miércoles, abril 06, 2022

La Iluminación

José María Doria

Diálogo entre Darío y Néor

Darío: Le propongo hablar sobre el tema de la llamada “Iluminación”. Para ello permítame que haga una reflexión previa: Observo que en el mundo tan pragmático en el que vivimos, resulta cuando menos alejada y utópica la idea de la felicidad, sin embargo debemos reconocer que es el deseo y la meta más universal de toda la humanidad. Tal vez la asocio a la felicidad ¿Pero qué es la felicidad?

Néor: Tras reflexionar acerca de ella, llego a la conclusión de que la felicidad es un estado de conciencia de plenitud y alegría, pero con el importante matiz adicional de la “permanencia”, aspecto que la caracteriza y distingue de otros estados menores como el placer, la euforia, el optimismo etc. Al parecer la felicidad no ha sido conseguida por los que la buscaron en los dominios del ego, a través de logros materiales y sensuales, ya que finalmente se vieron decepcionados y defraudados, por el contrario, sí hay testimonios numerosos de su conquista por parte de aquellos que la buscaron en la dimensión espiritual, y tal vez de ahí surja el concepto de iluminación.

Darío: ¿Qué es la iluminación?

Néor: Si me lo pregunta así, le contestaré simplemente que: Ser.

Darío: ¿Qué quiere decir?

Néor: Que iluminarse es el viaje espiritual orientado a descubrir y vivir el Ser.

Darío: Todavía no me siento respondido, me parece ambiguo Por favor enfoque el tema a un nivel más concreto o más cultural.

Néor: En términos filosóficos, la iluminación consiste en alcanzar un estado mental, en el que se comprende la unidad en la infinita multiplicidad de las formas creadas.

Darío: La unidad es, al parecer, el tema por excelencia. ¿Y a nivel psicológico cómo definiría la iluminación?...

Néor: Podríamos entenderla de manera tan simple como: un estado de trascendencia de toda limitación y pluralidad.

Darío: Trascender limitaciones ya comienza a parecerme algo cercano y deseable. ¿Y a nivel humano qué es la iluminación?

Néor: En términos humanos, la iluminación supondría asumir que el viaje de la vida es la enseñanza fundamental, y que el camino “elegido” y el “destino” se unen en lo mismo.

Darío: O sea que vivir supone aprender y que el destino de nuestra vida supone algún tipo de enseñanza profunda. Perdone pero me propongo ser exhaustivo. Y en términos teológicos ¿qué es la iluminación?

Néor: En términos teológicos la iluminación supone comprender plenamente la experiencia de unión entre Dios y la humanidad.

Darío: Se le han dado muchos nombres a ese estado cuya vivencia ha inspirado a hombres extraordinarios a lo largo de la historia ¿Podría citar hombres y modelos históricos que aludan a la iluminación?

Néor: En realidad el término arameo de la palabra Cristo es M’shekha que significa “perfeccionado” e “iluminado”; su logro se basa en el amor al otro como a uno mismo. A Buda se le llamó también “El Iluminado” y ya es famosa la descripción de su eficaz carrera mental hacia la liberación del sufrimiento. El Budismo Zen nombró la iluminación como Satori, un estado que acontece irrumpiendo en el practicante de manera abrupta y haciéndole consciente de la serena vacuidad de consciencia. En el Yoga se le llama Samadhi y hace referencia al estado de éxtasis y plenitud en la unión con lo divino. Los sufíes hablan de Fana. El Taoísmo se refiere a Wu. Sri Aurobindo lo nombra como Super mente. Gurdieff lo hace como La Conciencia Objetiva...

Darío: ¿Y con qué símbolos se representa?

Néor: Una de las pruebas del acontecimiento de la iluminación en todas las civilizaciones y culturas es la gran variedad de simbología con que se representa dicho estado de consciencia. Por ejemplo está El Loto de los Mil Pétalos del Hinduismo que representa el centro coronario de la cabeza, una vez abierto y desbloqueado al flujo de niveles superiores de consciencia. El Santo Grial del Cristianismo como cáliz del corazón y recipiente del Agua de Vida. El Espejo Transparente del Budismo como reflejo auto-consciente del sí mismo. La Estrella de David del Judaísmo como integración de los dos triángulos, el del cielo con la punta hacia abajo, es decir descendiendo, y el de la tierra con la punta hacia arriba, es decir ascendiendo. El Yin-Yang del Taoísmo como símbolo de integración de la dualidad, luz y oscuridad, con la particularidad de que la parte luminosa contiene una pequeña parcela de oscuridad, y la parte oscura contiene una pequeña parcela de luminosidad...

