domingo, octubre 09, 2022

Templarios Y Masones

Dr. Carlos Raitzin
C+ T+ C+ G+ C+ S+ J+
33º-66º-96º

A menudo se ha planteado la cuestión de si existe algún ritual esotérico original y oficial de la antigua Orden del Temple. Es obvio que tal ritual no puede existir dado que el Temple no era una orden esotérica ni funcionaba oficialmente como tal. Existe sí una Regla monástica bien conocida que sufrió alguna alteración aquí y allí en el tiempo y no podría darse otra cosa. Los templarios eran originalmente monjes caballeros y así funcionaban. Ahora bien, en el seno del Temple surgió a mediados del siglo XIII una corriente esotérica limitada a un círculo restringido de dignatarios de la Orden. Los rituales (si cabe tal nombre) que puede haber tenido este círculo no nos han llegado directamente pero hay fragmentos muy significativos que se han deslizado dentro de los Estatutos Secretos que di a conocer en el Boletín de Templespaña y que pueden verse en este sitio web.

Personalmente recibí todos los Grados de la Orden del Temple de una filiación alemana, la Ordo Militiae Crucis Templi que deriva del Barón von Hund y de la Estricta Observancia Templaria. Conjuntamente recibí la Carta Patente para la República Argentina con plenos poderes.

Durante mucho tiempo se sostuvo erróneamente que von Hund fue iniciado en Paris, en 1743 por uno de los Estuardo. Se probó que esto no podía ser así pues ninguno de los Estuardo se hallaba en Paris para esa fecha. Pero luego se estableció que su iniciador fue otro templario escocés, Alexander Montgomery, conde de Eglinton, quien era el famoso Eques a Penna Rubra (Caballero de la Pluma Roja) (Fuente: Baigent y Leigh "The Temple and the Lodge", Cap. 14, de acuerdo a los archivos del grupo Stella Templum). Esto contribuye grandemente a aclarar un punto oscuro respecto del cual muchos grandes especialistas (incluso René Guénon) se equivocaron.

Karl Gotthelf, barón von Hund fue iniciado en 1742 en Francfort y recibió los altos grados en 1743 en el Capítulo de Clermont en Paris. Después afirmó haber sido recibido en un Capítulo Templario en Inglaterra en presencia de Lord Kilmarcock por un caballero anónimo cubierto con un tocado con una pluma roja. Esto ahora ha quedado definitivamente establecido y aclarado, de acuerdo a lo que indicamos antes...

Pero en Masonería (pese a las muchas pretensiones en tal sentido) hay hoy poco que sea templario salvo alusiones en el Gr.·. 30º y algo muy característico en el Gr.·. 33º de mi Rito y que no se si figura tambien en el REAA. Desde luego no se pueden dar detalles. En realidad los únicos Ritos Mas.·. que tienen una conexión real y directa con el Temple en cuanto filiación son el Rito Escocés Rectificado (originado en la Estricta Observancia templaria que deriva de von Hund) y el Rito Sueco (fundado por los templarios en el exilio y cuyo Gran Maestre es el rey de Suecia).

En cuanto al Temple digamos que la Ceremonia de conferir Grados en mi filiación templaria es estrictamente tradicional. Es un ritual muy simple que viene documentadamente de antaño y al que en otras corrientes de templarismo le han adosado un sinfín de fantasías y condimentos de tipo religioso que están fuera de lugar, pues lo iniciático se halla muy por encima de cualquier forma de religiosidad exotérica. Y la Caballería es por cierto iniciática (ver al respecto los trabajos que figuran en mi sitio web). La masonería también es iniciática (cuando se trata de una filiación válida) pero de un nivel menor, corresponde como es sabido a las denominadas iniciaciones artesanales.

Deseo referirme ahora al tema de las relaciones entre la Orden del Temple y la masonería operativa medieval. No se puede hallar seriamente una vinculación entre el Temple y la masonería especulativa nacida en el siglo XVIII con la Gran Logia Unida de Inglaterra. Esta última fué una desviación de la recta vía (como señala muy adecuadamente el Barón von Sebottendorf en su célebre obra) y provocó un cambio casi inmediato de las relaciones entre la Iglesia y la Masonería. Hasta ese momento la Iglesia había protegido a los masones que construían sus catedrales. Pero luego de ese cambio siguieron las excomuniones conocidas y que no es del caso enumerar ni discutir aquí.

