jueves, mayo 13, 2021

Bienvenido a la aventura de tu vida


Henry Leo Bolduc tiene una notable experiencia de 36 años en el área de la hipnoterapia. Sus seminarios y talleres sobre regresiones a vidas pasadas han llevado luz, esperanza y sanación a miles de personas, y se ha ganado la reputación de líder en investigación y práctica de técnicas terapéuticas tanto tradicionales como innovadoras. El enfoque del trabajo de Henry es curar el presente descubriendo y entendiendo esperiencias de vidas pasadas, liberando a las personas a moverse hacia su potencial, perdonando y trascendiendo el a las personas a moverse hacia su potencial, perdonando y trascendiendo el pasado.
 
Autor de cinco libros y numerosos audio cassettes, ha escrito también más de 200 artículos
en periódicos, revistas y hojas informativas. Es columnista del periódico "El Diario del
Hipnotismo", publicado en Merrimack, N.H.
 
Henry ha recibido premios profesionales y es reconocido como Compañero en Hipnoterapia
Clínica por el Consejo Nacional de Examinadores de Hipnoterapia en E.U.A.
La historia del alma de toda persona (el total acumulado de experiencias de muchas vidas a
lo largo de miles de años) está grabada en la mente subconsciente de la persona. La
mayoría de nosotros no recordamos conscientemente estas experiencias, pero puede tener
un efecto directo y profundo en nuestras acciones y decisiones en ésta vida, aunque lo más
probable es que no nos demos cuenta. Si tuviéramos acceso al registro de nuestro pasado,
sería verdaderamente la aventura de nuestras vidas.
 
Si es usted escéptico de las experiencias de vidas pasadas, por unos minutos solamente
deje a un lado esa incredulidad, abra su mente y libremente entre a una puerta nueva, a
una nueva región en un viaje de exploración, de aventura y descubrimiento. Estará
descubriendo los misterios de su yo interno, donde la historia del alma se graba.
Desafortunadamente la mayoría de las personas no pueden embarcarse en éste viaje sin un
guía que comprenda la ciencia de explorar y entender los misterios de la mente humana.
La ciencia de explorar los misterios del alma humana (la parte de nosotros que es más
humana) se llama “Misticismo” y a los exploradores que lo estudian se les llama
Regresionistas.
 
Su trabajo es análogo al de los arqueólogos, que estudian los lugares y hallazgos de
personas históricas o prehistóricas. Los regresionistas son los arqueólogos del alma que
cavan los estratos y sub-estratos de la memoria en lugar de los registros de la geología.
Escudriñan los restos de vasijas de un pasado roto –descubriendo lo que podría ser de valor
y lo que podría haberse desechado por no ser importante o incluso dañino. Ellos vuelven a
acomodar los mosaicos para una vista más clara de las formas antiguas de vida. Estos
exploradores de la mente interna descubren las dimensiones escondidas del pasado y las
presentan para evaluarlas en el presente. Son los guías que lo pueden dirigir en su viaje.
En tanto que la investigación principal del regresionista es estudiar el pasado, los
regresionistas también son pioneros de las fronteras del mañana. Son progresionistas y
creadores de mapas a nuevos dominios y dimensiones futuras de la realidad.
 
Deducciones de nuestras vidas pasadas
Los misterios de la mente humana han sido un “continente oscuro” durante siglos. No es
una frontera final sino un amplio mundo nuevo ¡un lugar para ser explorado!.
La mente es el camino a través del tiempo, del pasado al presente y al futuro. La mente es
vasta y contiene una sorprendente paradoja; cada persona viviente tiene una mente, sin
embargo, la mayoría tiene miedo de su potencial. Tal vez las personas estén mas preocupadas por sus lados oscuros, -ésas partes de sí mismos que preferirían no afrontar. Todos han tenido culpas y contradicciones a través de sus muchas vidas y experiencias. Como la tierra misma, cada alma tiene numerosas fallas bajo la superficie. El alma tiene áreas volcánicas calientes más sensibles que otras que pueden hacer erupción en tiempos de estrés con furia explosiva.
 
No obstante, las personas crecen más rápido y se hacen más sabias a través de sus retos.
Cuando la gente se da cuenta que las lecciones duras son para su crecimiento y desarrollo
se hace más sabia. Las experiencias y lecciones de vidas pasadas siempre influyen
(frecuentemente de manera profunda) en la vida actual, algunas veces de maneras
insospechadas y poco comunes. En verdad hemos experimentado todos los aspectos de la
vida y de personas en todos lados. Sin embargo ésta revelación es tan profunda, que
muchos prefieren descartar todo este concepto en lugar de explorar sus memorias. Hemos
experimentado la vida de ambos sexos; hemos vivido vidas en varias razas y tenido
religiones diversas. Hemos vivido en diferentes lugares y sido ciudadanos en muchas
naciones.
 
Como resultado de nuestras variadas experiencias, esperamos haber aprendido lecciones de
esos tiempos y lugares pasados. Con este aprendizaje viene el reconocimiento y afirmación
de nuestro vinculo o enlace común con TODA la humanidad. La meta de cada vida es crecer
espiritualmente de tal manera que se fortalezca éste vínculo común para beneficio de la
humanidad. De ésta manera nuestras almas se fortalecen y nuestras vidas en el plano físico
se enriquecen.
 
Los recuerdos subconscientes de vidas pasadas pueden influenciar positiva o negativamente
nuestra vida actual. Por ejemplo, frecuentemente la gente que fue oprimida en una vida
pasada regresa como opresor en su vida actual. O incluso en una situación peor puede
llegar a representar el papel de víctima. En este caso la persona regresa una y otra vez con
un patrón de repetición.
 
Consideremos la situación del Indio americano que fue perseguido y robado en el pasado,
sin embargo, muchos regresan y llegan a tener vidas similares. Esta vez el problema no es
la destitución de sus hogares por la expansión occidental; en ésta vida puede ser
alcoholismo o abuso de otra substancia que ata el alma india a un invasor cruel. Por lo
tanto, si hemos vivido como indios americanos, por ejemplo, como podemos negar la
situación de los indios actuales? No es el recuerdo del alma (aunque profundo) una fuerza
para vivir hoy día?
 
Aprendiendo de nuestro pasado
Ya que nuestros recuerdos de vidas pasadas están escondidos, si quisiéramos beneficiarnos
de nuestras experiencias ¿como podríamos hacerlo?. Anteriormente hemos mencionado que
necesitaríamos un guía que nos lleve por el viaje a nuestros recuerdos del alma. Este viaje
se llama Regresión a vidas pasadas. Con el guía adecuado es una herramienta poderosa
para poder cortar las cadenas del pasado; algunas veces las cadenas son invisibles y a
veces son visibles. Cuando se rompen, la persona puede desarrollar su sentido humanitario
actual y luego contruir su mejor futuro posible.
 
Antes de comenzar éste viaje necesitamos preguntarte qué es lo que estamos buscando.
Qué preguntas debemos estar preguntando? Cómo podemos beneficiarnos mas de las
respuestas? A nivel personal, la pregunta no es "Quien" era usted en una vida pasada sino
"Que" era usted. En que se beneficio o en que forma salió perdiendo? Qué tan bien y que
tan amablemente jugó el jugo de la vida? Trabajó para mejorar usted mismo, a su familia, a
su comunidad? El trabajo de regresión es el proceso no el producto. Cómo aprendió y cómo
utilizó ese aprendizaje es mucho más importante que "quien" era usted y "Donde" vivió.
Lo que era INTERIORMENTE es mucho más valioso que lo que parecía en lo externo.
Consideremos una analogía, supongamos que se disfraza para una fiesta de Halloween. Se
convierte en la persona o la cosa en lo que está disfrazado? Por supuesto que no. La parte
externa es para crear una ilusión –la persona interna sigue siendo su verdadero ser. Por lo
tanto, la experiencia externa en una vida pasada es de menor importancia. Lo que ERA y las
lecciones que aprendió es lo que tiene verdadero valor. Los recuerdos del alma son su
verdadera sabiduría.
 
¿Por qué de una vida?
Creemos, que por mas que otra razón, se nos ha dado mas de una vida para aprender las
lecciones del PERDON. Casi todo mundo dice que perdona a los demás, pero la realidad es
que pocos de nosotros lo hacemos. La gente dice una cosa, pero frecuentemente hace
justamente lo contrario. Las muchas experiencias y lecciones aprendidas en otras vidas nos
permiten perdonar con mas facilidad. Supongamos, como ejemplo extremo, que una
persona es un ladrón (y probablemente todos hayamos robado en nuestras muchas vidas).
En la misma vida la gente recordará a la persona como un ladrón aun cuando la persona
tenga muchas más excelentes cualidades. Las personas que han robado, por cualquier
motivo, tal vez en desesperación para dar alimento a su familia –son etiquetados como
ladrones y la etiqueta se pega.
 
Gracias a Dios se nos da un descanso de todo eso para que podamos tener un nuevo
comienzo limpio. ¡Ese comienzo es una nueva vida!
Se nos perdona y se nos da otra oportunidad de aprender y crecer hacia nuestra meta de
desarrollo espiritual. Su historia de regresión personal es un importante capitulo en la
historia de la humanidad. Cada vida contiene paginas de esplendor y páginas de fatigas,
tiempos de grandeza y desarrollo y episodios de pérdida. Esa experiencia es de lo que se
trata la vida! Los ejercicios de regresión son como regalos para refrescar su memoria
interior. Son como piezas de un complejo rompecabezas que usted cuidadosamente y
pacientemente acomodará para ver la imagen completa.
Anteriormente mencionamos que los regresionistas son también progresionistas. Las
regresiones ayudan a revisar su pasado y fortalecer su presente; las progresiones lo ayudan
a planear para su futuro. Usted debe concebir un futuro más sabio, feliz y saludable antes
de que empiece a construirlo. En todas partes hay cínicos y críticos que trataran de negarle
el derecho de cambiar y crecer. No se los permita. Use la exploración de su alma para
conectarse con su legado y defina su vida actual e ideales. Esto le ayudara a tener un
sendero claro hacia el mejor futuro posible.

martes, mayo 11, 2021

Qué es el Péndulo??