Yoguina: Acerca de tanto dato teológico que ustedes manejan, quisiera relatarles un cuento de Sabiduría Milenaria:

EL ACADÉMICO. En una lejana comarca en donde confluyen los mares del Este y del Oeste, se hallaba un maestro, de nombre Yasavi que a los 44 años y tras haber sufrido la muerte inesperada de su amada esposa, había decidido orientar su vida de manera austera y piadosa a la investigación y práctica del mundo del conocimiento de Dios.

Y como quiera que Yasavi, no tenía hijos y disponía de una discreta renta para sus gastos más esenciales, dedicaba la mayor parte del día al estudio de las palabras sagradas que según leía en las Antiguas Escrituras dan al hombre cuando se pronuncian correctamente, incluso el poder de caminar sobre la superficie de las aguas.

Sucedió un día que hallándose meditando en las orillas de un lago, absorto en sus reflexiones sobre la pureza de la transmisión del conocimiento, oyó de repente la voz de un joven monje que recitaba La Palabra de Poder sobre la que casualmente él tanto había investigado: Prestó atención y efectivamente oyó que alguien repetía ¡Matzaprem! ¡Matzaprem! Desde un islote cercano.

"Vaya", pensó, "otro aprendiz que no pronuncia correctamente el sonido primordial. Y el caso es que pone empeño, pero por lo que oigo, está pronunciando mal las sílabas. En realidad en vez de Matzaprem, se debe pronunciar Mahatzaprem, si no, no operan sus efectos mágicos.

Al poco, Yasavi pensó que su responsabilidad como experto en el tema era corregir al desafortunado joven y aportarle la fórmula correcta; quizá, se dijo, no ha tenido la oportunidad de ser adecuadamente entrenado y el pobre hace lo que puede.

De manera que Lorenzo montó en un pequeño bote de remos y se dirigió hacia aquel pequeño islote de tierra, en donde se encontraba el desafortunado monje.

Cuando llegó hasta él, le dijo: Amigo mío, es mi deber informarte que la palabra de poder que estás pronunciando, no puede operar efecto alguno porque no se te ha enseñado a pronunciarla con corrección. Como sabes, el cielo tanto premia al que enseña como al que aprende, así que te comunico que debes pronunciar Mahatzaprem, no Matzaprem como vienes diciendo.

El joven dio las gracias y Lorenzo tomando el bote se dirigió nuevamente hacia la orilla, satisfecho de la aportación que había realizado. Y mientras remaba y se alejaba del islote pensó: "Después de todo, cuando un hombre repite la sagrada fórmula de manera correcta puede ser capaz de caminar sobre las aguas. Bueno y aunque todavía no oigo ningún sonido, espero que la lección haya sido bien acogida".

De repente escuchó un Matzaprem de nuevo incorrecto, y antes de que pudiese exclamar su reprobación, observó un insólito espectáculo. El joven se dirigía hacia la barca pero lo hacía, nada menos que caminando sobre las aguas.

Lorenzo atónito dejo de remar y esperó a que aquel estudiante se acercase. Cuando éste llegó le dijo: "Perdona hermano, siento molestarte, pero no tuve más remedio que venir aquí para preguntarte sobre la manera correcta de pronunciar la palabra, pues me resulta difícil recordarla".

Darío: De acuerdo. Su relato me invita a preguntar ¿Más allá de los datos eruditos, podría usted comentar algún simbolismo más cercano a la vida de un hombre como yo, un hombre que todos los días se mueve en la cruda realidad del mundo?

Yoguina: Le sugiere algo la posibilidad de visualizar la imagen de usted mismo con un bebé en su corazón?

Darío: Me recuerda a esa frase dicha por Jesús: “Sed como niños para entrar en el reino de los cielos”.

Néor: Y efectivamente ese estado de inocencia parece lograrse en una visión “descondicionada” del mundo. Pero atención, es frecuente confundir el ser “como” niños, con el “ser” propiamente niños. La diferencia está en el ego. Los niños y los sabios destacan por no ser ególatras. Pero así como los niños no han desarrollado el ego, y por tanto su felicidad es “pre personal”, una felicidad que consiste en una mera ingenuidad o despreocupada ignorancia, por el contrario “el sabio” ó anciano, recorre el camino de vuelta del ego y puede ser considerado como “transpersonalmente” feliz. Es decir, ha pasado por la formación de un ego y lo ha trascendido, volviendo a ser niño, pero sintiendo una inocencia consciente. Observe que el niño es inocente pero no “sabe que es inocente”; con el paso del tiempo, pierde la inocencia, instalándose en el ego. Por último, será el sabio anciano, que de nuevo, sintiendo la ingenuidad del niño vive la inocencia, pero en este caso, con consciencia de la misma, es decir dándose cuenta de que es inocente. Desde este estado de consciencia se accede al “reino de los cielos”.

