domingo, agosto 22, 2021

Las 3 Etapas en el Camino del Alma

María Fernández Silveyra

Se dice que el alma es energía en proceso de evolución y que recorre un camino.
Se dice que el alma recorre un camino. Y que el alma es energía en proceso de evolución. Nosotros percibimos al cuerpo como el que recorre el camino, pero, según muchas formas de ver la vida, nuestra existencia, adentro de este envase y con este nombre, no es más que un efímero momento en el trayecto de un alma del que somos simples vehículos.
La vida, entonces, sólo una estrella fugaz.
Y, cómo en todo camino, en el camino del alma hay etapas también.
Casilleros del juego de la Vida que hay que recorrer en la misión de descubrir el propósito oculto de esa alma que somos en esencia y que estamos ayudando a liberar.
Entonces se dice, en el mapa psico cósmico, que es más o menos así que funciona…

En la primera etapa la persona empieza a percibirse como diferente de su entorno. Empieza a sentir una gran insatisfacción e incomodidad general, con su trabajo, con sus relaciones y por sobre todo consigo misma, pero no logra dar el salto para iniciar en su vida ningún cambio porque siente MIEDO.

Miedo de todo, pero por sobre todo miedo a perderlo todo. La oveja en su rebaño siente seguridad y dejar el rebaño implica, verdaderamente, un peligro. Sobre todo, para el ego o personalidad, que está acostumbrada a aferrarse a todo lo que conoce.

Después viene la segunda etapa: la oveja, abrumada por la monotonía de su vida sin sentido, según el dictamen de su propia alma, empieza a avanzar en los casilleros de la INDIVIDUACIÓN. El sufrimiento llegó al punto de hervor y produjo alguna alquimia que hizo inevitable el salto. Ahora la oveja deja su rebaño, se jacta de no ser oveja, aunque siga siendo oveja y se revela en contra de todo lo que en su momento siente la limitó (sin ser consciente todavía de que esas limitaciones no eran sino propias y auto impuestas)...

Entonces se crea una nueva identidad: ahora ella es la oveja negra. La distinta. La especial. La que conoce la verdad. La que ve lo que nadie más puede ver.

La oveja negra sufre igual o más que la oveja del rebaño, pero ahora trata de esconder su sufrimiento en una nueva identidad.

Entonces se empieza a vestir de determinada manera. A hablar de determinada manera. Empieza a creer cosas nuevas. A practicar cosas nuevas. A leer libros nuevos. Empieza a experimentar la libertad. Y se aferra, sin darse cuenta, a un mundo nuevo y, si bien con fronteras un poco más extensas que su realidad anterior, igual de limitante y definido.

El alma se fanatiza. Se identifica con lo transitorio. Se crea un nuevo personaje y se llena de nuevos conceptos. Y con el tiempo e inevitablemente… empieza a sentir que perdió su fragancia otra vez y esa sensación de incomodidad y monotonía vuelven a aparecer como sentimiento de cabecera.

Lo que en su momento le dio libertad hoy la vuelve a encasillar y empieza a generarse el mismo calor para propiciar el tan temido cambio. Mala noticia: el sufrimiento dice que hay que volver a saltar.

El miedo que en su momento sintió a ser individuo se convierte ahora en miedo a ser espiritual de verdad: a soltar cualquier técnica, cualquier bastón y baranda, cualquier dogma, mandamiento, manual de instrucciones y texto de cabecera, para descubrir, por sí misma, quién realmente es. Ya no puede poner está responsabilidad en manos de nadie más.

En la tercera etapa, la de la espiritualización, desaparecen los conceptos del gurú y las idealizaciones, y el alma es libre de experimentarse a sí misma sin miedo a perder su identidad si forma parte del mundo, y hace cosas del mundo.

Porque sabe quién es.

Su comprensión se hizo carne y ahora el alma entra en la etapa de des identificación de su propio ego: la parte más difícil del juego, porque se va acercando ya al casillero final de la des materialización.

La persona empieza a pasar más tiempo sola, los deseos empiezan a dirigirse al último deseo de los deseos del plano 3d (el deseo a no desear) y ahora empieza la danza entre la identificación con el ego y el ser superior o espiritual.

Entre sentir la experiencia de Dios y ser tomado por lo trascendental y volver a ser persona. El Ping Pong entre ser y no ser se convierte en el sufrimiento más difícil de soportar de la experiencia humana.

Etapa en la que muchos humanos, al percibir sus poderes sobrenaturales, enloquecen, ejercen abusos de poder o se convierten en santos o avatares.

Ese mismo calor que hizo que la oveja se salga del rebaño y que la oveja negra se haga espiritual, hace que el alma, una vez aprendidas todas las lecciones de la tierra, trascienda lo humano y se “ilumine”, como Buda o Jesús.

Esto es que, una vez ya aprendidas todas las lecciones de la encarnación en la materia, una vez aprendidos los valores de ser persona, el alma sigue su camino… Y esto es la iluminación: el final del juego terrenal.

Hoy pido porque haya paz y porque todos los seres, de todos los planos, seamos felices.