Fuente: Lecciones de Radiestesia del Profesor Harrar de "Mis apuntes personales de radiestesia" de Josep Lluis Albareda.

1 ¿Qué es el péndulo?
-Por regla general es un cuerpo que pende del cabo de un hilo, de una
cadenita o de otra cosa por el estilo con tal que sea flexible. Puede definirse
como un cuerpo sometido a la acción de la gravedad y móvil alrededor de un
punto fijo.

2 ¿Hay un péndulo de composición ideal?
-La composición del péndulo ideal varía según los radiestesistas o según el
cuerpo que se ha de buscar. Sin embargo, es preferible emplear un cuerpo
neutro: cristal, marfil, madera o una aleación en que diversos metales, que
unos son positivos y otros son negativos, estén mezclados de modo que sus
influencias se anulen o se equilibren; lo que, en definitiva, da una aleación
neutra.

3 ¿Qué longitud debe tener el cordón o cadena?
-Generalmente es suficiente con unos 30 centímetros, pero la longitud de la
suspensión del péndulo debe variarse para obtener una sintonización adicional.
El famoso radiestesista Voillaume regula en forma milimétrica la longitud del
hilo de suspensión del péndulo; de acuerdo con esta longitud, determina el
material que compone el cuerpo explorado. Ha establecido la llama-a Escala de
Voillaume que permite determinar los componentes de un mineral o de una
sustancia cualquiera, con mucha exactitud.

4 El péndulo, ¿ha de tener una forma determinada?
-Preferentemente ha de ser redondo o de forma redondeada, a fin de que
sea menos presa del viento o del rozamiento.

5 ¿Existen muchos modelos de péndulo?
-Muchísimos: varios miles. Hay péndulos magnéticos, péndulos
paramagnéticos, péndulos diamagnéticos, péndulos radiomagnéticos...Ninguno
de ellos es recomendable para los principiantes. Los péndulos más sencillos
son los mejores.

6 ¿Qué modelo es el más recomendable?
-El péndulo de madera negra es excelente para quien desee iniciarse en
Radiestesia. Los diferentes modelos existentes en el mercado dan muy buenos
resultados a las personas sensitivas. A medida que uno adquiere experiencia y
se perfecciona, puede utilizar otros modelos más adecuados a cada búsqueda
específica. En el siguiente esquema, damos algunas clases de péndulos:
1.-Péndulo esférico neutro: especial para entrenamiento.
2.-Péndulo piriforme, en diferentes colores y materiales.
3.-Péndulo de Larvaron: tiene una espiral y material radiactivo
amplificador.
4.-Péndulo de hierro puro: para investigar metales magnéticos y buscar
agua.
5.-Péndulo del Abate Mermet, con tapa a rosca y cavidad: para colocar
muestras o testigos.
6.-Péndulo de cristal de roca: para investigaciones de telerradiestesia y a
nivel mental.
7.-Péndulo de Treyve: para trabajos sobre planos y mentales.
Para los trabajos de sintonización mental se recomiendan los péndulos de
Treyve y de cristal de roca; para los estudios biológicos, los péndulos
coloreados de Marie Bernard, el de metal de centro corregido, el del Abate
Mermet, el del Dr. Regnault a mercurio y también algunos livianos de madera
negra; para búsquedas de agua, los coloreados, el de Mermet, el constituído
por una esfera de cristal pintada de color verde y el de hierro puro.

7 ¿Qué peso debe tener el péndulo?
- No se puede decir exactamente, pues la experiencia demuestra que para
cada persona existe un péndulo de peso determinado; es decir: que el péndulo
debe ser calibrado según el temperamento de la persona que lo utiliza.
Digamos, por regla general, que para las búsquedas al aire libre parece muy
indicado un péndulo que pese de 20 a 40 gramos.
Para las búsquedas sobre planos o mapas, vale más un péndulo de poco
peso: de 5 a 10 gramos.
Hay también el péndulo de tipo medio, de 10 a 20 gramos de peso, que
puede ser adaptado para todo tipo de usos.
Sin embargo, recuérdese que ésto no es una regla absoluta. Cualquier
péndulo es bueno si el que lo tiene en la mano interpreta bien las reacciones
del mismo. Sobre todo, ésto es lo que cuenta. Víctor Mertens emplea con
preferencia un péndulo constituído por una esfera de 15 milímetros de diámetro
y un peso de 35 gramos, suspendida de una cadena de unos 10 centímetros de
longitud. Esfera y cadena son de plata pura.

8 ¿Cómo encontrar el peso adecuado a cada uno?
-Cada radiestesista ve enseguida qué peso le conviene más. Si, por
ejemplo, opera en una corriente de agua, cuando el péndulo que sostiene en la
mano es demasiado ligero, éste se mueve como un loco, no busca bien; por el
contrario, si es demasiado pesado, parece que se mueve con dificultad.
De todos modos, éste no es un criterio absoluto. El peso que debe ser
adoptado como más conveniente, ha de estar determinado por varios
experimentos. En efecto: en algunos radiestesistas dotados, el péndulo
reacciona más violentamente cuando se opera sobre una corriente muy
caudalosa. Se podrá, pues, verdaderamente elegir el péndulo que "auno" le
conviene después de haber operado en varias corrientes distintas.
Para encontrar el péndulo que más conviene a cada cual, Charloteaux
recomienda que se tome una bola hueca (péndulo hueco de Mermet, de
ebonita, filtro de té en forma de huevo, etc.) y que se practique durante algún
tiempo. Con el fin de hacer más pesado el péndulo, pueden ponerse
piedrecitas dentro de él, y sacarlas si se sobrepasa el peso requerido. Después
de algunos ensayos se llega a obtener un péndulo más o menos pesado y que
da los movimientos más convenientes. Entonces hay que pesarle para conocer
su peso exacto y fabricar un péndulo menos voluminoso, pero de igual peso.

9 ¿Y tiene alguna importancia el color del péndulo?
-Si: desempeña un papel determinante. La Radiestesia se funda en la
percepción de las variaciones de frecuencias. Los colores son también
vibraciones que se caracterizan, cada una de ellas, por sus frecuencias, por lo
que cuando están presentes, resultan de ello armonías o falta de armonía.

10 ¿Cómo hay que "servirse" del péndulo?
-Sosteniendo el hilo, cordón o cadenita de suspensión entre el pulgar y el
índice de la mano derecha, o de la mano izquierda si se es zurdo, pero sin
apretarlo mucho. La presión de los dedos debe ser ligerísima, ni más ni menos
que la suficiente para impedir que el péndulo se caiga. El brazo ha de estar
doblado, a la altura normal -plexo solar-, pero sin tenerlo contraído. La mano
que sostenga el péndulo debe colgar como si la muñeca estuviera rota, pero
sin exageraciones.
La cadena o hilo no debe sostenerse en cualquier parte de su longitud. Para
hallar el punto más conveniente hay que dejar que el péndulo se deslice
poquito a poco entre los dedos, a fin de hallar el punto de la cadenita en quese
perciben mejor las reacciones del instrumento. Esto es lo que se llama tomar la
longitud de la onda.
El resto de la longitud de la cadenita o cordón no hay que dejarlo colgando,
pues se produciría un escape del fluido humano, lo que tendría por
consecuencia una disminución de la sensibilidad utilizable del operador.
Cadena o hilo sobrante deben retenerse en el hueco de la mano con la ayuda
de los tres últimos dedos, ligeramente doblados.

11 ¿Qué clase de movimientos hace el péndulo?
-Sus movimientos son de tres clases: oscilaciones, rotaciones y elipses.
1º.-OSCILACIONES: Son los movimientos de vaivén del péndulo en el
sentido horizontal -vertical para la cadenita-. En ciertos casos tienen unaacción
más señalada en un sentido que en otro. Las oscilaciones son mantenidas y se
amplifican, por una parte, según la masa y, sobre todo, el poder radiactivo del
objeto que "influye" en el péndulo, y, por otra parte, según lasensibilidad del
operador.
La distancia no ejerce jamás influencia alguna en los movimientos del
péndulo.
2º.-ROTACIONES: Son los movimientos circulares del péndulo. El péndulo y
la cadenita trazan entonces un cono en el espacio. Las rotaciones, según su
sentido, son positivas o negativas.
Positivas, en el sentido de rotación de las agujas de un reloj.
Negativas, en sentido contrario.
Las rotaciones se manifiestan según la polarización de los metales o de los
cuerpos que se buscan y en los cuales se opera.
3º.-ELIPSES: Son las dos o tres curvas cerradas -a veces, más-, trazadas
por el péndulo cuando cambia de movimiento, la transición entre las
oscilaciones y las rotaciones -o viceversa-.
* ¿Es mejor instrumento el péndulo que la varilla?
-Parece que el péndulo es más sensible. Por otra parte, sus "medios de
expresión" son más ricos que los de la varilla y -por consiguiente-,permite
perfeccionar el trabajo hecho por la varilla.
Repetimos que no se trata de una regla absoluta. Algunos prefieren la varilla;
otros el péndulo y otros harán uso de ambos detectores. Cada cual ha de
juzgar acerca del instrumento que más le conviene utilizar.
También se ha de tener en cuenta que los movimientos del péndulo son
personales. En el mismo ejercicio y lugar, un operador puede obtener
oscilaciones mientras que otro consiga rotaciones positivas, y un tercero
rotaciones negativas. Como en la escritura, en Radiestesia no hay dos
personas que consigan exactamente los mismos movimientos del péndulo.



Fuente: Lecciones de Radiestesia del Profesor Harrar de "Mis apuntes personales de radiestesia" de Josep Lluis Albareda.

Una sencilla forma para saber "Qué te importa en realidad ?"

Original: theopenmind
Traducción y adaptación: Genial.guru

Genial.guru te trae un test psicológico que te cuenta acerca de tu carácter y tus deseos.
Antes de seguir adelante, prepara una hoja de papel y un lápiz. Después de leer cada pregunta, inmediatamente escribe la respuesta. No permitas que tu cerebro analice la respuesta. Escribe o dibuja lo primero que te venga a la cabeza
Aquí están las preguntas. Apaga tu lógica por un momento, ya que debes estar concentrado en el juego con tu subconsciente.