Darío: Un ascenso experimentado a lo largo de espirales de crecimiento. ¿Quiere esto decir que por una parte, podemos considerar la existencia de una inocencia prepersonal en el niño, antes de devenir persona adulta ó ego, y por otra, otro nivel de inocencia transpersonal del sabio que ha trascendido a la persona o máscara del ego?

Néor: Así es. Obsérvese que en el camino del desarrollo interior, el hecho de ir hacia delante, supone a menudo pasar por un simbólico desierto, asociado a la etapa de saturación racional; una fase que continúa su evolución hasta otro nuevo estado que trasciende e incluye al anterior.

Darío: ¿Y qué sucede entonces? ¿Cambia el mundo en el que vivimos?

Néor: La realidad no cambia, lo que sí realmente cambia es la “percepción” de la realidad. Lo único que puede cambiar al mundo es el cambio de la conciencia. En este proceso, se percibe la existencia de forma diferente. Usted entonces puede ver al Kosmos íntimamente unido a él; es más, lo puede sentir dentro de usted, en lugar de sentir que es usted quien se encuentra en él.

Darío: ¿Este estado que menciona puede conllevar el riesgo de alejar y aislar al hombre de los demás?

Néor: Al comprender el verdadero Ser, se responde de inmediato a la llamada de la humanidad. Y aunque se viva “retirado” y centrado en la conciencia, descubriendo la perfección esencial de todas las cosas, se está más inmerso en la sociedad que muchas otras personas consideradas mundanas. Recuerde aquella sentencia que afirmó: “Por sus frutos los conoceréis”. Es decir por su hechos en el “mundo”.

Darío: ¿Hechos relacionados con el servicio a los demás?

Néor: La iluminación significa liberación. Mientras exista un hombre sin libertad, nadie es libre. He aquí la razón por la cual, a lo largo de la Historia, los que realizan el trabajo interior de iluminar su sombra, han considerado que su misión era la de ponerse al servicio de la humanidad. Observe que a medida que se amplía el conocimiento y se avanza hacia niveles más profundos del sí-mismo, brota un sentimiento de compasión, y el gozo supremo de sentirse útil, aspecto que revoluciona el mundo de las relaciones .

Darío: ¿Es muy frecuente que haya iluminados?

Néor: Como dijo Buda: “La idea de la iluminación actúa como una cerilla encendida en un montón de paja”. Si aceptamos la hipótesis de que la evolución humana no ha terminado, seguirán surgiendo nuevas facultades mentales como viene sucediendo desde el remoto pasado. Los casos de consciencia cósmica se hacen más numerosos de época en época, es decir es una facultad que va “in crescendo” y se desarrolla a lo largo del progreso de la autoconsciencia.

Darío: ¿Este estado trascendente, en algún sentido, no tiene alguna relación con la enajenación mental, es decir, con una forma de psicopatía que pueda sumir al sujeto en ilusiones literales?

Néor: En primer lugar, la condición a la que me refiero es totalmente opuesta a la enajenación mental cuyo estado es tan carente de valores como inmoral y amoral, mientras que el desarrollo de la consciencia, aporta valores y sentido ético de muy alto nivel. Y en segundo lugar, conviene tener en cuenta que en todas las formas de enfermedad mental, el autocontrol se encuentra sumamente reducido, a veces incluso ausente, mientras que en un estado de conciencia expandida, se observa que éste aumenta de forma considerable.

Darío: No obstante aunque el psicoanálisis esté superado y muchas de sus teorías hayan quedado obsoletas, hay que reconocer que ha dejado una fuerte impronta en el criterio general de la sociedad ¿podría decirme cuál es el punto de vista del mismo?

Néor: Las teorías freudianas del psicoanálisis no contemplan la posibilidad de estados de conciencia trascendentes, por lo que han tendido a interpretarlos como regresiones patológicas del ego, de proporciones casi psicóticas. De tal modo que por una parte, las experiencias místicas se han visto como regresiones neuróticas a la unión con el pecho de la madre, y los estados extáticos como crisis narcisistas. La actual psicología transpersonal mundial cuyo primer peldaño fue Carl Jung, discípulo de Freud, supera el estrecho marco del ego y, contempla las dimensiones superiores de la conciencia, entendiendo las experiencias “cumbre” ó vivencias transpersonales como una manifestación natural y saludable de nuestras potencialidades como entidades transpersonales.

Darío: Observo que a lo largo de esta conversación hemos denominado a este nivel de conciencia como iluminación, conciencia cósmica, incluso se ha mencionado el concepto experiencias cumbre. ¿Estamos finamente hablando de experiencias místicas?

