miércoles, noviembre 26, 2008
Conocimientos Ocultos: El Cuerpo Astral y el Vieja Astral
El cuerpo astral.
La palabra astral, que comenzó a ser utilizada por alquimistas de la Edad Media, significa estelar, y nos da a entender que está referida, en Relación al ser humano, a la luminosidad de su materia así denominada, parecida a la de una estrella.
El estudio de este mundo o plano es uno de los más complejos, pero, afortunadamente, se ha avanzado mucho en él, se saben muchas cosas que, en su mayor parte, parecen haber sido comprobadas por personas ya tan evolucionadas que pueden ser tenidas como Guías o Maestros.
Se dispone de la vista astral, también llamada vista de la cuarta dimensión debido a que, ciertamente, sus alcances sobrepasan los habituales de la vista que vamos a llamar "normal", o sea, la de la persona corriente.
Los chakras o centros de fuerza también son conocidos, y además, de muy antiguo. También para verlos es preciso de la vista astral, y entonces se captan cosas que sólo pueden ser calificadas de maravillosas e incluso de portentosas. Tampoco es fácil estudiar los chakras.
Sin embargo, siempre hay un sistema que lo facilita todo cuando el ser humano desea aprender; quiere decirse que lo desea personal e íntimamente, no que se le impone determinado aprendizaje. Quien desee verdaderamente aprender el tema del mundo astral y los chakras lo tiene, en realidad, muy fácil... la voluntad.
Nada se aprende en profundidad en un instante. Ni siquiera las cosas sencillas. Todo proceso tiene un principio, una base, un abc que debe ser asimilado prioritariamente.
Y es con la ampliación progresiva de conocimientos que el ser humano abandona las bajas y groseras esferas en las que suele habitar y llega, más pronto o más tarde, a alcanzar las más altas cimas de la noble condición de ser humano evolucionado "de hombre despierto".
El camino empieza ahora.
La existencia y el plano astral.
Conviene siempre recordar que en la Existencia hay tres Aulas:
La Primera es la de la Ignorancia, y está en el plano físico.
La Segunda es la del Aprendizaje, y está en el plano astral.
Es llamada así porque la apertura de los chakras astrales revela mucho más de lo visible en el plano físico, y uno se siente más cerca de la realidad de las cosas, si bien no es más que, como queda dicho, el lugar de aprendizaje.
La Tercera es la de Sabiduría, y está en el plano mental, donde evidentemente se adquiere conocimiento todavía más real y exacto.
Por supuesto es de esperar que el amigo lector entienda que el plano astral no debe ser desdeñado por el simple hecho de que exista otro en el que la realidad y los conocimientos sean superiores. Todos los Guías y Maestros de la Sabiduría proceden de modo ordenado, bien conscientes de que el progreso a saltos no es rentable y ni siquiera conveniente.
Lo primero que se ha de tener presente y bien claro al hablar de cuestiones o enseñanzas teosóficas es que en nuestro sistema solar hay siete planos de existencia muy concretamente definidos, de forma que no pueden ser confundidos unos con otros.
Estos planos suelen ser llamados también reinos, mundos, regiones, esferas y niveles, y esto deberá ser tenido en cuenta por si en la lectura de obras teosóficas en general encontramos cualquiera de estos nombres además de o en lugar del más frecuente de "plano".
Cada uno de estos siete planos tiene sus características y su propio grado de densidad, y sus nombres son los siguientes: físico, astral, mental, búdico, nirvánico, monádico y ádico. El físico ya lo conocemos, aunque sea minimamente, los cinco últimos mencionados requieren un detallado estudio aparte, que no viene al caso. El astral, se divide en siete subplanos que se agrupan en tres clases.
Los subplanos primero, segundo y tercero forman la primera clase, y aunque ocupan el mismo espacio que los otros, son mucho menos materiales y dan la impresión de estar más alejados del mundo terrestre. Sus habitantes ya no se preocupan del mundo físico ni de sus pertenencias materiales. Por lo general se hallan profundamente ensimismados y crean su propio ambiente, que suele ser lo suficientemente objetivo para que lo perciban otras entidades astrales y también clarividentes.
Los subplanos cuarto, quinto y sexto, forman la segunda clase, y tienen por trasfondo el mundo físico.
La vida en el sexto subplano es la misma que la ordinaria vida terrestre, menos en lo referente al cuerpo físico y sus necesidades, pero al transferirse a los subplanos quinto y cuarto es cada vez menos material, apartándose progresivamente del mundo terrenal y sus intereses.
El subplano séptimo, que es el más ínfimo y grosero del plano astral, forma la tercera clase, y permanece aislado.
Su trasfondo también es nuestro mundo físico, pero de él sólo se tiene una visión falsa y parcial, porque todo lo bueno, bello y luminoso permanece invisible.