1. Imagina que vas con alguien por el bosque ¿Quién es?
2. Vas por el bosque y ves un animal no muy lejos de ti. ¿Qué animal es?
3. ¿Qué pasa cuando la mirada del animal y la tuya se cruzan?
4. Continúas caminando por el bosque y sales al campo abierto y allí está la casa de tus sueños ¿de qué tamaño es?
5. ¿La casa tiene cercado?
6. Entras a la casa, vas al comedor y miras la mesa principal. Describe que ves a su alrededor
7. Sales de la casa por la puerta trasera y ves una taza sobre la hierba ¿De qué material es?
8. Al verla ¿Qué haces?
9. Llegas al final del patio que rodea a la casa. Allí hay un cuerpo de agua (rio, lago, mar, etc) ¿Qué cuerpo de agua es?
10. ¿Cómo piensas atravesarlo para seguir adelante?

© Kilian Schönberger
Las respuestas que diste a las preguntas que te hemos propuesto revelan tus valores e ideales. Te sugerimos analizarlas de la siguiente manera:
• La persona con la que caminas es la más importante en tu vida.
• El tamaño del animal que encontraste es en realidad el tamaño de los problemas en tu subconsciente. Cuan mas grande el animal, mas difícil es para ti vivir.
• Tu reacción ante el encuentro con el animal es tu forma habitual de resolver los problemas (agresividad, pasividad, huída)
• El tamaño de la casa que viste es el de tus ambiciones. Si es demasiado grande es posible que tengas expectativas exageradas en la vida.
• Si no la casa no tiene cercado significa que eres una persona abierta e interiormente libre. Si hay cerca al rededor de la casa, quiere decir que valoras tu espacio personal más que otros, y esperas que los demás lo respeten. Es decir que no eres de los que entran en el espacio personal de los demás sin pedir permiso.
• Si en el comedor no viste comida, flores ni gente, todo parece indicar que eres profundamente infeliz.
• La resistencia y durabilidad del material que está hecha la taza que viste representa que tan fuertes y resistentes percibes tu relación con tu familia. ¿Se trataba acaso de un vaso de plástico o de papel? ¿de vidrio? Lo mas probable es que estés preocupado por el futuro de tu familia. Si la taza en tu inconsciente estaba hecha de metal o porcelana, no tienes nada que temer.
• Lo que haces con la taza caracteriza tu relación con la persona de la primera pregunta.
• El tamaño del cuerpo de agua es el tamaño de tu apetito sexual, o líbido.
• Entre mas "mojada" sea la manera que elegiste para atravesar el agua, más grande es el significado del sexo en tu vida.
Importante: Puedes hacer de nuevo este test dentro de un par de dias. Sucede que él refleja algunas características básicas de tu personalidad pero también tu estado psico-emocional en el momento que lo respondes.

¿Qué efectos produce el silencio sobre tu cerebro?
LA NEUROCIENCIA DEL SILENCIO EN LA ERA DEL RUIDO

Por: ALEJANDRO MARTINEZ GALLARDO 

Cada vez más personas viven en ciudades, cerca de ruidosos aparatos, de tráfico incesante y de innumerables estímulos físicos y psíquicos. No es sorpresa, entonces, que el silencio se haya convertido en un bien en peligro de extinción o que aquellos lugares en los que el frenesí de la vida moderna no ha acabado con la amplitud de su espacio y con el sosiego natural de su geografía sean ahora exclusivos refugios, donde aún se puede experimentar (y pagar buen dinero por) la prístina cualidad del silencio. Como vimos anteriormente, el silencio tiene ya un mercado y es considerado un producto de lujo y algunas personas viajan por el mundo cazando zonas del silencio como si se tratara de las más raras aves (“el silencio es oro”, dice la famosa frase). Ahora encontramos, por otro lado, que Finlandia, un país antes conocido por ser un poco aburrido, donde no pasan muchas cosas, está ahora aprovechándose de su poca densidad sonora como una especie de branding: ”Hecho a mano en silencio finlandés”, se dice.
La revista Nautilus, que es una especie de Finlandia digital, fina y silenciosa, destacada por ser un páramo reflexivo en el ruidazal maníaco del tráfico de sitios web, hace un recuento delmomentum del silencio en la ciencia y en la economía del mundo. En el artículo mencionado, escrito por Daniel A. Gross, notamos que existe toda una tradición que vincula al silencio con el malestar y la enfermedad, desde la misma palabra que se utiliza en inglés para ruido: “noise”, que parece provenir de una raíz latina que podría ser “náusea” o “noxia” (palabra de donde viene ‘nocivo’), ambas ligadas al dolor y al disgusto que produce el ruido. Y ahora científicos parecen confirmar la antigua noción de que el ruido lastima, dilacera, perturba y enferma: desgarrando el pulcro velo del silencio, que mantiene un aura, una atmósfera virginal, propia para cultivar el espíritu. El ruido ha llegado a ser sinónimo del estrés.
Daniel A. Gross nos cuenta que desde mitades del siglo pasado, científicos notaron que vivir cerca de una zona de alto ruido, como un aeropuerto o una carretera, se correlaciona con efectos nocivos como una alta presión arterial. Esto más tarde se ha vinculado con insomnio, enfermedades del corazón y tinnitus. De aquí que surja la idea tan difundida e innegablemente real en nuestra época de la contaminación sonora. Cuando uno busca un nuevo departamento esto es uno de los factores que se toman en cuenta, subiendo el valor de una propiedad; e incluso muchas personas dejan las ciudades en busca de ese silencio perdido o huyendo, por salud, de las ajetreadas urbes que no sólo son como arterias y pulmones congestionados, también son como infecciones en el oído y migrañas colectivas producidas por el incesante tránsito sonoro.
Resulta útil, siguiendo a Gross, entender cómo el ruido afecta nuestro cerebro:
Las ondas de sonido vibran en los huesos del oído, que transmiten el movimiento a la cóclea de forma de caracol. La cóclea convierte las vibraciones físicas en señales eléctricas que la oreja recibe. El cuerpo reacciona inmediatamente a estas señales, incluso en medio del sueño profundo. Investigación neurofisiológica sugiere que los ruidos primero activan la amígdala, cúmulos de neuronas ubicados en los lóbulos temporales del cerebro asociados con la formación de memoria y emociones. Esta activación detona una inmediata liberación de hormonas de estrés como el cortisol. Las personas que viven consistentemente expuestas a ambientes ruidosos experimentan niveles de estrés crónicamente elevados.
El estudio seminal en la la literatura en este sentido fue realizado en 2005 por Luciano Bernardi, médico y músico, una combinación poco común pero ciertamente fascinante que nos remite quizás hasta Marsilio Ficino e incluso Pitágoras, quienes utilizaban la música como medicina. Bernardi no estaba estudiando per se los efectos del silencio sino de la música, pero de aquí, de los intervalos y de los interespacios de la música, la neurofisiología del silencio se empezó a revelar.
Bernardi y sus colegas notaron que espacios de silencio intercalados al azar tenían un efecto considerable en el ritmo cardíaco, la respiración y los registros cerebrovasculares de los sujetos del estudio, expuestos al sonido. Descubrieron que pausas de 2 minutos eran mucho más relajantes que “música relajante” o que el silencio continuo. Una relajación que se correlaciona con menores riesgos de problemas cardiovasculares. El estudio sugiere que el silencio es agudizado por los contrastes. “Tal vez el estímulo es algo que concentra la atención de la mente en una dirección, de tal forma que cuando no hay nada que siga estimulando, entonces tienes una relajación más profunda”, dice Bernardi. Al parecer el silencio sólo existe en relación al sonido, como la oscuridad con la luz o quizás también como el vacío que en realidad es una plétora de energía creativa en potencia. Tal vez el “silencio” esté compuesto de una graduación casi infinita de sonidos inaudibles cada vez más sutiles, como los infrasonidos que pueden emitir algunos cetáceos o como los sonidos siderales que míticamente escuchaban los filósofos pitagóricos –aunque hoy sabemos que en el espacio, sin atmósferas, no se producen sonidos, quizás haya algo más allá de lo que nuestros aparatos pueden captar de la misma forma que existe “energía oscura” u otros fenómenos misterioso para la física. Tal vez necesitemos también un tercer oído para detectar la paleta mística del sonido. Todo esto para hacer una apología y una oda al silencio como un continente aún inexplorado, inagotable, que siempre invita a un reino más profundo y espiritualmente liviano.
Las conclusiones de Bernardi, que “una pausa en la música induce una relajación mayor a la precedente exposición a la música”, lo cual indica que tal vez el placer de la música viene de “una alteración controlada entre la estimulación y la relajación”, nos recuerdan la famosa frase de Mozart de que “la música no está en las notas sino en el silencio entre ellas” o de nuevo a Pitágoras, una figura inescapable cuando en estos lares: “hay música en el espaciado de las esferas, hay geometría en el zumbido de las cuerdas” (Pitagóras, quien, debemos recordar, fue uno de los primeros grandes entusiastas del silencio, haciendo obligatorio 5 años de silencio total antes de recibir su doctrina)… El intervalo, la ausencia y la memoria del sonido, como su ligera estela etérea, es lo que hace que la percepción se expanda y se contraiga y tome vuelo como la inhalación y la expiración y su oscilación entre un estado de plenitud y vacío.
Otro estudio, citado por Gross, de la Universidad de Duke, mostró que ratones expuestos, en alto contraste con sus hábitos, a 2 horas de silencio empezaron a desarrollar nuevas neuronas, lo que se conoce como neurogénesis. Los investigadores teorizan que esto podría ser debido a que el cerebro entra en un estado de alerta de alta sensibilidad cuando se produce el silencio, ya que no estamos acostumbrados a él. De alguna manera el silencio se convierte en un medio ambiente enriquecido, paradójicamente estimulante para el crecimiento neural. Ten en cuenta que ese silencio profundo que experimentas meditando, cuando las células de tu cerebro cobran una cristalina amplitud, podría ser el sonido del nacimiento de nuevas neuronas y constelaciones sinápticas.
Todo esto, también, para invitar a una revaloración activa del silencio, el cual, entre más ruido, más precioso y vital debemos de considerar. Pensar en él como la más delicada vasija de porcelana, porque cualquier silencio es roto por el menor sonido discordante. Y cualquier conciencia que logra mantener la llama del silencio alimenta a las demás, con una frecuencia armónica, como las calmas ondas de un tranquilo lago en una montaña en primavera. El silencio es el bastión estructural de la armonía del ser, flotando en el espacio como una flor de loto o como el árbol cabalista cuyas raíces son los astros. En ese sentido, se puede concebir una especie de profesión o pasatiempo de guardianes y hacedores del silencio –un nuevo silencio como nutrimento; quizás como aquellas personas que en las ceremonias mantienen el espacio creando un perímetro invisible y atendiendo a las posibles irrupciones de fuerzas externas. Guardar tu propio silencio como un acto de caridad para no generar ruidos innecesarios y contaminar el ambiente, porque tal vez alguien, en el diamante del silencio, pueda estar por escuchar la música de las esferas y encontrar la paz que da el entendimiento.