Néor: En realidad no existe una denominación apropiada para este tipo de experiencia. La gente suele asociar la esfera de lo místico con visiones de otro mundo, y contactos con ángeles y dioses. Llamarla espiritual o metafísica sugiere que, al mismo tiempo, no es muy concreta o física, y el término “conciencia cósmica” tiene el resabio poco poético de la jerga ocultista. De cualquier forma, la persona iluminada tiene la sensación de que el Universo es tan “bueno” en su conjunto y en cada una de sus partes, que no necesita explicación o justificación, más allá de lo que sencillamente es. Puedo asegurarle que el hombre despierto siente un profundo e intenso amor por el mundo.

Darío: ¿Qué características tiene este estado de conciencia expandida o cósmica?

Néor: Las características del sentido cósmico son muchas pero por citarle algunas le diré que conlleva una elevación ética y moral, lucidez intelectual, el sentido de inmortalidad y su consiguiente pérdida del miedo a la muerte, una orientación hacia el servicio como expresión íntima del amor en acción, así como la transfiguración de la personalidad, entre otros muchos aspectos. En realidad la iluminación o el “despertar” no corresponde a la creación de un nuevo estado sino al reconocimiento de lo que siempre ES.

Darío: ¿Y sólo acceden a él un pequeño grupo de privilegiados?

Néor: Al igual que el enamoramiento tiene muy poco que ver con unos antecedentes culturales específicos o con la posición económica, la llamada “gracia” desciende sin distinción entre ricos y pobres, morales e inmorales, felices e infelices, proporcionando la firme convicción de que el mundo es un milagro glorioso en todos los aspectos.

Darío: ¿Y qué momentos suelen ser favorables para que surja todo este proceso de relámpagos de ampliación?

Néor: A veces la experiencia iluminadora tiende a surgir en situaciones extremas y en la desesperación inherente a las crisis personales, cuando el individuo se encuentra en un callejón sin salida.

Darío: ¿Le parece a usted recomendable aspirar a este estado a costa de lo que sea?

Néor: Todos los excesos son poco recomendables. Si nos preocupamos excesivamente de mejorar nuestra vida, podemos llegar a olvidarnos de vivirla.

Darío: A lo largo de todas las conjeturas que se hagan sobre la iluminación, me pregunto desde ese sentido pragmático que he forjado en la vida de cada día ¿Para que sirve la verdad?

Néor: Como dijo Nisargadatta: “La verdad está en el descubrir, no en lo descubierto”. Y tal vez la verdad no existe por sí misma. La verdad varía con relación con el punto de mira. El fuego es ardiente con relación a la piel. Pero lo que sí podemos afirmar es que cuanto mas se desarrolle el autoconocimiento, cuanto mejor controlemos el escenario formado por las diversas partes y tendencias de nuestra mente, de más opciones dispondremos para vivir la vida con calidad y bienestar. No se crea que la amplitud de comprensión y el desarrollo de la consciencia son bucles mentales sin aplicación práctica posible. El desarrollo de lo que ahora usted y yo estamos hablando repercute en la calidad del vivir.

Darío: ¿Piensa usted que por el simple hecho de hablar de ello, contribuimos en alguna medida en su actual recreación?

Yoguini: Recuerda usted aquello que Jesús dijo: “Cuando dos o más de vosotros habléis de mí, yo estaré entre vosotros”? Es una forma simbólica de decir que enfocar nuestra atención a lo sagrado en la creación de un campo de energía convocadora, supone una forma de crearlo y cimentarlo en nuestro corazón. Asimismo le informo que la dimensión verbal de las ideas, entretejida de intención y consciencia puede abrir la mente, y como mínimo prepararla para el paulatino despertar.

Darío: El Despertar es todo un objetivo de la vida. Recuerde las palabras de Buda cuando le preguntaron:
¿Eres Dios? Le preguntaba la gente No. Respondía.
¿Eres un ángel?
No.
Entonces ¿Qué eres?. Volvían a preguntar.
Estoy despierto.

Darío: Sí. Una vez más el despertar.

Yoguina: A propósito del nacimiento a la vida espiritual, se dice que un día le preguntaron al santo anciano sufí Bayazid:
“¿Qué edad tienes Bayacid?”; a lo que éste respondió: “Cuatro años”; los que le preguntaban replicaron; “ “¿Cómo es posible?”, y él contestó:
“Durante setenta años el mundo me ha separado de Dios, pero le he visto en los últimos cuatro años. El período durante el cual uno está ciego no pertenece a su vida”.

Darío: Al parecer, el despertar a esa luminosa unidad es algo no controlable que sobrepasa los progresos científicos y tecnológicos.