Estructura del cuerpo astral.
Decíamos que la materia astral existe en siete grados u órdenes de finura a los que hemos nominado por su orden dentro del plano correspondiente, siendo el primer grado la materia más sutil y el séptimo la más grosera. Puesto que la materia astral es más sutil que la física, interpenetra a ésta. Por consiguiente, todo átomo físico flota en un mar de materia astral, que lo envuelve y llena todos los intersticios de la materia física.
Es bien sabido que, aun en la sustancia más dura y densa, no hay dos átomos que se toquen, pues el espacio existente entre dos átomos contiguos es mucho más grande que los propios átomos. Algunas teorías sostienen la hipótesis de un "éter" que interpenetra a todas las sustancias conocidas, desde el gas más rarificado hasta el sólido más denso, del mismo modo que este éter circula con toda libertad entre las partículas de la más densa materia, también la materia astral interpenetra el éter y se mueve entre las partículas del mismo.
Así pues, un ser que viva en el mundo astral puede ocupar el mismo espacio de un ser viviente en el mundo físico, sin que sean conscientes uno del otro ni se estorben en sus movimientos. Esto tiene que quedar bien claro para la comprensión total de un gran número de fenómenos astrales.
El principio de interpenetración permite comprender claramente el hecho de que los diferentes planos de la Naturaleza no estén separados en espacio, sino que existan a nuestro alrededor en este preciso momento, de modo que para percibirlos e investigarlos no es necesario que nos traslademos en el espacio, sino simplemente que desarrollemos los sentidos adecuados para percibir cada uno de esos planos.
Ahora bien, como el cuerpo astral del hombre está compuesto de materia de los siete grados, puede experimentar todas las variedades de deseos, emociones y sentimientos posibles, tanto los más elevados como los más bajos. Esta capacidad peculiar de reacción de la materia astral permite al cuerpo astral servir de envoltura al cuerpo físico; envoltura mediante la cual el Ego puede obtener experiencias a base de sensaciones. Al mismo tiempo, puede manifestarse por medio de las alteraciones de color de su aura, que es la porción del cuerpo astral que se extiende más allá de los limites del cuerpo físico, y que por lo tanto es visible alrededor de éste.
Este aura puede ser mayor o menor, es decir, más extensa alrededor del cuerpo físico cuanto mayor sea la calidad humana, mental y espiritual de la persona física que la contiene. La dilatación del aura es uno de los requisitos de la Iniciación, pues las cualidades del sujeto han de resultar visibles.
Digamos que el cuerpo astral de un hombre falto de desarrollo es una masa de materia astral vagamente delineada, nebulosa y mal organizada, en la cual predominan las sustancias de los grados más bajos, y así puede corresponder al estímulo de las pasiones y apetitos más vulgares. En tamaño, se extiende sobrepasando en todas direcciones los limites del cuerpo físico del hombre en unos 25-30 centimetros.
En una persona de moral e intelectualidad medianas el cuerpo astral es considerablemente más grande, extendiéndose unos 40-45 centimetros y la materia es más fina y está mejor equilibrada. La presencia de materia de los grados más sutiles da cierta luminosidad al conjunto y un deliniamiento de la figura más marcado y preciso.
Este aura posee unos colores, el color es vibración con reflejos luminosos. Los colores en tu aura están determinados por tu propia vibración personal. Si tú eres una persona físicamente saludable y vibrante, entonces podrás ver mucho rojo en tu aura. O si eres extremadamente creativo, será más bien azul. Tus colores básicos cambian sólo si tú cambias, o si cambías tus vibraciones. Volverte muy emocional, meditar, purificar tu campo de energía y aumentar tu consciencia son algunas de las cosas que pueden cambiar la vibración de tu aura y de este modo cambiar los colores.
Interpretaciones del color
Seguidamente te ofrecemos una pauta para interpretar el significado de los colores.
ROJO: El rojo es el color de la vitalidad y de la salud física. También puede representar ira o el uso de la furia para provocar un cambio.
NARANJA: El naranja es un color curativo. Si tienes mucho color naranja en tu aura, significa que eres un sanador natural o que estás llevando a cabo una labor de curación en ti mismo.
AMARILLO: El amarillo representa poder personal y/o un intelecto altamente desarrollado.
VERDE: El verde representa un alto equilibrio entre tu cuerpo y tu alma. O también puede significar expasión y/o cambios hacia adelante o en el presente.
AZUL: El azul en tu aura indica mucha seguridad o mucha creatividad. En bastantes casos, significa que los canales creativos del individuo están limpios.
VIOLETA: Muy psíquico, mucha información espiritual y/o en el proceso de transmutación espiritual.