Twitter del autor: @alepholo

Cuatro notas sobre los sueños


 1. La psique se manifiesta a sí misma como andrógino, que contiene a la vez energías masculinas y femeninas. Cada hombre tiene que conectar el ego "masculino" con el aspecto de su psique que el inconsciente ve como su aspecto "femenino". El ego "femenino" de cada mujer tiene que hacer una síntesis con el aspecto "masculino", simbólico, de su ser total.

Las energías arquetípicas que hay en nosotros le parecen a la mente consciente como pares complementarios: Yin y Yang, femenino y masculino, negativo y positivo, luz y oscuridad. Una parte de mí vive en la mente consciente y otra parte - la cualidad complementaria que completa el todo - está oculta en el inconsciente. El inconsciente constantemente utiliza la dicotomía masculino-femenino para simbolizar el intercambio de las fuerzas internas que deben equilibrarse y completarse las unas a las otras.

Pueden aparecer como opuestos que son dos facetas de una misma fuente de energía.

 

2. El aspecto más importante de la psique andrógina es la imagen-alma . En cada hombre y mujer existe un ser interior cuya función primordial es la de servir como psicobomba - la que guía el ego al mundo interior y sirve como mediador entre el ego y el inconsciente.

Jung tenía la sensación de que esta persona interior correspondía a la concepción tradicional religiosa del alma como parte interna de nosotros que nos conecta con el mundo espiritual y nos lleva a Dios/Dharma, por lo que se refirió a la imagen-alma femenina del hombre como anima y a la imagen-alma masculina en la mujer como animus. Anima y animus son palabras latinas que significan alma.

Es importante el que seamos conscientes de las imágenes-alma. Aparecen regularmente en nuestros sueños y juegan un importantísimo papel en nuestro desarrollo como individuos. Afectan todo el curso de nuestras vidas.

Nuestro deseo no-nacido de unidad y significado, nuestro deseo de juntar las partes opuestas de nosotros, de ir hacia el inconsciente y explorar el mundo interior y experimentar la experiencia religiosa, se concentra en estos seres internos que son los mediadores entre nuestros egos y el vasto inconsciente. Si no interactuamos con el anima o animus en nuestro trabajo interno, inevitablemente los proyectamos a áreas de nuestras vidas a las que no pertenecen.

Por ejemplo, un hombre puede proyectar su anima en su trabajo y obsesionarse con él, introduciendo su trabajo en un canal inferior a su vida religiosa. Una mujer puede proyectar su anima en un hombre externo y enamorarse no tanto del ser humano sino de la imagen-alma que ha proyectado en él. La base de la fantasía romántica, que tan a menudo sabotea el amor humano ordinario, es la proyección del anima de un hombre en una mujer o el animus de una mujer en un hombre externo. De este modo la gente trata de completarse por medio de otro ser humano, intenta vivir, fuera del inconsciente, partes no realizadas de sí mismo a través de la persona externa en la que pone la proyección romántica.

 

3. El sí mismo es el principio de integración. Es también el todo, la persona completa.

Cuando un símbolo del sí mismo aparece en un sueño, representa no solo la totalidad de nuestro ser, sino también nuestra capacidad potencial para la más alta conciencia, la consciencia de unidad en nosotros y en el cosmos.

El sí mismo tiene símbolos característicos: El circulo, el mándala (un circulo dividido en cuatro partes), el cuadrado y el diamante, son todas ellas figuras abstractas que expresan el sí mismo arquetipal. El sí mismo está presente en todos los sueños cuaternarios, sueños que implican cuatro caracteres o de algún modo acentúan el número cuatro.

Otro símbolo característico del sí mismo es la pareja divina o real: la conjunción de las polaridades de masculino y femenino, del mismo modo que la conjunción de los dragones Yin y Yang simbolizan la más alta síntesis del sí mismo.

La individuación es un movimiento hacia la conciencia del ser interior total. Utilizando nuestros sueños como modelo, podemos ver que la individuación también consiste, en gran medida, en conjuntar en una síntesis las diferentes personas que hay en nosotros.

La individuación no es solo volverse consciente de estos sistemas de energías internas, también es relacionarlas y proporcionarles unidad.

 

4. Existe otro sistema básico de energía en el inconsciente que aparece con frecuencia en nuestros sueños y es útil conocer. Jung llamo a este ser interno la sombra. En toda persona existe una parte del inconsciente muy cercana al ego y que normalmente aparece como del mismo genero que el soñador. La sombra es una suerte de alter ego, separado de la mente-ego consciente y sentenciado a vivir en el inconsciente.

Normalmente la sombra contiene cualidades y trazos, tanto negativos como positivos, que son parte natural de la personalidad-ego. Pero el ego, por una u otra razón, ha fracasado a la hora de asimilar estas cualidades de la sombra o las ha reprimido totalmente. En ocasiones las cualidades de la sombra le parecen al ego primitivas o embarazosas; uno no quiere admitir que le pertenecen. A veces la sombra tiene una fuerza positiva tremenda que el ego no quiere reclamar porque puede representar mucha responsabilidad o una oración amenazadora para la débil autoimagen que uno

se ha formado.

El modo en que la sombra aparece en un sueño depende de las actitudes del ego. Por ejemplo, si la actitud de un hombre es amistosa con su sombra interna y desea crecer y cambiar, la sombra a veces aparecerá como un amigo que puede ayudar, un "compinche", un hermano tribal que le ayuda en su aventura, lo empuja y le enseña habilidades. Si esta tratando de reprimir su sombra, normalmente aparecerá como un enemigo odioso, una bestia o un monstruo que le ataca en sus sueños. Lo mismo rige con las mujeres. Según sea su relación con su sombra, ella aparecerá como una hermana amorosa o como una bruja terrible.

miércoles, mayo 05, 2021

A los que lloran la muerte de un SER QUERIDO

 

C.W. Leadbeater - Digitalizado por Biblioteca Upasika 2003

Hermano: has perdido, por la muerte, a uno a quien amabas entrañablemente, uno que quizás era para ti todo en el mundo; y por consiguiente, a ti te parece aquel mundo vacío, y que la vida ya no vale la pena. Sientes que te abandonó para siempre la alegría; que para ti, en adelante, la existencia no puede ser sino tristeza sin esperanza; un angustioso anhelo para renovar el “contacto de una mano desaparecida, y el timbre de una voz que se extinguió ”. Estás pensando principalmente acerca de ti mismo y de tu intolerable pérdida; pero hay además otro dolor. Se agrava tu pesar por la incertidumbre respecto al estado actual del ser que amaste; sientes que se ha ido pero ignoras a dónde. Deseas fervorosamente que él esté bien, mas, cuando levantas los ojos, todo lo encuentras vacío; cuando llamas, no hay respuesta; y, por consiguiente, te sumerges en la desesperación y la duda, y formas una nube que te vela el Sol que jamás se oculta.

Tu sentimiento es completamente natural; yo, que escribo, lo comprendo perfectamente, y mi corazón está lleno de simpatía para todos los afligidos como tú. Pero deseo hacer algo más que brindarte simpatía; confío en que pueda aportarte ayuda y alivio. Tal ayuda y alivio han llegado a miles que estuvieron en tu mismo triste caso. ¡por qué no han de poder llegar a ti también? 

Dices: ¿cómo puede haber alivio ni esperanza para mí?

Existe la esperanza de alivio para ti porque tu pesar se funda en un falso concepto: te afliges por algo que realmente no ha sucedido. Cuando comprendas los hechos dejarás de afligirte.

Contestas: mi pérdida es un hecho real. ¿cómo podrás ayudarme sin devolverme al que murió?

Comprendo perfectamente tu sentimiento; sin embargo, ten un poco de paciencia conmigo, y trata de asimilar tres principales premisas, las que me propongo presentarte; primero meramente como afirmaciones generales, y después en detalle convincente.

1° Tu pérdida es solamente un hecho aparente; es aparente sólo desde el aspecto en que tú lo ves. Deseo llevarte a otro punto de vista. Tu desconsuelo es el resultado de un gran engaño; de la ignorancia de las leyes de la naturaleza; permíteme ayudarte en el camino hacia el conocimiento por medio de la explicación de unas pocas y sencillas verdades las cuales podrás estudiar más ampliamente y a voluntad.

2° Pierde todo desasosiego o incertidumbre respecto al estado del ser que amas; porque la vida después de la muerte ya dejó de ser un misterio. El mundo más allá de la tumba existe bajo las mismas leyes naturales propias de éste que conocemos, y ha sido explorado con científica precisión.

3° No debes afligirte, porque tu desconsuelo hace daño a tu amado.

Con que sólo logres abrir tu mente a la verdad, ya no te afligirás más. Pensarás, tal vez, que éstas son simples conjeturas; más permíteme preguntarte: ¿qué base tienes para tu actual creencia al respecto, sea cual fuere? Supones que debes tener tal creencia porque la enseña alguna Iglesia o porque se la considera fundada en lo escrito en algún libro sagrado, o porque es la creencia general de los que te rodean: la aceptada opinión de tu época.

