martes, enero 03, 2023

El Cuerpo, La Salud y Los Símbolos Oníricos

Virginia Gawel

La conexión cuerpo-psique también se manifiesta a través de nuestros sueños: desde la antigüedad se ha observado que las micro sensaciones que tenemos mientras dormimos suelen amplificarse, convirtiéndose en imágenes oníricas. Actuales investigaciones han probado que algunos sueños revelan secretos del cuerpo: los inicios de una enfermedad, el pronóstico de un paciente, las manifestaciones de circunstancias físicas específicas (embarazo, pubertad, menopausia)...

Los sueños pueden ser una herramienta de diagnóstico, de pronóstico, e inclusive tener un efecto terapéutico, movilizando la química del propio organismo. Algo verdaderamente asombroso... 

Desde Hipócrates hasta nuestros días: Cuando, al dormir, sus ojos se cierran y va Ud. retirando del mundo sus sentidos, en la quietud de ese estado sucede un fenómeno peculiar: las micro percepciones provenientes del propio cuerpo (propioceptivas) pueden hacerse escuchar, amplificándose, y son ellas las que pueden dar sustento a algunos de los símbolos de su mundo onírico. Antes de proseguir, quisiera formular una aclaración: todos los seres humanos soñamos todas las noches, lo recordemos o no. Existen entrenamientos específicos no sólo para aprender a recordar los sueños, sino también para saber interpretarlos y hasta para producirlos intencionalmente para sondear la respuesta del propio 

Inconsciente ante determinados asuntos. (Trabajando con grupos de investigación de sueños desde hace más de veinte años, me consta por propia experiencia que esto es así.) Curiosamente, la primera y más completa clave de los sueños medicinales de la antigüedad occidental es el “Tratado de los Sueños” atribuido a Hipócrates, el padre de la Medicina, resaltando este fenómeno de las micro percepciones y su incidencia en el mundo onírico, e indicaba la importancia de que el médico escuchara los sueños de sus pacientes para poder hacer un diagnóstico y un pronóstico acertados, y a la vez encontrar en esos sueños claves concretas para la prescripción del medicamento justo. 

El mismo Aristóteles, quien escribiera tres obras relativas al sueño (con una aproximación no interpretativa sino filosófica), señala: “Puesto que todos los comienzos son poco importantes, es evidente que el comienzo de las enfermedades y otros accidentes que se producen en el cuerpo también lo son. Es natural, pues, que estos síntomas sean necesariamente más claros durante el sueño que en estado de vigilia.” Hacia mitad del 1800, el Marqués de Hervey de Saint Denys, profesor de lengua y literatura chinas, realizó investigaciones muy interesantes que quiero compartirle (por si las quiere explorar por sí mismo de un modo experimental): preocupándole de qué manera incidían las percepciones propioceptivas en la formación de imágenes oníricas, él le pedía a alguien que estuviese a su lado por la noche, cuando comenzaba a dormirse, y que le provocara determinadas sensaciones para las cuales no estuviese prevenido, despertándolo luego de un tiempo suficiente como para que se hubiera podido generar eventualmente un sueño. 

Así, por ejemplo, luego de que le hicieran cosquillas en los labios suavemente, la imagen onírica que él había registrado era la de estar recibiendo un beso de una hermosa mujer; después de que le acercaran un hierro caliente a su oreja había soñado con fogoneros que torturaban a un grupo de gente... Al repetir estos experimentos caseros con otras personas, observó también que estímulos similares convocaban contenidos diferentes según el soñante, como si la percepción real se invistiera de argumentos individuales, que daban forma única a la experiencia onírica. Como un correlato espontáneo a lo que el Marqués observó, a la mayoría de las personas les es familiar la experiencia de soñar con agua o con baños y despertarse con necesidad de orinar, o bien, en la mujer, soñar con sangre y despertar menstruando, así como incorporar a la trama onírica algún sonido percibido desde afuera, transformándolo en otra cosa que conviniera al argumento que se estuviera desplegando en el sueño (por ejemplo escuchar una bocina y soñar con un ave graznando, o convertir en un coro de ángeles la alarma del despertador!). 