BLANCO: Este individuo es un ser altamente evolucionado que tiene la capacidad de enfocar o concentrar su energía en su cuerpo o a su alrededor.
Evidentemente, esto es a título meramente orientativo. Si deseas conocer más profundamente el estudio de esta materia, lo conseguiras en abundantes libros que hablan de esta cuestión.
La vida, la muerte y la proyección astral.
La proyección del cuerpo astral establece una relación entre los diferentes estados del cuerpo físico, que ciertamente pueden ser bastantes, pero que para simplificar y concretar, dividiremos en tres: vida, proyección y muerte.
Todos, sabemos cuál es el estado que llamamos vida, o sea, el que tenemos por habitual o más frecuente, además de ser el más conocido (por no decir el único) para el hombre corriente.
También sabemos a qué llamamos muerte, aunque por lo general tampoco sea frecuente encontrar personas que pueden hablar de ella por experiencia. En términos pregmáticos, se puede decir que muerte es la cesación de la vida, y es claro que se diría la verdad, por mucho que nos parezca una perogrullada.
En cuanto a la proyección del cuerpo astral, consiste en pasar de un estado físico a otro, y de un estado astral a otro estadio astral.
Cuando un cuerpo físico vivo efectúa una proyección de su cuerpo astral, pasa a un estado físico que se podría considerar como muerte. Sus funciones vitales quedan tan en suspenso que en muchas ocasiones personas que se hallaban en un estado de proyección astral han sido dadas por muertas físicamente.
Cuando un cuerpo astral se halla normalmente alojado en el cuerpo físico al que pertenece podríamos decir que se halla en estado no ya de muerte, pero sí de suspensión de sus facultades. Al estar retenido por la materia física no puede actuar como cuerpo astral. Figuradamente podríamos decir, entonces, que se halla muerto astralmente.
De modo que esta es la relación: la utilización del cuerpo físico implica la "muerte" o pasividad del cuerpo astral, y, viceversa, la utilización del cuerpo astral implica la "muerte" o pasividad del cuerpo físico.
Como es natural, esta cuestión atrae el interés de toda persona mínimamente consciente de los diferentes procesos y estados del ser humano. La gran incógnita o duda parece residir en si la muerte del cuerpo físico que ha proyectado su cuerpo astral es total, cataléptica o de cualquier otra manera patológica o fisiológica.
Nos inclinamos a creer que no es nada de eso, pues admitir alguna de estas teorías o probabilidades implica admitir que la proyección del cuerpo astral tendría, en sí, algo de insano o desequilibrado, ya que por ejemplo, la catalepsia es un "estado nervioso asociado generalmente con el histerismo, epilepsias o graves enfermedades mentales". Francamente, no creemos que nada de esto pueda aplicarse a la proyección del cuerpo astral. Tampoco se produce ningún estado de deterioro fisiológico. Simplemente, insistimos en que se produce una suspensión TEMPORAL de sus funciones y facultades vitales. No una muerte, ya que hemos convenido en que muerte es la cesacion de la vida, y en la proyección astral la vida física no cesa, sólo se suspende temporalmente.
Bien entendido esto, quien se disponga a realizar su proyección astral debe saber con toda claridad qué está haciendo y los diversos riesgos que entraña en determinadas circunstancias, por ejemplo, personas con una salud deficiente, de modo especial en el aspecto mental.
Es condición básica no temer nada, pues el temor es causa de inhibición, la cual, a su vez provoca, lógicamente, una disminución de las facultades de la persona. Esta claro que sólo tendrá temor quien no sepa lo que está haciendo o este falto de practica y desarrollo.
Proyecciones voluntarias e involuntarias.
Proyección voluntaria
Obviamente es la que realizamos por deseo propio y consciente. En todo momento hay que tener en cuenta las circunstancias o factores que propician la proyección, ya que, evidentemente, siempre debemos procurar que concurran los máximos factores favorecedores de la misma.
Tales factores, bien se entiende que además del que implica saber lo que se está haciendo, suelen ser:
1º Auténtico deseo consciente de efectuar la proyección astral.
2º Compromiso de contacto astral o necesidad de sustraerse a sufrimientos físicos.
3º Visualización previa de la proyección astral. Se trata de "ver" el viaje astral previamente, digamos que con la imaginación. Estos viajes imaginarios preparan la mente, la acomodan a lo venidero. Es claro que quien no haya realizado previamente un viaje o proyección astral difícilmente podrá imaginarse lo que es en realidad, pero puede imaginarse (para empezar) que viaja entre las estrellas y que accede al espacio exterior. Si además de imaginación y cierta documentación, dispone de un guía, no va a tener especial dificultad en realizar las visualizaciones.
4º Anteriores experiencias que han proporcionado lo que podemos definir como "entrenamiento" que progresivamente va facilitando la previa visualización y la proyección astral propiamente dicha.