Más si procuras librar tu mente de preceptos, verás que esas opiniones también descansan en una mera afirmación, puesto que las Iglesias enseñan dogmas distintos, y las palabras del libro sagrado pueden ser y han sido interpretadas de diferentes maneras. El dogma aceptado de tu época, no se basa en conocimiento exacto alguno; es sencillamente cosa de oídas. Estos asuntos que nos afectan tan íntima y profundamente, son demasiado trascendentales para basarlos en meras conjeturas o en vagas creencias: exigen la certeza que se desprende de la investigación científica y la clasificación. Ya se ha emprendido tal investigación, se ha efectuado tal clasificación; y el resultado de una y otra es el que deseo poner ante tu vista.

No pido creencia ciega alguna; relato lo que yo mismo conozco como hechos evidentes y te invito a examinarlos. Consideremos una por una estas premisas. Para aclararte el asunto de la constitución del hombre, debo decirte un poco más de lo que generalmente conocen aquellos que no han hecho estudios especiales en la materias. Has oído decir, vagamente, que el hombre posee un algo inmortal que se llama alma, la cual se supone que sobrevive a la muerte del cuerpo. Quiero que deseches esa vaguedad, y que comprendas que, aun siendo cierto el concepto, es un aserto de los hechos muy restringido. No digas: “Considero que tengo alma” son “Sé que soy alma”. Porque esa es la pura verdad; el hombre es un alma, y tiene un cuerpo. El cuerpo no es el hombre. Lo que tú llamas la muerte no es sino el acto de despojarse de una vestidura inservible, y esto no implica el fin del hombre así como no implicaría el fin tuyo quitarte el sobretodo. Por consiguiente, no has perdido a tu amigo: solamente has perdido de vista el abrigo en el cual acostumbrabas verlo envuelto. El abrigo se fue, mas no el hombre que lo vestía; seguramente, es el hombre lo que tú amabas, y no su vestidura.

Antes de que puedas entender las condiciones de tu amigo, precisa que comprendas la tuya. Haz un esfuerzo para asimilarte el hecho de que tú eres un ser inmortal; inmortal, porque en esencia eres divino, porque eres una chispa del mismo Fuego de dios; que has vivido por largas edades antes de vestir este ropaje que llamas un cuerpo; y que vivirás por muchas edades después que él se haya desecho en polvo. “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”. Esto no es una adivinanza o una creencia piadosa; es un hecho científico definido, susceptible de prueba, como podrías verlo por medio de la literatura sobre el particular, si te tomaras el trabajo de leerla.

Lo que has considerado como tu vida es en realidad un solo día de tu verdadera vida como alma, cosa igualmente cierta respecto de tu amado, por consiguiente él no está muerto; es únicamente su cuerpo lo que se desechó. Sin embargo, no por esto debieras pensar de él como de un mero aliento sin cuerpo, o de manera alguna que sea menos él mismo de lo que antes era.

Como afirmó San Pablo hace mucho tiempo: “Hay un cuerpo natural, y hay un cuerpo espiritual”. La gente entiende mal esa observación, porque considera estos cuerpos como sucesivos, y no comprende que todos nosotros poseemos el uno y el otro, aun ahora. Tú, que lees esto, posees tanto un cuerpo “natural” o físico, el cual puedes ver, como otro cuerpo interno, que no puedes ver: el que llamaba San Pablo “espiritual”. Y cuando desechas el físico, aún retienes aquel otro y más fino vehículo, quedas revestido de tu “cuerpo espiritual”. Si simbolizamos el cuerpo físico como un sobretodo o abrigo, podemos pensar de este cuerpo espiritual como de la ropa interior que el hombre viste debajo de esa vestidura externa.

Si esa idea ya se te aclara, avancemos otro paso. No es, solamente, en lo que llamas la muerte donde desechas aquel sobretodo de materia densa; cada noche, al dormir, te separas de él por un rato, y andas vagando por el mundo en tu cuerpo espiritual, invisible, con respecto a este mundo denso, pero claramente visible para aquellos amigos que estuvieran usando, a la vez, sus cuerpos espirituales; porque cada cuerpo ve únicamente aquello que está en su propio nivel. Tu cuerpo físico ve solamente otros cuerpos físicos; tu cuerpo espiritual ve solamente otros cuerpos espirituales. Cuando vuelves a ponerte tu sobretodo, es decir, cuando vuelves a tu cuerpo más denso, y despiertas a este mundo inferior, suele suceder que tienes algún recuerdo, aunque generalmente muy embrollado, de lo que has visto cuando estuviste en otra parte, y lo llamas un sueño vívido. Por tanto, puede descubrirse el sueño como una especie de muerte temporal, consistiendo la diferencia en que no te separas de tu sobretodo de modo tan radical que quedes impedido de volver a ponértelo.

Queda igualmente demostrado que, cuando duermes, entras a la misma condición por la cual ha pasado el ser amado por ti. Ahora procederé a explicarte cuál es esa condición.

Han corrido muchas teorías respecto a la vida después de la muerte, casi todas ellas basadas en falsas comprensiones de las antiguas escrituras. En un tiempo se aceptaba, casi universalmente en Europa, el horrible dogma de lo que se llamaba sempiterno castigo, ahora, ya nadie, fuera de los más rematadamente ignorantes, cree en él. Fue basado en una mala traducción de ciertas palabras atribuidas a Cristo, y mantenido por los monjes medievales como un espantajo conveniente con qué asustar a las masas ignorantes para que se portaran bien. A medida que el mundo avanzaba en la civilización, empezaron los hombres a comprender que tal dogma era no sólo blasfemo, sino ridículo. Los religiosos modernos lo han reemplazado, por consiguiente, por sugestiones algo más sanas; pero generalmente vagas y enteramente apartadas de la sencillez de la verdad. Todas las Iglesias han complicado sus doctrinas, porque insistieron en empezar con el absurdo e infundado dogma de una cruel e iracunda Deidad, la cual se complacía en hacer daño a su pueblo.

Ellas importaron esa espantosa doctrina del primitivo Judaísmo, en lugar de aceptar la enseñanza del Cristo de que Dios es un Padre amoroso. La gente que ha podido asimilarse el hecho fundamental de que Dios es Amor, y que Su Universo se gobierna por medio de leyes sabias y eternas, ha empezado a darse cuenta de que estas leyes deben obedecerse, tanto en el mundo de más allá de la tumba como en éste. Pero aún son vagas tales creencias. Nos hablan de un lejano Cielo, de un día del juicio en el rem oto porvenir; pero nos informan poco respecto de lo que sucede aquí y ahora. Los que enseñan, ni pretenden tener experiencia personal alguna de las condiciones que reinan después de la muerte. No nos dicen lo que ellos mismos saben, sino solamente lo que han oído de otros. 

¿Cómo podrá satisfacernos eso?

La verdad es que ya pasó el día de la creencia ciega. Hemos llegado a la era del conocimiento científico, y ya las ideas que carecen de razón y sentido común son inaceptables. No existe razón alguna para que los métodos de la ciencia no se apliquen a la elucidación de problemas que en otros días se dejaban enteramente a la religión; en verdad, tales métodos se han aplicado por la Sociedad Teológica y la “Sociedad para la Investigación Psíquica”; y es el resultado de estas investigaciones, hechas con espíritu científico, el que deseo expresarte ahora.

Somos espíritus; mas vivimos en un mundo material; un mundo que, sin embargo, apenas comprendemos parcialmente. Todo el conocimiento que acerca de él tenemos, nos llega por medio de nuestros sentidos; pero estos sentidos son muy imperfectos. Podemos ver los objetos sólidos; usualmente podemos ver los líquidos, salvo que estuvieran absolutamente claros; mas los gases, en la mayoría de los casos, nos son invisibles. La investigación demuestra que hay otras especies de materia mucho más imperceptibles que los gases más tenues, a las cuales no responden nuestros sentidos físicos, de modo que no podemos llegar a conocerlas por medios físicos. Sin embargo, podemos llegar a relacionarnos con ellas; podemos investigarlas, pero únicamente por medio de aquel “cuerpo espiritual” de que se hizo antes referencia; porque aquel tiene sus sentidos así como éste los tiene. La mayoría de los hombres no han aprendido a usarlos todavía, pero este poder puede adquirirse por el hombre. Sabemos que esto puede ser, porque ha sido así adquirido; y los que lo hayan logrado pueden percibir mucho de lo que se oculta a la vista del hombre común. Aprenden que este mundo nuestro es mucho más maravilloso de lo que jamás hubiéramos supuesto: que, aún cuando los hombres hayan vivido en él por miles de años, la mayoría se quedó totalmente ignorante de toda la parte más hermosa y superior de la vida. La línea de investigación a que me refiero ha dado ya muchos resultados maravillosos, y cada día nos ofrece nuevas perspectivas. Esta información puede obtenerse en la literatura teológica de la cual nos interesa ahora considerar una parte tan sólo, la del nuevo conocimiento que nos ofrece acerca de la vida más allá de lo que llamamos muerte, y la condición de los que la experimentan.

Lo Primero que aprendemos es que la muerte no es el fin de la vida, como ignorantemente hemos presumido, sino meramente el paso de una etapa de vida a otra. Ya he dicho que es como el quitarse un sobretodo; pero que, después, el hombre se encuentra vestido con su acostumbrada ropa interior – el cuerpo espiritual-. Pero que, aun cuando por ser tanto más fino, San Pablo lo llamó el “espiritual”, es siempre un cuerpo, y por consiguiente, material, aunque la materia de la cual se compone sea mucho más fina que cualquiera de las conocidas comúnmente por nosotros. El cuerpo físico sirve al espíritu como medio. Sin ese cuerpo como instrumento no le sería posible comunicarse con este mundo, ni recibir impresiones de él. Vemos aquí que el cuerpo espiritual sirve exactamente para el mismo propósito; el de actuar como intermediario del espíritu con el mundo superior y espiritual. Pero este mundo espiritual no es algo vago, lejano y fuera de alcance; es, sencillamente, una parte superior del mundo que actualmente habitamos. Ni por un momento niego que hay otros mundos mucho más elevados y más remotos; estoy afirmando tan sólo que lo que comúnmente se llama muerte no tiene nada que ver con ellos, y que es meramente un traspaso de una etapa o condición a otra, en este mundo que todos conocemos. Puede decirse que el hombre que hace tal cambio se vuelve invisible para ti; pero si lo piensas bien, verás que el hombre siempre te ha sido invisible, que lo que acostumbras mirar era únicamente el cuerpo que él habitaba. Ahora él habita otro cuerpo más delicado, el cual se encuentra más allá de tu vista ordinaria; pero no necesariamente, de modo alguno, fuera de tu alcance.