Actualmente son numerosas las investigaciones enfocadas en observar este fenómeno onírico. Destacaría particularmente las realizadas por Patricia Garfield, (co-fundadora de la Association for the Study of Dreams, quien ha hecho un profundo análisis de los procesos oníricos en personas enfermas o accidentadas, consignando los indicadores somato-psíquicos de recuperación o agravamiento) y de Patricia Maybruck (quien ha investigado exhaustivamente los sueños de mujeres embarazadas y su evolución durante cada fase del proceso de gestación). (4) Algunas conclusiones de la Dra. Patricia Garfield: Observe la imagen de su derecha: el conocido autorretrato de la pintora mexicana Frida Khalo intitulado “Columna rota”. Como Ud. seguramente sabrá, Frida pintó este cuadro mientras estaba rehabilitándose de un severo accidente que le costara varias operaciones, junto con altos niveles de dolor, sobre todo en su columna. El modo en que la artista representó simbólicamente su dolor sigue las mismas pautas que el Inconsciente utiliza para generar sueños a partir de lo que al cuerpo le está sucediendo. Veamos cómo se da este fenómeno, para que Ud. pueda considerarlo como una posible matriz para la interpretación de algunos de sus sueños. La Dra. Patricia Garfield, médica norteamericana, observó que el cuerpo suele simbolizarse en los sueños a veces literalmente (o sea, con la imagen del cuerpo mismo o de sus órganos), y muchas otras veces metafóricamente, sobre todo en aquellos sueños en los que aparecen casas, vehículos, animales, máquinas y otros objetos representativos de las partes del cuerpo afectadas. 

Tales sueños probablemente son respuestas del cerebro a sensaciones corporales nimias que son magnificadas y dramatizadas por el Inconsciente durante el sueño. (Obviamente, como Ud. mismo se dará cuenta, no siempre que aparecen estas metáforas representarán procesos fisiológicos, pero si frecuentemente.) Por ejemplo, si se trata de una casa, la escalera podría aludir a la columna vertebral; la caldera, al estómago; los cables eléctricos, a los nervios. Si se tratara de un coche, los problemas con el combustible podrían simbolizar descenso en el nivel de energía; el motor u otras piezas, órganos internos; los frenos, la impulsividad motriz. Del mismo modo, por analogía, Ud. mismo podrá descubrir si algún elemento onírico puede estar representando un proceso que su propio organismo esté atravesando. Y ello, como toda interpretación, requerirá de una mente abierta como para no efectuar una decodificación mecanizada y reduccionista. (Cada vez que comparto este tema sugiero lo mismo a quienes me escuchan: no se asusten, no se sugestionen! Si estas pautas se toman hipocondríacamente uno se vuelve obsesivo respecto de su salud ante cada sueño! 

Simplemente son ideas para ser tenidas en cuenta, sobre todo cuando las circunstancias fisiológicas lo requirieran.) Garfield señala siete etapas en la recuperación de un trauma físico (accidente o enfermedad), cada una de ellas con temas oníricos característicos: 

1) Sueños de advertencia: Estos sueños son la expresión de que el soñante está teniendo actitudes que podrían derivar en un accidente o trastorno físico, o bien señalan la manifestación onírica de micro percepciones de los inicios de un síntoma. Estos sueños eran particularmente tenidos en cuenta por los antiguos griegos, denominándolos sueños prodrómicos, siendo “pródromo” la palabra médica que indica aquellos síntomas que indicarían el comienzo de una enfermedad o una crisis (prodromos = heraldo, mensajero). Ejemplos de esta fase serían: soñar que se está conduciendo un auto sin frenos; tormentas amenazantes; objetos de uso diario que se descomponen; casas que se desmoronan o están dañadas (observando qué partes específicamente se destacan en el sueño), plantas o animales desvitalizados, agua sucia que corre... 

2) Sueños de diagnóstico: En esta etapa los síntomas ya tienen una expresión más franca, aunque puede aún no haber claridad respecto de qué es lo que le sucede al cuerpo. Entre los médicos sensibles a los sueños existe una línea de Medicina Preventiva que los tiene en cuenta. Los motivos oníricos propios de esta etapa son: fuego o calor extremo, o bien frío extremo, exceso de agua, exceso de sequedad, comezón, heridas, personas, animales o plantas que estén lesionados o moribundos, estar aprisionado, apretado contra algo... 