Proyección involuntaria
También obviamente es la que se realiza sin que intervenga ni el deseo ni la voluntad del sujeto proyectado. En este caso, es evidente que el control sobre la proyección será escaso, por no decir nulo. Suele ocurrir que se confundan estas proyecciones astrales con los sueños, y hay quien incluso dice que son la misma cosa, es decir, que lo que "soñamos" no son más que "vivencias astrales".
Se conocen casos de grandes temores e incluso perturbaciones de índole mental tras haber realizado una proyección astral involuntaria... y no saber qué ha podido provocarla. Incluso, muchas personas jamás han oído hablar de este tema, y, consecuentemente, ignoran qué es una proyección astral, por lo que su desconcierto y su temor ante hechos tan impresionantes como los que nos ocupan pueden alcanzar grados perjudiciales de enfermedad física o alteraciones nerviosas.
Como sea, conviene conocer las más importantes de las muchas causas que pueden provocar una proyección astral involuntaria, y que son:
1º Dolencias o alteraciones nerviosas, como precisamente la catalepsia, y otras como epilepsia, letargia, histeria, etc.
2º Traumas físicos como conmoción cerebral, recepción de descargas eléctricas, asfixia, congelación, y una amplia gama de shocks mentales: ausencias, éxtasis, inhibiciones, síncopes, etc.
3º Infecciones de tipo vírico, como tétanos, cólera, peste, y otras.
4º La acción de agentes tóxicos como son los narcóticos en general, la ingestión desmesurada de alcohol (el famoso "delirium tremens" de los alcohólicos no sería más que una supuesta y distorsionada proyección astral), la anestesia general, y otros.
El cordón de plata.
Cuando el cuerpo astral es proyectado al plano astral, por supuesto se separa del cuerpo físico, pero siempre queda unido a éste por medio del llamado Cordón de Plata.
Los clarividentes suelen describrir este "cordón" como una especie de hilo muy elástico, cuyo tono plateado es debido a estar compuesto por partículas de todos los colores, que vibran a una frecuencia tan alta que los colores parecen mezclarse hasta producir un color único, de tono plateado.
Este hilo elástico es extensible hasta el punto de que por mucho que se separe el cuerpo astral del cuerpo físico, el cordón siempre da de sí lo necesario, ya que precisamente este es su cometido: facilitar al cuerpo astral una movilidad ilimitada en el plano astral. Haciendo un símil, podríamos decir que el Cordón de Plata puede ser considerado como el cordón umbilical que une a la madre y a su bebé hasta el momento del nacimiento de éste.
Los nombres que en ocultismo recibe la esencia del cuerpo físico que sobrevive a la muerte son numerosos. Desde simplemente espíritu a cuerpo astral, pasando por cuerpo etéreo, ka, espectro, cuerpo mental, cuerpo de deseos, cuerpo de luz, cuerpo espiritual, cuerpo luminoso, fantasma, ectoplasma... Sea cual sea el nombre que elijamos, lo que parece cierto es que existe esa esencia del cuerpo físico extinto... o en suspensión de sus constantes vitales.
Nosotros le estamos llamando cuerpo astral.
Tradicionalmente se cree que el Cordón de Plata se alarga hasta grandes distancias cuando el doble viaja lejos del físico. No siempre se ve pero puede sentirse como si tirara del cuerpo. Cuando la muerte sobreviene naturalmente, el cuerpo astral se afloja poco a poco, elevando el físico y luego se rompe para permitir que los cuerpos superiores se eleven.
Anatomía de la experiencia extracorpórea.
Características básicas.
Percepción y sonidos raros:
- Al salir del cuerpo muchas personas sienten un clic en la cabeza, un sobresalto, un apagón o un viaje por un largo túnel.
- Inmediatamante antes de la salida del cuerpo puede haber un sueño de volar o de caer al vacío o de dar vueltas en espiral (sobre todo bajo anestesia).
- Audición de voces, ruido de pasos, zumbidos o rugídos internos.
- Parálisis física temporal con intensas imágenes hipnogógicas.
- Fuertes vibraciones del cuerpo.
- Algunos ven cambiar de tamaño y forma a su cuerpo.
- Mayor agudeza auditiva.
- Frustrante mezcla de información cierta y errónea.
- Algunos afirman tener experiencias de precognición u otras habilidades psíquicas.
Visiones:
- Del cuerpo propio tumbado en el lecho. La forma en que lo visualizamos depende de nuestras expectativas, pero lo habitual es verse tal y como uno es en el mundo físico, es decir, se tiene una visión del doble propio.
- Algunas personas tienen otro cuerpo, pero muchas no y cuando miran en un espejo durante la proyección no se ven reflejadas.