El primer punto por realizar es el de que, aquellos que llamamos los muertos, no nos han dejado. Hemos sido educados en una creencia compleja, la cual implica que cada muerte es un milagro separado y maravilloso, que cuando el alma abandona el cuerpo se desvanece y entra, de alguna manera, en un cielo más allá de las estrellas –sin indicación relativa al medio mecánico de tránsito empleado para cruzar el aterrador espacio-. Los procesos de la Naturaleza son, sin duda, maravillosos, y, para nosotros, a menudo incomprensibles; pero jamás contrarían a la razón ni al sentido común. Cuando te quitas tu sobretodo en tu casa, no por eso vuelas a la cumbre de una montaña lejana; quedas parado exactamente donde estabas antes, aunque puede ser que presentes una apariencia externa diferente. Precisamente, del mismo modo, cuando un hombre deja su cuerpo físico, se queda exactamente donde estaba antes. Es cierto que tú no lo ves ya, pero esto no implica que él haya ido a otra parte, sino que el cuerpo que ahora usa es invisible a tus ojos físicos .

Probablemente sabes que nuestros ojos no responden sino en proporción muy pequeña a las vibraciones que existen en la Naturaleza, y por consiguiente las únicas substancias que podemos ver son aquellas que pueden reflejar esas especiales ondulaciones. La vista de tu “cuerpo espiritual” es igualmente cuestión de respuesta a cierta clase de ondulaciones; pero estas son de orden totalmente distinto de las físicas, proviniendo de un tipo de materia mucho más fino. Todo esto, si te interesa, pueden encontrarlo detalladamente en la literatura teosófica.

Por el momento, todo lo que nos concierne entender es que, por medio de tu cuerpo físico, puedes ver y tocar el mundo físico únicamente, mientras que por medio del “cuerpo espiritual” puedes ver y tocar las cosas del mundo espiritual. Y recuerda que éste no es, en sentido alguno, otro mundo, sino sencillamente una parte más refinada de este mundo. Una vez más te repito que hay otros mundos, pero que no nos conciernen por ahora. El ser que tú consideres ausente, en realidad aún está contigo. Cuando te hallas junto a él, tu en el cuerpo físico y él en el vehículo espiritual, no están consciente de su presencia porque no le puedes ver; mas, cuando tú dejas tu cuerpo físico durante el sueño profundo, te juntas a él con plena y perfecta conciencia, y tu unión con él es en todos sentidos tan completa como antes. De modo que, durante el sueño, te hallas feliz cerca de aquel ser a quien amas; únicamente durante las horas de vigilia es cuando sientes la separación.

Desgraciadamente, para la mayoría de nosotros existe un lapso entre la conciencia física y la conciencia del cuerpo espiritual, de tal suerte que, aun cuando en la última podemos recordar perfectamente la primera, muchos encontramos imposible el traer a la vida de vigilia la memoria de lo que hace el alma cuando, durante el sueño, está ausente del cuerpo físico. Si tal memoria fuera perfecta para nosotros, no existiría, de verdad, la muerte. Algunos hombres han alcanzado ya esta continuada conciencia, y todos la podrán alcanzar gradualmente, porque es parte del desenvolvimiento natural de los poderes el alma. En muchos, tal desenvolvimiento ha empezado ya, y a éstos les llega fragmentos de memoria; pero hay una tendencia a calificarlos meramente como sueños, y por lo tanto, sin valor, tendencia que prevalece especialmente entre los que no han hecho estudio de los sueños y no comprenden lo que realmente son. Más, aunque todavía sólo unos pocos poseen vista y memoria plena, ay muchos que han podido sentir la presencia de sus seres amados, aun sin poderlos ver, y hay otros que, aun sin memoria definida, despiertan del reposo con una sensación de paz y bendición, resultante de lo ocurrido en aquel mundo superior.

Recuerda siempre que este es el mundo inferior y aquél el superior, y que en este caso, el mayor contiene en sí lo menor. En aquella conciencia recuerdas perfectamente lo que sucede en ésta, porque a medida que te transportas de ésta a aquella al sumirte en el sueño, estás desechando un impedimento: el obstáculo del cuerpo inferior; mas al retornar a esta vida inferior, asumes de nuevo esa carga, y al asumirla se te velan de nuevo las facultades superiores y caes en el olvido. Síguese, pues como consecuencia, que si deseas participar una noticia a un amigo difunto, no tienes más que formularla con claridad en tu mente al dormir, con la resolución de decírsela, y puedes tener la seguridad de hacerlo así en cuanto te encuentres con él. Puede que a veces quieras consultarle sobre algún punto, y aquí el hueco entre las dos formas de conciencia te impedirá generalmente traer una contestación clara. Sin embargo, aunque no pudieras regresar con un recuerdo definido, a menudo despertarás con una impresión bien determinada respecto a su deseo y decisión, y por regla general, podrás suponer que tal impresión es verídica.

No obstante, debieras consultarlo lo menos posible, puesto que, como veremos más adelante, es censurable molestar a los supuestos muertos, en su mundo inferior, con asuntos que pertenecen al departamento de esta vida, del cual ellos se han liberado.

Esto nos conduce a la consideración de la vida que llevan los muertos.

Existe en ella muchas y grandes variaciones; pero, cuando menos, es casi siempre más dichosa que la vida terrestre. Así lo expresa una escritura antigua: “Las almas de los justos quedan en poder de Dios, y ningún tormento las tocará. A la vista de los ignorantes parece que murieron, lo que se toma, de nuestro lado, como la destrucción total; pero ellas gozan de la paz”. Debemos librarnos de teorías anticuadas; el muerto no salta repentinamente a un cielo imposible ni tampoco cae en un infierno aún más imposible. En verdad, no existe infierno alguno en el antiguo y malvado sentido de la palabra, y no hay en ninguna parte, ni en ningún sentido, más infierno que el que el hombre se fabrique para sí mismo.

Trata de comprender claramente que la muerte no cambia en absoluto al hombre; que éste no se convierte súbitamente en un gran santo o un ángel, ni tampoco se le dota repentinamente con toda la sabiduría de las edades; que queda siendo exactamente el mismo hombre el día después de su muerte que lo fuera el día antes, con las mismas emociones, la misma disposición, el mismo desarrollo intelectual. La única diferencia consiste en haber perdido su cuerpo físico.

Trata de comprender exactamente lo que eso significa: Significa la libertad absoluta de poder sustraerse del dolor y la fatiga, también la liberación de todos los deberes fastidiosos, entera libertad (probablemente por la vez primera en su vida) para hacer exactamente lo que le plazca. En la vida física el hombre se encuentra constantemente coartado; si no constituye parte de la pequeña minoría con medios de vida independiente, estará siempre obligado a trabajar para adquirir dinero, dinero que tiene que poseer para poder comprar alimentos, vestido y abrigo para sí y para los que dependen de él. En pocos casos excepcionales, tales como los de los artistas, pintores y músicos, el trabajo del hombre es un goce; pero en la mayoría de los casos es una forma de labor a la que nunca se dedicaría sino por necesidad.

En este mundo espiritual ya no hay necesidad de dinero, de alimento ni abrigo, puesto que su gloria y su hermosura se brindan a todos sus habitantes sin dinero ni precio. En su tenue materia, en el cuerpo espiritual, puede el ser moverse en todas direcciones, como le plazca; si ama el arte, puede gastar todo su tiempo en contemplar las obras magistrales de los hombres más prominentes; si fuera músico, podría pasar de una a otra de las principales orquestas del mundo, o gastar su tiempo en escuchar a los más célebres ejecutantes. Cualquiera que haya sido su goce especial en la tierra, su gusto favorito, puede dedicarse a él enteramente, y proseguirlo al extremo, con la más amplia libertad, con tal que su goce sea el del intelecto o de las emociones superiores, para gratificación del cual no necesita la posesión de un cuerpo físico.

Así se verá, de una vez, que todo hombre razonable y de buenas costumbres es infinitamente más feliz después de la muerte que antes, puesto que tiene tiempo amplio, no sólo para el placer, sino para su progreso realmente satisfactorio en las líneas que más le interesan.

¿No habrá, pues, en aquel mundo almas infelices? Sí, porque tal vida es necesariamente una secuela de ésta, y el hombre queda en todos conceptos tal cual era antes de abandonar su cuerpo. Si sus goces en este mundo fueron bajos y groseros, se encontrará en aquel mundo sin poder gratificar tales deseos. un borracho sufrirá deseos inextinguibles de beber, sin cuerpo ya con el cual apaciguarles; al glotón le harán falta los placeres de la mesa; el avariento no encontrará oro que amontonar.

El hombre que se ha acostumbrado a ceder en la tierra a las pasiones indignas sentirá que aún le corroen. La persona sensual aú n palpitará con apetencias que ya no pueden ser satisfechas; el hombre celoso es aún desgarrado por sus celos, tanto más, cuanto que ya no puede impedir los actos de quien fue objeto de sus celos. Tales personas indudablemente sufren, -pero únicamente esa clase de seres- únicamente aquellas cuyas tendencias y pasiones fueron groseras y físicas en su naturaleza. Y aún ellas pueden dominar en absoluto su propia suerte; con sólo vencer tales inclinaciones inmediatamente se libran del sufrimiento que sus impuls os causan. Recuerda siempre que no hay tal castigo; no hay más que el resultado natural de una causa definida; de modo que sólo se necesita remover la causa y cesa el efecto, no siempre inmediatamente, sino en cuanto la energía de la causa se agota.

