Fuente:
Clear, J. (2014) Five common mistakes that cause new habits to fail. En: James Clear.
Jennifer Delgado
Cuando nos planteamos un cambio en nuestra vida cotidiana, los primeros días son los más fáciles ya que estamos llenos de entusiasmo. Sin embargo, cuando esa euforia inicial comienza a remitir, la cuesta se hace más empinada. De hecho, se estima que 8 de cada 10 personas recaen en sus viejos hábitos, olvidando sus nuevos propósitos.
Y es que modificar algunas costumbres puede llegar a ser muy complicado, sobre todo si han estado con nosotros durante años. ¿Por qué es tan difícil crear nuevos hábitos y deshacerse de los antiguos? ¿Existe alguna estrategia para lograr que el camino sea más fácil?
¿Cuáles son los errores más comunes que impiden construir un nuevo hábito?
1. Desear cambiar demasiadas cosas a la vez. Mientras más esferas de nuestra vida intentemos cambiar, más estresante será el camino. De hecho, corremos el riesgo de quedarnos paralizados a mitad del trayecto ya que tenemos la sensación de estar tirándonos de un avión sin paracaídas. Como resultado, regresamos a los viejos hábitos, que nuestro cerebro percibe como una fuente de seguridad.
Solución: Elige un hábito clave. En vez de cambiar muchas cosas, escoge algo realmente importante y significativo. Ese cambio actuará como una bola de nieve y te conducirá a más transformaciones, pero no te sentirás agobiado. Concéntrate en cambiar un solo hábito a la vez.
2. Empezar con un hábito demasiado grande. Cuando nos planteamos objetivos demasiado ambiciosos, corremos el riesgo de no cumplirlos simplemente porque no sabemos por dónde comenzar o no tenemos claro cuál es el camino que debemos seguir. Lo mismo sucede con los hábitos. Es más difícil y estresante cambiar radicalmente el estilo de vida que comenzar paso a paso.
Solución: La clave radica en hacerlo tan fácil que no puedas decir que no. Por ejemplo, si quieres desarrollar el hábito de correr, no comiences corriendo 10 kilómetros sino apenas 500 metros. Si quieres comenzar a practicar la meditación, no pretendas dedicarle 1 hora cada día, sino tan solo 5 minutos. Se trata de que planifiques actividades fáciles, que no te cuesten demasiado. Poco a poco irás construyendo el hábito.
3. No cambiar el entorno. El entorno en el que te desenvuelves día tras día es esencial ya que potencia algunos hábitos en detrimento de otros. Obviamente, no es fácil deshacerse de ciertos hábitos cuando estos son aceptados y promovidos por el grupo que frecuentas.
Solución: Construye un entorno que fomente los hábitos que deseas desarrollar. Por ejemplo, si quieres comer más sano, no lleves comida basura a casa, así no la tendrás la tentación al alcance de la mano. Se trata de que te rodees de un entorno que facilite los hábitos que quieres lograr o que al menos no te haga retomar las viejas costumbres. Recuerda que será más difícil dejar de fumar o beber si todos a tu alrededor lo hacen.
4. Enfocarse en los resultados. Saber determinar objetivos es fundamental cuando se trata de alcanzar una meta. Sin embargo, cuando intentamos construir nuevos hábitos, los objetivos pueden jugar en nuestra contra ya que corremos el riesgo de centrarnos más en los resultados que en el esfuerzo. Es normal que deseemos que nuestras acciones generen logros, el problema radica en que los objetivos en sí mismos no dan lugar a resultados, son los cambios que ponemos en práctica.
Solución: Céntrate en los rituales, enfócate en la conducta, no en los resultados. Durante los primeros días o incluso semanas debes esforzarte por crear rituales que te satisfagan, que puedan ocupar el lugar de los viejos hábitos. No te preocupes ni te obsesiones con los logros, estos llegarán prácticamente sin esfuerzo una vez que hayas consolidado el nuevo hábito.
5. Desdeñar los pequeños cambios. Cada viaje, por largo que haya sido, ha comenzado con el primer paso. Sin embargo, a menudo nos planteamos grandes metas, olvidando los pequeños pasos que debemos dar para conseguirlas. No obstante, cuando se trata de instaurar hábitos, son los pequeños cambios los que marcan la diferencia.
Solución: La repetición de pequeñas acciones no solo dan lugar al hábito sino que también permiten consolidarlo. Por tanto, es lo que haces cada día, lo que te acerca o te aleja de tu meta. Es mejor que te centres en los pequeños logros, esos que te permiten avanzar apenas un 1% cada día. Recuerda una sabia enseñanza de Confucio: “No importa cuán despacio vas, si nunca te detienes”.