Retomando nuestro asunto es sabido que existen diversas obras tendientes a probar la estrecha relación entre Temple y masones. Algunas de ellas son bonitas y bien escritas como la de John J. Robinson "Nacidos en sangre" pero la solidez de pruebas y el aparato crítico brillan por su ausencia. No es un tema fácil y hay que recurrir en parte a tradiciones orales y, felizmente, a las pruebas sólidas que también las hay y muchas. En cuanto a tradiciones orales se sabe de la muerte del traidor y delator Squieu de Floyran, apuñalado por miembros de las guildas de constructores inmediatamente después del arresto del Gran Maestre Jacques de Molay y de los Caballeros para ser sometidos a la infame parodia de juicio que todos conocemos.

Pero esto no alcanza y algunos autores se dedicaron a buscar evidencias más sólidas. Particularmente destacable en tal sentido es el francés H.·. Paul Naudon, ya en el Or.·. Et.·. . Su obra "Les origines religieuses et corporatives de la FrancMaçonnerie" 4ta. edición, Dervy, Paris, 1979 contiene mucho material de gran valor al respecto y, por supuesto, este autor aniquila las pretensiones de quienes audazmente sostienen que las relaciones entre ambas Ordenes fueron inexistentes. Toda la primera parte de este libro que cito, en particular los capítulos VI y VII, están dedicados a probar, documentos en la mano, la estrecha relación entre Temple y Masones Operativos. Y además abundan los detalles de interés en cuanto a la continuidad del Temple a lo largo de los siglos. Esto resulta particularmente importante para todos los que somos portadores de una filiación templaria. Pero hay mil cosas más a destacar como el derecho de franquicia y la relación del Temple con los franc mestiers que permitía a los oficios (en particular el de la construcción) desempeñarse dentro de los dominios templarios (por ejemplo las comanderías) libres de los impuestos fijados por el rey, el señor del lugar o las municipalidades. Estas exenciones justificaban (además de el hecho de ser ellos hombres libres y no siervos) el calificativo de franc. Pero una cosa eran estos y otra los simplemente libres por no ser siervos (como el mismo Naudon señala y analiza).

De particular interés para los templarios actuales es lo siguiente que no resisto la tentación de citar debido a mi prolongado interés en el simbolismo iniciático de la catedral de Metz (puede verse mi trabajo al respecto en este sitio web.

Traduzco fielmente a Naudon, l.c. p.113-14 " Citemos finalmente al caso de Metz, donde los Templarios instalaron una comandería a partir de 1133. Ella creció rápidamente y ya se hallaba profundamente arraigada cuando San Bernardo mismo vino a la diócesis a predicar la Segunda Cruzada en 1147. Es interesante señalar que hacia fines del siglo XIII una fraternidad de masones se reunía en en el oratorio de la comandería de los Templarios de Metz. En 1285, se encuentra el nombre de "Jennas Clowanges, li maires de la frairie des massons dou Temple" (Jennas Clowanges, el alcalde de la fraternidad de masones del Temple). Una lápida funeraria, descubierta en 1861 frente a la capilla, recuerda la memoria de cierto "Freires Chapelens Ki fut Maistres des Mazons dou Temple de Lorene"(Freire Capellán -o sea C+ T+- que fué Maestre de los masones del Temple de Lorena) durante veintitres años y que murió "la vigille de la Chandelour lan M.CC.IIII.XX.VII (1287)" (la vigilia de la Candelaria el año 1287). Naudon acompaña in extenso las fuentes y bibliografía que no estimo necesario reproducir aquí.

Sería imperdonable ligereza de mi parte pretender resumir semejante obra de erudición como la que nos ocupa en un breve artículo. Solo cabe recomendar calurosamente su lectura para lograr una apreciación fidedigna de los hechos.