- Durante la transición a veces parece que el cuerpo físico es asistido por amparadores (espíritus que ayudan) o obstaculizadores (espíritus que dificultan el ascenso).
Son el equivalente de los seres angélicos y demoníacos.
- Muchas personas ven el mundo cotidiano que les rodea, es decir, su entorno físico real.
- Mayor realismo que cuando se vive la realidad cotidiana: sensación de que los colores y formas son más brillantes y nítidos. Por otra parte, el mundo visto durante la ECC puede variar desde una versión bastante realista de la situación presente hasta una versión distorsionada de la misma pasando por un mundo más allá del proyector con regiones de belleza inefable, paradisíaca, o bien infernales.
- Amigos y familiares vivos y fallecidos a los que se puede hablar y escuchar.
- Una pequeña proporción de personas ven un cordón (a veces de plata) que une el cuerpo físico con el doble astral, pero la mayoria no.
Emociones:
- Las reacciones pueden ir del placer al terror, de la alegría a la indiferencia. Cuando son positivas los sujetos parecen sentirse bien en dicho estado, incluso pueden comentar lo real o sólido del mismo. Describen felicidad extrema, excitación, euforia, júbilo, así como vitalidad y bienestar generales, aunque el cuerpo esté enfermo en el momento de la experiencia.
- Las emociones negativas suelen manifestarse en un miedo injustificado de no poder regresar al cuerpo físico, pero de hecho se regresa al mismo con sólo pensarlo y desearlo. A veces temor a morirse, a perderse o a que el cuerpo sea poseído por alguna entidad maléfica.
Sugerencias para lograr el viaje astral.
Aquellos neófitos que no deseen esperar a que un viaje astral involuntario les acontezca de forma fortuita, el mejor camino que encotraran es, el del esfuerzo consciente.
Un porcentaje elevado de personas que han practicado técnicas a diario generalmente han tenido su primera experiencia un mes después, pero para ello es preciso mucha preparación mental y autocontrol, además de paciencia.
Sin dejar de pasar por alto unos aspectos que son importantes: Buena salud, vida apacible, facilidad para relajarse y preparación física. Los experimentos en laboratorio han mostrado que lo ideal es un estado de relajación física y alerta psíquica.
EJERCICIOS PRÁCTICOS: Estos no garantizan una proyección, pero orientan sobre los pasos básicos a seguir y a personas predispuestas que sigan este entrenamiento con regularidad puede ayudarles.
El primer paso es la visualización previa, de la que ya hemos hablado anteriormente. Esta es la clave para la proyección y exige el poder de la imaginación sostenida.
VISUALIZACIÓN DEL DOBLE:
1º Túmbese cómodamente en un cuarto cálido, en semipenumbras y a solas.
2º Cierre los ojos. Tome plena conciencia de su cuerpo y de cómo se siente mentalmente.
3º Imagine flujos de energía circulando a través de su cuerpo.
4º Respire relajadamente.
5º Mantenga un estado de conciencia sutilmente alerta.
6º Imagine que unas manos le masajean el cuerpo lentamente, desde los pies hasta la cabeza.
7º Explore qué es lo que captan sus sentidos: concéntrese en el latido de su corazón y escuche su respiración.
8º Imagine una línea vertical de energía en el centro de su cuerpo y sienta la energía desplazándose de abajo arriba.
9º Imagine que está sentado en otro lugar de la habitación y véase a unos pocos metros de su posición actual. Visualícese con todos sus sentidos en otros lugares diferentes.
10º Haga el mismo ejercicio tumbado con los pies mirando hacia la puerta.
11º Haga lo mismo al revés: imagine que su cabeza está orientada hacía la puerta y sus pies en la dirección contraria.
12º Deje que su cuerpo se sienta pesado y la mente ligera. Debe perder por completo la sensación de la presión de su cuerpo contra el suelo o la cama.
13º Imagine que su cuerpo se eleva en el aire a unos centímetros del suelo y que flota.
14º Desde su posición tumbada imagínese levantado de pie y mirándose. Debe intensificar este pensamiento como sí su conciencia estuviera siendo transferida al observador que se eleva.
15º Concéntrese en la sensación de abandono del cuerpo físico mientras éste permanece inmóvil.
16º Comience una serie de visualizaciones con movimientos sencillos sobre el segundo cuerpo: eleve la mano etérica con la palma hacia fuera y sin pensar en la mano física imagine que ve sus contornos. Después véala con nitidez y muévala a cierta distancia de usted.
17º Siga haciendo lo mismo con el resta de su cuerpo, poco a poco. De esta forma, cuando visualice a su doble alejándose por la puerta su visión se moverá simultáneamente. Así se identificará con su doble etérico y podrá seguir sus pasos.