Néor: La cosa es inmemorial y universal. En numerosos pueblos primitivos de la tierra se encuentran restos de esa Filosofía Perenne que al desarrollarse fueron incorporados en las religiones más elevadas. Por ejemplo, entre lo indios mahoríes el elemento divino se lama Toiora, una sombra especial o psique que sobrevive a la muerte. Entre los indios Ogala, el elemento divino se llama Socam el cual se considera idéntico al Ton o alma del mundo. Lo Real parece existir fuera del tiempo, más allá de una particular manera de deducir e investigar.

Darío: ¿Y por qué en la actualidad el desarrollo de los pueblos y las culturas parece alejar al hombre de la esfera de lo religioso?

Las religiones

Néor: Las religiones en el complejo contexto sociocultural en el que se han expresado han contribuido beneficiosamente al desarrollo del ser humano, con sus aciertos y fallos. Pero hay que tener en cuenta que son tan sólo importantes “formas mentales” que mediante sus códigos y principios, han servido para que el hombre canalice y cultive sus niveles superiores de trascendencia. Cualquier código bien sea revelado o inspirado por un sabio, no deja de ser una forma, un medio de “religarnos” al estado de Conciencia Absoluta o dicho de otra forma, a Dios. Y como finalmente son “formas”, están sujetas al cambio y a los efectos del ciclo, siguen el curso normal de las formas de vida: nacimiento, crecimiento, plenitud, decaimiento y muerte.

Darío: Como afirma un dicho tibetano: “No hay nada que sea permanente excepto el cambio”. ¿Estamos acaso asistiendo a los últimos coletazos de las religiones?

Néor: Es posible. En los tiempos actuales asistimos a la fase de decadencia de algunas religiones en cuyas áreas de influencia se mueve tanto el progreso tecnológico como el desarrollo de la razón individual, hacia una auténtica libertad de ideas. La espiritualidad y el humanismo en todas sus facetas de crecimiento se han separado de los credos y prácticas religiosas, y los seres humanos para desarrollar su dimensión interior e incrementar su consciencia, se ven obligados a caminar desde su intuición y a orientarse desde ese “sentir” lo que para cada uno es válido y lo que no; un “saber” íntimo tan único e insustituible que no precisa de “maestros investidos”, sino de sabios instructores que aporten modelos de inspiración y gente hermanada del camino.

Darío: No obstante hay muchas personas que se sienten desasistidas de referencias y valores. Tal vez hay desconcierto y un cierto caos en la búsqueda. ¿Qué piensa acerca del momento social en este campo de lo trascendente?

Néor: Que la dirección que lleva el crecimiento está más orientada al autodescubrimiento y la “limpieza” de conflictos psicológicos, que al cumplimento de ritos y credos exteriores.

Yoguina: Le recuerdo las palabras del sabio::
Busqué mi alma- a mi alma no la puede ver.
Busqué a mi Dios- mi Dios me eludió.
Busqué a mi hermano- y encontré a los tres.

Darío: Toda una pista... ¿Asistiremos al nacimiento de una religión mundial?

Néor: La propia luz que se revela en cada persona consciente y madura, encuentra de forma en la que crecer, a veces nada casual. Tal vez la suma global de lecturas, enseñanzas y prácticas del mundo que guían y apoyan la transformación de la personalidad y la disolución del egoísmo, forman ya de por sí, un corpus evolucionans que en nada envidia a una religión institucionalizada. Quizá con el discurrir de los años y contando con una cultura planetaria cuya evolución sea más homogénea, brote una humanidad de contempladores que exprese un compartir colectivo la verdadera dimensión de nuestra identidad universal.

Darío: ¿Un camino basado en la progresiva profundización?

Néor: Puede decirse que Marx desenmascaró la inconsciencia social y Freud desenmascaró la personal, introduciéndonos en los pliegues ocultos que velan las verdaderas causas y motivos de nuestros actos. La suprema oportunidad humana consiste en profundizar todavía más, hasta llegar a conocer las raíces de nuestras sombras y liberar la luminosidad que fundamentalmente somos.

Yoguina: Una vez más la metáfora de luminosa ingenuidad que nos transmiten los relatos de nuestros antepasados, nos abren a la sabiduría:

CIELO E INFIERNO. Erase una vez en un lejano reino, más allá de los mares del Este, se encontraban dos amigos cuya curiosidad y deseo de saber acerca del bien y del mal, los hizo un día dirigirse a la cabaña del sabio Lang con ánimo de interrogarle.