Ha aparecido en los últimos tiempos otra pretendida filiación. Se trata de la OSTI (Orden Soberana del Temple Iniciático) con sede principal en Paris. La filiación reposa sobre la "Carta de Larmenius". Respecto de esta "Carta" que ha sido muy discutida (dado que es un documentado evidentemente fraguado) es muy recomendable ver la "Historia Pintoresca de la Francmasonería" de F.T.B. Clavell (hay una versión mejicana con el título de "La Historia Secreta de la Francmasonería", Editora y Distribuidora Mexicana, 1975) y también el libro de Valentin Erigene "Napoleon et les Societés Secretes" , Chanteloup, Paris, 1986. Las mismas consideraciones se aplican estrictamente a todos los grupos neotemplarios que basan su "legitimidad" en la Carta de Larmenius.

Esta Carta constituye uno de los fraudes más escandalosos que registra la historia del neotemplarismo. Se trata de justificar pretendidas filiaciones actuales de la Orden del Temple, todas ellas de origen muy reciente, sin la menor legitimidad y sin la menor raíz en el pasado. Tan pronto una orden neo templaria invoca tal Carta pone de manifiesto que nada la vincula en realidad a la primitiva Orden del Temple. Hagamos un poco de historia siguiendo a Clavel. En 1715 Felipe de Orleans revivió una sociedad fundada en 1682 por varios grandes señores de la corte de Luis XV. Este era un grupo machista en sus finalidades, secreto en sus procederes y cuyo objetivo final era...el total dominio del hombre sobre la mujer. Es innecesario decir que tenía tan poco que ver con el Temple como con los viajes espaciales. Se lee en la "Historia Amorosa de los Galos" de Bussy Rabuttin que pertenecían a ella Manicamp, el Caballero de Tilladet, el duque de Grammont, el marqués de Birán y el conde de Tallard. Cada uno de los asociados llevaba un distintivo que representaba a un hombre pisoteando a una mujer, algo parecido a las estampitas donde vemos al Arcángel San Gabriel pisoteando al demonio...

Rápidamente ingresó al grupo un gran número de jóvenes libertinos. Había pruebas y "novatadas" para los ingresantes a las que debió someterse incluso el duque de Vermandois. Incluso el Delfín terminó por ingresar pero por respeto a su rango fué eximido de las pruebas. Con Felipe de Orleans se redactaron nuevos estatutos y se coloca como Gran Maestre al Caballero Francisco Tomás Teobaldo de Alejandría. Este, en connivencia con Felipe de Orleans, adoptó para el grupo el nombre de Orden del Temple y se le concedió la facultad de designar sucesor. Entonces apareció un jesuita, el P. Bonnani, gran anticuario y erudito y además excelente dibujante. Este fraguó la Carta de Larmenius, añadió en ella la aceptación y firmas de personajes notables pertenecientes a diferentes épocas y asignándoles ficticias altas funciones en el Temple a partir de Jean Marc L'Armenius (el armenio) o Larmenius, sucesor designado por Jacques de Molay antes de morir en la hoguera. Por supuesto todo era estricta fantasía y fraude, creando un falso linaje sucesorio desde Jacques de Molay hasta esa fecha.

Pero no terminó aquí la historia tan pintoresca de este engendro pretendidamente templario. Llegaron a enviar delegados a negociar con la Orden del Cristo de Portugal (legítima sucesora del Temple pero donde la continuidad de filiación ya se había perdido en ese mismo siglo XVIII). El rey Juan V de Portugal (quien era además el Gran Maestre de la Orden) averiguó por medio de su embajador en París, Luis de Cunha, los antecedentes de estos sujetos y del grupo francés. El rey indignado mandó a encarcelarlos. Uno de ellos pudo escapar, encontrando asilo en Gibraltar. El otro, no tan afortunado, fue deportado después de dos años de cárcel a Angola donde murió.

La sociedad, sin embargo, siguió existiendo en Francia y, para sobrevivir, en los años previos a la Revolución Francesa, adoptó el nombre bien vulgar de "Sociedad del lomo de vaca". Sus miembros fueron dispersados hacia 1792. En esa época el "Gran Maestre" era el duque de Cossé-Brissac, quien fue asesinado en Versailles durante esos años agitados.

