Una charla ofrecida por el Ven. Ajahn Chah, y dirigida a una discípula laica ya mayor acercándose a su muerte.
Tomada del libro ‘Dhamma Viviente’
Ahora determina en tu mente escuchar con respeto el Dhamma. Mientras estoy hablando, estate tan atenta a mis palabras como si fuera el Señor Buddha el que está sentado frente a ti. Cierra tus ojos y ponte cómoda, calmando tu mente y concentrándola. Permite humildemente a la Triple Gema de la sabiduría, verdad y pureza que habite en tu corazón como una forma de mostrar respeto al Completamente Iluminado.
Hoy no te he traído nada de sustancia material para ofrecerte, sólo Dhamma, las enseñanzas del Señor Buddha. Deberás entender que incluso el mismo Buddha, con su gran abundancia de virtud acumulada, no pudo evitar la muerte física. Cuando alcanzó una edad avanzada cedió su cuerpo y abandonó la pesada carga. Ahora tú también debes aprender a estar satisfecha con todos los años que has dependido de tu cuerpo. Deberías sentir que es suficiente.
Como utensilios de la casa que has tenido por largo tiempo – tazas, platillos, platos, etc. – cuando recién los tenías estaban limpios y brillantes, pero ahora, después de haberlos usados por tanto tiempo, están empezando a desgastarse. Algunos están rotos ya, algunos han desaparecido, y aquellos que han quedado están desgastándose, no tienen forma estable. Y es su naturaleza ser así. Tu cuerpo es igual... ha estado cambiando continuamente desde el día que has nacido, a través de la niñez y la juventud, hasta ahora que has alcanzado la vejez. Debes aceptar eso. El Buddha dijo que las condiciones, ya sean condiciones internas, corporales o condiciones externas, no son uno mismo, su naturaleza es cambiar.
Contempla esta verdad claramente.
Este trozo de carne acostado aquí en decadencia es realidad[1]. Los hechos de este cuerpo son realidad, son la enseñanza atemporal del Señor Buddha. El Buddha nos enseñó a contemplar esto y hacer las paces con la naturaleza. Tenemos que ser capaces de estar en paz con el cuerpo, no importa en que estado esté. El Buddha enseñó que deberíamos asegurarnos de que sólo el cuerpo es él que está encerrado en la prisión y de no dejar que la mente sea encerrada junto con él. Ahora bien, mientras tu cuerpo comienza a quebrantarse y a desgarrarse con la edad, no te resistas, pero no dejes que tu mente se deteriore junto con él. Mantén separada a la mente. Da energía a la mente dándote cuenta de la verdad de cómo son las cosas. El Señor Buddha enseñó que ésta es la naturaleza del cuerpo, no puede ser de otra manera. Habiendo nacido envejece y enferma y luego muere. Esta es una gran verdad que estás atestiguando ahora mismo. Mira al cuerpo con sabiduría y date cuenta de eso...