Una vez en su interior preguntaron al sabio:
Dinos anciano ¿Qué diferencia existe entre el infierno y el cielo?
El sabio contestó:
"Veo una montaña de arroz recién cocinado, humeante y sabroso. A su alrededor hay muchos hombres y mujeres famélicos y hambrientos, víctimas de agitadas convulsiones de deseo y frustración. Sus palillos son mas largos que sus brazos y por ello cuando prenden el arroz no pueden hacerlo llegar a su boca ansiosa".
Un rumor de exclamó entre los allí reunidos...
Más tarde el sabio prosiguió y dijo:
"Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, humeante y sabroso. A su alrededor hay muchos hombres y mujeres alegres y sanos que miran a su alrededor con satisfacción y benevolencia. Sus palillos son también más largos que sus brazos.
"SIN EMBARGO HAN DECIDIDO
DARSE LA COMIDA LOS UNOS A LOS OTROS"

Darío: ¿Qué dicen los iluminados acerca de los velos que tiñen nuestro acceso a luz interior?

Néor: Buda cuya religión es un programa riguroso de descondicionamiento mental, se refirió a ellos como los “tres venenos”: El deseo, la aversión y la ignorancia. Entiéndase el deseo como relativo a la lujuria, la avaricia y la codicia. Y entiéndase la aversión como base del miedo, el odio y la ira.

Darío: ¿A qué nivel de ignorancia se refiere?

Néor: A una clase de ignorancia que no se resuelve con la adquisición cuantitativa de mas o menos información, sino a lo que Jesús y Buda se refieren es a un tipo de ignorancia de nuestra verdadera identidad, de quiénes somos en realidad: Recuerde la frase de Jesús: “Yo y el Padre somos Uno”. Aspecto que se alcanza con una experiencia que es ajena en sí misma, a los datos que podemos acumular. Observe que desde la perspectiva de lo sagrado, no se alcanza a Dios sino que se le “descubre”; el viaje espiritual no consiste en conseguir lo que no se tiene, sino en disipar la ignorancia sobre sí mismo. Encontrar a Dios es encontrar el propio sí-mismo, aunque para ello haya que atravesar los paulatinos infiernos y se rompan los grilletes de la individualidad limitada. Cuando esto acontece el mundo de las sombras llega a su fin y desaparece la cortina de la ilusión.

Darío: Como dice Nisaragadatta: “Dios tiene que ser experimentado no discutido”. Deduzco que usted está hablando de misticismo ¿no es así? Porque en caso afirmativo le diré que en el mundo actual este tipo de divagaciones, parecen más una huida de la realidad que un crecimiento de la madurez responsable.

Néor: A veces se considera el misticismo como algo anti intelectual, oscuro, confuso y poco práctico y sin ninguna relación con la experiencia. De hecho el auténtico misticismo no es nada de eso ya que se trata e una forma de percepción tan totalmente transparente y tan práctica que es posible vivirla y expresarla a través de las obligaciones cotidianas. Si esta búsqueda sirve de pretexto para no afrontar las obligaciones familiares y profesionales del mundo, se convierte en una reacción neurótica que está lejos de ser una experiencia espiritual.

Darío: Para vivir este proceso que observo tan desarrollado a lo largo de diversos mapas por sabios precedentes ¿es conveniente contar con la ayuda de un gurú o bien mediante una doctrina?

Yoguina: La verdad es una tierra sin caminos, y no es necesario buscarla a través de una jerarquía oculta, un -gurú- o una doctrina. Lo más importante es liberar la mente de la envidia, del odio y de la violencia y para ello no se necesita de ninguna organización. Se trata de desarrollar la atención sostenida para examinar las propias motivaciones y, darse cuenta del condicionamiento de nuestro cerebro; se trata de prestar atención y “darse cuenta” en el mismo en el momento en el que la acción se manifiesta.

Darío: ¿Pero el hecho de “darse cuenta”, es decir observar conscientemente nuestras limitaciones, es ya de por sí liberador?

Néor: La antigua sabiduría siempre afirmó que: “Un conflicto observado es una conflicto resuelto”. Quiere esto decir que la propia observación altera al observador y a lo observado. El trabajo interior de descondicionamiento mental se basa en el logro de un permanente estado de atención sobre los trasfondos de la mente manipuladora, de manera que esta testificación neutra sobre las propias raíces y motivaciones, disuelva los niveles de reactividad y las limitaciones obsoletas.

Darío: ¿Qué es el Yoga?