18º Cuando se quiere explorar demasiado aprisa uno se despierta enseguida; camine y no corra. Un sonido de clic parece acompañar el paso fuera del cuerpo de forma que no hay que alarmarse si se experimenta algo similar. Es parte del proceso de trasición. Las leyes físicas no parecen funcionar aquí.
19º Una vez que se está "fuera" uno es libre para explorar el mundo no físico. Pregúntese: ¿Está esto ocurriendo o estoy soñando?
20ª Desplácese intentando viajar a lugares distantes y vea lo que ocurre. Cuando regrese a su cuerpo físico revise la experiencia y su conciencia durante la misma.
El cuerpo astral, yaciendo sobre el cuerpo físico. El "cordón" que conecta ambos cuerpos ha sido mencionado por algunos sujetos como el medio que les permite volver a su estado "normal".
Habitantes humanos del plano astral.
Inicialmente, estos habitantes del plano astral se dividen en dos grandes grupos: vivos y muertos.
Los vivos son aquellos que están encarnados, es decir, que disponen de vehículo o cuerpo físico en este plano de la Existencia. Los muertos son los que ya abandonaron el cuerpo físico y sólo disponen de cuerpo astral para su desenvolvimiento en este plano.
Los vivos pueden manifestarse existencialmente en los dos planos, es decir, en el físico y en el astral, mientras que los muertos solamente pueden manifestarse en el plano astral.
Conviene hacer expresa aclaración de que los seres humanos nunca están muertos; ocurre, esto sí, que temporalmente pueden estar desprovistos de cuerpo físico, por lo que no desarrollan actividades en este plano. Sin embargo, el hecho de carecer de cuerpo físico no implica de ninguna manera que hayan cesado en su actividad existencial. Por el contrario, en muchas ocasiones, al no estar de alguna manera entorpecidos por el cuerpo físico, pueden llevar a cabo labores más intensas y clarificadoras en el plano astral y el mental.
En uno u otro plano, los seres humanos siempre están vivos y activos, cada uno según su grado de evolución y sus propósitos. Pero aquí, para simplificar, los llamaremos VIVOS para significar que están encarnados, y MUERTOS para designar a los que temporalmente se hallan desencarnados.
HABITANTES HUMANOS VIVOS
Este grupo tiene una subdivisión en cuatro clases, que son las siguientes:
1ª Los Maestros (llamados también Adeptos) y sus discípulos.
2ª Los individuos psíquicamente desarrollados, pero carentes de la orientación de un Maestro.
3ª Los individuos vulgares y sin orientación alguna.
4ª Los Magos Negros y sus discípulos.
1ª Clase
Las entidades pertenecientes a esta clase no utilizan como vehículo el cuerpo astral, sini el cuerpo mental constituido con materia de los cuatro subplanos inferiores del cuerpo mental. Este vehículo tiene la ventaja de permitir el instantáneo traslado del plano mental al plano astral y viceversa, y permite en todo momento el uso de los agudos sentidos mentales.
El investigador del plano astral encontrará aquí estudiantes de ocultismo de todas partes del mundo, pertenecientes a logias o asociaciones que nada tienen que ver con los Maestros más conocidos, si bien suelen ser todos ellos abnegados buscadores de la verdad o las verdades.
2ª Clase
Considerando que el desarrollo psíquico no va forzosamente ligado al desarrollo espiritual, los individuos de esta clase pueden o no estar desarrollados espiritualmente.
En cuanto a las facultades psíquicas con las que nacen, suelen ser fruto de esfuerzos realizados en una o varias encarnaciones anteriores, y pueden ser de carácter noble y desinteresado o, por el contrario, plenos de egoísmo e indignos absolutamente.
Estos individuos se manifiestan siempre en cuerpo astral, puesto que no saben actuar en el cuerpo mental.
3ª Clase
Este individuo carece de facultades psíquicas, y, por lo general, su cuerpo astral flota vaga e inconscientemente en este plano durante el sueño del cuerpo físico. En algunas ocasiones, el cuerpo astral flota a merced de algunas corrientes astrales y ocasionalmente conoce a otras entidades y tiene diversas experiencias, buenas y malas, de las cuales suele olvidarse o bien confundir las incidencias de las mismas de un modo que sólo puede ser calificado de absurdo y grotesco..., y que finalmente le dejan la impresión de haber tenido un sueño muy extraño, sin más.
4ª Clase
Esta clase se corresponde con la 1ª, pero en una faceta negativa, es decir, totalmente opuesta. La cuestión está clarísima: mientras que los Maestros y sus discípulos se dedican a una obra positiva y de ayuda a toda la humanidad, los Magos Negros y sus discípulos se dedican a todo lo contrario, es decir, a una obra maligna y perjudicial para todo el mundo.