Hay muchas personas que habiendo evitado esos vicios notorios, han vivido, sin embargo, lo que puede llamarse vidas mundanas, importándoles principalmente, la sociedad y sus convencionalismos, y pensando únicamente en el goce propio. Tales personas no pasan por sufrimiento agudo en el mundo espiritual, pero muy a menudo lo consideran insípido y pesado. Pueden juntarse con otras de su mismo tipo; pero, generalmente, encuentran en ellas algo monótono, ya que no puede haber competencia ni en el vestir, ni en la general ostentación; mientras que las personas del tipo mejor y más inteligentes con quienes desean juntarse actúan, por regla general, de modo distinto, y les son, por consiguiente casi inaccesibles. Pero, cualquier hombre de intelectualidad racional, o de artísticos sentimientos, se encontrará infinitamente más feliz fuera de su cuerpo físico que dentro de él; y debe recordarse que es siempre posible que un hombre desarrolle en aquel mundo un interés racional si su discernimiento lo impulsa a ello.

Los artistas e intelectuales son supremamente felices en esa vida nueva; pero aún más felices, creo yo, lo son aquellos cuyo interés más elevado se ha concentrado en la humanidad; aquellos cuyo goce mayor ha sido ayudar, socorrer y enseñar. Porque, si bien ya no hay en aquel mundo ni pobreza, ni hambre, ni sed, ni frío, hay, sin embargo, dolientes a quienes se puede consolar; ignorantes a quienes se puede enseñar. Justamente porque en los países occidentales hay tan poco conocimiento del mundo de ultratumba, encontramos en ese mundo muchos que necesitan instrucción respecto al las posibilidades de su nueva vida; y así, uno que sabe, puede ir esparciendo la esperanza y la alegría allá tanto como acá. Pero, recuerda siempre, que los términos “allá” y “acá” se usan en obsequio a nuestra ceguera; puesto que aquel mundo está aquí, a nuestro alrededor, continuamente, y ni por un momento puede ser considerado como distante o de difícil aproximación.

Se preguntará: ¿Nos ven los muertos? ¿Oirán lo que decimos?

Indudablemente nos ven en el sentido de que están siempre conscientes de nuestra presencia, de que saben si somos felices o desdichados, pero no oyen las palabras que pronunciamos, ni son conscientes, en detalle, de nuestras acciones físicas. Un momento de pensar nos demostrará cuáles son los límites de su poder para ver. Ellos habitan en lo que hemos llamado el “cuerpo espiritual” un cuerpo que existe en nosotros y es aparentemente un duplicado exacto del cuerpo físico; pero mientras estamos despiertos, nuestra conciencia se enfoca exclusivamente en el último. Hemos dicho ya, que, así como la materia física se relaciona solamente con el cuerpo físico; así también la materia del mundo espiritual es perceptible únicamente por aquel cuerpo superior. Por consiguiente, lo que el muerto puede ver de nosotros es solamente nuestro cuerpo espiritual al cual, sin embargo, reconoce fácilmente.

Cuando estamos lo que llamamos dormidos, nuestra conciencia usa ese vehículo, y entonces estamos despiertos para el muerto; mas cuando transferimos nuestra conciencia al cuerpo físico, le pertenece al muerto que dormimos, puesto que si bien nos mira él aún, ya no le hacemos caso ni podemos comunicarnos con él. Cuando se duerme alguna persona, nos damos perfecta cuenta de su presencia, pero por el momento no podemos comunicarnos con ella. Precisamente igual es la condición de un ser viviente (cuando se halla despierto), ante los ojos del muerto. Generalmente, por no poder recordar en vigilia lo visto durante el sueño, sufrimos el engaño de creer que hemos perdido a nuestro muerto; más ellos jamás se engañan creyendo habernos perdido, puesto que continuamente pueden vernos. La única diferencia para ellos consiste en que nosotros estamos con ellos durante la noche, y ausentes durante el día, mientras que cuando habitaban con nosotros en la tierra, sucedía exactamente lo contrario.

Ahora bien, esto que, según San Pablo hemos estado llamando el “cuerpo espiritual” (se denominaba usualmente el cuerpo astral), es especialmente el vehículo de nuestros sentimientos y emociones; por consiguiente, lo que con más claridad se le muestra a los muertos, son nuestras emociones y sentimientos. Si estamos contentos lo comprenden instantáneamente, aunque no conozcan la causa de nuestra alegría; si estamos tristes, inmediatamente se dan cuenta de ello y comparten nuestra tristeza sin saber la causa de ella.

Todo esto es, por supuesto, durante nuestras horas de vigilia; cuando dormimos, conversan con nosotros como antes acostumbraban en la tierra. Aquí, en nuestra vida física, podemos disimular nuestros sentimientos; en aquel mundo superior, esto es imposible porque se hacen visibles instantáneamente.

Como tantos de nuestros pensamientos versan sobre nuestros sentimientos, la mayoría son muy perceptibles en aquel mundo; pero el pensamiento abstracto aún queda oculto.

Dirás que todo esto tiene muy poco parecido al cielo y al infierno que nos describían durante nuestra infancia; sin embargo, resulta que ésta es la realidad que se ocultaba tras de todos aquellos mitos. En verdad, no existe infierno alguno; no obstante, ya se comprenderá que el borrachín o el sensualista pueden prepararse para sí algo que lo imita con bastante fidelidad; sólo que no es perpetuo; dura únicamente hasta que a ellos se les agotan los deseos; pueden en cualquier momento terminarlo, si tienen suficiente fuerza y juicio para dominar tales apetitos terrestres y elevarse por encima de ellos.

Esta es la verdad implícita en la doctrina católica del purgatorio, la idea de que, después de la muerte, las malas tendencias del hombre deben extinguirse por medio de cierta cantidad de sufrimiento, antes de que sea capaz de gozar la gloria del cielo.

Existe una segunda y mas alta etapa de la vida después de la muerte, que corresponde bastante de cerca de un concepto racional del cielo. Se logra aquel nivel superior cuando todo anhelo inferior o egoísta haya desaparecido en absoluto: entonces pasa el hombre a una condición de éxtasis o de suprema actividad intelectual, según las líneas en las cuales haya fluido su energía durante su vida terrestre. Aquello es para él un período de la más suprema bienaventuranza, un período de muchísima comprensión, de mayor aproximación a la realidad. Pero esta dicha alcanza a todos, no solamente a los especialmente piadosos. En modo alguno debe verse como premio, sino solamente como el inevitable resultado del carácter cultivado en la vida terrestre. Si un hombre se siente lleno de desinteresado amor intelectual o artístico, el inevitable resultado de tal desarrollo será este goce de que hablamos. Que se recuerde que todas éstas no son sino etapas de una vida, y que así como la conducta de un hombre durante su juventud, le proporciona las condiciones que gobiernan su madurez y su vejez, así la conducta de un hombre durante una vida terrestre determina su condición durante tales estados sucesivos. ¿Es eterno este estado de gloria? –me preguntas -. No, porque como he dicho, es el resultado de la vida terrestre, y una causa finita jamás puede producir un resultado infinito.

La vida del hombre es mucho más larga y mucho más grande de lo que tú te has imaginado. La Chispa que ha emanado de Dios tiene que volver a Él; y estamos todavía muy lejos de esa Divina perfección. Todavía se desenvuelve porque la evolución es la ley de Dios, y el hombre crece, despacio y constantemente, así como todo lo creado. Lo que comúnmente se conceptúa como la vida del hombre no es, en realidad, sino un día de su verdadera vida.

Tal como en esta vida ordinaria el hombre se levanta diariamente; se viste y sale a su trabajo cotidiano, y después, al anochecer, se desnuda para descansar; y luego, a la mañana siguiente, se levanta para continuar su trabajo en el punto en que lo dejó, así también cuando el hombre entra a la vida física se viste del cuerpo físico, y cuando termina su trabajo se quita aquel vestido una vez más, en lo que tú llamas la muerte, y pasa al estado de descanso, el cual he descrito ya; y cuando acaba de descansar, se pone una vez más el vestido del cuerpo y sale otra vez, para empezar un nuevo día de la vida física, continuando su evolución desde el punto mismo en que la había dejado. Y ésta, su larga vida, dura hasta que alcanza la meta de la Divinidad, conforme al esquema de Dios.

Todo esto quizás, sea nuevo para ti; y, porque es nuevo, te suena extraño y raro. Cuanto queda dicho, sin embargo, es susceptible de prueba y, efectivamente, ha sido puesto a prueba repetidas veces; pero si deseas estudiar esto, tienes que leer la literatura que trata del asunto, puesto que en un corto folleto, escrito con un propósito especial, tal como éste, tengo que limitarme a afirmar los hechos sin tratar de aducir las pruebas.

Podrías preguntar, quizás: ¿no se apenan los muertos por los que han dejado en el mundo físico? Efectivamente, algunas veces así sucede, y tal ansiedad demora su progreso; debemos tratar de evitarles hasta donde sea posible todo motivo de ella. El muerto debe librarse enteramente de todo pensamiento acerca de la vida que dejó atrás, para que pueda dedicarse por entero a la nueva existencia en la cual ha entrado. Por consiguiente, los que en el pasado han dependido de su consejo, deberían en adelante pensar por sí mismos, pues si continúa la liga mental con el fallecido, él reforzará sus lazos con el mundo terrestre. El cuidar a los hijos de un muerto resulta una acción especialmente meritoria, puesto que no solamente beneficia a los niños, sino que también alivia la ansiedad del difunto y lo ayuda en su ascenso.

Si durante su vida se enseñaron al muerto doctrinas necias y blasfemas de religión, a veces sufre ansiedad con respecto a su propia suerte. Afortunadamente, hay en el mundo espiritual muchos que se dedican a buscar a los que padecen tales errores, para liberarlos de ellos mediante una explicación racional de los hechos. No sol amente hay muertos que hacen eso, sino, también muchos vivos que dedican su tiempo cada noche, durante el sueño del cuerpo, al servicio de los muertos, tratando de explicarles la verdad en toda su hermosura. Todo sufrimiento proviene de la ignorancia; al disipar la ignorancia el sufrimiento desaparece.