Néor: La raíz de la palabra yoga significa unión. El Yoga es una práctica espiritual destinada a acelerar, física, mental y espiritualmente al ser humano, a fin de que se exprese la unión con su naturaleza lumínica. El yoga no es una religión y se adapta a cualquier cultura; hay yoguis cristianos, budistas o taoístas y sus programas se extienden a lo largo de hospitales psiquiátricos, prisiones y espacios de trabajo en gimnasios y centros de desarrollo integral. Sri Aurobindo dijo: “Toda la vida es Yoga” refiriéndose a que la práctica del yoga, no se limita a los ejercicios de trabajo corporal y mental, sino también al grado de atención y consciencia con que se vive la vida normal de cada día. Observe que el propósito de la naturaleza parece decirnos que cada criatura dispone de la capacidad de adquirir una conciencia superior, y vivir una vida gloriosa consciente de su naturaleza interior, inmortal y divina, mientras está en paz y armonía con todos los seres humanos.

Darío: Es muy frecuente pensar que el mayor o menor grado de iluminación conlleva poderes y videncias psíquicas. ¿Los que practican y se desenvuelven en la esfera de los fenómenos psíquicos pueden considerarse orientados correctamente en la vía espiritual?

Néor: La mente en calma, el aquietamiento y la serenidad de las ondas mentales conlleva una forma de permitir la contemplación para que se experimente lo Real. Sin embargo los poderes y los fenómenos paranormales sólo son una curiosa especialidad de la mente, que nada tiene que ver con el desarrollo integral de la conciencia. En caso contrario sería como afirmar que dado que Hitler alcanzó un poderoso carisma y era capaz de mover grandes energías, lo podemos considerar santo. Observe que, en general, las personalidades muy magnéticas necesitan acaparar mucha atención y se desenvuelven en esferas de acción muy egocéntricas y narcisistas.

Darío: ¿Y si todas estas líneas de pensamiento acerca del Camino hacia Dios fuesen una especie de sueño o rizo mental?

Néor: Si la vida es una locura, entonces hay que desarrollar la luz de la razón, y si es tan sólo un sueño, conviene buscar por lo menos sueños más nobles para todos los soñadores, o bien proceder a despertarnos.

Darío: Me dice usted cosas preciosas y no le niego que llegan a una parte de mí que anhela, pero la realidad social es que el hombre que está comenzando a salir de los viejos programas de pensamiento y comienza a dar los primeros pasos, se siente desconcertado con la multiplicidad de líneas de crecimiento, así como con la radicalidad y certeza con que hablan tantas corrientes de desarrollo espiritual; líneas de pensamiento sobre el origen y destino del hombre, a cada cual más insólita y en muchos casos peregrina. Observo la enorme multiplicidad de libros explicativos sobre el Universo de la mente y, la enorme devoción con que personas que estimo inteligentes profesan a determinados personajes en nombre de la sabiduría. Reconozco que me veo obligado a controlar mi pasmo cuando oigo teorías sobre el más allá, el ayer y el mañana que solicitan credibilidad sin base de ningún tipo. Hay momentos en que esta diversidad de formas y caminos me crispa y busco un refugio. ¿Qué refugio sugiere usted?

Néor: Comprendo perfectamente su crispación, y entiendo su saturación de modelos y explicaciones sobre el misterio de la vida. Sin embargo también soy consciente que cuando se trata de aprender y crecer en la vida espiritual, uno tiene la sensación de que los maestros van llegando en forma de conversaciones, libros, experiencias y encuentros no casuales que recuerdan el aforismo que dice: Cuando el alumno está preparado surge el maestro. Sin embargo existen riesgos derivados de tanta diversidad de formas que señalan la verdadera enseñanza, riesgos que se reflejan en este dicho Zen:
Cuando el sabio señala las estrellas
El ignorante se fija en el dedo que las señala.

Néor: Ese es el problema. Muchas personas se quedan enganchadas en el “dedo que señala” o la “forma mental” que envuelve en ideas, nombres y preceptos la verdadera enseñanza que subyace. En los primeros pasos, el estudiante puede ser literal y racionalista, con lo que su conocimiento se fanatiza. Su mente está aferrada al color, diseño y forma de la “copa”, mientras que se es ignorante de la experiencia del “vino” fundamental, un vino que puede beberse en cualquier copa por extraña, simple o sofisticada que ésta se muestre. El verdadero refugio está en el silencio, en el silencio como estado de consciencia que trasciende el ruido mental con sus ideas acerca de esto o lo otro. Ideas que son tan sólo un material condicionado por la memoria. En la contemplación brota la verdadera naturaleza de la realidad, y ésta se hace posible mediante la práctica del silencio interior.

Darío:¿Nos estamos acaso refiriendo al silencio como refugio?

El silencio

Néor: Sí, el silencio como estado de conciencia de paz y sabiduría

Darío: ¿No es un estado en cierto sentido limitado?

Yoguina: El Universo vive en silencio. La esencia de todo lo que es, se queda corta en la palabra o en el pensamiento, por eso los sabios de todos los tiempos la han buscado en el silencio. Lo que verdaderamente importa y libera suele estar más allá del ruido y del color, vive en lo abismos del silencio y sólo se percibe cuando se aplaca el bullicio de los sentidos.