3) Sueños de crisis: Cuando la integridad de nuestros cuerpos es amenazada, la mente soñadora interpreta la situación como una crisis. Aquí también tendrían lugar los sueños previos a una intervención quirúrgica, de entre los que P.Garfield enumera como típicos: carne que está siendo cortada y/o comida, amenaza con armas blancas, accidentes, incendios, nubarrones negros que cubren el sol... 

4) Sueños de post-crisis: Después de una intervención quirúrgica o de una situación crítica severa es natural tener mal dormir, por lo cual en general se tardan unas dos semanas en restablecerse los ritmos circadianos normales. Si se está tomando medicación para el dolor, al ir retirándosela el cerebro experimenta lo que se llama “reacción del REM”: un estado de sueños intensos y vívidos, a menudo aterradores. Cuando se está falto de sueño y hay una oportunidad de compensar esa carencia, luego de unas pocas horas de sueño reparador es usual pasar por una serie de sueños difíciles (¿Cómo una “digestión” de las instancias vividas?). En esta etapa los sueños suelen implicar casas o personas violentadas, pérdida de cosas, visión de personas fallecidas o animales muertos (como expresión del miedo a la muerte), repetición onírica del hecho real acontecido (accidente u operación)... 

5) Sueños curativos: Así como hay micro señales que anticipan la enfermedad, también las hay que auspician la recuperación de la salud: lentamente, intercalado entre las pesadillas precedentes, el soñante suele experimentar sueños que generan sensaciones plácidas, gratas, vitalizantes. De hecho, a partir de las neurociencias podría afirmarse que estos sueños, como vimos, son endorfinógenos (es decir, movilizadores de endorfinas, neurotransmisores reparadores de la salud.) Son motivos oníricos característicos: paisajes bellos, conducción hábil de un vehículo, contacto con la Naturaleza (juntar flores, caminar...), nacimiento de animales pequeños, casas siendo restauradas o embellecidas, objetos nuevos, eliminación de desechos, juegos, encuentro de objetos perdidos, ropa nueva, actividades físicas (sueños que, con su función motriz, ayudarían luego a hacer realidad ese despliegue corporal en la vigilia)... 

6) Sueños de convalecencia: No hay una demarcación clara entre los sueños de la etapa anterior y los de ésta, dado que corresponden a un continuo de recuperación. Más bien se trata de un cambio gradual en el énfasis en los motivos anteriores, agregándose muchas veces sueños en los que se expresa el incremento del apetito, y aquéllos en los que se escenifica una actitud positiva y optimista sobre un cuerpo restablecido. La convalecencia es frecuentemente caracterizada también por imágenes oníricas que integran la parte del cuerpo anteriormente lesionada o enferma a una nueva imagen corporal. 

7) Sueños de buena salud: Aquí los sueños vuelven a los tópicos principales pretrauma, aquellos asuntos que ocupan el foco de nuestra vida. Hipócrates, además, señalaba como motivos oníricos propios de buena salud: ver el sol, la luna o el cielo con colores brillantes, ver y oír claramente en sueños, caminar con seguridad, árboles frondosos, ríos fluyendo naturalmente con agua pura... es decir, los elementos de la Naturaleza parecen desplegarse sin sufrir exceso ni defecto. 

Sueños y embarazo: La Dra. Patricia Maybruck observó que, durante la gestación, los cambios hormonales y el desarrollo del futuro bebé van generando sueños característicos, correlativos a las alteraciones del sueño, del humor y la transformación paulatina del esquema corporal. Los temas propios de los primeros meses están relacionados con agua en grandes cantidades, animales anfibios, animales pequeños y tiernos (ardillas, conejitos, ositos, aparentemente representando el feto en desarrollo). Esos mismos animalitos suelen verse grandes a medida que el embarazo ha avanzado (el gatito se convierte en pantera o león...). 

Es común también tener sueños repetitivos con la propia madre (¿quizás como ensayando el rol?). El 40% de las mujeres embarazadas tiene pesadillas, generalmente con catástrofes naturales, situaciones amenazantes y accidentes. Estos sueños generalmente no se consideran indicativos de trastornos en el embarazo ni de algo malo que vaya a ocurrir, sino que son una expresión ansiosa de los cambios corporales. El hecho de considerarlos como algo normal y universal puede ayudar a la soñante a disminuir la ansiedad de creerlos sueños premonitorios, y, con ello, a aminorar también la frecuencia de las pesadillas.  

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