifica la basura en el sistema solar, nuestra responsabilidad cósmica por un medio ambiente más limpio nos sugeriría aventurarnos en el espacio con una escoba.
Esperemos que haya algunos ecologistas de la Vía Láctea por ahí que ya hayan empezado a limpiar nuestro vecindario cósmico.