Darío: Pero a veces, puede resultar muy ansioso e incómodo.

Yoguina: El silencio es una lugar sagrado para el sabio o un infierno para el para la persona agobiada. Recuerde que el silencio no es precisamente “la nada”, sino más bien el camino hacia el Todo, en ese plano en el que se expresa un orden perfecto transparente. La mente que se acostumbra al silencio se hace reflexiva y profunda. Finalmente será la discriminación la que tomará el lugar que ocupaba la pasión.

Darío: Pero las palabras son una energía y encarnan un poder creador.

Yoguina: De acuerdo, pero en otro plano de existencia. Las palabras no sólo desgastan físicamente, sino que además están vinculadas a la actividad mental y al juego de las emociones. Las emociones son como el agua turbia, necesita de una tiempo considerable para posarse.

Darío: El nivel de silencio que usted menciona me recuerda a las palabras de San Francisco de Asís: “Las grandes elevaciones del alma no son posibles más que en la soledad y en el silencio”. El auténtico silencio no es sólo oral, sino que implica la paralización de la actividad mental. En este sentido la palabra es la expresión del pensamiento.

Yoguina: Observen el interior del siguiente relato de sabiduría milenaria:
LAS LLAVES DE LA PAZ. En un oculto y misterioso plano de existencia Universal, hallábanse reunidas todas las fuerzas creadoras de los mundos, dispuestas a dar lugar a la creación del hombre en un lejano y hermoso planeta azul.
Como quiera que estos dioses tenían un gran sentido del humor, decidieron gastar una enorme broma al ser humano: La broma más importante de la creación. Para lo cual decidieron reunirse y determinar, nada más y nada menos, que el dónde esconder las llaves de acceso al conocimiento, al amor y al poder.
"Las esconderemos en lo más profundo de los mares", dijo uno de ellos.
"Ni hablar", advirtió otro rápidamente. "El hombre avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de llegar allí y encontrarlas".
"Bueno, pues también podríamos esconderlas en lo profundo de los volcanes" dijo otro de los presentes.
"Tampoco", volvió a replicar "Resultará inútil porque así como será capaz de dominar las aguas, también será capaz de dominar el fuego".
"¿Y por qué no bajo de las rocas más sólidas y profundas de la tierra? "Inútil", replicó un tercero. "No pasarán unos pocos miles de años que el hombre dispondrá de capacidades increíbles para sondear los subsuelos y extraer todos los metales y piedras preciosas que desee".
"Ya lo tengo" dijo otro. "Esconderemos las llaves en las altas nubes del cielo, un lugar al que el hombre no puede llegar".
"Tonterías". Replicó rápidamente otro de los presentes. "Todos sabemos que el hombre no tardará mucho en volar y dominar los aires. Y qué duda cabe que al poco tiempo de surcar los cielos, las hallaría".
Un silencio primordial se hizo en el seno de aquel insólito cónclave de los dioses.
Hasta que al fin. El que destacaba por ser el más ingenioso de los dioses, dijo con solemnidad y regocijo:
Esconderemos las llaves del conocimiento, del amor y del poder en un lugar que el hombre, por más que busque tardará mucho, mucho tiempo, en suponer e imaginar.
¿Dónde? ¿Dónde? Preguntaron con ansiosa curiosidad los demás, que conocían de su sagacidad y lucidez.
El lugar del Universo que el hombre más tardará en mirar y en consecuencia hallar es:
-En el interior de su corazón-
TODOS ESTUVIERON DE ACUERDO

Darío: Parece que en este relato se relativizan mucho las idas y venidas del pensamiento que busca en el mundo exterior. Y volviendo al silencio, además de propiciar el estado esencial ¿Tiene alguna utilidad para el plano de la cotidiana aventura de ciudad?

Yoguina: A nivel cotidiano, el silencio es el mejor bálsamo para las heridas del alma. Dos horas en silencio sin hablar con nadie, aquietan la mente y la recargan de energía. Sivananda dice:
“Quien observa el silencio, disfruta de una paz, una fortaleza y una felicidad desconocidas para el mundo. Está en posesión de una energía desbordante. Siempre aparece sereno y en calma. En el silencio viven la fortaleza, la sabiduría, la paz, la templanza, la alegría, y el gozo. Allí se encuentran también la libertad, la perfección y la independencia”.

Darío: Entiendo su visión acerca del silencio como refugio hacia el Ser.

Yoguina: El silencio todo lo impregna, es la música del alma, la morada de la paz, es... la voz de Dios.

SILENCIO ES LA PREGUNTA
SILENCIO ES LA CONTESTACION