Pero la historia no terminó ahí. El H.·. Ledru, hijo del médico del duque de CosséBrissac, compró en un remate un mueble que había pertenecido al duque. Y ahí encontró ocultos la "Carta de Larmenius", los Estatutos de 1705 y el libro de actas. Alrededor de 1804 enseña esos documentos a los HH.·. MM.·. de Saintot y a Raymond Bernard Fabre-Pralaprat. Este último era ex-seminarista y médico. Y ahi surgió de nuevo la idea de revivir a la Orden del Temple. Se le propuso al H.·. Ledru ser el Gran Maestre pero no aceptó. Por fín se designó al H.·. Radix de Chevillon quien no quiso aceptar sino el cargo de Regente y, con ese rango, inscribió su nombre en la carta de Larmenius abajo de la firma del duque de Cossé-Brissac (a quien jamás vió en su vida).

Y a partir de ahi nacen diversas filiaciones neo templarias que citan orgullosamente a la Carta de Larmenius como "prueba" de su autenticidad. La OSTI es una de ellas y, además, oculta el nombre completo de Fabre-Pralaprat: lo designa solo como Raymond Bernard para que se asemeje al homónimo que fuera después dignatario de AMORC (de la que fuera expulsado) y de OSTI: prueba evidente de engaño. Como si todo lo anterior fuera poco consiguieron el auspicio de Napoleón Bonaparte a quien engañaron. Para ello se valieron de la Carta y, además, de un relicario de cobre conteniendo cuatro trozos de huesos de los templarios muertos en la hoguera, una espada de hierro que afirmaban había pertenecido a Jacques de Molay, un casco de hierro con adornos de oro que decían ser de Guy hermano del Delfín de Auvernia, una cruz de marfil y tres mitras de tela y otros trastos. Todo esto, después se supo que era absolutamente falso, según documentos depositados, entre otros lugares, en la biblioteca de Morrison de Greenfield. Los huesos calcinados de los Caballeros fueron preparados por Leblond y Fabre en la casa del primero, calle de Marmouzets. El H.·. Leblond compró el pequeño relicario de cobre, la espada que se pretendió luego que era de Jacques de Molay y los otros trastos fueon comprados por por el H.·. Leblond a un mercader de hierro viejo del mercado de San Juan y a un casullero que vivía por ahí cerca. El H.·. Arnal fue quien consiguió el casco con embutidos de oro, el que había pertenecido en otros tiempos a un depósito de armaduras de propiedad del gobierno. Y todavía se podrían añadir algunos otros pintorescos detalles...

Para esto remito a la obra citada de François Timoleón Bègue Clavel, de donde obtuve estos datos tan valiosos y amenos. Concluyo pues este escrito que previene de una falsa filiación templaria: la OSTI. Pero no son los únicos...

En cuanto a otras filiaciones templarias legítimas no masónicas diré lo siguiente. La filiación muy legítima y real de la Orden del Cristo de Portugal desgraciadamente se interrumpió en el siglo XVIII, según me informó el P. Das Neves entonces Vicerrector de la Universidad Católica de Lisboa. Actualmente la Orden sigue existiendo pero a los Caballeros se los nombra por decreto del presidente de esa república (lo cual es honorífico pero nada tiene de iniciático). Queda por mencionar los grupos templarios escoceses, los que tienen filiación real. Hay dos principales, encontrará información sobre esto en el libro de Andrew Sinclair "La Espada y el Grial", EDAF, Nuevos Temas, Madrid, 1994 y que vale la pena leer.

En futuros escritos me ocuparé de grupos neo templarios que actúan en la Argentina, también invocando la Carta de Larmenius, y que no son otra cosa que centros de reunión de elementos de extrema derecha (más neonazis que neo templarios) que se dedican a la apología de la violencia con neta inspiración en los escritos antitradicionales de Miguel Serrano y Julius Evola. Y, adelantándome a cualquier polemista, también me propongo demostrar con lujo de detalles el hecho de que Evola era antitradicional (y que sus doctrinas fueron seriamente criticadas por René Guénon).