jueves, septiembre 16, 2021

El Inconsciente en el Zen

Daitzetz T. Suzuki

"El inconsciente es algo que debe sentirse, no en el sentido ordinario, sino en lo que yo llamaría el sentido más primario o fundamental. [...] No puede esperarse que todos seamos científicos, pero estamos constituidos de tal manera por la naturaleza que todos podemos ser artistas -no, por supuesto, artistas especializados, como pintores, escultores, etc., sino artistas de la vida. Esta profesión, "artista de la vida", puede sonar a algo nuevo y muy raro, pero en realidad todos nacemos artistas de la vida y, sin saberlo, la mayoría de nosotros no logramos serlo, y el resultado es que hacemos un desastre de nuestras vidas preguntando '¿Cuál es el sentido de la vida?' [...]

Qué significa, pues, ser un artista de la vida? Para esa persona, su vida refleja cada una de las imágenes que crea a partir de su fuente inextinguible del inconsciente, cada uno de sus actos expresa originalidad, capacidad creadora, su personalidad viva. Se mueve como le place. Su conducta es como el viento que sopla donde quiere. No tiene un yo encasillado en su existencia fragmentaria, limitada, restringida, egocéntrica. Ha salido de su prisión. Su Yo ha tocado el inconsciente: la fuente de posibilidades infinitas. [...] Pero cuán rica es su vida interior! Porque está en comunión directa con el gran inconsciente. ¿No podemos llamar a este desconocido el Inconsciente Cósmico o la fuente de infinita capacidad creadora, por la que no sólo los artistas de todo tipo nutren sus inspiraciones, sino aun nosotros, los seres ordinarios, podemos, cada uno de acuerdo con sus dotes naturales, convertir la vida en algo de auténtico arte?"

"El inconsciente en su sentido zen es, sin duda, lo misterioso, lo desconocido, y por esta razón acientífico o precientífico. Pero esto no significa que esté más allá del alcance de nuestra conciencia y sea algo con lo que nada tengamos que hacer. En realidad es, por el contrario, lo que nos resulta más íntimo y precisamente por esta intimidad resulta difícil captarlo, de la misma manera que el ojo no puede verse a sí mismo. Cobrar conciencia, pues, del inconsciente, requiere un entrenamiento especial por parte de la conciencia."

"Mientras el inconsciente es instintivo, no va más allá del de los animales o los niños. No puede ser el del hombre maduro. Lo que pertenece a este último es el inconsciente adiestrado, en el que todas las experiencias conscientes por las que ha atravesado desde la infancia son incorporadas como constituyentes de todo su ser. Por esta razón, en el caso del espadachín, [se refiere a los samurais ] tan pronto como toma su espada, su destreza técnica, junto con su conciencia de toda la situación, retroceden a un segundo plano y su inconsciente adiestrado empieza a desempeñar su parte al máximo grado. La espada es manejada como si tuviera un alma."

"El zen pide al hombre maduro que se limpie de la contaminación afectiva y que se libere de la interferencia intelectual consciente, si desea sinceramente realizar una vida de libertad y espontaneidad donde no puedan asaltarlo sentimientos perturbadores como el temor, la angustia o la inseguridad. Al realizarse esta liberación, el inconsciente adiestrado opera en el campo de la conciencia. [...] El funcionamiento del inconsciente es en muchos casos simplemente milagroso."