Los Magos Negros, cuyo poder, es similar al de los Maestros, se dedican a causar daños, engaños y dilemas de toda clase, buscando siempre los mayores perjuicios para todo el mundo y, de modo muy especial, detener el desarrollo que podría, algún día, propiciar el establecimiento de una humanidad digna, inteligente y bondadosa.
HABITANTES HUMANOS MUERTOS
Recordemos que la palabra "muertos" no encierra un significado acorde con la realidad de la Existencia, sino que define a aquellas entidades que se hallan desencarnadas, pero que están vivas, siquiera sea en otro u otros planos y, ciertamente, llevando a cabo sus labores.
Se subdividen en nueve clases, haremos un comentario superficial de ellas.
1ª Clase
Los Nirmanakayas
Son seres humanos que han alcanzado la perfección, que han dejado ya de lado su vehículo físico, pero que conservan sus principios inferiores, manteniéndose en contacto con la Tierra al objeto de ayudar en la evolución de la humanidad
2ª Clase
Los discípulos en espera de reencarnación
Parece ser que, cuando se ha alcanzado un alto grado de perfeccionamiento un discípulo puede eludir (con la ayuda de su Maestro) la ley natural de las encarnaciones, la cual consiste en pasar una larga y gozosa temporada (a veces siglos) en el mundo celeste o devacánico, como corresponde a sus muchos méritos, antes de proceder a una nueva encarnación.
3ª Clase
El hombre ordinario después de la muerte
Después de la muerte del cuerpo físico, el cuerpo astral del individuo pasa al plano astral donde deberá proceder a lo que podríamos definir como una "limpieza" o purificación.
4ª Clase
La sombra
Una entidad temporal que surge del desprendimiento o muerte del vehículo astral.
Esta entidad es la que se ha dado en llamar Sombra, y conserva muchas de las características de su original, hasta el punto de que, en determinadas circunstancias, puede ser confundida con ella.
5ª Clase
El Cascarón
Podemos decir que hay dos clases de "cascarones": el astral y el etéreo.
Es decir que el hombre, en su viaje hacia el mundo celeste, deja tras él los desechos de su cuerpo físico en dos partes, densa y etérea, y también el cuerpo astral, que se van desintegrando, tras lo cual la materia vuelve a sus respectivos planos para seguir allí el proceso de la alquimia del universo.
El cascarón astral es el cadáver astral en el último grado de desintegración, cuando ya no le queda ninguna partícula de materia mental.
El cascarón etéreo es el cadáver de la parte etérea del cuerpo físico, que ha de desintegrarse como éste.
6ª Clase
El Cascarón Vitalizado
En realidad, esta entidad no debería ser considerada como humana, ya que corresponde a los despojos ya insensibles del cuerpo astral, pero activados por el Elemental artificial que lo anima.
Como la Sombra, esta entidad sirve únicamente perversos intereses o inclinaciones, y suele ser utilizada por la Magia Negra.
7ª Clase
Suicidas y víctimas de accidentes
Estas entidades acceden al plano astral en condiciones que van desde el desconcierto a la furia, pasando por la indefensión. Bien se entiende que no es lo mismo disponer de un tiempo en el que se ve venir la propia muerte, y cada uno se prepara mejor o peor para afrontar los sucesivos pasos del proceso, que cuando llega la muerte de súbito, sin dar oportunidad de preparación alguna.
8ª Clase
Vampiros y Lobos
Al parecer, estas entidades pertenecen, por así decirlo, a restos de razas inferiores, que han quedado muy atrás en la evolución general del Hombre.
Suelen ser individuos de la cuarta raíz, mientras que el Hombre actual pertenece a la quinta raíz.
9ª Clase
El Mago Negro y sus discípulos
Los Magos negros son, en síntesis, lo opuesto a los discípulos en espera de pronta reencarnación en el plano astral, citados en la 2ª Clase. Es decir, que mientras éstos ansían la pronta reencarnación para poder seguir ayudando en la evolución general del ser humano, los magos negros están cargados de pérfidas intenciones y deseos.
Para lograrlo, permanecen en el plano astral tercamente con la intención de regresar al mundo físico a continuar haciendo de las suyas. Los procedimientos de que se valen los magos negros y sus discípulos para lograr esa inusitada permanencia en el plano astral son tan horribles que no es prudente describirlos. Baste saber que, en cualquier caso, toda entidad humana que prolongue su vida astral más allá de lo naturalmente establecido, sólo puede hacerlo a costa de la vitalidad robada a o
Habitantes no humanos del plano astral.
Aunque algunas personas se comporten como si no fuese así, lo cierto es que el ser humano no pasa de ser una de las manifestaciones de vida. Forma parte del Todo, es una parte de la Vida y la Evolución Universal, no la única.