Uno de los casos más tristes de aparente pérdida, es cuando un niño deja este mundo físico, quedando sus padres sumergidos en el dolor. ¿Qué sucede a los niños en aquel mundo espiritual tan extraño y nuevo? De todos los que entran en él, son ellos, quizás, los más felices y los que más satisfechos se hallan. Recuerda que ellos no pierden a los padres, los hermanos, los compañeros de juego a quienes amaron; no hacen más que jugar con ellos durante lo que llamamos la noche en lugar del día, de modo que no sienten ni pérdida ni separación. No se les dejan solos durante nuestro día, puesto que allá como acá, los niños se juntan y juegan en campos Elíseos llenos de raras delicias. Sabemos cómo goza aquí un niño “figurándose, imaginándose ser” éste u otro personaje histórico, representando el papel principal en toda clase de maravillosos cuentos de hadas o historias de aventuras. Pues en la materia más fina de este mundo superior, los pensamientos toman forma visible y el niño que se imagina un héroe cualquiera, en el acto asume temporalmente su semejanza. Si desea un castillo encantado, su pensamiento puede edificarlo. Si deseara un ejército a sus órdenes, inmediatamente aparecería dicho ejército.

Así es que entre los muertos las huestes de los niños están siempre alegres, y son hasta tumultuosamente felices.

Y aquellos otros niños de distinta posición, cuyos pensamientos tienden más a asuntos religiosos, tampoco dejan jamás de encontrar lo que anhelan. Porque los ángeles y santos tradicionales existen; no son meras fantasías piadosas; y quienes los necesitan, los que creen en ellos, son, con seguridad, hacia ellos atraídos, y los encuentran aún más bondadosos y más gloriosos de los soñado. Niños hay, que quisieran encontrar a Dios mismo, a Dios en forma material; pues bien, ni estos son contrariados, puesto que aprenden de los preceptores más dulces y benignos, que todas las formas son formas de Dios, porque Él está en todas partes, y los que quieren servir y ayudar aun a la más insignificante de sus criaturas, en verdad sirven y le ayudan a Él. A los niños les encanta ser útiles; les encanta ayudar y consolar; un amplio campo se les abre para tal ayuda y consuelo entre los ignorantes en aquel mundo superior, y a medida que pasan por sus anchurosos campos, en su misión de misericordia y amor, comprenden la verdad de la hermosa enseñanza: “Por cuanto lo has hecho por uno de los menores de éstos, Mis hermanos, lo has hecho por Mí”.

¿Y los recién nacidos? ¿Los que aún no saben jugar? No temas por ellos, porque sobran madres que dejaron el cuerpo físico, las cuales anhelan estrecharlos en sus brazos, recibirlos y amarlos como si fueran propios.

Usualmente, tales pequeñuelos, descansan en el mundo espiritual muy breve tiempo para volver otra vez a la tierra, a menudo con los mismos padres. El monje medieval inventó un horror especialmente cruel respecto de los recién nacidos: la doctrina de que el pequeñuelo sin bautizar se perdería para siempre. El bautismo es un sacramento digno de respeto, y no sin valor, pero sería muy poco científico imaginarnos que la omisión de una fórmula externa como esa pudiera afectar el funcionamiento de las eternas leyes de Dios, o hacer que el Padre Celestial trueque su ilimitado amor en tiranía sin piedad.

Hasta aquí hemos hablado tan sólo de la posibilidad de alcanzar a los

muertos ascendiendo a su nivel durante el sueño, lo cual constituye la manera normal y natural de proceder. Tenemos también, por supuesto, el método anormal y desnaturalizado del espiritismo, por medio del cual los muertos, por un momento, asumen de nuevo el velo de la carne, haciéndose así una vez más, visibles a nuestros ojos físicos. Los estudiantes del Ocultismo no recomiendan este método, particularmente, porque detiene a menudo la evolución del muerto, y parcialmente, porque contiene tanta incertidumbre, y tanta posibilidad de engaño y fingimiento. El asunto es demasiado extenso para poder tratarlo en un folleto como éste, pero hay un libro llamado The Other Side of Death (“El otro lado de la muerte”). En él encontrará también una descripción de ejemplos justificativos de que los muertos espontáneamente vuelven a este mundo inferior, manifestándose de varios modos, generalmente porque quieren algún servicio de nosotros. En tales casos es mejor tratar de averiguar, lo más pronto que podamos qué es lo que anhelan, y si fuera posible, llevar a cabo sus deseos, para que consigan descansar.

Si has podido asimilar lo que ya he dicho, podrás comprender que, por natural que sea que nos aflijamos por la muerte de nuestros seres queridos, tal aflicción siempre es un error y un mal que debemos vencer. No hay por qué afligirnos por ellos, puesto que han pasado a una vida infinitamente más amplia y feliz. Si nos afligimos por nuestra imaginada separación de ellos, en primer lugar lloramos un error, porque en verdad no están alejados; y en segundo, nos portamos con egoísmo, porque estamos pensando más en nuestra aparente pérdida, que en el provecho inmenso y real de aquellos. Debemos esforzarnos en desprendernos totalmente de todo egoísmo, para amar desinteresadamente. Debemos pensar en ellos y no en nosotros, no en lo que deseamos o sentimos, sino únicamente en lo que más les convenga y más les ayude para su adelanto.

Si nos desconsolamos, si cedemos a la tristeza y la depresión, formaremos una nube negra que les oscurece a ellos el cielo. Su mismo cariño para nosotros, su misma simpatía para nosotros, les expone a esta funesta influencia. Podemos usar el poder que tal cariño nos da para ayudarles, en lugar de ponerles obstáculos, si tenemos voluntad; pero eso requiere valor y el sacrificio de sí mismo. Tenemos que olvidarnos totalmente de nosotros mismos, en el deseo sincero y amoroso de servir en cuanto sea posible a nuestros muertos. Cada pensamiento, cada sentimiento nuestro los influye; cuidemos pues, de emitir pensamiento alguno que no sea amplio y útil, noble y purificador.

Si como es probable, ellos sienten alguna ansiedad respecto de nosotros, mantengamos persistente alegría para poder asegurarles que no tienen por qué preocuparse. Si durante la vida física carecieron de conocimiento detallado y verídico acerca de la vida después de la muerte, tratemos inmediatamente de asimilar nosotros mismos tal conocimiento y llevárselo en nuestras conversaciones nocturnas con ellos; puesto que nuestros pensamientos y sentimientos se reflejan en los suyos tan fácilmente, cuidemos que siempre sean de los que elevan e inspiran.

Trata de comprender la unidad de todo; hay un solo Dios, y todos somos uno en Él. Si logramos hacer nuestra la unidad de aquel Eterno Amor, desaparecerá de nosotros el pesar, porque comprenderemos, tanto respecto de nosotros como de los que amamos, que, vivos o muertos, somos del Señor, y que en Él vivimos, nos movemos y existimos, sea en este mundo o en el venidero. La actitud de desconsuelo es una actitud impía e ignorante. Cuanto más conozcamos, más plena confianza tendremos; porque sentimos certidumbre completa de que tanto nosotros como nuestros muertos descansamos en el perfecto Poder y la perfecta Sabiduría, dirigidos por perfecto Amor.

jueves, abril 29, 2021

El Minero - Jorge Bucay


 

Siete Caminos de Vida

1
La vida es un camino de purificación


La gravedad nos tira hacia abajo como si quisiera recordarnos nuestro origen humilde pero la fuerza vital se desquita encontrando la verticalidad hacia el necesario mínimo esfuerzo. Esta lucha entre el abandono y el deseo, el vacío y la voluntad, caos y orden es permanente hasta que dejamos de luchar y sobreviene la muerte. Mientras la vida presiona con sus deberes y responsabilidades y esa presión se traduce en tensiones. Las tensiones son inevitables como son inevitables las deformaciones en los troncos de los árboles cuando resisten con el paso de los años las tormentas y los vendavales. Sin embargo esas tensiones hay que saber administrarlas, desgranarlas a tiempo para no sucumbir bajo una coraza impermeable o implosionar con el corazón ahogado por el estrés o por los contratiempos. Parece ser que algo hay que hacer. Para que nuestra sensibilidad tenga un espacio de desarrollo necesitamos un cierto orden, orden vivo que no rígido, donde nuestro universo de cosas y seres establezcan entre sí unas constelaciones claras, lejos del pantanal que a veces invade nuestra realidad. Ese orden externo debería ser también un reflejo de otro orden interno, de una actitud sana con respecto a nuestro cuerpo y a nuestra mente. De la misma manera que el agua de un río sigue un cauce, la naturaleza que hay en nosotros necesita de unas leyes. Cada día nos alimentamos pero los desechos de la combustión nos obliga a eliminarlos; y es evidente que de la calidad de esa eliminación depende a la larga una correcta nutrición. Es por eso que la salud empieza por una correcta purificación del cuerpo; en principio esta purificación consiste simplemente en darle tiempo al organismo para que elimine. Curiosamente muchas tradiciones religiosas han prescrito períodos de ayuno o abstinencia que aunque tuvieran un dictado espiritual también mostraban una intuición fisiológica. Comer sobrio es comer sano y ayunar puede resultar terapéutico. Desde el ejercicio a la sauna, del agua a la arcilla tenemos muchos elementos para depurar las toxinas. El yoga nos recuerda un niyama que es shaucha, limpieza y purificación. Nos limpiamos primeramente por una higiene personal saludable, y como somos seres que vivimos en comunidad nos limpiamos también por respeto a los demás. Ahora bien, podemos vivir la limpieza como un rito cargado de espiritualidad. Purificamos nuestro cuerpo y ordenamos nuestra casa para sentirnos disponibles ante lo sagrado. Podríamos decir que en cuerpo limpio anidan buenos pensamientos o que el aroma de armonía que desprende nuestra casa nos acoge en lo más íntimo. 2 En esta higiene que se vuelve sagrada sentimos que para ir hacia la pureza del cuerpo es necesario atravesar la desidia que nos dificulta eliminar los venenos del organismo. Y no nos quedaremos meramente en la dimensión corporal pues diremos que la pureza de corazón quiere ir más allá de la doblez, así como la pureza de pensamiento quiere disolver la mentira. A menudo es más fácil ver la impureza, el error, fuera de nosotros mismos, pero todo acto de purificación empieza sin duda por uno mismo. La queja ante el mundo se transformará en honestidad ante sí, no esperando ya un mundo puro...