Del mismo modo que la tierra, el aire y el agua contienen infinitas formas de vida, ya sean éstas visibles a simple vista o por medio de microscopio, el plano astral, en sus diversos subplanos, se halla también densamente poblado por numerosos habitantes de cuya existencia suele el ser humano mostrarse prácticamente inconsciente.
Para evitar una complejidad y una dificultad que no es, ni mucho menos, el objetivo de este trabajo nuestro, nos limitaremos a distribuir los habitantes no humanos del plano astral en cuatro clases, con la aclaración de que cada una de estas clases no es una subdivisión menor, sino que comprende por lo general un reino de la vastedad del animal o del vegetal.
Algunas de estas clases son inferiores al Hombre, otras lo igualan, y también hay las que lo superaron en bondad y poder. Algunas de ellas pertenecen a nuestra línea de evolución, es decir que han sido o serán Hombres. Otras evolucionan según su propia y peculiar línea.
1ª CLASE
La esencia elemental perteneciente a nuestra evolución.
La esencia elemental es un nombre aplicado durante ciertas etapas de su evolución a la esencia monádica, que a su vez puede definirse diciendo que es la efusión (podríamos decir la "introducción") de la energía divina en la materia.
Para entendernos lo diremos de un modo más sencillo: los pensamientos o deseos humanos hallan albergue y toman forman en dicha esencia elemental, formando así entidades elementales individualizadas. Cualquier pensamiento, cualquier deseo, "separa para sí una porción de esencia elemental", en la cual se instala y con la cual se convierte así en una entidad no humana habitante en el plano astral. El ser humano es capaz de crear con toda facílidad muchas entidades elementales individualizadas, merced a sus pensamientos y deseos.
2ª CLASE
El cuerpo Astral de los animales.
Esta clase es muy numerosa, pero no ocupa una posición muy importante en el plano astral debido a que sus miembros permanecen allí muy poco tiempo.
La inmensa mayoría de los animales no han logrado todavía una individualización permanente, por lo que, cuando mueren, su esencia monádica regresa a su procedencia masiva. Ello, ciertamente, tras una cierta espera durante la cual el cuerpo astral del animal se reordena.
3ª CLASE
Espíritus de la Naturaleza.
Si consideramos la esencia elemental y el cuerpo astral de los animales convendremos, ciertamente, en que no tienen características humanas. Sin embargo, es posible que en una larga evolución llegue a ser así, y se manifiesten ambos en una futura humanidad comparable a la nuestra.
Pero estos espíritus de la Naturaleza no se hallan en la misma línea, por lo que no han sido ni serán nunca humanos. Su línea de evolución es completamente diferente, y su única relación con nosotros es que convivimos en el mismo planeta. No cabe pues más actitud por parte de ambos que respetarse mutuamente sin pretender, ni aun pudiendo, interferir de ninguna manera en la evolución del otro.
El la Edad Media los espíritus de la Naturaleza fueron llamados gnomos, sílfides, náyades y salamandras, según fueran de la tierra, del aire, del agua o del fuego. Pero también se les conoce vulgarmente con los nombres de hadas, sátiros, elfos, faunos, duendes, damas blancas, nereidas, trasgos...
4ª CLASE
Los Devas
Los Devas, llamados también hijos de Dios y ángeles pertenecen a una línea de evolución superior relacionada con nuestro mundo físico. Pueden ser considerados como integrantes de un reino inmediatamente superior al humano, del mismo modo que el reino humano es inmediatamente superior al reino animal. Si bien hay que tener en cuenta la diferencia entre el ser humano y el animal atendiendo a lo siguiente: mientras el animal, para su evolución no tiene más remedio que pasar por el reino humano, el ser humano tiene ante él, cuando ya ha alcanzado el alto nivel adecuado, siete senderos a elegir. Uno de estos el la evolución dévica, es decir, aquel desenvolvimiento que podrá conducirlo a ser un Deva.
Habitantes artificiales.
Éstos forman una enorme masa de entidades semiinteligentes que se diferencian entre sí, del mismo modo que se diferencian entre sí los pensamientos de los seres humanos, por lo que resulta, si no imposible totalmente, sí muy problemática una clasificación.
Auxiliares invisibles.
Algunas entidades, aunque no sean del nivel de los Deva o Nirmanankayas, ni mucho menos, se proponen en determinado momento de su evolución existencial ser útiles a la humanidad, en un sentido o en otro, en un plano o en otro. Estas entidades, de escaso desarrollo y relevancia hacen, como suele decirse, lo que pueden, siendo de admirar sin duda alguna su buena intención y elogiables propósitos.
Son lo que suelen llamarse auxiliares invisibles, nombre plenamente justificado habida cuenta de que no suelen evidenciarse de ninguna manera. Hacen su labor de ayuda a cualquier entidad que en ese momento esté precisada de la misma, y eso es todo.